Ayer

Ayer

Artículo de Gigi traducido por Jo.

Ayer fue un buen día. Hoy no lo es.

Es curioso como funciona esto, ¿o no? Nada ha cambiado. Sin embargo todo es diferente. Se siente diferente, se ve diferente, huele diferente. La mente racional trata de refutarlo. Pero las emociones dicen lo contrario.

No importa qué es lo que hagas, no importa cuánto esmero pongas, no puedes volver para atrás. E incluso si pudieras, probablemente estarías atrapado en otro tipo de infierno. El Día de la Marmota y todo eso.

La mayoría de la gente idealiza el pasado. Todo era mejor, más brillante, más grande, más barato. Los datos dicen lo contrario, como tan hermosamente lo enseña Hans Rosling. Pero a los sentimientos no les importan los datos.   

Algunas cosas eran diferentes, no hay dudas. El precio nominal de una hamburguesa era más barato, no hay dudas. Y sí, la gente no tenía obesidad mórbida, ni se mataba con opioides, ni era terriblemente adicta a las pantallitas de su bolsillo, etcétera. Ves, ahora lo estoy haciendo. Idealizando el pasado.  

Aún no he logrado descubrir qué hacer con los días como estos. Los días en que todo va mal. Los días tan oscuros que hacen que el resplandor del ayer parezca casi irreal. Los días que te hacen fantasear con saltarse el día de hoy y el de mañana también.

Una caminata larga funciona, pero en ciertos días, incluso caminar parece una tarea imposible. Concentrarse en el presente también funciona, pero ciertos días no permiten concentrarse o estar presente. Los abrazos de los seres queridos también funcionan, pero es imposible recibirlos adecuadamente si te encuentras ocupado odiándote a ti mismo. Así que supongo que el amor propio es el primer paso. Luego perdonar. Y después dejar partir el ayer.



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