Zombi

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Cómo ocurrieron las cosas » 44

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Quedaban seis piedras sobre el aire acondicionado. Y después cinco, y después cuatro, EL FRAGMENTO Q preparado para EXPLOTAR pero: ¿cuándo?

El jueves 25 de agosto sería la fecha, pensé. ZONA CERO y en mi calendario pegado en el interior de la puerta del armario con cerradura de combinación la señalé con rotulador rojo: ★

Cuántas veces Q_ P_ espera a ARDILLA su presa en su furgoneta calmado y metódico. Y cuántas veces Q_ P_ es ARDILLA pedaleando en su bicicleta rápido y desenfadado y ágil y ajeno a todo peligro como un ciervo corriendo y saltando y la mira del cazador apuntando a su corazón. ARDILLA con su gorra de los TIGERS con la visera hacia atrás sobre su cabello castaño-rubio y sus esbeltos hombros encorvados sobre el bajo manillar y el cinturón y la cintura de sus tejanos tan ajustados que parecía que podía rodearlo con mis dedos. ¡Y aquella coleta! Y su atractivo rostro bronceado levantado, la frente ligeramente arrugada de ese modo que se ve en los niños y te sorprende, un niño pensando y más aún preocupado. Como si ARDILLA se supiera portador de un DESTINO ESPECIAL. Y vi las nudosas vértebras de su columna y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

¡No! ¡Es demasiado bello para que Q_ P_ lo toque!

Me hacía una paja cada pocas horas, demasiado tenso para quedarme sentado quieto y demasiado excitado para salir y arriesgarme a que alguien me viera e informara de que tomo anfetas o estoy flipado. Y evitaba a los inquilinos, no respondía cuando llamaban a la puerta. Y mamá llamó desde Mackinac para preguntar por qué no iba después de todo a pasar unos días todo es encantador aquí el agua tan hermosa y el aire tan puro. Y papá se puso al teléfono alegre y amistoso y BORRAR con el pulgar. Y otra vez Junie y descuelgo el teléfono y enseguida se pone a quejarse. Estamos a 21 de agosto y por qué no le he devuelto las llamadas, ha dejado al menos tres mensajes para mí estaba preocupada por mí por el amor de Dios. Y así sucesivamente. Estoy comiendo burritos de carne de buey Taco Bell congelados y bebiendo Bud directamente de la lata. Pasando los canales de la tele. Cincuenta y dos canales y otra vez al principio. Estoy crispado como si estuviera buscando algo y no supiera lo que es. Junie está HABLANDO. Como siempre HA HABLADO. La hermana mayor que es un hacha, directora de un centro de enseñanza secundaria. Me resbala por el brazo un poco de salsa guacamole verde. En el canal seis hay cadáveres negros desnudos en un vertedero en algún lugar de África. En el canal nueve hay niños que chillan en algún hospital bombardeado en este lugar llamado Bosnia. Y se funde en un anuncio Les habla su gobernador. En el canal once un anuncio de una furgoneta rebotando por un desierto paisaje rocoso. En el canal doce el tiempo En Michigan y la región de los grandes lagos siguen las temperaturas elevadas. En la MTV una zorra hispana cachorra con el cabello tieso está lamiendo los pezones de un blanco colgado de cocaína y vuelvo al canal once. Junie está diciendo tan claro como si estuviera en la habitación conmigo Quentin, maldita sea, ¿estás ahí? Y Q_ dice ¿Dónde coño quieres que esté si no, Junie? Y hay una pausa como si le hubiera dado una bofetada en la cara a esa zorra. Y trato de terminarme el burrito y miro la pantalla de la tele sabiendo que aquí hay algún mensaje, algo urgente. Junie dice que le gustaría hablar conmigo, está preocupada por mí, la influencia que compañeros inadecuados pueden tener en mí. Es un Dodge Ram último modelo que va a toda velocidad por el terreno rocoso. Una gran luna reluciente en el cielo. ¿O el Dodge Ram está en la luna, y la Tierra es lo que flota ahí? Junie está diciendo que les debo a mamá y papá intentar llevar una buena vida. Y en el fondo yo soy una persona decente, ella lo sabe. Dice que ella misma no siempre tiene equilibrio emocional. Tiene sus períodos de estrés, también. En realidad está visitando a un terapeuta holístico de Ann Arbor. Pero por favor no se lo digas a papá y mamá, Quentin; ellos creen que soy la fuerte. Cuentan conmigo para que esté con ellos. Una pausa y dice Quentin, ¿estás ahí? Y yo gruño sí sí y estoy pensando cómo tu hermana (o podría ser tu hermano) sale del mismo agujero del que tú saliste. Y fuiste expulsado de la misma polla. Y todo ello a ciegas y por casualidad y sin embargo existe el CÓDIGO DEL ADN. Y por eso una hermana (o un hermano) te conoce de ese modo en que no quieres que te conozcan. No es que Junie me conozca. No es que nadie en el universo me conozca. Pero si uno de ellos me conociera sería Junie mirando fijamente en el alma de Q_ P_.

Junie repite que me invita a cenar mañana por la noche, no sólo para hablar sino que hay un amigo que me quiere presentar y yo digo que estoy ocupado. Bueno, ¿la otra noche? Y estoy ocupado. Y ella se cabrea y dice ¿qué es tan importante en tu vida, Quentin? No me engañes. Dime, ¿con quién estás? Y yo estoy mirando la tele y no oigo. Y ella dice, ahora seria: ¿Sabes de qué tengo miedo, Quentin?, de uno de tus compañeros secretos, algún drogadicto un día de estos te hará daño, esto es lo que me da miedo. Por mamá y papá. Porque eres demasiado ingenuo y demasiado confiado como si estuviéramos en los sesenta o algo así y eres demasiado estúpido para saber lo que más te conviene.

El Dodge Ram rebota por el paisaje. La imagen se funde en unos idiotas en uniforme de béisbol, el estadio de los Tigers, Detroit.

Ahora conozco el paso final. Me como el segundo burrito aunque ni siquiera tengo hambre pero me comería un toro, mi boca está viva por sí sola y devora lo que tengo en la mano. Camino de la ZONA CERO en cuatro días. Como la pieza de un rompecabezas que no encontraba y ahora la tengo y el rompecabezas está completo.

Bajé al sótano y cerré la puerta con llave tras de mí. Y me metí en el sótano viejo, y cerré y aseguré la puerta. Y estaban los POLLITOS como los había soñado ¡salvo que eran reales! PÍO PÍO PÍO. Y no me tenían miedo. Y les cambié el agua (en platitos de papel de aluminio) en cada caja y retiré algunos excrementos y espolvoreé migas de pan y grano para ellos. Y aunque sólo tenían una semana estos POLLITOS picoteaban hambrientos y sin errar y sabían cuidar de sí mismos como aves adultas. Porque toda su vida se limitaba a comer. Y la comida se la daban.

Los conté porque sí. Cada caja de cartón, doce POLLITOS. Treinta y seis POLLITOS. Todos seguían vivos.

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