Análisis crítico del libro El culto moderno a los monumentos de Aloïs Riegl

Análisis crítico del libro El culto moderno a los monumentos de Aloïs Riegl

Arq. Rosmary Urrea Pernía

Breve semblanza

Aloïs Riegl nace el 14 de enero de 1858 en Linz, una ciudad ubicada a poco más de 150 km de Viena, crece en presencia del río Danubio y edificaciones antiguas. En 1875, con 17 años de edad, inicia estudios de Derecho en la Universidad de Viena, interesándose además por la filosofía y la historia. En 1881, contando con 23 años, ingresa al Instituto para la Investigación Histórica de Viena. Cinco años después, comienza a trabajar como Conservador del Museo de Artes Decorativas de Viena, en la Sección de Artes Textiles, actividad que comparte con la investigación y posteriormente, a partir del año 1889, también con la docencia universitaria. En el 1902, contando con 44 años de edad, es nombrado Presidente de la Comisión Central Imperial y Real de Monumentos Históricos y Artísticos de Austria, este cargo que desempeñó tan solo durante tres años (debido a su temprana muerte el 17 de junio de 1905), le motivó a escribir el libro objeto del presente análisis.

Detalle de la postal personal


 

La obra Der moderne Denkmalkultus. Sein Wesen und seine Entstehung (1903), en español El culto moderno a los monumentos. Caracteres y origen (1987), es la última publicación de Riegl en vida, una significativa forma de concluir su trayectoria profesional y académica. Este texto propone las bases teóricas desde las cuales tomar acciones para la conservación de obras patrimoniales, en este sentido, su alcance ha sido significativo a lo largo del siglo XX y este es precisamente el aspecto que abordaremos. Muy bien planteado

 

Metodología

Este texto es un ensayo, en el cual el autor trata el tema de los valores de los monumentos de manera analítica y crítica, a través del estudio de diversas fuentes. Ahora bien, es necesario aclarar que las fuentes estudiadas son obras arquitectónicas representativas, que además de servir como objeto de análisis, también son tomadas como referencia para teorizar, ejemplificar y argumentar. Por tanto, este escrito es de carácter teórico, no legislativo como probablemente muchos esperaban tras asumir Rielg la presidencia de la Comisión de Monumento Históricos, sin embargo, su utilidad trasciende el ámbito académico y alcanza la esfera de la administración pública en lo referente a los criterios para las políticas de conservación del patrimonio, debido a que define los conceptos relativos al tema desde un enfoque novedoso y no difundido hasta el momento.

La edición española cuenta con una Nota del editor y una Biografía de Aloïs Riegl, que dan a conocer al lector el contexto en el cual fue escrito el libro, la intensión del autor y estrategia mediante la cual aborda el tema en cuestión. En este sentido, el editor ubica a Riegl dentro de la escuela de historiografía vienesa, la cual emplea el método formalista. Considera la modernidad como perspectiva desde la que el autor realiza su análisis e identifica el concepto voluntad de arte o voluntad de forma (Kunstwollen) como fundamento de su argumentación. Por su parte, el mismo Riegl en la Introducción presenta como objetivo “definir el carácter del culto moderno a los monumentos” considerando los cambios que en su época se experimentaron sobre la concepción del tema. Y a la vez, “demostrar su relación genética con las anteriores fases evolutivas del culto a los monumentos”.

 

Su discurso está estructurado en tres partes, en las cuales desarrolla el tema de los valores, por lo tanto, el autor establece una relación de dependencia o subordinación entre las partes, que garantiza la unidad y cohesión del texto en su conjunto. No obstante, cada parte desarrolla una temática concreta: la primera trata los valores monumentales, la segunda los valores rememorativos y la tercera los valores de contemporaneidad. De esta manera, en una especie de progresión informativa , traza un plano diacrónico de análisis de datos historiográficos del arte e interpretación de los procesos de continuidad, regularidades y variables referentes a los valores que nuestra cultura occidental ha otorgado al arte a lo largo del tiempo, a fin de explicar el carácter moderno del culto a los monumentos.

 

Valoración

Quienes tenemos la oportunidad de trabajar en el ámbito museístico con una colección de carácter artístico, histórico y religioso resulta una tarea ineludible por necesaria conocer las obras de Riegl, a fin de manejar los conceptos fundamentales sobre el tema de Patrimonio.

 

Los monumentos constituyen “testimonios que parecen representar etapas especialmente destacadas en el curso evolutivo de una determinada rama de la actividad humana.”. Estos testimonios despiertan un interés en el ser humano, ya sea un interés histórico debido a su carácter rememorativo, o un interés artístico debido a su concepción, forma y color . En el primer caso, los monumentos pueden ser intencionados (su valor rememorativo nos es impuesto por sus antiguos creadores) y no intencionados (su valor rememorativo es atribuido por nosotros, sujetos modernos). En el segundo caso, “de acuerdo con los conceptos actuales, no hay ningún valor artístico absoluto, sino simplemente un valor relativo, moderno ”, determinado por la forma particular de ver la obra de arte, vinculada con el concepto de voluntad de arte o intención artística (Kunstwollen).

Portada del libro (Barca de la Medusa)


 

La voluntad artística de la antigüedad estaba orientada a un canon objetivo, por lo tanto, el valor artístico otorgado a una obra estaba determinado por el logro de este ideal. Sin embargo, para Riegl: “en las distintas épocas, la humanidad ha querido poner ante su vista las manifestaciones sensibles de distinta manera… en cualquier época ha existido en general una sola dirección de la voluntad artística que dominaba por igual las cuatro ramas de las artes plásticas, que ponía al servicio de su objetivo artístico cualquier objetivo utilitario y material primario y que elegía siempre de manera autónoma la técnica más adecuada al objetivo artístico propuesto” Esta es, en definitiva, la forma moderna de comprender el arte, la cual permite reivindicar en su valor a ciertos estilos, relegados debido a que no coinciden con los cánones clásicos.

Del valor rememorativo, surge en principio el valor patriótico y progresivamente el interés por la historia de la humanidad, que permite reconocer, por una parte, en la actividad cultural antigua las fases previas del proceso de desarrollo cultural propio y, por otra parte, una parte de nosotros mismo en individuos de culturas diversas. Estas observaciones se ven reflejadas posteriormente en cartas, convenciones y declaraciones de la UNESCO, mediante conceptos como el de Patrimonio Cultural de la Humanidad, que engloba productos y procesos con valor universal histórico estético, artístico y social correspondientes a una comunidad, cuyo reconocimiento universal abre las puertas a la interculturalidad.

 

Del despertar de la conciencia sobre la valoración cultural, comienzan a dictarse las disposiciones para la protección y conservación de los monumentos. Primero de alcance local, como el Breve de Paulo III, el 28 de noviembre de 1534, a través del cual el Papa asume la tutela jurídica de los bienes arqueológicos en Roma. Hasta alcanzar progresivamente el carácter de convenios internacionales mediante firmas de los jefes de estado de los países comprometidos a renunciar a la destrucción, saqueo o uso peligroso de propiedad cultural.

 

Del valor de antigüedad y valor histórico relacionados coherentemente se derivan los criterios de conservación modernos. La reprobación de restauraciones “exageradas” y la intervención arbitraria de la mano humana en el estado del monumento. La recomendación de intervenciones de carácter reversible durante el proceso de conservación correctiva. Y en todo caso, las medidas de protección del deterioro de los monumentos ante la acción degradante de los agentes naturales, medidas propias de la conservación preventiva.

 

Los valores de contemporaneidad confluyen en los procesos de rehabilitación arquitectónica y de revaloración artística e histórica (puesta en valor). El valor instrumental promueve el uso de monumentos, conviene que este se evalúe de manera objetiva considerando los valores rememorativos, superando cualquier conflicto a fin de garantizar la conservación de los mismos.

 

El valor artístico planteado desde la contemporaneidad, deja en evidencia las transformaciones que han experimentado el hecho y producto artístico a lo largo del siglo XX y comienzos del siglo XIX. La exigencia de presentarse como algo cerrado, es prácticamente irrelevante en la actualidad, de hecho la búsqueda parece ser lo fragmentado, si bien se espera cierto acabado como signo de novedad.

 

En cuanto al valor artístico relativo, que el autor identifica con el gusto artístico contemporáneo, tiene en la actualidad relación con conceptos estéticos poco convencionales para la época del autor, sin embrago, el lector podría encontrar propuestas interesantes en su libro El arte industrial tardorromano, específicamente, en la interpretación de la teoría de belleza de San Agustín, en la cual las cosas consideradas “feas” no quedan exentas o segregadas de la unidad.

 

Finalmente, en lo referente a la diferencia entre lo religioso y lo profano, se presenta una ruptura entre los fines pastorales del arte sacro y las intenciones en apariencia no serviles del arte contemporáneo; aun cuando en la práctica un sector se presta a los intereses del mercado del arte. No obstante, Riegl propone la búsqueda esperanzada de conciliación entre las contradicciones. En lo personal, creo que las propuestas de escucha atenta del actual Papa Francisco pueden abrir una opción de diálogo y comprensión fructíferos.

 

Sin duda alguna, la obra de Riegl es adelantada a su tiempo, su temática y propuestas, como la intencionalidad en el arte y la historia y la universalidad de los testimonios de la cultura, a ciento veinte años de su publicación son, en gran parte de sus postulados, aún vigentes.

 

Mérida, 11 de junio de 2023

Creatividad en textos especializados | Historia, teoría y crítica de la arquitectura, julio 2023


[1] Aloïs Riegl, El culto moderno a los monumentos (Madrid: Antonio Machado Libros, 1987) 11-14.

[2] La terminología de esta última frase, junto a otras que aparecen a lo largo del texto, deja entrever que el evolucionismo, paradigma dominante de la época, con su correspondiente método comparativo, no es ajeno al autor. De hecho en El arte industrial tardorromano, plantea al lector-investigador la posibilidad de aplicar este método, recurriendo a “la comparación de las manifestaciones literarias de los tardorromanos sobre el carácter de su voluntad y creación artísticas”, a fin de probar la exactitud de sus conclusiones. Muy bien.

[3] Aloïs Riegl, El arte industrial tardorromano (Madrid: Antonio Machado Libros, 1992) 299-307.








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