Arte y respeto, para romper el silencio y el dolor

Arte y respeto, para romper el silencio y el dolor

2022-10-06 06:50:17 / web.radiorebelde@icrt.cu / Alfredo García Pimentel

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A veces, el silencio duele… y allí, en las afueras del Aeropuerto Internacional “Simón Bolívar”, de La Guaira, los sonidos parecen ahogados por el llanto vertido hace ya 46 años en otra tierra, en otro tiempo.

En ese momento, el clarín acompañó la tristeza de un pueblo que lloraba a las víctimas del Crimen de Barbados. Ahora, parece escucharse en Venezuela, donde un monumento recuerda el lugar donde resonó también la sonrisa de aquellos jóvenes esgrimistas que el terrorismo apagó.

En la blanca piedra, el perfil inolvidable del avión Douglas DC 8 43, la espada de los campeones, sus medallas, piezas mecánicas, caracolas y una frase, que retumba aún, para romper los silencios: “… y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”

Y ahí, al pie del monolito que prohíbe el olvido, el joven realizador venezolano Ernesto Segovia evoca el origen y el desenlace de su documental ROSTOS DEL DOLOR, otra obra artística que, para siempre, le une al pueblo de Cuba y a las víctimas del terrorismo de estado.

“Mi padre debía estar en ese avión y, por azar, no pudo hacerlo y salvó su vida. En el 2014, en un encuentro con familiares de las víctimas, en La Habana, decidí hacer esta pieza, para contar lo que pasó, y hablar de terrorismo, del proceso de extradición de Luis Posada Carriles que Venezuela nunca logró por presiones externas, y del acompañamiento a Cuba de países que se unieron contra hechos como este”.

De acuerdo con el realizador de audiovisuales, “resultó muy sensible conversar con personas cuyo sitio no ocupo por casualidad. Compartir con el pueblo cubano, aprender de su entereza, de su resistencia, fue el mejor saldo de este documental”.

A veces, el silencio duele… y ahí, al pie del monumento a las víctimas del Crimen de Barbados en el Aeropuerto de Maiquetía, puede romper el alma. Por suerte, quedan el toque del clarín, el vibrante discurso del líder, el llanto de un pueblo y un documental que, desde Venezuela, nos dice que hay mucho machete por dar, todavía.

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