Zombi

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Libertad condicional » 26

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EXCEPTO QUE: los viejos sueños empiezan otra vez en esta nueva cama en esta misma casa que de niño tanto visité. Junie y yo los nietos que la abuela y el abuelo amaban. Nunca conocieron a Q_ P_ pero decían que le amaban. Estos viejos sueños ahora he dejado de tomarme la medicación, me despierto con una ERECCIÓN grande como un COHETE y chisporrotea-explota despega COMO LA COLA DE UN COMETA. Mi semen es espeso y coagulado y caliente y pegajoso y lo limpio en las sábanas, en las cortinas, en la caja de cartón de la pizza y en servilletas de Enzio’s que doblé a un tamaño de seis centímetros cuadrados y coloqué en la cama de Akhil (que no estaba muy bien hecha, no lo que cabría esperar) una tarde cuando la casa estaba vacía.

Despierto en mi cama de cuidador en la parte trasera de la planta baja del 118 de la calle North Church y me estremezco-gimo cuando el ORGASMO me golpea como una descarga eléctrica. Sueño que estoy atado en la silla del dentista e indefenso y con cuchillos e instrumentos afilados en la boca hasta que me atraganto con mi propia sangre. Me siento bien una vez me levanto y enciendo la tele para ver Buenos días, América y preparo un poco de café y tomo unas anfetas que consigo en la calle cuando las necesito. Y recuerdo que la clase de informática era el día anterior, o a otra hora ese día. Porque el Tiempo es como una tenia metida dentro de ti en cualquier dirección. Así que de todos modos me dirijo una vez la furgoneta está EN MOVIMIENTO hacia esa dirección soy supersticioso respecto a cambiar de rumbo sólo por impulso.

Y si hay algún autostopista en la carretera a menudo junto a la autopista probablemente pararé y le dejaré subir y le observaré con frialdad como un científico calculando qué clase de zombi podría ser. Pero nunca me siento tentado tan cerca de casa. Y en el Dale Tech que es este lugar chungo de quinta categoría que todo el mundo en la universidad incluido el profesor R_ P_ mira por encima del hombro aparcaré mi furgoneta en el aparcamiento C para el que tengo una pegatina y cruzaré el «campus» (sólo cemento y franjas de hierba con arbustos y árboles la mitad de ellos muertos en invierno) pensando ¡De acuerdo! Visitaré a mis profesores para explicarles que hay un enfermo en la familia, mi mamá está luchando con el cáncer, o papá está enfermo del corazón pero no puedo encontrar sus despachos o si encuentro el despacho está en otro edificio o en otra ala del edificio pero cuando llego al despacho correcto está cerrado, la puerta está cerrada con llave, ese mamón se ha ido el resto del día. O digamos que me despisto siguiendo a unos tíos jóvenes de mi clase de ingeniería y entro en la unión de estudiantes donde tomaré tazas de café solo hasta que mis ojos giren como ruedas catalinas sentado viendo quién está por allí ¿ALGUIEN ME CONOCE? ¿ALGUIEN QUIERE SENTARSE CONMIGO? Entrecierro los ojos para ver si reconozco a alguien, si está bien sentarse con algunos de ellos, quizá están en mi clase de ingeniería o quizá en informática o me parezco lo suficiente a alguien a quien conocen y está bien. Llevo unos libros de texto, eso parece, y el pelo corto no cola de caballo ni suelto hasta los hombros desde el arresto aunque llevo el marchoso sombrero de piel flexible de OJOSDEPASA y los guantes de piel forrados de suave conejo de GUANTESDECONEJO están en el bolsillo de mi chaqueta de piel de carnero de trescientos dólares y mis gafas graduadas ámbar de estilo aviador están en la montura de GRANDULLÓN y tengo un aspecto de puta madre creo para un tímido chico blanco de treinta y pocos, mentón débil y entradas en el pelo. Y es extraño lo amistosos que son los estudiantes técnicos, y qué confiados. Como si estuvieras matriculado y fueras estudiante ya eres uno de ellos y no te hacen preguntas. Todos ellos como yo viven en Mount Vernon o en el condado y la mayoría tienen empleos a tiempo parcial o incluso a tiempo completo, como yo. Incluso a veces una chica coge una silla para sentarse a mi mesa si conoce a alguien que está conmigo. ¡Hola!, dirá como una animadora de instituto. Como las chicas del instituto de Dale Springs que miraban a través de Q_ P_ aquellos años como si no existiera. ¿Estás en mi clase de informática? Tu cara me suena.

Debería mencionar mis botas de piel de cabritillo hechas a mano un poco demasiado grandes para mí cortesía de Rooster. Observado por última vez caminando por la calle en Greektown, Detroit, fin de semana de Acción de Gracias de 1991.

Nunca he seleccionado ningún espécimen salvo el chico negro al que no cuento del barrio de viviendas protegidas Roosevelt, de Mount Vernon y alrededores. Pero es una extraña idea tener la práctica de hablar con ellos. Aunque yo sobre todo escucho. Para aprender sus palabras, su argot. Como estupendo, dicen, ¡eso es estupendo! Cada pocas palabras. Basto, jodido, raro, malgastado, retro, salvaje, fenomenal, latazo; las palabras no cambian tanto, y no hay muchas. Es más la manera en que mueven las manos, la boca, los ojos. Aunque no me atrevo a mirarles a los ojos a menos que lleve mis accesorios de plástico oscuros en las gafas.

A veces como mamá dice soy demasiado generoso y pago el almuerzo o las cervezas o cualquier cosa a alguien. O presto realmente dinero. Y llevo en la furgoneta a uno o dos de ellos a casa a veces si han perdido el autobús y van a barrios que se apartan unos kilómetros de mi camino y que no conozco y ¡No hay problema! digo y en estos casos la bondad de Q_ P_ será recordada, mi cara y la furgoneta Ford con la calcomanía de la BANDERA AMERICANA en la ventanilla trasera. Una gran calcomanía que encaja exactamente en la ventanilla trasera. Si necesitara un testigo (por ejemplo en un juicio) recordarían a Q_ P_ del Dale Tech y el hecho de que era amable.

Una vez presté a un flacucho chino mi chaqueta de piel de carnero una helada noche de invierno, sin hacer preguntas. Y me la devolvió, quizá dos semanas más tarde pero me la devolvió. Un estudiante de ingeniería llamado «Chou» o «Chih» con un sonido ¡ping! Y sus ojos negros brillantes y no parecía tan joven y tan inocente como la mayoría de ellos pero cuando dijo Gracias, amigo todo lo que yo hice fue mascullar De nada.

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