Alba

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1 “El comienzo”

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Alba se quedó sola, salió de la ducha y tras vestirse con el mismo vestido, decidió jugar un poquito y no ponerse ropa interior, sabía que eso a Austin le excitaría, “¿Pero qué hago? Por dios, parezco una mujer de vida alegre” no paró de pensar en que todo iba demasiado rápido y sentía que cuando Austin se asustara del compromiso volvería a desaparecer, entró en la habitación y la inspecciono con la mirada, una cama con cabecero de madera bastante “retro”, una colcha azul marino y una montaña de pales que simulaba una mesita de noche, del techo colgaba una lámpara de tela, estilo marroquí “Pero que hippy es” en la pared había varias fotos, pegadas de forma desordenada, Austin sobre la tabla de surf, Austin con sus amigos en la playa, varias fotos suyas del mar…y una foto pequeña y desgastada, una mujer rubia joven, de unos preciosos ojos azules, junto a un niño de unos 6 años, era Austin y su madre, se parecían, mucho, sintió un extraño dolor en el pecho, imaginó a Austin llorando abrazado a la fotografía, una lagrima cayó impulsivamente por su rostro.

-¿Qué haces?- no lo había oído entrar

-Miraba tus fotografías- dijo mientras se limpiaba las lágrimas con el dorso de la mano.

-Somos mi madre y yo

-Sois idénticos- dijo con una amplia sonrisa

-Lo se….vamos, se enfría la pizza.

Tras la comida y un par de cervezas, ambos se miraban con una sonrisa incrédula “No se puede ser tan feliz”

-Alba

-Dime

-La semana pasada estuve en Cornwall, practicando con la tabla, hay una competición a nivel nacional el próximo fin de semana, me presento todos los años y nunca paso de la semifinal, estoy convencido de que este año será el bueno, he trabajado mucho para ello…

-Oh, suena genial

-¿Quieres acompañarme? Dormiremos allí en la playa en tiendas, ya verás, te va a encantar

-Eh…- Alba dudo más de lo esperado

-¿No quieres venir?

-No, no es eso- fijo su mirada en la mesa- ¿No podemos quedarnos en un hotel?

-Podemos, pero la aventura es más divertida

-No me gustan las acampadas

-¿Alguna vez has ido de acampada?

-No

-¿Y cómo sabes que no te gusta?

-Porque no me gusta

-Cabezota- dijo Austin mientras ponía los ojos en blanco- será una noche increíble ya veras, confía en mi

Alba sonrió, aunque seguía sin estar muy convencida “Una chica como yo no duerme en la playa junto a la arena y muerta de frio”

Austin se acercó a ella y la beso en los labios, un beso dulce que acabo con un mordisquito en el labio inferior.

-Me vuelves loco- Austin bajo su mano hasta las caderas de Alba y con su mano derecha levanto suavemente el vestido, se sorprendió al notar el tacto directo de su piel, abrió los ojos de par en par- ¿Y esto señorita?- dijo a carcajadas.

La cogió a horcajadas y la llevo hasta la cocina, allí, le levanto el vestido que acab´p colgando en alguno de los muebles, se bajó los pantalones y saco su duro miembro sin dejar de besarla en la boca.

-Ya estoy preparado para volver a la carga

Ella sonrió y empezó a morderle el cuello, Austin la agarro y la subió en la encimera

-Voy a hacerte el amor por toda la casa y en todas las posturas que se me ocurran

Calor, “Dios que tío y yo quiero que me lo hagas, házmelo todo, todo” le entraron ganas de gritarlo.

-No te muevas- dijo mientras salía de la cocina.

Segundos después volvió con el preservativo ya colocado, se puso frente a ella y agarrándole por las nalgas la levanto y se introdujo en ella de una sola estocada, embestidas salvajes, gritos y jadeos invadían la estancia, Alba se agarraba a su cuello presa del más puro placer, con las piernas rodeando su cuerpo lo acerco más a ella, exigiendo, reclamando que fuera más fuerte, Austin acelero el ritmo, sin parar de mordisquear su oreja, su cuello, sus pezones, la intensidad fue cambiando, cada vez más, cada vez más y con una última penetración los dos se dejaron ir en un mar de placer.

 

 

 

 

8 “Encontrando su sitio”

-Austin son las seis de la tarde

-Me pasaría haciéndote el amor todo el día- sonrió- me da igual que hora sea

-¿te apetece que salgamos a algún sitio? Hace un tarde bonita, ha dejado de llover

-Está bien, demos un paseo, te invitaré a un helado

-Pero volvemos a casa pronto que mañana tengo que trabajar y estoy baldada

-Si mandona- dijo Austin dándole un beso en la nariz.

El verano mantenía en Londres una temperatura de unos 20º aunque no se escapaba de un chaparrón de vez en cuando, pasearon agarrados del brazo por Hyde Park, vieron cómo iba cayendo la tarde y los niños recogían sus juguetes y volvían a casa con sus padres, gente en bici, gente haciendo footing, un ambiente que a Alba le encantó y le recordó un poquito a la primavera madrileña.

-El día 1 de agosto ya tendré vacaciones

-¿Sí? ¿Cómo piensas disfrutarlas?

-Estoy pensando en ir a España, quiero ver a mis padres

-Es buena idea, te acompañare

“¿Qué? No, no, ni de coña, mis padres me ven con este perro flautas y me matan”

-No se…

-¿Qué?

-No sé si es buena idea….hace poco que terminé con mi exnovio, mis padres lo querían mucho y…

-Vale lo he entendido, no me querrán para su refinada hija ¿no?

-Austin es que, mis padres son muy especiales

-Vamos a por ese helado

Sentados en un banco hablaron sobre su infancia, sobre como Austin se desenvolvió en Londres y le contó divertidas anécdotas sobre su primer año allí. Los dos reían.

-Así que te tiraste a todo ser viviente ¿no?

-¿Qué dices?- rieron- solo chicas- Austin se quedó mirando al horizonte, terminando su cucurucho de helado- después se volvió mirando a Alba fijamente- Me encanta cuando estas así

-¿Cómo?

-Tan natural, tan joven, tan alegre…deberías permitirte sentirte así de libre más a menudo ¿no te gustaría hacer todo lo que quisieras?

-No se puede hacer siempre lo que uno quiere

-¿No quieres estar aquí?

-Sí que quiero, pero… es el trabajo

-¿Qué pasa?

-Tengo la impresión de que mi jefe se pasa de listo

-Creo que así son la mayoría de los jefes, no puedo confirmártelo porque no he tenido muchos jefes- se encendió un cigarro y dio una profunda calada- hace tiempo que decidí dedicarme a lo que de verdad me apasionara, no vivo como un rey pero tampoco necesito un palacio para ser feliz, voy tirando de lo que voy ganando con las exposiciones, alguna revista, alguna foto que vendo por ahí…. ¡ah y el surf! He ganado más de una competición eh.

-¿No te da miedo levantarte sin saber cómo va a ser tu día, sin un trabajo estable…?

-Todos los días son diferentes, la rutina nos la creamos nosotros.

Alba se quedó pensando, no entendía esa manera de vida tan desordenada.

-Mi madre siempre me decía que hiciera lo que el corazón me dijera, el corazón me dice que este aquí contigo- se acercó y le dio un beso fugaz en los labios- la vida me ha enseñado que tarde o temprano llega tu hora, tú decides si haces el camino como te gusta o no, pero todos andamos en la misma dirección.

Alba se quedó reflexionando sobre lo que Austin había dicho y entendió que tras lo de su madre y el rechazo de su padre, Austin había decidido vivir la vida al máximo, porque nunca sabes con que te puedes encontrar mañana.

-Seguro que hay algo que siempre has querido hacer

-Pues…- Alba lo pensó unos segundos- me gusta mucho dibujar y la moda, mis amigas siempre me decían que soy muy creativa, en mi adolescencia solía pasar mi tiempo libre haciendo dibujos sobre moda….- el tono de su voz sonó algo triste

-¿Y porque terminaste estudiando derecho?

-Porque es lo que debía hacer- el rostro de Alba se volvió de piedra y se levantó- vámonos, es tarde

Austin la siguió sin mediar palabra y cuando llegaron al bloque de piso en el que vivían entraron en el ascensor, tensión, ambos se miraron y Alba mordió su labio inferior, calor, comenzó a humedecerse y se le irguieron los pezones “Como puedo tener ganas otra vez ¡Es un Dios!”

-No me mires así nena, o te arrancare la ropa y te la dejaré hecha girones

“Las bragas van directas a la basura tranquilo”

Cuando llegaron se dieron un apasionado beso en el rellano

-Ummm…no te vayas- se quejó

-Te he dicho que mañana trabajo, holgazán

-¿te quedas a dormir?- Austin puso cara de cachorrito y a Alba se le derritió el corazón

-Noo…

Alba se soltó de su mano y se dirigió a su puerta

-Buenas noches nene

-Hasta mañana nena

Alba cerró la puerta fuerte y se apoyó sobre ella con los ojos cerrados, necesitaba distancia o iba a volverse loca “¿Por qué con él era tan fácil dejarse ir?” era como sacarla de la realidad y meterla en una burbuja de emociones y sensaciones.

-¿Alba estás bien?- Sonia la miraba con el ceño fruncido, sentada en el sillón beige del salón

-Si, si claro, estoy bien- dijo nerviosa

-Estás nerviosa

-No, solo….

-Solo has estado más de 8 horas follando con Austin en su casa, jornada intensiva ¿eh?

-Sonia por favor- dijo Alba escandalizada

-Venga ya, no lo niegues si os he escuchado desde aquí

-¿No tenías nada mejor que hacer guapa?

-Pues sí, me he hecho la manicura, he puesto una colada, he limpiado el salón y la cocina y me he visto dos películas….pero hija las paredes tienen oídos, ya lo sabes

“Lo malo de acostarse con el vecino”

-¿Vais en serio o es un pasatiempo?

Alba no pudo ocultar la sonrisa que se escapaba de sus labios.

-Yo diría que si, por la cara que has puesto….

-Nos estamos conociendo

-Ya lo creo que os estáis conociendo, en profundidad…- Sonia estalló en carcajadas

-Soniaa – gritó mientras le tiró un cojín a la cabeza, acto seguido se metió en el baño y se dio una ducha, necesitaba estar presentable para el día siguiente y olía demasiado a “sexo”

Las dos cenaron viendo un episodio de Breaking Bad, ensalada griega que a Alba le encantaba

-Odio esta serie

-Calla- dijo Sonia mientras le tapaba la boca con una mano, interesada en lo que veía en televisión.

Cuando terminaron de cenar hablaron, mucho, se dieron muchos detalles, más de los que a Alba le hubiera gustado dar, pero Sonia era tan insistente, dos copas de vino y a Alba ya le daba vueltecitas la cabeza.

-Mañana trabajamos así que levanta el culo o me beberé esa botella y mañana se la estrellaré a mi jefe en la cabeza- las dos rieron

Entonces sonó el timbre y Alba se levantó un tanto mareada, cuando abrió la puerta allí estaba Austin con esos preciosos ojitos azules.

-¿Puedo darte un beso de buenas noches?

-Claro que puedes

Se besaron intensamente y Alba lo agarró con urgencia por la cintura “El vino”, un cosquilleo recorrió su entrepierna pidiéndole más “Este Austin es una puta bomba de relojería”

-Ya me voy que tienes que descansar, solo era eso

-Hasta mañana- dijeron al unísono

-Uuu está loco por ti Alba- dijo Sonia mientras recogía la mesa

-¿Pero qué dices? Nunca ha tenido una relación seria

-A todo don Juan le llega su princesa

-Creo que el refrán no es así

-Como sea…. Estáis hechos el uno para el otro

-No digas tonterías…. ¿Nos has visto? Somos la noche y el día…

-Yo solo veo a un chico y una chica que se atraen y se gustan más de lo que se atreven a reconocer…me voy a la cama que me pongo moñas

-Me encanta cuando te pones moñas

Se dieron un abrazo y las dos se fueron a la cama. Alba no podía dormir, pensaba en él, en lo cerca que estaba y lo lejos que lo sentía, necesita dormir abrazada a él, sintió miedo de que todo fuera un sueño, una ilusión y que cuando volviera a España todo hubiera quedado como “esos meses en Londres”, no sabía si quería que fuera de verdad, pero sabía que su vida no estaba ahí, todavía tenía que encontrar su sitio y encontrarse a ella misma.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9 “Arrebatos de pasión”

Alba había llegado cinco minutos tarde al trabajo ¿Se le habían pegado las sabanas? No. El metro se había retrasado. Si su jefe ya era quisquilloso de por si no hacía falta nada más que metieras la pata una vez para que te llovieran acusaciones de todo tipo.

-Alba esto es un trabajo serio joder, no sé qué te crees que es esto ¿un pasatiempo?

-Te he dicho que el metro se ha retrasado, han sido tan solo cinco minutos

-Tan solo cinco minutos en los que has faltado al trabajo

-¿Tanto me has echado de menos?- la expresión del señor Gómez cambio, se volvió tensa y un tanto dubitativa “¿En serio he dicho eso?” Alba espero que no hubiera sonado como “coqueteo”

-Hoy te quedarás hasta tarde

“No puedo” quiso decir, pero se calló. Cada día lo aguantaba menos.

-Tráeme un cortado.

-Sí señor.

Alba salió hacia la máquina de café donde encontró a Elizabeth, la única compañera con la que había tenido un poco más de relación.

-¿Qué pasa? ¿otra vez ese mamón?

-La tiene tomada conmigo

-No te agobies….yo creo que le gustas

-¿Qué dices? El a mí no me interesa

-No es que dude de tu capacidad para este trabajo pero Borja tiene fama de…ya sabes… creo que te escogió a ti porque le gustaste y no solo lo pienso yo…

-Pues vaya manera de demostrarme que le gusto, haciéndome la vida imposible…

Las dos terminaron su café y Alba fue a llevarle el suyo al señor Gómez.

-Aquí tiene señor- Alba se encamino a la puerta

-Alba, espera

Ella se giró de manera elegante, con la cabeza alta y su pelo recogido en una grácil coleta se movió sugerentemente, como la que “no quiere la cosa”.

-Siento haberme comportado así, pero es que a veces…. Me desesperas

-¿Te desespero?- “Pues contrata a otra, así de fácil tontolavas”

-Nunca he conocido una mujer como tú, no sé cómo comportarme contigo….

“Ui, ui ui” Alba se ruborizó casi sin darse cuenta y su jefe dejo traslucir una sonrisa malévola. Alba sintió el corazón en la cabeza, palpitando, casi se le nubla la vista “¿Qué quería decir? ¿Estaba ligando conmigo? ¿Que debía hacer yo ahora?”

Alba dio un paso atrás casi instintivo cuando Borja se levantó de su asiento agarrándose la corbata, quizá Alba nunca se había fijado, pero en ese momento le pareció extremadamente sexy, era joven, unos 30 años, el pelo negro, peinado discretamente, unos ojos verdes preciosos, alto y sus brazos fornidos se marcaban bajo el traje de chaqueta. El odio que sentía por él no le había dejado fijarse en ese detalle, era extremadamente guapo.

-Tengo que seguir con el trabajo señor

Él movió la cabeza con gesto afirmativo y ella casi sin aire se dirigió a la puerta “¿Qué había pasado?” Alba se dirigió a su despacho y el resto de la mañana transcurrió sin novedad, no lo vio salir del despecho tan solo hasta la hora de comer, cuando al pasar por el despacho de Alba la miró con un gesto indescriptiblemente serio, a Alba se le encogió el corazón.

Decidió no salir del despacho ni para comer, cuando antes terminara el trabajo antes se podría ir, había preparado un tuper con un poco de ensalada cesar así que se lo comió rápidamente, el teléfono de Alba sonó y hasta su nombre en la pantalla le pareció sumamente perfecto “Austin”

-¿Sí?

-¿Cómo estás muñeca?- Alba dudó

-Eh…lo de siempre

-¿Ha pasado algo?

-No, nada- respondió nerviosa- llegué tarde al trabajo y mi jefe quiere que me quede hasta tarde, no podrás venir a recogerme

-Menudo cabrón- Alba se mantuvo en silencio mientras Austin resumía lo que había sido su mañana, se levantó a las diez y preparo café, salió a correr un rato y a las doce estuvo haciendo algunas fotografías por el barrio, ahora se fumaba un cigarrillo tirado en la alfombra- Pues avísame cuando termines y pasare a recogerte en la moto.

Alba sonrió de oreja a oreja al recordar, la primera vez que montaron en moto.

-Claro, te avisaré.

A las seis de la tarde Alba había terminado todo el pápelo que el señor Gómez le había dejado. Se encaminó a su despacho y toco la puerta con los nudillos.

-Adelante

-Señor aquí le dejo todo lo que me mandó ¿Quiere que se lo archive?

-No, así está bien- dijo mientras entrelazaba las manos sobre la mesa- puedes empezar a tutearme

-No creo que eso sea lo correcto

-Hay tantas cosas que no son correctas en esta vida…-dijo mientras se levantaba de su asiento y se colocaba apoyado sobre la mesa delante de ella, con los brazos cruzados.

-¿Puedo marcharme ya?

-Creo que alguien ha sido mala esta mañana…-dijo con un tono tremendamente seductor- en realidad llevas siendo mala desde el primer día que llegaste aquí…provocándome, meneando ese culito y esas piernecitas tan sexys.

A Alba casi le estalla la cabeza, se quedó paralizada, deseando que ocurriera algo que pudiera hacerla salir corriendo de allí, pero la verdad es que estaba tremendamente excitada.

-No sé de qué me habla, yo solo vengo a trabajar

-Ya sé que eres muy… responsable con tu trabajo

-Pues nunca me has demostrado que lo sepas

-Sé que eres de ese tipo de chicas de fachada dura pero que en realidad sois extremadamente débiles

-¿De qué coño me estás hablando Borja?

-Al menos me tuteas

-Tengo que irme a casa

-No te he dado permiso- Alba que ya estaba de espaldas a él, se volvió para mirarlo

-Tengo que irme

-Bueno, por esta vez te perdonaré, si me dejas invitarte el Viernes a una copa

-El viernes no puedo

-¿El sábado?

-No estaré aquí el fin de semana

-Pues mañana y es una orden.

A Alba se le desbordó el corazón, no sabía lo que tenía que hacer, se sentía presionada, tenía miedo de perder el trabajo, pero siempre había tenido las ideas claras y siempre había sido una persona honrada, no podía hacer esto. Borja se acercó a ella acariciándole la mejilla y dejó un beso suave sobre su pómulo derecho.

-Eres tan joven, tan delicada….

Alba dio un paso atrás y salió disparada del despacho, miles de ideas le rondaban la cabeza, sentía miedo y no sabía qué hacer. Mandó un rápido mensaje a Austin “He salido, te espero en la puerta” recogió sus cosas y se encamino rápidamente hacia la salida.

Esperó fuera viendo cómo iba cayendo el sol, estaba nerviosa, confundida y a la vez extremadamente excitada y acalorada, Borja era el tipo de hombre que a ella le convenía, lo sabía, era el hombre que sus padres adorarían, le daría hijos y vivirían en una preciosa casa de campo, era el tipo de hombre que ella necesitaba, era tan guapo y le provocaba tantas cosas….el ruido de la moto la devolvió a la realidad.

-Sube nena- dijo Austin

Alba sin pensarlo se arremango la falda y se sentó en la moto tras él, se colocó el casco y condujeron hasta casa, cuando llegaron Austin aparco y se quitó el casco, mostrando su pelo rubio sudoroso y muy sexy. Alba con su mirada distraída se encamino hacia la entrada del bloque de pisos, Austin le dio una palmadita en el trasero y abrazándola fuertemente contra su pecho, la beso con pasión, enredando sus lenguas, buscando profundidad, Alba no podía más, estaba acalorada, lo deseaba, entraron al ascensor casi empujándose el uno al otro. Austin la aprisionó contra la pared y la besó salvajemente, mordiéndole el labio inferior con urgencia, las manos de Austin le subieron un poquito más la falda y ella comenzó a notar la incipiente erección que se erguía contra sus piernas, Alba lamió sus labios y los chupó con deseo. Al llegar el ascensor a su planta, Austin la cogió en brazos y abrió la puerta todavía con ella encima, estaba tan desenvuelto en la tarea de abrir la puerta casi sin mirar y con una chica encima que a Alba le pareció que no era la primera vez que lo hacía, pero en ese momento eso no le importaba. No pararon de besarse y una vez en el salón Austin la dejo caer delicadamente sobre la alfombra, ella se soltó el pelo dejándolo libre y tremendamente sexy, Austin se quitó la camiseta y siguió besándola en la boca. El calor que sentía parecía que los iba a hacer combustionar de un momento a otro, Alba estaba excitada, muy excitada y sin previo aviso se giró, dejando a Austin bajo ella, tumbado contra la alfombra, Alba se sentó sobre él y le agarro de las muñecas, colocándole los brazos a ambos lados de la cabeza, estaba muy mojada, podía notarlo, se desabrochó la camisa y la dejo así, abierta, se subió la falda sin dejar de mirar a Austin a los ojos, agarró el miembro de Austin y ella misma lo introdujo en su interior con urgencia, Austin dejo escapar un sonoro gemido.

-¿Sin condón Alba?

-Eres mío

A Austin no le hizo falta nada más, ella comenzó a cabalgar sobre él, exigiendo cada vez una penetración más profunda que la anterior, una, dos, tres…siguieron ese ritmo incesante que los llevaba a la locura. Alba comenzó a dar pequeños gritos de placer, que hacían la situación todavía más morbosa, Austin agarró el trasero de ella buscando su propio placer.

-Alba me voy a correr- dijo casi sin aliento

-Tranquilo, tomo la píldora

Austin se acercó a ella, la besó, la besó con urgencia, con deseo contenido, con una pasión única y arrebatada que solo ella le había hecho sentir y dio un pequeño gruñido que puso a Alba a cien.

-No puedo más, me voy Austin…me voy…

-Si nena, córrete para mi

Subieron la intensidad y con una última y acertada penetración llegaron a un intenso clímax.

Ambos se tumbaron boca arriba, en la alfombra, sudorosos y exhaustos, Austin agarro la mano de Alba y la besó suavemente.

-Que arrebato de pasión ¿no?- Austin se giró para mirarla y Alba con el pecho moviéndose agitadamente por el esfuerzo, asintió.

Austin acaricio su mejilla y ella cerró los ojos, de repente la imagen de su jefe le vino a la mente, sudoroso, sobre ella, serio, mandón y estricto, hasta ahora no había visto la actitud de Borja con esos ojos, pero ahora…. Agitó la cabeza intentando que los pensamientos desaparecieran de su mente y se levantó, quitándose la ropa que todavía colgaba de cualquier manera sobre su cuerpo, Austin se puso de pie y se acercó a ella por detrás, le dio un beso en la nuca y siguió bajando hasta su cuello

-¿Y si repetimos en la ducha?

 

 

10 “Solo una copa de negocios”

El agua corría por sus cuerpos y lo inundaba todo de una atmosfera de placer. Alba con las manos apoyadas en los azulejos de la ducha, echaba la cabeza hacia atrás, mientras Austin la penetraba fuertemente desde atrás, jadeando, besando su espalda, empujones profundos que le producían a Alba un incesante calambre en la columna vertebral, el placer le aturdía la cabeza, le nublaba la vista, era la primera vez que lo hacía en una ducha y todo se tornaba demasiado morboso, dos embestidas más y ambos se abandonaron al placer.

Después se enjabonaron el uno al otro, se besaron, se amaron.

Austin salió primero de la ducha, se anudó una toalla a la cintura y cogió una toalla para envolver a Alba en ella, la sacó de la ducha en brazos, la secó y le dio un beso suave en la nariz.

-Austin no tengo ropa aquí y la mía está….- ambos miraron la ropa tirada en el suelo

-Si, está sucia- Alba sonrió arrugando la nariz, un gesto que a Austin le encantaba-  Ve a casa, trae un pijama y ropa para mañana.

-¿Quieres que me quede a dormir?

Austin asintió. Alba se anudó la toalla sobre el pecho y descalza se dirigió a su casa, cogió las llaves del bolso y cuando estuvo enfrente introdujo la llave en la cerradura y la hizo girar, tal fue la sorpresa al abrir la puerta que al taparse la boca con la mano derecha, la toalla se deslizó cayendo hasta sus pies. Sonia no estaba precisamente sola ese día, estaba sentada en el sofá blanco del salón, con las piernas abiertas, mientras un chico introducía la cabeza entre sus piernas. Sonia abrió los ojos y agarró la cabeza de él más fuerte contra ella

-¡¿Alba que haces aquí?! ¿No sabes llamar?

-Te recuerdo que también es mi casa- dijo mientras recogía la toalla y se tapaba como podía.

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