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40 – CAMBIO DE PLANES

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40 – CAMBIO DE PLANES

Diciembre, 1982

Los planes iniciales de Javier para gestionar su dinero durante las décadas de 1980, 1990 y 2000 incluían realizar relativamente pocas operaciones de compra y venta, es decir, seleccionar un valor que fuera a tener un buen recorrido al alza durante varias semanas o incluso meses, comprar al comienzo del rally y vender antes de su final. Esto le permitiría no tener que viajar demasiado al pasado. Sin embargo, una vez constatado que de esta forma no llegaría nunca a la cantidad que necesitaba, Javier había incrementado su actividad en los meses finales de 1982. Ahora daba órdenes para poder aprovechar también vaivenes de cotizaciones más rápidos, de sólo unos días de duración, y también había casi prescindido de hacer operaciones en las que perdía dinero a propósito para mantener su pose de «poseedor de un método mágico pero no infalible de Análisis Técnico». Sí, así estaba aumentando sus ganancias, pero a cambio estaba agotado.

Dado que de momento sólo tenía como punto de llegada seguro su pisito alquilado en Madrid y no tenía todavía un lugar similar en Londres, para ahorrarse viajes aéreos en lo posible había convenido con sus dos bancos británicos que, puesto que él era un hombre ocupado que viajaba bastante y que estaba un día aquí y otro allá, lo que además era estrictamente cierto, la mayoría de órdenes de compra o venta las emitiría por teléfono. Para ello debía identificarse y utilizar dos contraseñas, una que le identificaba como cliente y la otra, que variaba cada día, para asegurarse de que quien llamaba era él y no un impostor. De esta forma podía viajar simplemente a Madrid, a su austero piso alquilado en las inmediaciones de la Plaza de la Ópera, dar las órdenes apropiadas desde una cabina telefónica y volver inmediatamente a su piso y desde allí a su tiempo natal. Las llamadas a Londres eran carísimas, casi como si llamase a la Luna, pero le merecía la pena pagarlas para no tener que desplazarse físicamente hasta allí cada vez que precisaba dar una orden de compraventa.

En varios de estos viajes no había vuelto inmediatamente a 2017, sino que los había utilizado para viajar convencionalmente a diversos países y comenzar a crear las sociedades patrimoniales que necesitaba para la adquisición de los apartamentos y servir de refugio a su patrimonio. E iba a necesitar crear muchas, en todas las partes del mundo. La gestión que los dos bancos ingleses estaban realizando de su cartera era exquisita hasta el momento, pero eso no podía durar mucho. Estaba seguro de que los directores de inversión de ambos bancos, dándose cuenta del alto grado de acierto de sus decisiones, estaban empezando a clonar sus órdenes en su propio interés. No se explicarían cómo podría acertar tantas veces, pero eso no les impediría efectuar los mismos movimientos que él, comprar idénticos valores y venderlos cuando él… incluso antes que él, quién sabía. En cuanto llegara el nuevo año cancelaría las cuentas y cambiaría de aires. Durante 1983 se revalorizaría fuertemente el dólar estadounidense contra la mayoría de divisas, incluida la libra esterlina. Así constaba en los datos almacenados en su ordenador, y esta circunstancia la debía aprovechar desde allí, desde la sede del mayor mercado de valores del mundo: Nueva York.

Sin embargo, coincidiendo con el fin del año 1982 Javier estaba comenzando a considerar seriamente hacer lo que tantos supondrían que haría con sus millones ganados en el Euromillón: retirarse a los Mares del Sur, a Fidji o a algún lugar parecido y vivir opíparamente de las rentas toda su vida. Al fin y al cabo, eso sería lo que haría el español estándar, ¿no? Sólo a un chiflado como él se le ocurriría el plan de locos que estaba llevando a cabo.

Un plan de locos que, además, no estaba saliendo como pensaba. No ganaba lo bastante, no drenaba del sistema el suficiente dinero a la velocidad suficiente. Así nunca podría acumular la cantidad que precisaba. No llegaría. Estaba condenado al fracaso.

Si no abandonó fue porque al poco de comenzar el año nuevo, 1983, sucedieron dos hechos casi simultáneos que le insuflaron una nueva energía para continuar con su plan.

Uno de ellos fue la catástrofe del primer día del año del Phoenix Traders City Bank. El otro, que conoció a Marion Pollock.

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