Algunas notas

Algunas notas


Por: Miguel Alejandro Hayes

Si se hace una comparación entre las intenciones que declara la Tizza en su Quiénes somos/su actuación, queda:
se declara como una plataforma de pensamiento para debatir el devenir del proyecto de la revolución cubana/ difamar, ofender y no dialogar;
habla de que ella tiene interés en construir de conjunto alternativas para enriquecer su participación política (de los jóvenes cubanos), para el contraste y ventilación de ideas diferentes/ manipular textos e ideas;
(re)pensar la historia y el presente/ señalar como ideólogo de la burguesía cubana y desconocer mi trabajo en el campo del marxismo;
articular voces aisladas/desconocer al interlocutor;
su público meta es los jóvenes cubanos/discurso generalmente accesible por académicos y especialistas.


La idea central de mi texto es que el marxismo institucional en Cuba es un discurso para legitimar el discurso político. Esa idea nadie me la desmiente.

Ni en una sola ocasión se me refuta que:
1-la noción de Lenin de planificación socialista incluye la idea del uso consciente del mercado. Esta idea, por demás, se imparte en los programas de pregrado de Economía Política de la carrera de Economía de la Universidad de La Habana. Incluso, impartí esas materias en dicha institución.
2-Gramsci se pronunció en numerosas ocasiones sobre el peligro, para la reflexión teórica, del sentido común, a quien calificó como “negrero de los espíritus”.
3-el sistema teórico de Marx, cuyo cuerpo más maduro está en El Capital, reniega de toda teleología. Muestra de ello es el capítulo 24, donde se reafirma la tesis hegeliana de que todo sistema es causa y efecto de sí mismo (acumulación originaria).

La Tixza se dedica, tal y como señalé en mi texto "El marxismo en Cuba hoy", a acusar(me) de enemigo ideo-político. Usan argumentos como que tengo “…la misión de confundir, de ganarle adeptos a la legitimación política de una burguesía «cubana»”.
La Tizza se toma el trabajo de poner entrecomillas palabras que, aunque yo nunca he dicho y nunca diré, ellos las hacen mías. Así, como si fuera yo, ponen “el socialismo de estado desemboca de modo irremediable en capitalismo; es inútil ralentizar el proceso, como inútiles son las prácticas y utopías que lo nieguen”.
No me reconocen como interlocutor.

Wilder Pérez Varona
En el título de su texto me compara con Guaidó.
Inventa expresiones que no dije. Dice que yo soy alguien “quien afirma que El Capital es la ciencia de la lógica pasada por Smith y Ricardo”, y cita mi texto “El milagro que debe realizarse”. Pero en ese texto mío ni siquiera aparecen las palabras Smith y Ricardo. Pérez se toma el trabajo de inventar lo que yo pienso, y pegarle un link al azar para después responderme. En ningún trabajo mío he reconocido a Smith como antecedente de Marx. Para mí, El Capital no es la Ciencia de la lógica (CL) pasada por Ricardo, como afirmó, sino Ricardo visto bajo la luz de la lógica de la CL. Un académico serio no creo que se permita semejantes errores.

La Tizza declara como su público principal a los jóvenes cubanos. Su equipo se proclama marxista, gramsciano y leninista. Como parte de sus paradigmas teóricos, la mayoría de sus textos abordan a estos autores usando discursos elaborados desde una jerga intelectual y académica. Tres autores, además, de difícil comprensión, y cuyo estudio serio es casi un ausente total en las universidades y centros educacionales cubanos. ¿Puede ese público meta (jóvenes cubanos) acceder a ese conocimiento de elaboración académica y dialogar con autores que desconoce? No, los jóvenes cubanos no, pero sí los académicos e investigadores de las instituciones a las que pertenecen sus miembros. ¿Cuál es el público objetivo entonces?

Casi la totalidad de mis artículos que abordan el marxismo (que son alrededor de un centenar en apenas dos años) están publicados en Rebelión (1) (2). Al poner en duda mi conocimiento sobre la obra de Marx (en el caso de Pérez incluye la de Hegel), desconocen todos mis trabajos sobre el tema, precisamente ahí. Por tanto, están deslegitimando la seriedad de Rebelión como espacio de publicación.

En "El marxismo en..." sugiero, no una adjetivación per se. Señalo lo que considero un rasgo del marxismo institucional en Cuba hoy: la subordinación al discurso de estado. Uno de los rasgos esenciales del marxismo-leninismo es la subordinación casi mecánica de la teoría al discurso político, por aquello de que la teoría verdadera da fe en la victoria de la causa (3).

Ser marxista-leninista no es una ofensa, más, cuando se porta uno de sus rasgos esenciales. Aún incorporando la posibilidad de que yo esté en un error en esa caracterización, no se trata de una afrenta, ni ofensa, sino de identificar los rasgos de un ismo en determinadas ideas.

Se confunde mucho a los ismos con las personas. Pero como los ismos lo conforman personas, claro, si un ismo es atacado, la respuesta debería ser argumentar las ideas que defienden al ismo del ataque.
No es lo mismo intentar caracterizar un ismo que generalizar o totalizar. Mi texto describe un ismo y afirmo las instituciones que lo acogen, y no que las instituciones mencionadas se caracterizan por eso esos ismos.

Esos ( La Tizza) son los mismos que se levantan como defensores de numerosos valores y de un proyecto social justo; en cambio, su modo de reaccionar ante semejantes dice otra cosa, y los acerca al estalinismo y sectarismo del que reniegan, pero visible en la marcada agresividad.

La respuesta que da La Tizza reafirma la idea central de mi comentario.

Casi lo olvido: no veo un enemigo, un antagónico, solo veo un diferente.
Yo mostré en un texto, algo que puede formar parte del debate alrededor de la revolución cubana, para (re)pensar el presente. Algo que, aunque no iba dirigido a La Tizza, forma parte de sus objetivos declarados.

Perdone el tono telegráfico.

Iba a hacer un texto, pero no hay tiempo. Iba a explicar muchas cosas, pero no hay tiempo. Y lo más importante, es que esto solo merece unas notas.

Notas:
(3) Stalin afirmó: " Una teoría cuando es verdadera, proporciona a los que la realizan, la práctica, la fuerza de la orientación, la claridad de la perspectiva, la seguridad en el trabajo y la fe en la victoria nuestra causa." Dahmer, Helmut (1982). Libido und Gesellschaft. Suhrkamp. Frankfurt am Main. 269.


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