At a glance I

At a glance I

Eri1305

— Akikaze-san, ¿Podría tomar la espada de esta forma? — Una chica de cabello castaño oscuro, tez clara, ojos rojos cual rubí, bastante alta, y de cuerpo esbelto, gracias a sus actividades deportivas, asentía en respuesta.


Su mente viajó de golpe a sus recuerdos más atesorados sobre como pasó de ser una chica algo tímida con pánico escénico a viajar por Japón grabando constantemente en películas, series y hasta prestar su voz para dar vida a personajes. Daba crédito de todo ello a sus años en Rinmeikan, y a sus compañeras, ellas habían creído en ella incluso cuando nadie lo hizo, no es normal que alguien con deseos de ser actor tema a estar frente a multitudes, pero ellas siempre la impulsaron a seguir intentándolo hasta que logró superar lentamente su pánico escénico.


Cuando sus vidas escolares terminaron, Yuyuko se inscribió en la universidad para estudiar un poco más a fondo la historia japonesa, pero cuando Tamao le ofreció abrir una academia de teatro tradicional no lo dudó ni un poco y se fue a Kioto junto a ella, aunque también trasladó sus estudios a la universidad más cercana de donde vivía ahora. Ichie decidió ser una Idol, como todos esperaban y ciertamente era una bastante famosa y con éxito, aunque el ultimo mes anunció que colocaría su carrera en pausa, lo cual dejó a todos bastante sorprendidos. De Fumi, poco sabían, pero creían que estaba bien o eso solía decir.


Ella en cambio estuvo primero en teatros pequeños actuando, hasta que un productor de una serie se le acercó después de una obra y le preguntó si quería actuar en un drama de televisión, no lo dudó ni un poco antes de aceptar, resultó ser un drama sobre historia en el que aparecían personajes como el suyo, femenino con espada, el papel se le dió bien y resultó siendo llamada para otros papeles, siempre le había parecido irónico el hecho de que sus personajes fueran del tipo que imponía respeto o tenían un aire de superioridad, pero agradecía de alguna forma ello porque justo por eso sus fans no se atrevían a acercársele, si no que la saludaban de lejos, creían que era como sus personajes, nada más alejado de la realidad.


Aquel cambio empezó casi finalizando su primer año después de graduarse, ahora terminando el segundo año de ello su carrera estaba creciendo aún más, y por ello se encontraba en Kioto grabando una escena para un drama, ese lugar siempre le recordaba a Rinmeikan y aquellas épocas junto al resto. Solo deseaba que les estuviera yendo bien, principalmente a Tamao.


En otra parte de Kioto una agotada Tamao, quién era una chica de cabello azul oscuro, ojos morados, tez clara y figura delicada, miraba en la pantalla de su celular un drama como religiosamente hacia cada día después de terminar las clases, lo veía en linea después de que Yuyuko se había ido, en la sala donde llevaban las clases de su pequeña academia. Lo que le interesaba más que nada y que la misma trama, era una de las actrices, la cual ni siquiera era protagonista, si no un papel secundario. ¿Su nombre?, se sonrojaba al recordarlo, pero porque le parecía tan maravillosa en aquellas vestimentas antiguas que últimamente eran la única imagen que se le venía a la mente al recordar a Akikaze Rui.


Siempre que la veía se lamentaba por lo que pudo y no fue. Durante el tiempo que estuvieron en Rinmeikan, tenían sentimientos una por la otra, pero ella se enteró mucho después, Rui siempre la trataba con devoción, lo que ella creía que se debía a que era la, por así decirlo, líder de su grupo de actuación, pero una vez empezó a ponerle más atención a su manera de actuar con ella, percibió cosas que la hicieron sentir especial, su mente navegó hasta el momento en que tuvo una conversación respecto a ello con Ichie.


—¡Tamao! — Una chica de cabello lavanda le gritaba tratando de sacarla de su ensimismamiento, sorprendida la volteó a mirar antes de sacudir su cabeza tratando de dispersar sus pensamientos.


—¿Que pasa, Ichie? — Por más que lo intentara se sentía igual de distraída que antes. Ahora se reía un poco recordando como tenía sus emociones siempre tan descontroladas, era una adolescente tan inocente incluso con cosas tan básicas como eso.


—¿Qué es esa cara? ¿Y que haces aquí sola?, ya todos se han ido a los dormitorios — Ichie le señaló el salón donde se encontraban, el cual era el antiguo departamento de actuación.


Mirando a Ichie se preguntó a si misma si era mejor hablarlo con ella, al recordar como se llevaba con Fumi, decidió hacerlo, esperando que tuviese más experiencia en ello —Estaba pensando — hizo una pausa para analizar como diría lo siguiente. Ichie por su parte presintió que para Tamao eso era serio, así que trató de escucharla con atención aunque impacientándose un poco —en Rui.


Ichie perdió toda la fachada de seriedad y comenzó a reírse antes de decirle contenta —¿Entonces al fin te diste cuenta de sus sentimientos?


Frunciendo el ceño la miró intrigada —¿De qué estas hablando?


Ichie al percibir lo que había hecho trató rápidamente de cambiar de tema —Sobre sus sentimientos hacia el Kendo, ¿No ves como le encanta practicar? — Era pésima inventando excusas. Tamao al percibir que por más que insistiera Ichie no diría nada tomó sus cosas dispuesta a irse a los dormitorios, la más baja fue detrás de ella corriendo.


Una vez estaban saliendo del colegio, Tamao se detuvo en seco, sonrojándose de sobremanera, y miró directamente a Ichie gritándole con el rostro de sorpresa más grande de su vida —¿¡RUI ESTÁ ENAMORADA DE MI?! —Ocultó su cara entre sus manos dándose cuenta de lo que acaba de gritar llena de vergüenza.


La carcajada que soltó Ichie la hizo avergonzar más y agradecer mentalmente que aquella calle estaba vacía, siendo solo iluminada por las farolas de la misma. Tratando de escapar de las burlas de Ichie caminó rápidamente al parque más cercano, aunque podía oír sus pasos detrás de ella. Una vez estuvieron en el parque y se dejó caer sobre una banca, esperó las palabras de su amiga.


—Por tu reacción podría decir que no la ves muy distinto de como ella te ve. Aunque creo que hasta un ciego podría haberlo visto más claro que tú — El tono de burla de Ichie solo la hacía avergonzarse más.


—No te burles de los ciegos, y sabes que soy completamente nueva en esto, no sé como querías que lo supiera, además de que tenía más de una cosa en la cabeza como para pensar mucho en ello, hasta ahora — el rubor que cubría su rostro no parecía interesado en abandonarla.


Las risas de Ichie volvieron a resonar y Tamao se preguntó a sí misma porque esa chica tan burlona era su mejor amiga —Bueno, incluso la nombraste sin el honorífico, ¿Será que ya no la piensas como una niña?


—Yo solo lo digo porque eres su Tamao-senpai, y ella Rui-chan — Se podía oír en la voz de Ichie el tono de burla que solo hacia a Tamao enterrar su rostro entre sus manos, si lo miraba en retrospectiva, Rui había sido tan obvia todo ese tiempo que sabía que se merecía esas burlas, y posiblemente Ichie solo lo hacia para ayudarla a no volver aquello un drama, pero le era inevitable sentirse inquieta conociendo la verdad.


Miró a Ichie ruborizada aún y le preguntó casi rogándole una respuesta —¿Como se supone que actúe con ella ahora sabiendo esto?


Sentándose junto a ella, Ichie recostó su cabeza contra su hombro tratando de darle apoyo, la peli-azul sabia que posiblemente su amiga lo hacia porque sabia el caos interno que tenia, y le dijo —Tamao, solo tienes que actuar como Tamao, y si lo que sientes es algo parecido a lo que siente ella, entonces haz que lo sepa.


—Pero, sabes como es ella, seguro si le digo algo al respecto lo vea como una derrota, tal vez quiere encontrar el momento para decírmelo, solo debo esperar a que suceda, ¿No crees? — Ichie asintió tratando de no juzgar las decisiones de su amiga.


Desde esa noche estuvo todo aquel ultimo año en Rinmeikan esperando a que Rui dijiese algo al respecto, cosa que no sucedió, ella en un intento casi desesperado para que confesara sus sentimientos, empezó a tratarla lo más cariñosa posible, a salir con ella los fines de semana, a llamarla "Rui" y pedirle que le dijese "Tamao", sin embargo la castaña jamás habló, Tamao, al igual que Ichie llegaron a pensar que tal vez Rui se había desinteresado en ella, por lo que para el final de aquel año empezó a dejar de esperar, pero el día de la graduación la castaña le dió una carta agradeciéndole todo lo que hizo por ella durante aquellos años y de alguna forma a Tamao le parecía que solo estaba rindiéndose respecto a sus sentimientos, desde aquel día, cada vez que veía a Rui las cosa se volvían incómodas y dolorosas para ella. Aunque odiaba extrañarla más que nada.


Volviendo al presente, notó que el drama había terminado y debía volver a casa, eran alrededor de las seis ya, levantándose, tomó sus cosas preparándose para salir, aunque antes, nuevamente revisó todo el local para asegurar que estaba bien cerrado, una vez terminó, cerró la entrada colocando la llave y emprendió su camino regreso a casa, era su rutina diaria.


Sacó su teléfono de su bolsillo y empezó a revisar Line, para asegurarse de que no había sucedido ninguna emergencia mientras no estaba, un mensaje de su padre con una pegatina de un reloj, seguro para avisarle que se hacia tarde para la cena, aunque posiblemente exageraba, ellos solían cenar a las siete, apenas eran las seis y quince, un mensaje de Yuyuko avisando que había llegado a casa, solía hacerlo para no preocuparle, unos doce mensajes de Ichie, seguro le mandó toda la bitácora de progreso con Fumi, desde que empezaron a verse otra vez eso se hacía común y no le molestaba, pero no diría que no le causaba algo de envidia.


En otra ocasión habría regañado a cualquiera de sus amigas por hacer justo eso que ella estaba haciendo, pero a tal punto de su vida, eso ya le parecía parte de su rutina, al inicio volvía con Yuyuko, luego empezó a mirar dramas y ahora iba siempre al anochecer a casa mientras revisaba su teléfono distraída.


En uno de esos momentos en que levantó el rostro para mirar por donde iba, en aquella calle bastante transitada repleta de turistas y personas que regresaban a casa del trabajo, sintió que su corazón comenzaba a correr como si su vida se acabase en el proceso, rubíes y amatistas se encontraron, el tráfico, la gente, la transitada ciudad de Kioto se detuvo y el tiempo paró de correr, todo menos Rui, quién caminaba a paso decidido junto a ella, yendo en dirección contraria, sus ojos se llenaron lágrimas, pero estas no escaparon de los mismos, el frío del invierno parecía haberle dado paso al más grande y cálido verano en su interior, y Tamao en cambio solo pudo parpadear al volver en sí, juraba que había vivido el momento más eterno de su vida, y lo único que pudo ver fue a Rui mirarla a los ojos y juró ver en ellos, el mismo anhelo que habitaba en los suyos. Solo una cosa pudo comprender de ese momento, y justo lo mismo pasó en los pensamientos de Rui... "Lo nuestro es para siempre".


Tal vez, si hubiera levantado la mirada antes, tal vez si hubiera dicho algo, tal vez si le hubiera preguntado, al menos saludado, pero ninguna de ellas lo hizo, ocultó su rostro entre sus manos, preguntándose a si misma como es que, de entre dos millones de personas que hay en la ciudad de Kioto y con la extensión geográfica, justo aquella tarde, aquel veintiocho de diciembre que estuvo pensando en ella, se la encontró. Sintiéndose temblar aún por el remolino de emociones le escribió a Ichie dispuesta a sacar de sí aquel caos que habitaba en su interior.


Para Rui, aquella tarde despertó en ella miles de emociones que creía que estaban muertas. Jamás esperó encontrarse en esa situación, sabía que estaba en Kioto, justo en su ciudad, pero de entre tan grande lugar, la misma acera tenían que abarcar, trató de limpiar sus ojos con sus manos, sus lágrimas amenazaban con escapar, pero, aquello en los ojos de Tamao... ¿Realmente la extrañaba de la misma forma que ella? Jamás había percibido tanto anhelo, el sonrojo de su rostro fue tan grande al pensarlo que empezó a reírse creyendo que tal vez era solamente por todo aquello había estado sintiendo durante tanto tiempo y callando, sus sentimientos la estaban apresando nuevamente, y entre risas aún temblando por la emoción se dirigió al bar más cercano. No se mentía, sabía que si no se distraía terminaría llorando en su departamento, y no tenía ninguna intención de ello.


Al llegar a un bar aún entre risas se sentó en la barra y pidió una cerveza, empezó a beberla dando pequeños tragos, hasta que escuchó una voz conocida hablarle.


—No es normal verte por aquí — Una Futaba que la miraba con el ceño fruncido sentada junto a ella le preguntó —¿Que haces en Kioto?


Rui siempre había sido una persona amable, pero al escuchar aquel tono interrogatorio en la pelirroja solo pudo mirarla con el ceño fruncido —No tengo que darte explicaciones — Volvió a su bebida, pero al notar a la pelirroja vaciar su vaso de golpe se sorprendió y soltó un suspiro asumiendo que posiblemente para el momento ya había tomado bastante si ese era su ritmo.


Futaba sacó su teléfono de su bolsillo y la castaña de reojo pudo notar que estaba sonando con una llamada de Kaoruko, entonces la más baja susurró para sí misma colgando —Deja de llamarme.


Rui terminó el contenido de su vaso mirándola y le preguntó —¿Que te hizo Hanayagi-san para que no le quieras responder? —No esperaba que le contestara.


La pelirroja miró el contenido de su vaso y le dijo mientras lo mecía —Aceptó una invitación para pasar año nuevo con su familia sin consultármelo.


Señalándole con el vaso le dijo — ¿Y dónde está el problema? —Rui no entendía de esas cosas, en esos últimos tres años estuvo en relaciones, pero jamás le prestó atención a esas cosas y solían terminar rápido, por lo que creía que jamás duraban lo suficiente para aprender lo necesario.


Futaba pidió un vaso más, cosa que Rui imitó tomando su cerveza en dos tiros, recordar a sus exparejas le hacía sentir mal después de ver a Tamao aquella tarde. La pelirroja habló al recibir su cerveza —No me gusta que tome decisiones sin mi.


—Sinceramente, no lo puedo entender, pero tal vez ella no supo rechazarlos o los extraña, no lo sé — Rui trató de decir algo mientras se acomodaba en su banca, pensando en que cantidad de tiempo llevaba tener una relación que sonara tan madura como la de Futaba y Kaoruko, le parecía al tipo de problema que tendría un matrimonio.


Sacándola de sus pensamientos la pelirroja preguntó —Akikaze, qué te trajo a Kioto, o principalmente a un bar — el cambio de tema fue brusco, pero asumía que se lo debía.


—Vine aquí a rodar un drama, desde hoy estoy libre hasta enero, pero cuando justo iba caminando por una de las vías principales me he topado con un viejo amor — Futaba asintió invitándola a continuar, ella se sonrojó por estar hablando de ello — creí que había acabado con esos sentimientos, pero al parecer, nunca la olvidé — la pelirroja le dió una pequeña palmada en el hombro — y hoy me dió una mirada que me dejó helada, no pude ni siquiera hablarle, así que pasé junto a ella sin decirle nada — pudo oír las risas de su acompañante burlándose de ella, decidió continuar — juraría que los ojos de Tamao me estaban gritando que me extraña de la misma forma que yo a ella — sus ojos se cristalizaron y se comenzó a reír.


— ¿Estas hablando de Tomoe-san?— Una vez oyó a Futaba hablar se dió cuenta que ya arrastraba las palabras y su aliento lleno de alcohol le hizo preguntarse qué tan ebria estaba ella, desde que comenzó a hablarle perdió el control en la bebida. Futaba al ver el asentimiento de Rui añadió —Cuando las conocí creí que eran pareja, incluso, en el ultimo año lo parecían aún más, diría que si te correspondía, ¿Nunca le dijiste nada?


Rui enterró su rostro entre sus manos comenzando a llorar, seguramente como un efecto del alcohol o por haber sido tan tonta durante tanto tiempo, Futaba le dijo en broma —Tampoco fue todo tu culpa, si ella no dijo nada es porque no fuiste la única cobarde.


La castaña la tomó del cuello de la camisa y le dijo enojada con un tono y mirada amenazante —No hables así de Tamao. Seguramente lo hizo por ser considerada, ella no es como Hanayagi-san.


Igual de enojada y sin dejarse intimidar Futaba le devolvió la expresión molesta y la empujó lejos de sí —No te metas con Kaoruko si no quieres que te rompa la nariz.


Irguiéndose frente a ella tratando de intimidarla con su diferencia de altura Rui la miró desde arriba con la expresión más molesta que tenía y le dijo con un tono de voz serio e incitador —¿O si no que?


Dándole un empujón enojada Futaba la enfrentó —¡No te tengo miedo, maldita cobarde! — Se denotaba la rabia en su tono, era como pólvora a punto de estallar.


La más alta se sentó nuevamente colocando esta vez la frente casi contra la mesa y sus manos sobre su cabeza llorando, la pelirroja se sentó junto a ella dándole palmadas en la espalda, Rui aseguraba que incluso a Futaba le daba lastima verla así, hasta que ella también comenzó a llorar, lo que la sorprendió, pero al ver sus puños apretados entendió que se trataba de puro enojo. Y ahí estaban, bastante entrada la noche en la esquina de una barra de un bar en Kioto llorando, ella por lo que no fue y Futaba por lo que era.


El resto de la noche continuó así, con ellas dos sentadas ahí llorando, lamentándose, tomando una, dos, tres, cuatro copas, Rui contándole a Futaba todo lo que siempre quiso hacer con Tamao, y Futaba contándole los bajos de su relación, a veces comenzaban a reír compartiendo sus buenos recuerdos con alguna de las dos chicas de cabello azul. Cuando el dueño del local iba a cerrar les pidieron que se fueran y terminaron en el departamento de Rui con una copa del único vino que encontraron en el lugar. Amanecieron en la sala del departamento, con la castaña durmiendo en la alfombra y la pelirroja en el otro extremo recostada contra el sofá.


El amanecer llegó a Tokio aquel jueves veintinueve de diciembre con cierta chica de ojos dorados tocando la puerta del departamento de una rubia, empezó a gritar —¡Fumi! ¡Abre! ¡Soy yo!


La puerta se abrió y Fumi le dijo enojada —Sé que eres tu, eres la única persona lo suficientemente inconsciente para tocar la puerta de alguien a las seis de la mañana, ¿No me puedes dejar dormir? — Todavía se estaba desperezando, mientras recibía en sus manos el café que Ichie le acababa de entregar.


—Buen día para ti también —Ichie se acercó a ella levantándose un poco en puntillas para darle un beso en los labios, lo que hizo sonrojar a Fumi pero que le devolvió con dulzura, al separarse añadió — en realidad son las ocho ¿Desde cuando eres tan dormilona? Además, sabes que se resolvería si me dieras la llave — Ichie se burlaba de ella mientras caminaba hasta el sofá y encendía la televisión, Fumi por su parte cerró la puerta y se dirigió a su habitación.


—Sé que la tienes, no te hagas la inocente — La rubia se detuvo en su andar para mirarla con reproche, el casero le había contado que jamás devolvieron la llave, así que tuvo que hacer una copia nueva. Señaló sobre su espalda —No olvides echarle agua a esa planta — Ichie le pidió permitirle ayudar en los quehaceres semanas antes, así que, Fumi le dio la misión más sencilla, regar la peonía que adornaba su ventana.


Levantándose Ichie le dijo entre risas — Te dije que le digas verdi, ya le puse nombre.


Fumi negó con su cabeza regalándole una sonrisa al oír su risa bromista —Sigue soñando — le respondió antes de continuar caminando a su habitación.


Ichie tomó la pequeña regadera de plástico en sus manos antes de dirigirse a la cocina en busca de agua, cuando su teléfono empezó a sonar, sabía de quien se trataba, después de esa conversación de la noche anterior con Tamao donde la dejó con la intriga sobre lo sucedido, sabia que la llamaría apenas tuviera un momento libre del trabajo para contarle todo, porque sonaba emocionada incluso por mensaje.


Al tomar el teléfono pudo oír la voz muy emocionada de su amiga diciéndole con un tono bajo conteniendo la alegría —Está en Kioto.


—¿Quién? — Ichie solo preguntaba por una confirmación, la noche anterior Tamao le dijo que tenia que contarle algo, pero cuando la llamó para hablar no le contestó, así que asumió que posiblemente estaba tan cansada del trabajo que se quedó dormida, pero por la emoción en su voz en aquel pequeño mensaje de voz le dejó claro que era algo que la hacia ponerse como una niña, y que dijera "ella" ahora, le dejaba hacerse una idea.


Casi en un grito soltó —¡Rui! — Ichie alejó un poco el teléfono al oír el grito, antes de volver a acercarlo, Tamao continuaba hablando — Me la encontré mientras caminaba de regreso a casa ayer — Tamao se sonrojó al recordarlo, ocultando su sonrisa detrás de la palma de su mano dijo — Me miró a los ojos, te juro que ella no lo ha olvidado.


Ichie sonrió enternecida por el tono de voz que denotaba felicidad de parte de su amiga y le preguntó —¿Y que te dijo?


Soltando una risa algo nerviosa le respondió —No hablamos, pasó junto a mi en la acera, íbamos en sentido contrario, pero ninguna dijo nada, solo nos miramos — ahora se sentía como una colegiala enamorada, ni siquiera habían hablado.


Ichie por su parte se molestó al oír eso último, ella sabía que no debía inmiscuirse en los problemas amorosos de otros, y que posiblemente a Tamao le molestara mucho si ella lo hiciera, pero esa situación tenía años, y nunca ninguna se había atrevido a hablar, seguro que un empujón les ayudaba. Pensando rápido le dijo cambiando de tema —Había olvidado decirte, pero Fumi y yo planeamos pasar año nuevo con ustedes en Kioto.


—¿Y cuando vienen? — El tono de Tamao le hizo saber a Ichie que era la chica responsable, madura y seria de siempre otra vez.


—Estábamos pensando en llegar hoy en la tarde — el tono de Ichie convencía a Tamao por completo, y ella lo sabía, por eso seguía tratando de llevarlo por ese hilo para convencerla con su improvisación.


—¡¿Porqué no me dijiste antes?! No sé si mi familia las pueda hospedar ese tiempo, como es fin de año el resto de la familia a veces se reúne y... — la peli-azul se detuvo al pensar en Yuyuko, y diciéndole a Ichie soltó —Creo que podríamos hablar con Yuyuko-chan.


—Excelente idea, Tamao — Ichie chasqueó sus dedos y rápidamente añadió a Yuyuko a la llamada al buscar el contacto en su teléfono, así su único problema seria convencer a Fumi.


Una voz molesta habló — Tamao-senpai, estamos en el mismo lugar, podrías solo buscarme si querías hablar conmigo. Hola, Ichie-san — Yuyuko estaba en la academia donde daba clases con Tamao, justo estaban en un receso y ella se encontraba en el salón de practicas vacío sentada en el suelo, Tamao estaba en la entrada de la pequeña academia.


—Yuyuko, necesito un favor tuyo —Por el tono de Ichie decidió dejarse de bromas, la peli-lavanda continuó —Nos preguntábamos, Fumi y yo, si te importaría dejarnos quedar en tu casa durante unos días.


—Por favor, Yuyuko-chan — Tamao trató de abogar por ella.


—Está bien, pero te encargarás de la limpieza — Tenía que sacarle provecho a eso, Ichie empezó a reír.


—Dalo por hecho. Estaremos ahí esta tarde.


Después despedirse, Ichie decidió llamar a Rui, caminando al fin a regar la peonía, Fumi salió de su habitación dirigiéndose a la cocina, no le dijo nada porque la vió al teléfono. Cuando Rui respondió Ichie, prácticamente le gritó —¡Hola, Rui!


Fumi se asomó por la puerta de la cocina al oír el nombre y la miró intrigada ¿De que podría estar hablando Ichie con Rui?


La castaña del otro lado le respondió con un gruñido y voz pesada —¿Otonashi-san? — Se levantó con dificultad de la alfombra y recostó contra el sofá más cercano sentándose.


Frunciendo el ceño y añadiendo su molestia en su voz le respondió —¿Que es eso de Otonashi-san? Creí que teníamos dos años llamándonos por nuestros nombres.


Soltando un bostezo largo le dijo —¿Que quieres, Ichie?


Con una sonrisa que denotaba en su habla le preguntó —¿Estas en Kioto, cierto? Fumi y yo también así que ¿Porque no nos reunimos todas hoy en la noche? Como en los viejos tiempos.


Fumi que hasta el momento había estado mirando recostada en la entrada a la cocina le hizo señas preguntándole de que hablaba. Ichie solo movió su mano en respuesta, restandole importancia.


Oyendo a Futaba despertar con un quejido le respondió —Lo siento, pero hoy no puedo— La pelirroja trató de levantarse, pero lo máximo que logró fue caer en el sofá. A Rui le pareció gracioso verla pasar de estar junto al sofá a estar sobre el sofá.


Ichie que estaba oyendo la voz arrastrada de Rui y los quejidos del otro lado y solo pudo pensar en dos cosas, pero por el eructo que acaba de soltar Rui, supo que definitivamente estaba atravesando una mañana difícil después de una noche alegre, así que soltando un suspiro preguntó—¿Que tal mañana? Tendremos un shinnen-kai, para despedir el año.


Fumi ahora estaba junto a Ichie con el ceño fruncido mirándola directamente en espera de que colgara. Rui suspiró antes de decirle —Lo voy a intentar, pero no prometo nada.


Se despidieron y colgaron, cuando Ichie metió el celular en el bolsillo de su abrigo y levantó la mirada se encontró con los ojos inquisidores de Fumi, y solo pudo reír nerviosa, ahora solo debía convencer al objetivo más difícil.


—¿Qué es esto de que estamos en Kioto? ¿Y por qué me involucras? — La mirada molesta de Fumi hacia dudar a Ichie sobre como decirle su plan.


Algo nerviosa le dijo —Es que, quiero pasar año nuevo con Tamao...


Frunciendo el ceño Fumi la presionó —¿Con Rui incluida?


Riendo nerviosa le respondió —Esos son detalles. Cosas sin valor, no pongas atención.


—Ichie, estás hablando de hacerme viajar dos horas en tren ... — Se corrigió una vez vió la mano alzada de Ichie hacerle notar un cinco — cinco horas, ¿Y decirme que son detalles? Al menos sé sincera conmigo, estoy bastante involucrada ya como para negarme a ir — Soltó un suspiro al pensar lo que serían cinco horas de viaje con Ichie.


Buscando la forma de decirlo mientras jugaba con sus dedos empezó a decir —Sé que alguna vez me dijiste que no me metiera en esas cosas, pero, creo que ellas necesitan un empujón.


Cruzándose de brazos y mirándola seria la rubia le dijo —Te lo repito, no te metas en esas cosas, Ichie, respeta la vida de otros y sus decisiones, no son un par de adolescentes ya, así que tampoco las trates como si fueran incapaces de saber lo que quieren.


Enterró su rostro entre sus manos antes de soltar un grito frustrada, al levantar su rostro le respondió —Sé que tienes razón, y que posiblemente Tamao me diría lo mismo, pero al menos déjame poder crear la situación, te puedo prometer que no trataré de interceder para que ellas se unan, solo haré que estén en el mismo lugar — Colocó sus manos frente a ella rogando mientras agachaba el rostro, Fumi solo pudo negar con la cabeza antes de asentir.


—Está bien, pero si te veo intentando forzar las cosas me enojaré— al ver a Ichie asentir empezó a caminar de regreso a la cocina. Tal vez no era mala idea, después de todo, esas dos tenían desde sus últimos años de colegio como tontas, y recordaba el espectáculo que fue ver a Rui deprimida porque Tamao se graduaría antes y ella tendría que esperar un año más para salir de Rinmeikan. Podría ser que sí necesitaran ayuda.


Ichie pasó por la nevera buscando agua para tomar y le dijo repentinamente sacándola de sus pensamientos—Iremos en el auto de mi padre, estará libre estos días, así que seguramente nos lo preste sin ningún problema. Bueno, seguro mamá lo convence si sabe que manejarás tú —La rubia había tomado clases de manejo y conseguido una licencia apenas pudo, durante un tiempo tuvieron un auto, después de separarse tuvo que venderlo para sobrevivir el tiempo en que todo empezó a venirse abajo.


—De imaginar cinco horas en un auto contigo me empiezo a arrepentir — Fumi sabía que posiblemente se trataba de querer evitar incidentes por tratarse de una ex-idol, pero también podría ser que quería una experiencia nueva o ganar tiempo juntas. Pero molestar a Ichie jamás estaba de más.


—¡Fumi! —El puchero de parte de la de ojos dorados hizo reír a la rubia, bueno, tal vez no seria un mal viaje. Además, ella también extrañaba a Tamao y al resto de las chicas, de lo que estaba segura era que si Ichie estaba planeando todo, no se aburriría.


En Kioto se encontraba una pelirroja estacionando su moto frente a su casa, en realidad era casa de la familia Hanayagi, pero como la tenían deshabitada durante años, Kaoruko abogó por ellas y técnicamente era suya ahora, vivían solas ahí. Como se negó a tener una encargada del servicio, tuvo que acostumbrar a Kaoruko a ayudar en algunos quehaceres, igual ella se encargaba de la mayor parte. Una vez se graduaron, volvieron a Kioto, para Kaoruko había sido fácil conseguir papeles en obras, tener que modelar y muchas otras cosas, para ella por su parte, fue más complicado, podía contar con los dedos de las manos la cantidad de veces que había actuado en un personaje que no fuera secundario.


Toda esa situación le frustraba mucho, y la familia de Kaoruko, que no apoyaba del todo su relación, sabía que la juzgaba en silencio, y los entendía, no podía culpar a su familia por preocuparse por el futuro de una de las integrantes de la misma. La madre de Futaba, que aún trabajaba para la familia de Kaoruko, lo aceptó, la verdad era capaz de decir que algo así no le sorprendía. Pero nunca faltaban los comentarios molestos de las personas externas a la situación, o que no lo comprendía, como los rumores de la servidumbre en la casa Hanayagi.


Por cosas como esas, Futaba no quería ir ese año nuevo a casa de la familia de Kaoruko, la noche anterior lo discutieron, ella se enojó y se fue, pero nunca pensó en las razones de Kaoruko, ni siquiera pensó qué tan importante era eso para ella. Y por eso, estaba en la entrada de la casa pensando como entrar y enfrentar a la peli-azul cuando ella ni siquiera se apareció en toda la noche, ni le contestó las llamadas, ni trató de hablarlo de forma razonable, y el dolor de cabeza enorme que tenía le recordaba constantemente lo idiota que era.


La casa contaba con un patio considerable, y unos terrenos bastante grandes, al igual que una cantidad considerable de habitaciones, por lo que era difícil encontrar otra casa cerca, justamente eligieron ese lugar por la privacidad, tampoco estaba tan alejado del centro de Kioto, así que les era conveniente.


También tenían un balcón en la parte superior, desde donde Futaba sintió que le cayó una pequeña piedra de color en la cabeza, seguramente de algún jarrón, al levantar la mirada se topó con el rostro enojado de Kaoruko la cual la miraba con severidad. Pasando su mano por su nuca pensó que decirle, sin encontrar una respuesta a ello le gritó —¿Podemos hablar?


Dándose vuelta desapareció por el balcón, la pelirroja esperaba que apareciera en la puerta, sin embargo, no sucedió. En cambio, volvió a aparecer en el balcón, ahora con una silla, Futaba se preguntó que había estado esperando, si sabía que se trataba de Kaoruko.


Kaoruko por su parte estaba tan irritada y molesta por ello, odiaba dormir sola en un lugar tan amplio, por lo que fue a casa de una amiga, recientemente había llegado. Desde que salió de Seisho y volvió a Kioto junto a Futaba se empezó a sentir sola de cierta forma, no tenía amigos que vivieran cerca y aunque al principio pensaba que Futaba le bastaría, una vez empezaron a tener problemas de pareja se dió cuenta que no, tampoco era buena socializando con personas que no fueran cercanas a ella, le costaba crear lazos porque era bastante tímida con quienes no conocía, y aunque le juraba a Futaba que ello no le molestaba, sabía que no era cierto, adoraba a sus amigas y disfrutaba hablar con ellas por mensajes, pero no era lo mismo.


Para su suerte, una tarde de lluvia, mientras esperaba transporte para volver a casa, tapándose bajo la carpa de un local, cierta chica de cabellos azules y ojos amatistas le ofreció la mitad de su paraguas, al reconocerla trató de mantener su fachada de orgullosa, pero ante la necesidad terminó cediendo y montándose en el mismo taxi que Tamao. En el trayecto terminaron hablando sobre como habían ido esos últimos años y dándose cuenta de que muchas cosas de sus vivencias volviendo a Kioto eran parecidas y que sus amigas se quedaron en Tokio.


Empezaron a frecuentarse, hasta tal punto de volverse amigas, se llamaban por sus nombres e incluso fue Kaoruko quien le dió la idea a Tamao de abrir una pequeña academia. Antes de darse cuenta, se consideraban entre sí como confidentes, Tamao jamás se lo comentó a Ichie porque pensó que podría ponerse celosa de su amistad con Kaoruko, pero Yuyuko si tenía conocimiento pleno de ello, por su parte Futaba se sorpendió en un principio, pero estaba contenta por Kaoruko.


Por eso, aquella noche cuando Kaoruko fue de visita a casa de los Tomoe, quienes ya la conocían, se quedó hablando en la noche con Tamao, entre ambas contándose cosas, hasta que terminaron hablando del tema. Kaoruko viendo a Futaba recordó esa conversación con Tamao la noche anterior.


—No me vas a creer, Kaoruko, me pasó algo fenomenal hoy, me encontré con Rui, estaba tan brillante como siempre, fue muy lindo —Su rostro se ruborizó suavemente mientras su sonrisa crecía.


—Ara ara... ¿Y que te dijo? — Kaoruko sabía toda la historia entre Rui y Tamao, por lo que le interesaba el qué diría, entendía el sentimiento de la chica que estaba sentada frente a ella cuando hablaba sobre Rui, solía ponerse igual de tonta respecto a Futaba, pero estaba tan acostumbrada a ella que no era tan intenso como lo de Tamao.


—No hablamos —El rubor en el rostro avergonzado de Tamao dejaba ver que estaba bastante apenada por ello, Kaoruko solo pudo reír burlándose un poco.


—¿No hablaron? ¿Qué me estas diciendo? ¿Entonces literalmente solo se miraron? No me digas que estas hablando de haberla visto en un drama de esos donde trabaja — Bromeando añadió —No te vuelvas tan patética Tamao-han.


Molesta Tamao se dijo a sí misma que debia dejar de conseguir amigas bromistas, suficiente con Ichie, y le dijo —No, venía caminando a casa, pero estaba leyendo algunos mensajes importantes, entonces cuando levanté la mirada ella pasó junto a mi y nuestras miradas se encontraron —Soltó un suspiro al recordarlo y le añadió —Te puedo jurar que sus ojos decían que me extraña de la misma forma que yo a ella, fue tan ... —Tamao estaba sonrojada haciendo sonidos mientras buscaba palabras, cosa que hizo reír a Kaoruko, mientras pensaba en lo patéticos que se ven los humanos enamorados.


Señalándola mientras levantaba su taza de té de la mesita le dijo —Deberías encontrar la forma de hablar con ella alguna vez, para que dejes de tener esa expresión horrible de tristeza en tu rostro cada vez que la mencionas, deja de esperar que lo haga ella y da el paso si tan segura estás de que te corresponde.


Asintiendo tomó un poco de su té, antes de contestarle —Sé que tienes razón, debería dejar de vivir esperando que suceda un milagro y hacer que suceda — riéndose le dijo en broma — a veces también puedes ser de ayuda, eh Kaoruko.


Tomando un poco de té le respondió —Bueno, mi día no ha sido tan bueno. —al ver la intriga en el rostro de Tamao añadió —Futaba-han y yo discutimos, o bueno, en realidad no, no sé como explicarlo, pero fue así, le dije que acepté la oferta de mi familia sobre pasar año nuevo con ellos, se puso furiosa y empezamos a discutir por toda esa situación y al final se fue, no ha vuelto y presiento que no lo hará, en realidad, por eso vine, odio dormir en esa enorme casa estando sola, detesto que cada vez que las cosas se salen de control decide escapar.


—¿Le has dicho eso?


—En realidad no, cuando estoy enojada solo le grito que es una tonta que no entiende nada, entonces se enoja y terminamos discutiendo más.


—Deberías dejar de hacer eso, Kaoruko, solo la harás peor. Deberías tratar de hablar con ella con tranquilidad, y decirle las cosas que te molestan de una manera en las que la pueda entender, pero, también entenderla a ella, si no se escuchan mutuamente no tiene sentido que estén juntas porque siempre terminará igual.


Asintió analizando sus palabras, juraba que las había escuchado en alguien más antes, pero ya no recordaba quién ni cuando, tal vez debería ponerle más atención a los consejos y dejar de utilizarlos y desecharlos... Aunque eso sonaba como una molestia.


Volviendo al presente Kaoruko le preguntó —¿Qué me vas a decir? ¿Me vas a explicar porque te ausentaste anoche? ¿O el porque regresas con esa ... Apariencia de mendiga y seguramente aroma a alcohol? ¿Quizá la razón por la cual te enojaste y me dejaste aquí hablando sola? — En su tono había cierta ira que la pelirroja podría percibir, sin embargo, ella sabía que no había sido la única que se había equivocado la tarde anterior.


Asintiendo Futaba le gritó desde abajo —Estoy aquí porque quiero hablar de todo eso contigo y disculparme, tienes razón, me comporté como una idiota, y terminé huyendo como una tonta inmadura, pero no sabía que hacer, no sé como hablar de esas cosas que odio sentir contigo.


Dando la vuelta en el balcón Kaoruko entró a la casa, bajó las escaleras hasta terminar en la puerta de la misma, mirando a Futaba le preguntó —¿Qué son esas que odias, Futaba? —el tono de voz dulce que utilizó le hizo preguntarse a Futaba como era posible que siguiera siendo Kaoruko, y se sorpendió por la cantidad de facetas que tenia.


—Odio sentirme inferior, y sé que no es intención de tu familia que me sienta así, pero, no es fácil para mi no hacerlo, por eso no me gusta ir a esa casa, pero, puedo entenderte Kaoruko, yo realmente me comporté como una idiota, ignorando si lo que sucede es que los extrañas o no te dieron oportunidad de negarte. Sin embargo, estoy molesta porque no me lo consultaste en ningún momento, me gusta sentirme parte de las decisiones también.


Asintiendo Kaoruko reconoció que tal vez sí se había equivocado, y acercándose más a Futaba le dijo —Puede ser que tengas razón, y lo siento, pero si quieres les digo que estaré ocupada o algo por el estilo. No me gusta la idea de que te puedan hacer sentir de esa manera.


El deje de tristeza en la voz de la peli-azul le hizo sentir a Futaba cierto remordimiento y le respondió —No, está bien, deberíamos ir a visitarlos, tienes dos meses sin ir y viven cerca.


Cambiando de tema al recordar lo sucedido le preguntó —Por cierto, ¿Donde estabas anoche?


Riéndose nerviosa le respondió —En un bar, peleando...


Kaoruko frunció el ceño —¿Peleando? ¿Y donde dormiste?


Riéndose más le dijo —¿Recuerdas a Akikaze Rui? Bueno, me la encontré en un bar, y estábamos tomando, lo ultimo que recuerdo es que estábamos discutiendo casi a puños y lo siguiente es de esta mañana mientras me despertaba tirada en la alfombra de su departamento, pasaron muchas cosas.


Dándose la vuelta y entrando a casa le dijo —Ve preparando el sofá. No quiero dormir contigo hoy.


—¡Kaoruko! Pero ¿Porque? — Futaba la siguió corriendo tratando de alcanzarla dentro de la casa.


La peli-azul le respondió seria —Porque preferiste irte a embriagar con Akikaze-han en vez de pensar en lo sola que me podría estar sintiendo en casa sin ti —En su interior sabia que mentía, ni siquiera durmió ahí, pero no le importaba, esperaba que Futaba aprendiera la lección, después de todo, no era la primera vez que le hacía aquello.


La pelirroja soltó un suspiro, aceptando su destino, tal vez sí se lo merecía. Lo único seguro es que tendría una noche pesada en ese sofá. Maldito el momento en que se les ocurrió comprar una cama y dejar de dormir en futones.


En una parte de la carretera en la prefectura de Aichi. Ichie y Fumi estaban ya a cuatro horas de camino, de seis, en las cuales Ichie no paraba de preguntar por donde iban, distrayéndose con la radio y conversando, aunque llevasen el GPS y Fumi le dijera cada minuto que dejara de molestar. Para ese momento Ichie estaba en silencio revisando su teléfono, o eso creía Fumi, hasta que escuchó como empezaba a sonar música en el estéreo del auto, no estaba revisando su teléfono, había estado conectando el Bluetooth, para encontrar otra manera de volverla loca. Eran alrededor de las cinco de la tarde, salieron en la tarde porque tenían que comprar algunas cosas para el viaje antes e Ichie las retrasó.


—¿No te llama la atención lo vacía que se ve la carretera? — Ichie miraba el camino aburrida, ya ni la música la distraía del todo.


—A veces puede ser así, pero diría que es porque estamos viajando lejos, son unas seis horas de viaje, la gente suele ir más a Tokio que venir de Tokio —Fumi trataba de seguirle la conversación, porque ciertamente también iba aburrida, se empezaba a preguntar que tan buena idea fue aceptar.


—Igual, me esta empezando a gustar viajar, puedo tomar muchas fotos a la carretera o el paisaje y postearlas, como hay muchas decoraciones con luces los parques lucen fantásticos incluso de lejos, o puedo poner música y si estoy muy aburrida recurrir a ti y molestarte —Fumi la miró de reojo molesta por eso ultimo, Ichie se empezó a reír al ver que lo había logrado.


—Sé que te gusta mucho eso ultimo, pero sí, es divertido viajar cuando no vas sola — Ichie empezó a cantar una canción lo bastante alegre como para irritar a Fumi, la rubia le bajó el volumen al estéreo y la chica de ojos dorados la volteó a mirar molesta.


—¡¡No puedes hacer eso!! Es de mis canciones favoritas de la vida — Subiendole el volumen Ichie volvió a cantar, pero con más ímpetu.


—¿Sabes de que tengo ganas? —Preguntó Fumi al mirarla de reojo unos segundos antes de volver a la carretera.


—¿De hacer cosas sucias conmigo mientras estas conduciendo? —Riéndose añadió —Estás loca Fumi, pero me encanta cuando te pones así —La burla en la voz de Ichie hizo fruncir el ceño a la rubia que además se sonrojó ante la idea. Ichie colocó una mano en una de las piernas de Fumi y esta ruborizándose aún más le habló.


—Iba a decirte que te calles, pero como sé que no lo vas a hacer, al menos baja el volumen, o me terminarás haciendo atarte y tirarte allá atrás — le dijo señalandole detrás suyo con el pulgar. Llevaba el ceño fruncido y el rostro ruborizado. La mano de Ichie empezó a moverse y ponerla nerviosa, pensando en lo peligroso que era eso la apartó.


La sonrisa de Ichie se ensanchó mientras le decía —Te estás poniendo agresiva, me gusta. Aun que no pensé que fueras capaz de hacer esas cosas en el auto de mi padre.


—Es peligroso, es ilegal y es inmoral —Fumi trataba de concentrarse en la vía mientras llevaba la cabeza llena de imágenes mentales sobre ello, irritada por eso añadió —Trata de ser responsable una vez en tu vida.


Su acompañante estuvo en silencio durante unos minutos, lo que hizo a la rubia pensar que tal vez se había pasado, hasta que, una vez entraron a un área rodeada de arboles que daban a la orilla de la calle en una especie de bosque, Ichie rompió el silencio.


—Tengo ganas, ¿Puedes orillarte? —Mantuvo su rostro sereno mientras miraba a Fumi directamente. La rubia se empezó a sentir inquieta ante sus ojos mientras orillaba el carro, pensaba que posiblemente quería ir a orinar, entonces Ichie se empezó a reír una vez se detuvieron y le dijo acercándose a ella —Nunca te dije que de tengo ganas.


Fumi la miró nerviosa y le preguntó —¿De que tienes ganas?


Con una sonrisa ladeada Ichie le respondió, mientras acariciaba sus piernas —De ti.


Tragando pesado le dijo —Vamos a llegar mañana a este paso.


La peli-lavanda llevando una de sus manos a una de las que Fumi tenia en el volante y esa a una de sus piernas soltó —No creo que a nadie le vaya a molestar si nos atrasamos un poco resolviendo una emergencia técnica en el camino — acariciándose con la mano de la rubia dejó escapar un suspiro.


Fumi tenia una guerra interna entre el bien y el mal, hasta que Ichie suspiró y ella solo pudo ceder comenzando a acariciarla debajo de la falda y preguntarle —¿Donde está la emergencia en esto?


Sonrojándose a más no poder Ichie movió su torso hasta llegar a su rostro, cosa que Fumi notó, acercándose también para comenzar a besarla sin detener su mano. La más baja le respondió —Esta es la emergencia — al escuchar su voz excitada Fumi supo que su cordura la había abandonado.
(Ese relato continúa en "Hazaderous Route+18").
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