Bernardo y Yaíma: el mayor regalo, mi tesoro, está aquí conmigo - Radio Rebelde
www.radiorebelde.cu - Dalia Reyes PereraEl doctor Bernardo Vilches Laurencio, oftalmólogo, celebra este Día de los Padres de manera diferente. Este médico cubano festejará la fecha lejos de la Patria, pero con un tesoro a su lado.
Así llama a su hija Yaíma Vilches Barzaga, licenciada en Rehabilitación, quien lo acompaña ahora mismo en la misión internacionalista en Venezuela.
Bernardo nos cuenta que por primera vez llegó a Venezuela en el 2005 para integrarse a la Misión Milagro, luego regresó en el 2013 hasta el 2016, y por último, llegó en el año 2022, para prestar servicios con calidad, como él mismo asegura, ahora insertado en el Programa de Salud 1 por 10, impulsado por el Gobierno Bolivariano con un sentimiento humano, pues permite llegar con servicios salubristas a las capas más humildes de la población.
Yaíma nos cuenta que “me incliné por la carrera de Ciencias Médicas para seguir los pasos de mi papá, escogí la especialidad de Rehabilitación, que me apasiona, pues veo la felicidad de los pacientes, que entran a la consulta con muchas limitaciones de movimiento y dolores, y salen recuperados. Cuando nos agradecen, me siento muy conmovida y feliz”, asevera la joven.
El Doctor Bernardo trabaja en el Centro de Diagnóstico Integral “San Basilio” en los Valles del Tuy, del Estado venezolano de Miranda, tiene 35 años de experiencia como médico y es un internacionalista convencido de lo que entraña servir a los pueblos del mundo, a los más necesitados.
Su hija Yaima, recién graduada, es su felicidad, y ahora comparten sueños, añoranzas, y hasta rescatan el tiempo en que no pudieron estar juntos.
Bernardo recuerda que “cuando ella empezó a estudiar yo le pedí que estudiara Medicina, es una carrera tan linda que te llega al corazón y ella me dijo que le gustaba, no puedo describir mi alegría cuando la vi con su título, porque ya tengo en ella mi renovación, mi futuro, y más feliz cuando me dijo que venía conmigo a cumplir misión internacionalista, la tengo a mi lado, eso no tiene comparación, ella y yo somos una sola persona”.
Bernardo considera que está demostrado que cuando se enseña y orienta a los hijos, ellos se forman en medio de los valores que se les inculcaron, por eso asevera que es un orgullo tener a Yaíma en estos momentos junto a él, prestando servicios al pueblo venezolano y a la Revolución Cubana.
Ambos cuentan aquel momento en que se transmitieron la noticia de que la joven profesional vendría para Venezuela.
“Cuando me pidieron mi disposición de cumplir la misión, yo quería darle la sorpresa, y el día que me montaron en vuelo le dije, papi, voy para allá, a él le dijeron que podía hacer reunificación de familia, y entonces pedimos estar juntos, él se puso muy nervioso, pero feliz, es como recuperar el tiempo perdido, y al fin nos volvemos a encontrar”, confiesa Yaíma.
Bernardo recuerda que “yo llevaba aquí cuatro meses de misión, cuando ella me dijo que venía, me sentí contento, alegre, tengo un tesoro, y eso me da fortaleza, cuando ella llegó, fue indescriptible aquel beso, el abrazo, un cariño tan grande entre padre-hija, fue lo más grande de mi vida cuando la tuve aquí”.
El doctor Bernardo tiene dos hijos que son su pasión, el varón, que lleva su mismo nombre, está en Cuba con su madre y estudia Licenciatura en Cultura Física. La joven, Yaíma, quien ahora lo acompaña en esta nueva etapa internacionalista, labora como especialista en la Sala de Rehabilitación “Jardines de Betania”, también en los Valles del Tuy.
La primera vez que este profesional, padre de familia, salió a una misión, sus pequeños tenían tres y cinco años de edad.
No olvida que fue muy difícil, muy duro, alejarse de la familia “el primer mes sentí muchas nostalgias, hasta se llora, las lágrimas corren debajo de las sábanas, pero empecé a trabajar en un Centro Oftalmológico, los pacientes te abrazan, te dicen ¡gracias!, te comunicas con Cuba y hablas con la familia, y les cuentas de esta nueva experiencia, además encuentras compañeros que se convierten en tu familia, y eso te reconforta”, declara.
Por su parte, Yaíma no niega que “fue una etapa muy difícil yo era pequeña, estaba muy apegada a él, cuando él cumple su primera misión yo tenía cinco años, fue difícil para mí adaptarme a esa lejanía, pero mi mamá jugó un papel importante, me hacia hablar con él, le escribía cartas, pero me sentía bien al ver que él cuidaba a los demás niños, físicamente no lo tuve en varias etapas de mi vida junto a mí, pero la comunicación no falló, ha sido un padre modelo, él siempre me ha apoyado en los estudios y en cada momento de mi vida, por su ejemplo le seguí los pasos”, asevera.
Mientras en Cuba, la otra parte de la familia los espera, ahora Bernardo y Yaíma vuelven a estar unidos.
“De mis hijos, admiro la sensibilidad, el amor, cada día crece ese sentimiento de padres-hijos, un amor tan especial que no se puede comparar, pero ese es el amor que más se quiere, el que dura toda la vida”, nos dice Bernardo con lágrimas en los ojos.
Ella, entretanto, dice que admira de su papá, además de su ternura, sus cualidades de un gran médico, “como profesional es muy bueno, todos los pacientes me llaman, me dicen, tu papá es extraordinario, y eso es emocionante, le han dado muchos reconocimientos por su labor, para mí él es todo, mi punto de apoyo, mi fortaleza, cada palabra suya es una sabiduría, siempre me deja una enseñanza”.
En este Día de los Padres, este profesional experimentado y papá orgulloso envía una felicitación a todos los padres y aconseja enseñar a valores a los hijos para que tengan un futuro mejor, y asevera que siente que sus enseñanzas han calado, pues tiene a su hija compartiendo junto a él esta misión internacionalista.
Ambos me despiden con frases rotundas que hablan de amor y de esperanzas.
Para Yaíma, “el mejor regalo ya está aquí, es el primer día de los padres que estoy con él, porque los anteriores en muchos años han coincidido con su lejanía fuera de la Patria en el cumplimiento de sus misiones, todos los honores son para él”.
Entretanto Bernardo no oculta su emoción “Mi tesoro está aquí conmigo, es mi mayor regalo este día, quiero que mis hijos me quisieran como yo los quiero a ellos, con amor, con ternura, que crezca ese amor padre-hijos que es inmenso, yo los quiero mucho, a mi pueblo, a la Revolución Cubana, a nuestro Comandante en Jefe que lo llevo en mi corazón, ese es el legado que quiero transmitir a mis hijos”.
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