Aprenda a depender de Dios

Aprenda a depender de Dios

Fernando Alexis Jiménez | Revista Vida Familiar | www.FamiliasSolidas.com

Es importante admitir algo: Dios tiene el control de todos nosotros y, por supuesto, del universo. Nada escapa a Su poder para transformar las circunstancias. En esa dirección, es necesario aprender a depender del Señor en todo momento. 

Si hay algo que se nos dificulta es renunciar a la autosuficiente y tener el control de nuestra vida y aprender a depender de Dios.

El curso de nuestra historia cambia cuando admitimos que el Padre tiene el control de absolutamente todo y, en los momentos difíciles, está dispuesto a ayudarnos.

Horas antes de ser juzgado y crucificado en el Gólgota, nuestro Señor Jesús enseñó a sus discípulos y a nosotros hoy:

"Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, sin alforja, y sin calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada. Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una. Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento." (Lucas 22:35-37 | RV60)

Nuestro Salvador llama a reflexionar sobre la dependencia de los discípulos hacia Él y el desafío de afrontar tiempos de prueba.

Esta escena sucede en el contexto de la Última Cena, en un momento crucial donde Jesús les habla sobre lo que enfrentará pronto en la cruz, pero también les recuerda aspectos fundamentales de la vida en su seguimiento.

A partir de una lectura juiciosa del texto, aprendemos al menos tres elementos valiosos para nuestra vida:

1.- La provisión de Dios en tiempos de necesidad (v. 35-36)

Jesús les recuerda a los discípulos cómo, en su ministerio, cuando los envió a predicar, no les faltó nada. Ellos no tuvieron que preocuparse por llevar dinero, ni por llevar un saco extra o calzado, porque Dios proveyó lo necesario para que pudieran cumplir su misión.

Esta es una invitación a confiar en la provisión divina y a entender que, en la obra de Dios, lo esencial siempre será su presencia y no nuestras propias capacidades o recursos.

El pasaje también señala que, al principio, ellos fueron enviados sin tener que preocuparse por nada material, pero ahora, en un contexto diferente, las circunstancias cambiarían.

Es una enseñanza profunda de que, cuando actuamos en obediencia a Dios, Él se hace cargo de lo que realmente necesitamos, pero que la fe requiere reconocer cuando ya no es el tiempo de caminar en una situación de confianza absoluta en la provisión directa, sino de ser conscientes de las realidades del mundo y actuar con responsabilidad.

2.- El cambio de época (v. 37)

Jesús dice que “se ha cumplido lo que está escrito”, refiriéndose a la profecía sobre su sufrimiento y muerte. Este versículo muestra que la misión de Jesús no solo era espiritual, sino que estaba conectada con el cumplimiento de las Escrituras.

Jesús no vino a evitar el sufrimiento, sino a atravesarlo para llevar a cabo la salvación del mundo. Aquí vemos cómo el camino de la obediencia a Dios no siempre es cómodo ni fácil, pero tiene un propósito divino mucho mayor que el sufrimiento temporal.

Este es un recordatorio para los creyentes de que, a veces, la obediencia a Dios puede llevarnos por caminos difíciles. Pero la fidelidad a su plan nos garantiza que su propósito se cumplirá, incluso en medio de la adversidad.

3.- El llamado a la preparación (v. 38)

Finalmente, los discípulos responden afirmando que tienen dos espadas, a lo que Jesús responde que está bien.

En este contexto, la mención de las espadas podría interpretarse como un símbolo de la necesidad de estar preparados, no para la lucha física, sino para los desafíos que vendrán.

La espada, en ese momento, representa la preparación para una situación difícil, no la violencia o la guerra física, sino la realidad de enfrentar tiempos complicados.

La lección aquí es clara: los discípulos deben estar alerta, preparados para las pruebas y desafíos que el futuro les deparará, pero siempre recordando que su lucha no es contra carne y sangre, sino contra el mal y las fuerzas espirituales del mal.

CONFIAR PLENAMENTE EN DIOS

Este pasaje invita a los cristianos a vivir con una profunda confianza en la provisión de Dios, a reconocer que los tiempos de prueba son inevitables, pero también parte del plan de Dios, y a estar preparados espiritualmente para afrontar los desafíos que se presenten.

A veces, la vida cristiana exige un cambio de perspectiva y una preparación más madura para las circunstancias que nos rodean. Jesús no solo habla de la gloria del reino venidero, sino también de los sacrificios y pruebas que hay que atravesar para llegar allí.

En medio de la incertidumbre, podemos encontrar paz sabiendo que, como los discípulos, hemos sido llamados a vivir en obediencia y confianza, seguros de que el Señor es quien guía nuestros pasos. La clave es depender de Dios.

Ahora, hablando de Dios. ¿Ya se acogió a la gracia perdonadora de Dios? Él nos ofrece la oportunidad de experimentar perdón, cambio y crecimiento.

¿Es por nuestros méritos? Sin duda que no. Es por la gracia divina. En la cruz, Jesús pagó por todos nuestros pecados. Con su sangre, limpió nuestros pecados y nos ofrece una nueva vida.

Fernando Alexis Jiménez es ministro ordenado y sirve a Dios en la Misión Edificando Familias Sólidas. Desde el 2016 dirige el Instituto Bíblico Ministerial.

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