Alba

Alba


1 “El comienzo”

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-Esa noche bebí, mucho, ingerí alcohol casi en vena- su rostro cada vez se volvió más serio y oscuro- y apareció Violetta, hablando de todo lo nuestro- la cabeza de Alba empezó a dar vueltas “No puede ser verdad” le temblaron las manos, las piernas, el vello se le erizó como cuando chirria una tiza en una pizarra- nos acostamos, me la folle en la arena de la playa hasta que me dijo que parara porque le hacía daño, la folle con rabia contenida, con ardor

-No me des explicaciones- Alba se levantó aguantando unas lágrimas agolpadas en su interior a la espera de salir

-No te vayas, escúchame por favor

-¡¿Qué es lo que tengo que escuchar por amor de Dios?! ¡¿Esto?! ¡¿Esta mierda?! ¡¿Cómo puedes atreverte a decirme que te follaste a esa zorra porque te sentías mal de no poder darme lo que pido?! ¡No eres la víctima en esto Austin joder!-Alba agitada, se apoyó en la pared al borde del desmayo, Austin se encontraba a su altura pero lo suficientemente alejado como para poder respirar

-Lo que hice no tiene explicación y entiendo que no me perdones, no es lo que quiero- lagrimas comenzaron a brotar de su rostro, Austin llorando era como un niño solo y perdido, viajaba años atrás, cuando se vio solo en una ciudad desconocida, como cuando acababa de perder a su madre- lo que quiero es que puedas encontrar a un hombre que te de una estabilidad, que te de todo lo que yo no puedo, esta vida de mierda no es para ti Alba, tu no estas hecha para esto

Alba se dirigió a la puerta decidida, quizá en lo más hondo de su alma esperó que Austin recapacitara, que fuera hasta ella y le pidiera, le implorara que le perdonara, que le dijera te amo, te amo tanto que no puedo estar sin ti, pero nada de eso pasó y Alba salió por la puerta por la que había entrado media hora antes, con la intención de no volver a pisar esa casa jamás.

-¿Entonces Austin te ha dado carta blanca para que te folles a Borja?- Sonia se había levantado especialmente filosófica esa mañana. Tras una hora del sórdido relato de la noche anterior, unas tazas de café y algún que otro llanto, Alba se sintió completamente vacía.

-No lo sé Sonia, lo que sé es que no quiero tener que ver nada más con él, nos estamos haciendo daño y no puedo seguir dando tumbos en una relación de la que no saco ningún beneficio- Sonia asintió y se levantó llevando consigo las dos tazas de café hacia la cocina.

-Debería llamar a Borja para decirle que no voy a ir

-¿Y porque tienes que faltar al trabajo? ¿Por un tío?

-La antigua Alba nunca habría hecho algo así- dijo casi en un hilo de voz- ya de todas maneras voy tarde

-Quedarte aquí dándole vueltas al coco no hará más que empeorar la situación- Alba asintió con la cabeza entre las manos y sus dedos entrelazados entre mechones de pelo enredados.

-Voy a llamar a Borja- dijo levantándose casi en un salto

-¿Y qué le vas a decir?

-No lo sé- Alba cogió su teléfono móvil y buscó entre sus contactos “Borja(Jefe) ¿Debía dejar el nombre en simplemente Borja?” un tono, dos, Alba se mordía las uñas nerviosas sentada en el diván rojo junto a la ventana

-¿Alba? ¿Dónde cojones estas? Te necesito aquí ahora- El Borja de las primeras semanas de trabajo apareció como devolviéndola de sopetón a la realidad.

-Borja lo siento, no podré ir hoy, me he levantado mala- cerró los ojos rezando por todos los santos que se lo tomara bien, un Borja compresivo, eso es lo que necesitaba- estoy…tengo algo de fiebre, prefiero quedarme en la cama hoy para poder ir mañana a Múnich- silencio, diez segundos como horas

-¿Quieres que vaya a verte?- de todas las respuestas del mundo que Borja le podría haber dado, esa era la que menos esperaba

-Eh, no, no hace falta tendrás mucho trabajo

-Dejare a Greg vigilando esto, voy para allá- y colgó.

Alba se quedó mirando el móvil más de 5 minutos.

-¿Qué te ha dicho?

-Que viene para acá

-¡¿Qué viene?! Joder Alba lo tienes calado- Alba esbozó una media sonrisa “¿Tanto le interesaba a Borja?”- oye ¿Y qué piensas hacer cuando se dé cuenta de que no estas mala, ni tienes fiebre, ni nada de eso?

-Habrá que fingir un poco- y las dos se echaron a reír

Alba corrió hasta su habitación y se miró en el espejo de su cómoda, pintas de estar enferma sí que tenía, aunque más bien era una cosa de mal de amores, ojeras, una coleta despeinada, pálida…llevaba puesto unos shorts de andar por casa, cortos, en color gris claro y una camiseta de estas que cae por el hombro hacia un lado en rosa pastel, se metió en la cama y se tapó hasta el cuello, con el nórdico y todo, si, en verano “¿Si tenía fiebre tendría que sudar no?”

-Alba creo que voy a salir, es mejor que os deje solos, a lo mejor quiere ponerte una inyección- dijo Sonia asomando la cabecita por la esquina de la puerta, Alba entorno los ojos y se tapó hasta la cabeza.

Escuchó los tacones de Sonia hacia la puerta y oyó como abría la puerta, de repente ese sonido se mezcló con zapatos de hombre, unos pies que andaban con contundencia “Está ahí” Alba apretó los ojos nerviosa “Si me descubre a la puta calle”, escuchó como la puerta se cerraba y los zapatos de ese hombre anduvieron por su pequeño pasillo

-¿Alba?- su voz masculina e inconfundible

-Estoy aquí- dijo Alba sacando la mano de la cama y agitándola por debajo del edredón

-Te vas a asar mujer- dijo Borja mientras se acercaba apresuradamente hacia ella, le destapó la cabeza y se sentó al filo de la cama, Alba esbozo una sonrisa como el que ve una aparición mística. Estaba guapo, como siempre, camisa gris clara, corbata un tono o dos más oscura, un pantalón negro de traje y esa barba perfectamente recortada “Por el bien de las mujeres del planeta debería dejar de ponerse esas camisas tan ajustadas”- ¿Cómo estás?- dijo Borja mientras le acariciaba la mejilla

-Estoy mejor,  Sonia me dio una pastilla y un café, ya no tengo fiebre- “Y el Oscar a la mejor actriz revelación es para Alba Ramírez” Alba imaginó aplausos en su cabeza. Borja la miró algo extrañado y le posó la mano sobre la frente “Oh, oh”

-Si, ya no tienes fiebre- sonrió de esa manera tan… “¿lo siguiente es quitarme la ropa verdad?”- ¿Quieres que me quede contigo?- dijo mientras deslizaba su mano para coger la de Alba con firmeza. Alba se deslizó entre las sabanas hasta ponerse erguida con la espalda contra la pared.

-¿Y qué pasa con el trabajo?

-Lo estoy dejando todo solucionado para mañana, en tu ausencia Tatiana se encargará de tus casos, pero no se celebrará ningún juicio hasta que vuelvas.

-Perfecto, gracias Borja

-Es mi trabajo

-No lo decía por eso, sino por venir, no tenías por qué

-Quería hacerlo- Ambos sonrieron agachando la cabeza.

Borja deslizó sus agiles manos por el rostro de Alba  y se acercó más a ella, tanto que pudo notar su aliento ardiente sobre sus labios “¿Estaba preparada para esto?”

-Voy a contagiarte

-¿De mentiritis?- Alba abrió los ojos de par en par pestañeando “Catada guapa”

-¿Qué dices?- no pudo evitar que se le escapara una risita. Borja se separó de ella para tener más visión de su cara.

-Que no estas mala, ni enferma ¿Crees que soy tonto Alba?- y esta vez se puso muy serio, Alba tragó saliva “Despedida”

-No, yo…no creo que seas tonto Borja, no he querido que lo parecieras, yo…- tartamudeo hasta sentirse lo suficientemente estúpida como para no mirarlo a la cara, Borja se echó a reír y deslizó de nuevo sus manos por el rostro de ella, Alba cerró los ojos dejándose invadir por ese tacto que le quemaba la piel

-He descubierto tu táctica bonita, si querías que viniera solo tenías que pedírmelo, no hacen falta las mentiras- “Borja y su puto ego”, posó los labios sobre los de ella y entreabrió la boca hasta introducir su dulce lengua dentro de su boca, sus manos le agarraron más la cara, con más fuerza, sus bocas y sus lenguas se mezclaron, con un sabor a saliva, pasión y sexo, mucho sexo.- tengo que irme- alejó su cara de ella y sin soltarla le volvió a dar un beso haciendo presión sobre los labios

-¿Te vas?

-Estoy dolido por tu engaño- dijo mientras se ponía de pie y se colocaba la corbata

Alba agachó la cabeza y se miró las manos.

-Cuando quieras hablar de lo que te pasa ahí estaré, te conozco poco pero lo suficiente como para saber que no me has llamado para traerme hasta aquí por nada, sé que no estás bien, tienes muy mala cara- “Gracias” Alba no pudo más que asentir.- Vendré a recogerte para ir al aeropuerto, a las seis estaré aquí

Se acercó hasta la cama y le dio un beso íntimo en la mejilla y sin más, despareció tras la puerta y en pocos segundos salió de su casa, dejándole a Alba una sensación demasiado rara en el estómago y en la entrepierna “Austin”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

22 “Múnich”

La maleta aún estaba abierta sobre la cama “Revisando: cepillo de dientes, maquillaje, perfume, los stiletto…” Alba miraba dubitativa apoyada sobre la cómoda de su habitación, en una mano una taza con un poco de té verde y en la otra un tanga que dejaba muy poco a la imaginación “¿Sería capaz de hacerlo?” se le desbocaba el corazón solo con ponerse en la situación, tanto tiempo de ponerse cachondos, con miradas, roces y coqueteo, pero… “¿Y si no surgía? Surgiría Alba, surgiría, es Borja ¿Y si no era como habían imaginado?”, tiró el tanga sobre la cama y se fue hacia la cocina, se sentó en uno de los taburetes de la pequeña tabla de madera que hacía de “mesa” y sorbió lentamente su té, cerró los ojos.  Su móvil vibró encima de la mesa y la sobresaltó “Mamá”

-Hola mamá

-¡Cariño! ¿Pero es que tenemos que recordarte que aún no hemos muerto? Sigues teniendo padres- “Dios mío ¿Por qué ahora me castigas por ser tan mala hija?”

-Perdona mamá, he estado tan liada…

-¿Estás bien? Te noto la voz muy apagada- “Las madres y su habilidad para averiguar tu estado de ánimo sin ni siquiera verte”

-Si, bueno estrés y cansancio, solo eso…

-¿Cuándo vendrás a vernos?

-No lo sé mama, seguramente estaré allí dentro de unas semanas, cuando coja las vacaciones

-Entonces ¿todo bien?

-Si todo bien- “Tan bien que me falta correr y saltar de alegría mama”

-¿Vendrás con algún chico?- su voz sonó tan infantil que Alba se contuvo de soltar una carcajada

-No lo se

-¿Cómo que no lo sabes? Si hay algún chico tendrás que saberlo ¿no? ¡Ay Albita! ¿no estarás teniendo un rollito de esos modernos? Ten cuidado por Dios, tú no eres así, no es lo que te hemos enseñado

-Mamá- Alba se apresuró a cortar la conversación- no es el momento de hablar de esto, iré a veros y si, llevaré a mi chico- “Cuando yo misma sepa quién es mi chico”

-Oh que alegría me das cielo, cuando te fuiste a Londres perdí la ilusión en verte casada y con niños

-No te preocupes mamá, sigo siendo la misma, tengo las mismas ideas sobre la vida que quiero llevar- Alba cerró los ojos y respiró profundamente queriendo creer que todo aquello que decía era verdad- te dejo, vuelo mañana a Múnich por trabajo y tengo que preparar la maleta

-Ten cuidado, te quiero hija

-Y yo a ti mama

Alba colgó el teléfono y terminó rápidamente su taza de té, siempre le hubiera gustado tener una de esas madres con las que puedes compartir todo, con la que ser sincera, pero lo cierto es que nunca había sido sincera con nadie, nunca se había sentido ella misma, siempre había estado fuera de lugar, siempre, menos con Austin. Agitó la cabeza, no quería recordarlo y menos sabiendo que estaba a unos escasos tres metros, anduvo de nuevo hasta su habitación y decidió coger ropa básica, camisas blancas y negras, una falda negra de lápiz y un vestido negro hasta la rodilla, elegante “El negro nunca falla” también cogió algo de ropa más relajada, vaqueros, camisetas vaporosas blancas de cuello en pico, otra en un tono coral y blazers de tres colores, cuando se dio cuenta de que su maleta casi no cerraba se llevó las manos a la cabeza “Tendré que facturar”. El drama de la ropa interior volvió, no quería parecer una buscona, no quería desquitarse con Borja, él no tenía la culpa de lo que había pasado, solo sentía rabia y tristeza, “Dejar que te rompan el corazón una vez vale, pero dos…” no quería que si el sexo surgía entre ellos fuera por despecho, ella quería amar a Borja, aunque fuera demasiado pronto, necesitaba amar al hombre que le convenía, que le daría una vida cómoda estable y normal, Borja era el hombre ideal, sin olvidarse de que era tan guapo “Con ese aire tan Miguel Ángel Silvestre, Ummm” Alba cerró los ojos y movió la cabeza como negación, se acabaron los pensamientos impuros, cogió las braguitas más decentes que encontró, de algodón y en tonos pastel “antimorbo total”. Cuando tuvo la maleta hecha se sentó en el sofá e hizo eso que todas hacemos cuando estamos depresivas y sobre todo si se trata de amor, ver Dirty Dancing, tras una hora y media de llorera se quedó dormida en el sofá, diciéndose a sí misma “Alba no llora, Alba es fuerte, decide por sí misma, es independiente, Alba ama a quien tiene que amar, Borja, Borja, Borja”

El despertador sonó a las 5 de la mañana y Alba literalmente se sintió morir, se levantó y anduvo hasta su habitación para coger algo de ropa cómoda, decidió no maquillarse, de hecho ni siquiera se lavó la cara ni se peinó, cogió su maleta y con café en mano salió de su casa, la mirada fue directa hacia la puerta de Austin, vio la luz encendida lo que le extraño demasiado “Para lo que duerme el hippy…” no pudo evitar la tentación de acercarse a la puerta un poco más “¿Pero qué estaba haciendo?” el móvil vibró en su bolsillo “Te espero abajo, Borja” “Joder” dio varios pasos hacia atrás y sin dejar de mirar la puerta se metió en el ascensor, justo cuando las puertas se cerraban Austin abrió la puerta, lo suficiente como para perderse en el reflejo de su cara como si fuera la última vez, el corazón le dio tal brinco que se agarró el pecho con fiereza.

Austin volvió a meterse en su casa

-¿Qué pasa?

-Lo siento ¿Te he despertado?

-Umm ¿Qué hora es?

-Las 6:00

-Hora perfecta para una ducha ¿Te apuntas?

-Ve tu

Violetta se adentró en el baño agitando su melena rubia “¿Por qué no podía ser ella? ¿Por qué Violetta no le llenaba?” deseó con todas sus ganas ver a Alba deambular por su habitación con esos pequeños piececitos que él adoraba, deseo que se tumbara sobre él y le dejara besos dulces por todo su cuerpo, deseó poder tener el valor que nunca tuvo, de decirle que la amaba y que jamás amaría a nadie igual “¿Qué coño me pasa? ¿Era eso lo que me quedaba follarme a tías sin encontrar nada?” ahora ella estaría con otro “¿Y si había dejado escapar la única oportunidad de su vida de ser feliz?”

Violetta se metió en la cama abordándolo y Austin apagó el interruptor del amor para encender el “vacío”.

Borja esperaba apoyado sobre el coche, esbozó esa sonrisa de medio lado que mojaría todas las bragas del mundo y la besó, en la mejilla claro.

-Debemos guardar la compostura, estaremos con gente del trabajo, no lo olvides- dijo susurrando en su oído y la espina dorsal de Alba sintió un escalofrío de arriba a abajo.

-Gracias por la aclaración señor Gómez

En el coche reinó un silencio sepulcral, pero lo cierto es que era un silencio cómodo, Alba se permitió el lujo de cerrar los ojos y se apoyó sobre la ventanilla, la mano de Borja acaricio temblorosa la de Alba y esta dio un respingo al notar sus cálidos dedos, ágiles cual dedos de guitarrista. Un escalofrió le invadió el cuerpo se le helo la cabeza, pensó en Austin, en todos esos falsos intentos que había dicho que hacía por seguir adelante con la relación, le estremeció la idea de que todo hubiera sido mentira, todas esas veces que le dijo que ella era especial, que era diferente…no lo era, jamás lo fue para él.

El coche paró y Alba abrió los ojos sobresaltada

-Llegamos bella durmiente

Alba bajó del coche dando tumbos como pudo, aturdida y de mala gana, lo último que quería hacer ahora era coger un avión “¿Por qué no podía estar en casa dejándome morir?”

El chofer sacó las maletas y ambos se encaminaron hacia la entrada del aeropuerto

-¿Qué pensaran si nos ven llegar juntos?

-Tu y yo no hemos llegado juntos, ha sido una casualidad encontrarnos en la puerta- y le guiñó el ojo de una manera tan sensual que Alba se aseguró mentalmente de haber traído bragas de repuesto “¿Cómo era posible que teniendo a ese hombre cerca desapareciera todo lo malo?”

-¿Y si alguien nos ha visto salir del coche?

-Alba- la reprimió y ella se sintió como una niña que acaba de derramar un vaso de batido de chocolate sobre el mantel de la fiesta de cumpleaños- deja de pensar ¿Quieres?- Alba asintió sin saber si iba a ser posible eso de “no pensar”- Si nos ven juntos que piensen lo que quieran, pronto tendrán que acostumbrarse

Alba frunció el entrecejo e ignoro su comentario. Se dirigieron hacia la puerta de embarque casi a paso acompasado, pasaron el control relativamente rápido, no compartieron ni una mirada, ni una palabra, como dos robots que se mueven hacia su destino, que solos acatan la orden que tienen que cumplir.

Una hora más tarde, montados en el avión, Alba se sentó en su asiento “Genial, ventana” el avión no había despegado y ya sentía unas tremendas nauseas, miedo a las alturas.

Borja se sentaba dos filas más atrás de ella, Alba le dirigió una mirada de “Papi cómprame esto por fa”,  se percató de que el asiento justo al lado de Borja estaba vacío y no dudó en ir hacia él.

-Borja ¿está libre este asiento?- Borja señaló con su dedo a una señora que discutía animadamente con la azafata, Alba puso cara de pocos amigos- ¿No habría alguna posibilidad de que me sentara aquí?

-¿Tanto me echas de menos preciosa?- Borja esbozó esa pérfida sonrisa con sus dientes inmaculadamente blancos y perfectos y su tremenda seguridad “Nunca me acostumbraré a su arrogancia”

-¿Sabes que eres un arrogante?- Borja frunció el ceño y se echó a reír- tengo miedo a las alturas y no quiero sentarme al lado de la ventana, ya estoy a punto de vomitar

-¿Vas a vomitar  y quieres sentarte a mi lado?- los dos se echaron a reír y Alba le dió un pequeño golpecito en el hombro- ¿Vas a querer que compartamos habitación también?- se le erizó todo el vello del cuerpo, incluso ese que no sabía que existía.

La señora se dirigió hacia ellos con cara de “Quítate, voy a aplastar mi culo ahí hasta que lleguemos”

-Disculpe señora- las palabras de Borja salieron solas, estaba acostumbrado a tratar con la gente y es algo que cualquiera podría ver-¿le importaría intercambiar el asiento con esta señorita? Está en estado y le provoca muchas nauseas estar en la ventana- los ojos de Alba se abrieron de par en par “¡¿Pero qué hablas?!”

-Oh, no se preocupe no hay ningún problema ¿De cuantas semanas estas? No se te nota nada- Alba miró a Borja y después a la señora que esperaba impaciente una respuesta cual alcahueta de barrio.

-Eh…solo de un mes

-El primer mes es el peor, no te acostumbras a todos los cambios de tu cuerpo- la señora miró a Borja casi desnudándolo, la verdad es que era un hombre tremendamente atractivo, y ahí sentado leyendo el periódico con su impoluto traje, parecía sacado de una peli de James Bond- ¿sois pareja?

-Eh no, que va- Alba negó rápidamente agitando la cabeza- es mi jefe, somos abogados, viajamos por negocios

-Ya- la señora pareció decepcionada “Ya se estaría montando el culebrón en su cabeza”

Cuando por fin se retiró, Alba se desplomó realmente agotada sobre el asiento, que eran bastante más cómodos de lo que esperaba “cortesía del bufete” giró la cabeza para encontrarse con la de Borja y esbozó una carcajada suave, Borja le acarició la sien y depositó un beso que inundo la estancia de algo que no supo muy bien cómo definir, en menos de dos minutos, Alba se quedó dormida.

 

 

 

 

 

 

23 “Se nos va de las manos…”

Alba creyó morir de la vergüenza cuando Borja la despertó agitándola suavemente y su cara chorreaba de saliva, había dormido durante todo el trayecto y ahora se sentía aturdida y con la cabeza pesarosa, Borja se rio indicándole con gestos que se limpiara la baba y Alba no pudo más que sonrojarse “como un tomate”.

Recogió torpemente sus cosas y salieron del aeropuerto en unos pocos minutos, Alba saludó educadamente a los compañeros del bufete, que apenas conocía, eran unas diez personas lo que tranquilizo a Alba “Podría pasar un poco inadvertida”.

El taxi los dejo en un hotel lujoso, de más de 30 plantas, era un edificio moderno, con puertas y ventanas de cristal que le daban un aire tremendamente sofisticado.

Borja se despidió de ella dejándole varios folios grapados donde tenía todos los datos sobre las reuniones.

Una vez llegó a su habitación “Más grande que mi piso, todo hay que decirlo” Se desplomó en la cama y echó un vistazo a los papeles, la primera reunión seria mañana a las 8:00, Alba se acurrucó haciéndose un ovillo sobre la cama y miro su móvil, ni llamadas, ni mensajes… “¿Qué esperabas Alba? Todo había quedado bastante claro ¿no? Se acabó” Cerró los ojos apretándolos y se dijo a si misma que no volvería a llorar “Así lo hemos decidido y así será” se levantó de la cama y se miró al espejo casi sin reconocerse, tenía unas ojeras oscuros que enmarcaban sus ojos verdes, grandes, la sangre se agolpaba en ellos queriendo estallar, ni una gota de maquillaje, se marcaban todas sus pequeñas pecas alrededor de la nariz, se metió en el baño dispuesta a meterse en la bañera durante horas, pero nada más abrir el grifo alguien toco su puerta.  Se anudó la toalla al cuerpo y salió a abrir, “Como no, Borja”

-Alba se me olvidó comentarte que…- los ojos de Borja resbalaron por el cuerpo de Alba que se intuía bajo la fina toalla blanca, no era la primera vez que la veía así, Alba notó su mirada clavada en ella como si la estuviera poseyendo sin tocarla, no pudo más que sonrojarse y dejarlo pasar

-Iba a darme un baño

-No te preocupes, puedo dejarte intimidad

-No, habla- Alba se acomodó sobre un pequeño diván negro en una esquina de la habitación y cruzo las piernas cerrándolas lo más que pudo “no queremos enseñar cosas antes de tiempo” Borja se quedó apoyado sobre una de las columnas de la espaciosa habitación.

-Perdona, ve a ducharte, hablaremos después

-No- Alba tragó saliva- me has visto así antes joder, habla de una vez Borja

-Solo quería decirte que cenaremos en el hotel a las 20:00 con el resto de compañeros

-Ah perfecto

-¿Has comido algo?

-No, pediré algo al servicio de habitaciones- “Lo paga la empresa” rio entre dientes

-Ah, estupendo- Borja parecía nervioso, por primera vez parecía no dominar la situación que tenía delante.

Se dirigió a la puerta y con una sonrisa casi fugaz.

Alba se quedó sentada con los brazos bajo el pecho “¿Habéis oído hablar de la tensión sexual no resuelta? Pues allí se respiraba a borbotones”

-Oye después, cuando comas algo, podemos ir a dar una vuelta- “¿Una cita? SOS ¿Me está pidiendo una cita?”- Puedo enseñarte la ciudad, he estado aquí varias veces

-Vale, estará bien

-Perfecto, luego nos vemos Alba- su mano se posó bajo su espalda y besó su mejilla a medida que la atraía hacia él, sus perfumes se mezclaron creando en la habitación una nebulosa demasiado… “Excitante”

Borja desapareció tras la puerta y Alba se quedó parada mirando a la nada mucho tiempo, más del que debería.

Se metió en la bañera cuando ya estaba llena y tras repetirse unas 100 veces que no pensaría en Austin “Por hoy” se relajó y decidió no pensar en nada, media hora después y arrugada como una pasa, decidió salir del baño y darse un cambio de imagen digno de “Cambio radical”, exfolió su cara y aplico una mascarilla de pepino, luego coloco unas bolsitas de colágeno bajo las ojeras, la ayudarían a descongestionar la zona, se puso un poco de crema hidratante en cara y cuerpo, cepilló su pelo y tras secarlo con el secador decidió ondularlo un poco con la plancha, sin que pareciera demasiado “peinado”, se esmeró en que el maquillaje pareciera natural y llamó al servicio de habitaciones, pidió un sándwich de pollo, una ensalada y un zumo natural de naranja, comió relajada con la mente totalmente blanco y a las cuatro de la tarde ya estaba preparada, se había puesto unos pantalones pitillo negros y sus amados stiletto, una blusa blanca holgada y salió por la puerta, recordó que no conocía la habitación de Borja así que le mandó un mensaje “Te espero en recepción. A”

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