Zombi

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Libertad condicional » 1

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Me llamo Q_ P_ y tengo treinta y un años y tres meses.

Altura: metro setenta y siete; peso: sesenta y siete kilos.

Ojos castaños, cabello castaño. Complexión mediana. Algunas pecas desperdigadas por los brazos y la espalda. Astigmatismo en ambos ojos, lentes correctoras para conducir. Rasgos distintivos: ninguno.

Salvo quizá estas leves cicatrices en forma de gusano en las rodillas. Dicen que son de un accidente de bicicleta, cuando era niño. No les llevo la contraria, pero no lo recuerdo.

Nunca les llevo la contraria. Estoy de acuerdo con vosotros cuando pronunciáis vuestras palabras sabias. Movéis la boca como un culo y digo SÍ, SEÑOR digo NO, SEÑORA. Mis ojos tímidos. Detrás de mis gafas con montura de plástico que son del color de la piel vista a través del plástico.

Piel caucásica. Por ambos lados de la familia desde toda la eternidad, que yo sepa.

Mi CI cuando me hicieron la última prueba: 112. En una ocasión anterior: 107. En el instituto: 121.

Nacido en Mount Vernon, Michigan. El 11 de febrero de 1963. Escuelas públicas de Dale Springs. Instituto de Dale Springs, promoción de 1981. Q_ P_ quedó en el puesto cuarenta y cuatro en una clase de ciento dieciocho. No ganó ninguna beca para ninguna universidad. No formó parte de ningún equipo deportivo, ni periódico escolar ni anuario, etcétera. Máximas calificaciones en matemáticas salvo en cálculo del último año, en que la cagué.

Veo a mi agente de libertad condicional, el señor T_, los jueves alternos a las diez de la mañana, en el centro de Mount Vernon. A mi terapeuta, el doctor E_, los lunes a las cuatro de la tarde, en el Centro Médico de la Universidad. La terapia de grupo con el doctor B_ es los martes a las siete de la tarde.

No voy bien, creo. O quizá sí, justito. Sé que redactan informes. Pero no me permiten verlos. Si alguno de ellos fuese una mujer iría mejor, creo. Ellos te creen, no te están observando siempre, EL CONTACTO VISUAL HA SIDO MI PERDICIÓN.

El señor T_ hace preguntas como una máquina, SÍ, SEÑOR le digo NO, SEÑOR. Tengo un empleo. Ahora es fijo. El doctor E_ es el que me receta la medicación. Me hace preguntas para que hable. La lengua no me deja hablar. El doctor B_ lanza una pregunta como él dice para que los tipos hablen. Son auténticos maestros. Les admiro. Estoy sentado dentro de mi ropa mirando fijamente mis zapatos. Todo mi cuerpo es una lengua insensible.

Voy a todas partes en mi furgoneta Ford. Es un modelo de 1987, del color de la arena mojada. Ya no es nueva, pero es de confianza. Atraviesa tu visión como si atravesara una pared sólida invisible. Mi calcomanía de la bandera americana, grande como una bandera de verdad, en la ventanilla trasera.

Mi pegatina del parachoques dice NO ATROPELLO ANIMALES. Me pareció una buena idea llevar una pegatina en el parachoques.

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