2312
CISNE Y LOS LOBOS » Extractos (16)
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Extractos (16)
Nunca fue política oficial de ninguna unidad mayor que el terrario individual, y ni siquiera esos dirían rara vez algo explícito respecto a sus animales: dónde eran enviados, cuántos, por medio de qué transporte, por qué… Nada. El supuesto es que la coordinación que obviamente tenía que haber se mantuvo fuera de línea, y aún no está debidamente documentada. Volviendo la vista atrás, la ausencia de una declaración pública no parece tan sorprendente, porque a estas alturas estamos acostumbrados a ello; pero entonces era un fenómeno relativamente nuevo, y hubo denuncias generalizadas de que la desaparición de declaraciones políticas públicas significaba que vivían sumidos en un gran caos. Ninguna orden obtenida en el sistema solar, la balcanización se había completado; la historia de la humanidad había desaparecido por un tiempo como un chorro de agua de deshielo en la superficie de un glaciar, que caía en un molino en funcionamiento, que a partir de entonces operaría invisible bajo el hielo. Nadie lo controlaba; nadie sabía adónde iba; nadie sabía siquiera lo que estaba pasando
desde el principio hubo gente que argumentó que era un error en muchos aspectos diferentes: que era un desastre ecológico, que la mayoría de los animales moriría, que la tierra quedaría devastada, destruidas las comunidades botánicas, la gente en peligro, su agricultura en ruinas. Las imágenes reales del regreso de los animales podría semejar los ataques en paracaídas de la Segunda Guerra Mundial o las películas de invasiones alienígenas, y el temor de tasas de accidentes similares avivaron el fuego en varios lugares. Durante el descenso, algunos animales fueron derribados en el cielo como en un campo de tiro al plato. Y, sin embargo, la mayoría descendió, sobrevivió, sufrió. Durante algunas semanas o meses, por lo tanto, eso fue lo único de lo que se habló, y todo el mundo gritó a voz en cuello. La inmensa inundación de imágenes fue ambigua, por decir algo. Algunos gritaron que los estaban invadiendo, pero otros apelaron a todo lo contrario. La repoblación de las especies animales, la migración asistida, la rebelión de los animales; hubo un punto en que se la llamó la reanimación, el uso del término cuajó y luego se extendió hasta sustituir a todos los demás. Y al final no importó qué nombre le puso la gente: los animales estaban allí
muchos acusaron a los terrarios de fomentar la revolución en la Tierra. Otros lo llamaron una inoculación, y hubo microbiólogos que hablaron de transcripción inversa. La introducción de un inoculante en un nicho ecológico vacío causa en verdad una revolución en el bioma. La rapidez del cambio puede ser caótica y traumática. En este caso, los animales mueren a menudo, se quedan sin comida y luego también estaban los choques de población, a los carroñeros les fue bien, los papeles de depredador y presa fluctuaron violentamente, y la vida de las plantas metamorfoseó bajo su impacto. Los campos cambiaron, los bosques cambiaron, y cambiaron los suburbios y las ciudades. Las campañas de erradicación se enfrentaron a una fuerte resistencia y un apoyo enconado. A veces se trataba de una especie de guerra entre los animales, pero la gente siempre lideró la carga en ambos bandos
incluso en el momento de la balcanización, la Tierra era el centro de la historia. Se calcula que doce mil terrarios habían criado poblaciones amenazadas de animales durante más de un siglo, reforzando la diversidad genómica, y la razón de ser del ejercicio fue la de servir como un zoológico disperso, un arca o un banco inoculante, a la espera del momento adecuado para reintroducir estos animales a sus lastimados hogares. Fue una evaluación demasiado optimista decir que había llegado el momento, lo que causó un fuerte impacto en algunos ocupantes del terrario, pero al final casi todos convinieron en prestar atención al llamado y se montó una formidable armada
gran parte de la labor organizativa para la reanimación se trazó posteriormente hasta un grupo de trabajo relacionado con el séptimo León de Mercurio, que falleció años antes del suceso. Algunos gobiernos terrestres habían sido contactados, y los que se mostraron favorables con la idea dieron permiso para seguir adelante. La migración asistida era un concepto conocido, y de todos modos las especies invasoras ya habían reorganizado el mundo a su aire; la gente había luchado sin éxito contra la extinción, y gran parte de la Tierra estaba ocupada por las malas hierbas más resistentes y los animales carroñeros. Se hablaba de un mundo futuro poblado por gaviotas y hormigas, cucarachas y cuervos, coyotes y conejos. Un mundo yermo, despoblado y empobrecido, otra inmensa granja inútil. La reintroducción de las especies perdidas fue por lo tanto bienvenida por parte de muchos terrícolas. Que habría inevitables consecuencias políticas equivalía a decir que fue una acción colectiva humana; y ésas siempre tienen consecuencias
los doce mil terrarios y unas cuantas docenas de estados terrestres acordaron aparentemente ejecutar el plan en el primer semestre de 2312, pero como la mayoría de los acuerdos se cerraron sin que se firmase un solo documento, sin dejar pruebas, sólo se trataba de un dato anecdótico. La mayor parte de los registros orales de los participantes, hechos años más tarde, son la única prueba
Después de la reanimación, los problemas de la Tierra se convirtieron en ecológicos y logísticos, y se centraron en el transporte, la dispersión, la mitigación, compensación y defensa legal y física. La propia reanimación no supuso el final de la historia; de hecho, tuvieron que pasar muchas décadas antes de que se entendiera que supuso un momento clave en la eventual