A 63 AÑOS, NO NOS VENCE NI CRISTO: El bombardeo a plaza de Mayo

A 63 AÑOS, NO NOS VENCE NI CRISTO: El bombardeo a plaza de Mayo

La Guacamaya Roja

16 DE JUNIO: LA MASACRE EN PLAZA DE MAYO

Hoy se cumplen 63 años de lo que fue el mayor atentado terrorista, primero en Argentina, y, además, único bombardeo del siglo XX a una ciudad abierta en el continente americano. Se estima fallecieron alrededor de 400 personas y resultaron heridas entre 800 y 2000.

Aquél 16 de junio, durante cinco horas, perpetrando un crimen de lesa humanidad escuadrones de aviones pertenecientes, principalmente, a la Aviación Naval de la Marina de Guerra descargaron 14 toneladas de bombas, balas de munición aérea y combustible líquido sobre la Plaza de Mayo, la Casa Rosada, el Ministerio de Guerra, así como el edificio de la CGT y la entonces residencia presidencial.

La manifestación de Corpus Christi, del 11 de junio de 1955, integrada también por militantes antiperonistas constituye la antesala del golpe contra el Gobierno constitucional de Perón. En los días siguientes se completa la trama conspirativa para bombardear la Casa de Gobierno, a cargo de la Aviación Naval, con el fin de asesinar a Perón y ocuparla con una fuerza de choque de la Infantería de Marina.

El bombardeo se inicia el mediodía del 16 de junio. La acción intensa se prolonga por varias horas dejando en la Plaza de Mayo un escenario dantesco. Decenas de civiles que concurrían a sus trabajos son destrozados por el fuego y las esquirlas. La CGT convoca a los trabajadores a defender el Gobierno popular y después del mediodía cientos de personas llegan para ayudar a los caídos, algunos armados, otros con palos dispuestos a pelear. A las 15.30 hs. de esa tarde aparece otra escuadrilla que lanzó una seguidilla de bombas y barrió la Avenida de Mayo con sus ametralladoras. El golpe fue sofocado pero quedaron en la Plaza centenares de muertos y un millar de heridos.

"Era un jueves gris, frío pero laborable, cuando 34 pájaros de acero, llenos de odio hacia el Pueblo, bombardearon Buenos Aires con el presunto objetivo de asesinar al presidente constitucional Gral. Juan Domingo Perón. No existen antecedentes en la historia mundial de que miembros de las Fuerzas Armadas de un país, con la connivencia de sectores civiles, descargaran sus bombas y ametrallaran a la pacífica población civil en una ciudad abierta, como forma de implantar el terror y el escarmiento para lograr la toma del poder"

Perón pide calma y no toma represalias con los responsables con la intención de frenar una posible guerra civil. Pocos días después en sus discursos de los días 5 y 15 de julio convoca a la "pacificación" proclamándose Presidente de todos los argentinos, amigos o adversarios. Los opositores le contestan con discursos duros e intransigentes rechazando todo intento de conciliación.

"Los motivos de los criminales fueron claros: consideraban necesario, impulsados por las potencias extranjeras, poner fin al gobierno del supuesto “tirano” que había emancipado económicamente al país y dignificado al Pueblo, tachado por ellos como “masa bárbara”, perjudicando así a los intereses de la antigua élite dominante, administradora corrupta de un país colonial con economía extranjerizada y un Pueblo oprimido"

El día 31 de agosto J. W. Cooke, promoviendo la adhesión al acto convocado para ese día por la CGT, expresa en un mensaje radial:

"La voz del Presidente no fue escuchada ni su mensaje respetado. Y el sacrificio que hicimos al contener nuestras ansias de salir, gritar la indignación y el dolor que nos provocaba la muerte impiadosa de los hermanos segados por la metralla, sólo ha servido para que núcleos reaccionarios, políticos superados por el tiempo y la historia y grupos añorantes de un pasado de explotación y coloniaje, se entregaran a la despreciable tarea de crear un clima de perturbación, conducente a destruir las conquistas populares logradas en diez años de lucha, esfuerzos y holocaustos...".

Después de asumir como interventor del partido Cooke había diseñado un plan de movilizaciones y actos públicos. El Partido Peronista saldría otra vez a la calle. Pero los acontecimientos no le dieron tiempo suficiente para concretarlo. Las versiones de la inminencia del golpe se propagan rápidamente y el 16 de setiembre de 1955 se levanta en Córdoba el General Lonardi.

Dos días después el destino del golpe es todavía incierto, pues algunos mandos permanecen leales aunque la flota, bajo las órdenes de Isaac Rojas -después de cañonear Mar del Plata- se ubica frente a La Plata amenazando con bombardear la destilería de petróleo. Ante la amenaza de este bombardeo a bienes de la Nación -con los antecedentes de lo ocurrido el 16 de junio- el día 19 Perón reúne a una Junta de Generales y entrega la renuncia como Presidente de la Nación.

En los días posteriores son incesantes las manifestaciones obreras que son ametralladas desde vehículos blindados que recorren el centro de la Ciudad donde se registran intensos combates callejeros.

El 23 de setiembre asume el General Eduardo Lonardi. Habla desde los balcones de Plaza de Mayo y -haciendo suya una frase de Urquiza- afirma que "no hay ni vencedores ni vencidos". Perón es derrocado por un golpe cívico-militar que se denomina "Revolución Libertadora"; comienza su exilio que durará casi 18 años.

Bombardear Buenos Aires: Trgedia del 16 de junio

La confabulación proyectada consistía en aprovechar el vuelo-homenaje que despegaría a las 8 de la mañana, y bombardear, entre otros objetivos, la Plaza de Mayo, la Casa de Gobierno y el Ministerio de Guerra para escarmentar al Pueblo argentino e intentar tomar el gobierno.

El plan se retrasó por razones climáticas. Se esperaba comenzar el bombardeo a las 9 de la mañana cuando el presidente Perón estuviese reunido con su Estado Mayor, pero este recién se inició al mediodía, cuando el cielo se despejó. La primera bomba, que cayó en el techo de la Casa Rosada, habría sido la única capaz de ser explicada, en el marco del confieso objetivo golpista de matar a Perón, quien logró salvar su vida ocultándose en el Ministerio de Guerra. La siguiente detonación dio en un trolebús repleto de niños que circulaba por Paseo Colón y mató a todos sus ocupantes, mientras la gente que estaba en la plaza corría con tanto desconcierto como desesperación. Las bombas siguieron cayendo, en plena Plaza de Mayo y edificios adyacentes. A los heridos, en su mayoría mutilados, desangrándose, comenzaban a tratar de llevarlos por cualquier medio de transporte, porque no alcanzaban las ambulancias, para que recibieran atención médica, que se vería rápidamente colapsada.

Los estallidos sirvieron de señal para el despliegue de los Infantes de Marina desde el Ministerio del este arma y del Arsenal Naval de Puerto Nuevo, hasta llegar a la Plaza Colón, a menos de 100 metros de la Casa Rosada, lugar desde donde la ametrallaron. Desde la sede de gobierno sostuvieron y replicaron el embate cuarenta heróicos granaderos. Siguiendo con el plan gorila, un grupo de comandos civiles y marinos se apoderó de Radio Mitre, desde donde comenzó a irradiarse la “proclama” anunciando la muerte del presidente, pero la lectura fue interrumpida y se procedió a la transmisión de un comunicado con la firma de Perón informando sobre la situación imperante.

Poco más tarde, durante una nueva incursión aérea, la plaza ya era un tendal de cadáveres y cuerpos mutilados. Había feroces tiroteos, y la presencia de fuerzas leales del Ejército obligaba en otros puntos de la ciudad a las fuerzas antipatria a replegarse en el Ministerio de Marina. Los insurrectos capitularían al caer la tarde, luego de sufrir una improvisada invasión por parte del pueblo, el protagonista movilizado por la central obrera, que cercó, para defender al gobierno constitucional, el Ministerio de Marina sublevado, contrariando incluso las órdenes de desmovilización del general Perón.

Pasadas las 17 horas, ante el fracaso del golpe, fueron cesando los ataques y los aviones rebeldes se fugaron hacia Montevideo dejando atrás una Plaza de Mayo que ofrecía un espectáculo de horror. Muertos y heridos por todas partes, aquí y allá, charcos de sangre y restos humanos, cráteres en las calles, automóviles incendiados, una atmósfera envenenada de muerte y pólvora, de fuego y destrucción. Con la Marina ya rendida, uno de los últimos aviones, al sobrevolar los alrededores de la CGT, encuentra a un grupo de trabajadores, y sobre ellos descarga su artillería, inútil, sólo cargada de odio de clase.

El golpe salvaje fue sofocado y los aviones volaron al Uruguay llevando a partícipes civiles y militares, que fueron recibidos en Montevideo por el presidente Luis Batlle Berres, que los alojó, les compró ropa y les dio dinero para gastos. Esto demuestra que semejante conspiración se realizó con el apoyo de militares extranjeros, y seguramente con la complicidad del Departamento de Estado norteamericano y de la Foreing Office británica. Permanecieron en Uruguay hasta tres meses después, cuando el imperialismo a través de sus títeres logró derrocar el gobierno constitucional de Perón y dió lugar al comienzo de una dictadura feroz, autodenominada “Revolución Libertadora”, recordada como “La Fusiladora”.


Videos

Bombardeo gorila a Plaza de Mayo – 16 de junio de 1955 (Fragmento de “Sinfonía del Sentimiento” de Leonardo Favio):

Bombardeo a Plaza de Mayo, el proyecto de milicias populares y el golpe de 1955 (Fragmento de “La Revolución Justicialista” de Solanas y Getino):

Fuentes: REDCOM /SUTEBA/Secretaría de Formación Político Sindical, Libro "Clase Trabajadora, nuestra historia"/La Baldrich/


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