Zombi

Zombi


Libertad condicional » 20

Página 24 de 63

20

CÓMO UN ACCIDENTE TONTO PUEDE CAMBIAR TU VIDA.

Tenía que encontrarme con un tipo, el joven Wayne State hijo, en la fuente de Grand Circus Park, en el centro de Detroit, una noche de verano calurosa y sofocante hace siete u ocho años y Q_ P_ estaba en la ciudad para pasar el fin de semana solo y novato entre los alcohólicos tumbados sobre la mierda de paloma flipados con Thunderbird y heroína algunos tan pasados que tomabas a un joven por un viejo, a un blanco por un negro, los ojos inyectados en sangre o con una película de mocos y la piel de color gris mohoso como un cadáver exhumado. Y creo que era la época en que estaba haciendo un curso para aprender a ser agente de la propiedad inmobiliaria en Mount Vernon, idea de mi hermana mayor Junie y era razonable, sólo que no salió bien. Quizá había bebido demasiado pero no estaba borracho, porque nunca estoy lo que se llama BORRACHO sino que me mantengo en pie y los ojos fijos, fríos. Y tenía bastante buen aspecto con mis tejanos ajustados y chaqueta de piel que llevaba por cuestión de estilo a pesar del calor de treinta y dos grados, el pelo como alas grasiento y peinado hacia atrás curvándose justo debajo de las orejas. Acababa de despertarme deslumbrado sin saber dónde estaba al principio en el palco de uno de los grandes cines que eran antiguos palacios en Woodward FIERO AMOR DE MUCHACHO Y ÉXTASIS PROHIBIDO. Y ahora era medianoche y había mucha luz aunque Woodward y Gratiot estaban prácticamente desiertos. Y esperé a mi amigo, y esperé, y él no llegó y me cabreó perder gran parte de un sábado por la noche y fui a algunos bares de Grand River y debí de emborracharme y después caminé por la acera y me cogieron por detrás dos o tres desconocidos, quizá más, que se quedaron parados mirando, ¿una pandilla de negros?, sólo adolescentes pero robustos y fuertes y se reían drogados hasta las cejas y me tiraron como si fuera una pelota de fútbol al sucio suelo Y ME DIERON PATADAS PATADAS PATADAS gritando ¿Dónde tienes la cartera, amigo? ¿Dónde tienes la cartera? Acababa de ver pasar un coche patrulla pero nadie acudió en mi ayuda, si hubo testigos en la calle les importaba una mierda y se alejaron, o se quedaron parados riéndose del blanco al que le estaban dando una paliza, las gafas rotas y la nariz sangrando y cuanto más se retorcía como un pez en un anzuelo más se reían los chicos y gritaban arrancándome la chaqueta de piel y encontraron mi cartera en cuestión de segundos pero seguían riendo, entonando ¿Dónde tienes la cartera, amigo? ¿Dónde tienes la cartera? Como si estas palabras fueran música para algunos y quizá lo eran. Y estoy llorando y tratando de decir ¡No! ¡No me hagáis daño! ¡Oh, por favor!, ¡no! ¡NO! Ni siquiera como un niño sino como un bebé, como haría un niño pequeño, y me meo en los pantalones y cuando ha terminado y ellos se alejan corriendo ni siquiera sé que aún estoy llorando, tratando de ocultar el rostro, doblado como un grueso gusano tratando de protegerme las tripas con las rodillas, y mucho rato después alguien se acerca a mirarme y pregunta, Amigo, ¿estás vivo? ¿Quieres una ambulancia o algo?

Cuando al día siguiente vi mi cara tuve la revelación.

Parpadeando y acercándome mucho al espejo porque no tenía las gafas, ¡y allí estaba esta CARA!, ¡esta fantástica CARA! Magullada y vendada (y sangre que se filtraba) y cosida (más de veinte puntos me dieron en el Detroit General por tres navajazos) y los labios amoratados e hinchados y esos ojos inyectados en sangre y ennegrecidos DESCONOCIDOS PARA MÍ.

Y comprendí entonces que podía habitar un ROSTRO NO CONOCIDO. No conocido EN NINGÚN LUGAR DEL MUNDO. Podía moverme por el mundo como otra persona. Podía despertar PIEDAD, CONFIANZA, COMPASIÓN, EXTRAÑEZA Y TEMOR con un rostro así. Podía COMER TU CORAZÓN y tu culo y nunca lo sabrías.

Ir a la siguiente página

Report Page