Yo

Yo


Capítulo 13

Página 18 de 30

Después del funeral, invitamos a la pareja de Gianni, Antonio, para que viniera a vernos a Niza. Estaba angustiado, y nunca llegó a llevarse bien con el resto de la familia de Gianni. Era un verano extraño, triste; estábamos dentro de la casa que nos acabábamos de comprar, y que habíamos decorado bajo la influencia del gusto de Gianni, y que él tanto había deseado conocer para darnos su opinión. Una noche, David dijo muy convencido que había llegado el momento de contratar personal de seguridad profesional. Nunca antes me había preocupado, ni siquiera cuando asesinaron a John Lennon. Tenía en nómina a un tipo llamado Jim Morris que había sido mi guardaespaldas en los años setenta, pero aquello era fruto de mi amaneramiento histriónico más que de otra cosa. Había sido culturista y ganado el concurso de míster Estados Unidos, era abiertamente gay —que no era poca cosa para un tipo duro negro en aquel tiempo—, y pasaba más tiempo llevándome hasta el escenario a hombros que haciendo cualquier otra cosa. Pero ahora parecía que necesitábamos seguridad de verdad. Las cosas habían cambiado.

Y nuestro verano iba a volverse aún más extraño. Un domingo por la mañana, a finales de agosto, nos despertó el sonido de la máquina de fax al encenderse. David fue a mirar y volvió con un trozo de papel con un mensaje escrito a mano de un amigo de Londres: «Siento mucho tan terrible noticia». Ninguno de los dos sabíamos a qué podía referirse. No podía tratarse de Gianni, pues hacía ya seis semanas que había muerto.

Con una creciente sensación de miedo, encendí la televisión. Y así fue como me enteré de que la princesa Diana había fallecido.

Ir a la siguiente página

Report Page