Voyeur

Voyeur


Voyeur » Capítulo Dieciséis

Página 20 de 23

Capítulo Dieciséis

EL sol entraba por la ventana a la mañana siguiente, obligando a los ojos de Laura a abrirse. Ella estaba acostada en la cama desnuda junto a Braden, quien ya estaba despierto y mirando hacia ella, con su oscura mirada hermosa como siempre, su pelo revuelto y la mandíbula cubierta de rastrojo. Era el tipo de visión que hacía a una mujer preguntarse si estaba soñando.

Lo cual le hacía volver a pensar en... algo que parecía tan surrealista que tenía que haber sido un sueño. La noche de ayer.

—Eso no ocurrió en realidad, ¿verdad?

Los ojos de Braden se abrieron con preocupación.

—Oh Dios. Por favor no me digas que vas a flipar y lamentarte sobre mí.

Ella contuvo su aliento y se quedó mirando el ventilador de techo zumbando por encima de ellos. Realmente había sucedido. Ella había jodido fuera los cerebros de dos hombres la noche anterior. Wow.

Pero antes de que ella procediera a enloquecerse, se detuvo a sí misma y pensó en la situación. Había sucedido y no había forma de retroceder ahora. Había dejado que suceda, había querido que suceda. Y esto había sido la experiencia más deliciosa de su vida y no lo podía negar. Ella no creía nunca haberse sentido más poderosa, más femenina, más deseada y más mujer de lo que se había sentido ayer por la noche.

Miro hacia abajo al guapo hombre a su lado.

—Hace una semana, no podría haberlo manejado de ninguna forma. Pero de alguna manera ahora debido a ti puedo. Y dudo completamente que lo vaya a hacer otra vez, pero me alegro de haberlo hecho y me alegra que me empujaras a hacerlo. Me hiciste sentir cosas que nunca habría sentido sin ti.

Una lenta sonrisa se desplegó en su rostro.

—Estoy muy contento, nena— él dijo tirando de ella en sus brazos. —Porque yo quiero que sientas todo. Quiero que seas una mujer que no tiene miedo a buscar su placer.

A pesar de sí misma una risa un poco tímida se le salió.

—Lo creas o no, antes de que nos conociéramos, tuve relaciones sexuales, ya sabes. No estoy totalmente atrasada y pasada de moda como probablemente parecía cuando nos conocimos.

—¿Muchas?— preguntó el luciendo curioso.

—Bueno... con los chicos que estaba en una relación, sí, seguro.

—¿Pero fue... como lo es conmigo?

Ella miró a sus ojos tratando de leer la verdadera pregunta allí, tratando de interpretar su corazón. Pero no quería cometer el error de ver más de lo que en realidad existía.

—Si te refieres a si había vibradores y terceros involucrados y afeitado, ya sabes la respuesta a eso.

—Eso no es lo que quiero decir. Lo que estoy preguntando es... ¿fue tan... intenso como lo es entre nosotros?

Intenso. Eso era poco decir. Ella sacudió su cabeza. Entonces lo miró, mitad burlándose, mitad no.

—Es posible que me hayas arruinado para todos los demás hombres.

No había duda en su expresión arrogante.

—Esa no era mi objetivo, pero...

—¿Pero?

Él sonrió con vehemencia.

—Pero me gusta pensar que te he dado experiencias que ningún otro tipo ha logrado.

Una risa corta y salvaje se le escapó.

—Felicitaciones, lo tienes; alrededor de un centenar de veces. Lo que me recuerda, tú no tiene ninguna otra sorpresa bajo la manga para mí, ¿verdad? ¿Otras perversas actividades, lencería, juguetes?

Sin dejar de sonreír, él meneó su cabeza.

—Me temo que no. A menos que quieras que yo salga con alguna.

—¿Ningún zapato?— Ella arqueó las cejas. —No es que los quiera, pero una vez insististe en que el tamaño de mis zapatos, por lo que yo esperaba llevarlos en algún momento.

Él le dio a su cabeza una inclinación cuestionando el hecho.

—Dijiste que los echarías a la nieve. Yo no quería perder un buen par de zapatos.

Ella lanzó una sonrisa en respuesta justo cuando su teléfono celular sonó a través de la habitación, sobre la mesa al lado de su computadora portátil, donde ella suponía que él lo había dejado ayer cuando se había puesto al día con su trabajo. Observó cómo él volcó la colcha y anduvo con pasos quedos todo el espacio para contestar, tan bellamente desnudo que le hizo agua la boca.

—Braden Stone— dijo abriendo de un tirón el teléfono.

Ella podía decir que era una llamada de negocios, no sólo por la discusión sino por el tono que él tuvo, dominante, fuerte y con autoridad, y ella comprendió exactamente cómo tenía éxito derrocando corporaciones.

—Eso no es aceptable—, estaba diciendo, —y tú vas a corregirlo. Hoy. Dentro de una hora, de hecho.

Ella se mordió el labio, consciente que verlo dándole a alguien un infierno por teléfono mientras él estaba mirando por la ventana completamente desnudo fue tal vez, curiosamente, una de las cosas más sexy que jamás hubiera visto, también tuvo que darse cuenta que lo que habían compartido la noche anterior había sido nada menos que profundo.

Ella había estado tratando de convencerse a sí misma desde el principio que esto era sólo sexo, sólo diversión, sólo placer físico. Pero los mundos que él había abierto, la generosidad que le había mostrado, la manera en que la había animado y emocionado, le hacían sentirse segura sin importar que... suspiró, sabiendo más allá de dudas que había cambiado para siempre a causa de él. Una sobria comprensión.

—Vuelve a mí— dijo, —y mientras tanto, voy a llamar a Phillips y First National— cerró el teléfono y se volvió hacia ella, su voz volviendo al "Braden normal".

—No puedo creer esto, pero parece que yo soy el que tiene que trabajar hoy. Algunas complicaciones con una fusión pendiente, tengo que hacer algunas llamadas.

Laura contuvo su aliento.

—Está bien. Tengo que escribir, también.

No mencionó que después de lo que habían compartido la noche anterior, probablemente podría haberla finalmente convencido de pasar el día con él, en la cama o fuera.

No lo mencionó porque esto era una señal, una señal de que simplemente no podía permitirse unirse más a él de lo que ya estaba.

Sabía que sería difícil salirse ahora, no había vuelta de hoja, pero no podía revolcarse en ello, tenía que ser una niña grande. Y el trabajo, como siempre, sería una buena distracción de todas las emociones que giraban en su interior.

—Sin embargo, tengo tiempo para un desayuno rápido, si quieres— él ofreció.

Ella no pudo evitar sonreír. La distracción podría comenzar dentro de poco. Por el momento, iba a saborear la oportunidad de aferrarse a él por un poco más después de la intimidad de las últimas noches. Se sentó e hizo las sábanas a un lado.

—Creo que podría interesarme. ¿Quieres que lo hagamos juntos?

Él esbozó una maliciosa sonrisa.

—Nena, siempre me gusta hacerlo contigo.

Durante el desayuno rápido de huevos revueltos y muffins ingleses, Laura sintió su mirada.

—Te ves ensimismada.

Ella cambió su mirada del paisaje nevado por la ventana al hombre frente a si, atrapada.

—Supongo que sigo estando sorprendida por lo que hice anoche.

Él tomo su barbilla con su expresión reprendiéndola.

—No te preocupes, todavía ningún arrepentimiento. Solo estoy pensando cuán desprendido fue. Para ti, supongo que no es gran cosa, pero para mí, es... grande.

Ella no pudo evitar sorprenderse cuando Braden dejó su tenedor y se puso de pie caminando por detrás de su silla para doblarse y pasar sus brazos alrededor de ella. Habló en voz baja en su oído.

—Lo que hiciste, lo que hicimos está bien cariño. No hace daño a nadie, se sentía bien, e infiernos, es posible que incluso haya ayudado a alguien.

Laura lo miró sorprendida.

—La última noche podría haber sacado a Tommy de su depresión por Marianne. Él no había tenido relaciones sexuales con nadie desde entonces.

—Oh— ella se oyó murmurar.

Wow, ¿Era posible que su ménage a trois hubiera tenido realmente algún valor humanitario? Ella estaba dejando al sarcasmo manchar sus reflexiones, pero era agradable pensar que quizás había ayudado a Tommy a superar un poco su angustia.

Unos minutos más tarde, limpiaron los platos juntos, luego se separaron con un beso, y Laura vagabundeó hacia el ordenador mientras miraba a su amante desaparecer por las escaleras hacia su propio trabajo.

A medida que abría el archivo de su libro, se encontró dándose cuenta de que el mero abrazo de Braden había aliviado su persistente preocupación por sus acciones, de alguna manera lo hizo todo mejor. Pero, ¿dónde estaría ella cuando sus abrazos no estuvieran en ninguna parte?

Era la verdad, si ella y Braden hubieran tenido un futuro, no estaba tan segura de que tendría alguna preocupación sobre la noche anterior. De hecho hacer su trío parecía más que bien, él lo había hecho parecer verdaderamente correcto así que si algo estaba realmente molestándole era probablemente el hecho de que había tenido el más íntimo, más escandaloso sexo de su vida con dos hombres que pronto nunca volvería a ver.

Se una niña grande se recordó. La gente tiene aventuras todo el tiempo y no se autodestruye por ello. La gente probablemente tiene ménages a trois todo el tiempo como parte de sus asuntos sin desmoronarse personalmente no conocía a ninguna de estas personas pero estaba segura de su existencia. Se había permitido entrar a este mundo de decadencia sexual, ahora tenía que salir al otro lado ilesa.

Pero temía que la noche anterior la hubiese unido con Braden de forma casi alarmante. Ella había tenido que confiar en él tanto para dejarse llevar a tales extremos. Había tenido que abrirse profundamente, dejando al descubierto partes de sí misma que nunca había visto, y mucho menos compartido con alguien más. Y cuando se tomó el tiempo para recordar y darse cuenta de todo lo que había compartido con él, no podía negar la cruda realidad: dejarlo atrás iba a doler mucho más de lo que jamás hubiera imaginado.

* * *

—Tengo una confesión— le dijo Riley a Sloane, mientras estaban sentados en el porche trasero de los Dorchester mirando las estrellas por encima de ellos.

—¿Tú eres el asesino?

Ella abrió la boca y él apretó su mano.

—Estoy bromeando, cariño. Estoy bromeando— Luego añadió una palmadita.—Relájate y dime lo que está en tu mente.

Ella dejó escapar un suspiro, luego admitió lo que había hecho.—Fui donde la tía Mimsey esta tarde, y le dije que corra. Le dije que era una sospechosa y que, aunque la evidencia es poca, los policías saben.

Cuando las autoridades habían ido a investigar el asesinato de Hawthorne; todos en la casa de los Dorchester, además de Riley, habían sido completamente entrevistados. Esto había dado como resultado que tanto el señor Dorchester como Edna el ama de llaves admitieran que habían oído a Hawthorne gritándole a Tía Mimsey y después descubrieron lo enojada que ella estaba con él. Riley se había visto obligada a admitir lo mismo. Y aunque nadie dijo haber querido a Hawthorne, tía Mimsey era la única persona en la vecindad que había sido encontrada por tener un resentimiento contra él.

Sloane no parecía en absoluto sorprendido. — ¿Cómo respondió ella?

—Con mucha tranquilidad. Se negó a estar asustada, simplemente diciendo que no había hecho nada malo.

—¿Tú le crees?

Riley vaciló. Ella apenas podía comprender que alguien pudiera pensar en la tía Mimsey como un asesino.

Sloane levantó su barbilla con un dedo doblado —Tú me lo puedes decir, Riley. Va a quedar entre nosotros, te lo prometo.

El corazón de Riley se calentó. Había tenido tanto miedo de que Sloane quisiera mantener a la tía Mimsey como responsable. Para él, ella probablemente no se veía como nada más que una vieja mujer chocha que no tenía manera de saber cuán cariñosa y amable podía ser.

—Realmente no puedo entender que la tía Mimsey le hiciera daño a alguien— dijo Riley, —aun cuando la evidencia apunta en su dirección. Ella apenas puede soportar matar a un insecto. De hecho, se metió en una discusión terrible con Hawthorne el verano pasado, cuando que él estaba usando esas trampas de topos para detener una infestación, insistiendo en que eran crueles y...— Riley se detuvo, encogiéndose. —Acabo de incriminarla más, ¿no?

Él se encogió de hombros.

—Voy a mantener el incidente de las trampas para mí mismo.

—Gracias— dijo ella, estirándose para darle un beso corto, que se convirtió rápidamente en apasionado y Riley quedó sin aliento cuando se terminó.

—Pero entre tú y yo— dijo Sloane, —me temo que la policía puede comenzar a tomar una mirada más cercana de Mimsey muy pronto, si no aparecen otras pistas.

—Entonces tenemos que encontrar más pistas— respondió ella con vehemencia.

—Yo estaba pensando lo mismo.

—Tengo una idea— Ella levantó un dedo al aire y le ofreció un guiño corto, triunfante.

Sloane parecía dudoso y habló con sequedad.

—No puedo esperar para escuchar.

—Nos quedaremos aquí toda la noche.

Él parpadeó en la luz de la luna.

—¿Y esperamos que las pistas lluevan mágicamente sobre nosotros?

—Yo estaba pensando— ella comenzó, —en todas las cosas que hemos encontrado, los objetos robados y el cuerpo de Hawthorne. ¿Cuándo fueron puestas en los lugares en que nosotros las hemos encontrado, en el patio y en el jardín secreto? No puede haber sido durante el día, porque nosotros hemos salido con bastante frecuencia en las horas del día y, además, ¿quién acecha para esconder cosas o arrastra cuerpos muertos en la mitad de la tarde? Nuestro culpable claramente se mueve por la noche, por lo que tenemos que hacer un replanteo.

—Tú ves demasiada televisión.

Ella carraspeó. —Crees que es una idea tonta.

—No, yo realmente creo que es una buena idea. Pero sigo diciendo que ves mucha televisión si piensas que el uso de palabras como "replanteo" es suficiente para hacerte un detective.

Riley puso los ojos en blanco, insistiendo en que ella era un buen detective, pero no había tenido la oportunidad adecuada para demostrárselo a él, todavía, y Sloane la ignoró, en su lugar explicando que un buen replanteo de toda la noche generalmente requiere gafas de noche y aperitivos. Él fue a conseguir ambos mientras Riley se quedó para defender sus puestos, los ojos bien abiertos.

Unos minutos después, oyó el crujido de los arbustos. Miró a la derecha, hacia el ruido, pero no vio nada en la oscuridad desde que la fila de arbustos en cuestión estaba a la sombra de la caseta de herramientas. Sin embargo, se dio cuenta de que alguien había caminado un poco más allá del porche hacia el patio trasero, por suerte, sin verla.

Ahí fue cuando su pierna le hizo cosquillas, bajó su mirada pasando por sus pantalones cortos de punto, a la luz de la luna, y vio una gran araña marrón caminando por el costado de su pantorrilla. ¡Dulce madre de Dios! Era todo lo que podía hacer para no ir gritando por el patio, pero de alguna logró quedarse quieta. Necesitaba, por lo menos, golpear a la grotesca intrusa lejos, sin embargo, se mordió el labio inferior, sabiendo que si se movía, siquiera para tocar a la araña fuera, sería escuchada. No podía ver quien recorría el patio trasero, pero en realidad podía oír los movimientos suaves de quien quiera que anduviera por el camino hacia la piedra y hacia la glorieta, lo que significaba que el más mínimo sonido como resultado de sus movimientos podría revelar su presencia.

Los ojos de Riley se dejaron caer hacia la araña. Vete, vete de aquí, ella lo quería.

La araña aparentemente no recibió su mensaje telepático, ya que continuó tomando pasos horriblemente cosquillosos por su pierna.

Trató de calmarse y pensar. Si cuidadosamente golpeaba la araña lejos, tal vez podría ser hecho en silencio. Simplemente no puedes enloquecerte y salir corriendo alrededor como si estuvieras en llamas. El acto requeriría precisión y serenidad. Pero una persona sensata y madura podía hacerlo.

Aún consciente de los movimientos más allá del porche en la oscuridad, Riley se inclinó, tomó valentía con cuidado le dio a la araña un silencioso pero fuerte golpe. Esta desapareció en la noche y ella todavía quería saltar y gritar pero se contuvo y se forzó lentamente incluso a respirar mientras trabajaba para permanecer inmóvil en el balanceo.

Sonrió para sus adentros entonces, dándose cuenta de que acababa de tratar efectivamente con uno de sus mayores temores. Toma eso Sloane Bennett. Se había convertido en un detective respetable ya.

En ese momento, ¡llamas iluminaban la glorieta! Ella no podía estar en llamas, pero si lo estaba la glorieta.

Jadeó, se puso de pie, y vio a la luz de la hoguera a nadie más que a Edna Barnes, el ama de llaves de los Dorchester.

En ese momento, la puerta trasera se abrió y Sloane salió con una cesta de picnic en una mano y lo que parecían un par de binoculares de alta tecnología en la otra.

—¿Qué demonios?— él dijo al ver el fuego.

—¡Es Edna!— respondió.

Edna levantó la mirada claramente sorprendida por su voz y luego huyó.

—Voy a apagar el fuego, ¡tú síguela!— Sloane dijo corriendo por la manguera.

¡Esta era la gran oportunidad de Riley para detener a un criminal! Y sería mucho más divertido que luchar contra un incendio, por lo que se alegró de que Sloane hubiera tomado esa tarea y le dejase esta perfecta oportunidad para la gloria.

Ella corrió adentrándose en el patio, incapaz de ver demasiado mientras descendía debajo de la cubierta de los árboles que salpicaban la zona, sus gruesas ramas bloqueando la luz de la luna. Pero ella oía los pasos de Edna mientras la mujer mayor se precipitaba por delante en la distancia, así que corrió a ciegas, esperando que su conocimiento de las tierras le impidiesen golpear de frente contra el tronco de un árbol.

Fue justo pasando la huerta, antes de llegar al camino que llevaba al jardín secreto que Edna estuvo atrapada en un pozo de luz y Riley gritó — ¡Alto o disparo!

Edna miró hacia atrás sólo lo suficiente para decir —Yo podría creer eso, Riley Wainscott, ¡si tuvieras una pistola!— Entonces ella siguió corriendo.

Caramba Edna la conocía demasiado bien.

Lo que significaba que era mujer contra mujer, velocista contra velocista Riley salió disparada hacia adelante, sin aliento, recordando con pesar que ella seguía diciéndose debía unirse al club de salud local. Por pura voluntad, ganó sobre Edna, cerrando la distancia entre ellas con agotamiento, jadeando, hasta que finalmente abordó al ama de llaves en la hierba en un campo más allá del jardín. Ellas cayeron con un ¡oomph!

Un rato más tarde cuando las dos mujeres yacían jadeantes, recuperándose del impacto con la tierra, oyó la voz de Sloane.

—¿Riley? ¿Estás aquí?— levantó la vista para ver el haz de una linterna viniendo hacia ellas.

—¡Más allá de la huerta!— gritó manteniendo un firme control sobre Edna mientras la empujaba a una posición vertical aun a horcajadas del cuerpo de la otra mujer. — ¡La tengo! ¡Ella no va a alejarse de mí!

Fue sólo cuando Sloane se acercó, pasó su luz hacia abajo para capturar a Riley y su presa, que se dio cuenta que estaba usando hasta la última gota de fuerza en su cuerpo para mantener una anciana con las rodillas artríticas inmovilizada en el suelo.

—¡Me haces daño, Riley! Tengo una lesión en la espalda.

Riley dejó escapar un suspiro de asco, tratando de cubrir su exceso de celo de las acciones.

—Bueno, eso es lo que pasa por matar al pobre Hawthorne.

Edna miró hacia arriba a Sloane.

—No sé lo que ve en ella, es vil con las personas de edad.

—Riley— dijo Sloane en su típico tono seco: —Creo que si te retiras de ella, nos las arreglaremos para detenerla hasta que llegue la policía.

Riley dejó escapar un suspiro. Oh, bueno, al menos había manejado la situación de la araña como una profesional.

Esa noche hicieron el amor en la cama de Braden, mirando hacia las espejadas puertas del armario. Ninguno de ellos lo llamó hacer el amor, pero para Laura, es cómo esto se sentía. En los momentos de ternura, sin duda, pero incluso en los más ásperos, también.

Él se quedó detrás de ella, empujando profundamente en cada golpe, entregando un aluvión de placer. Mientras se observaban en el espejo, él dijo —Continua viéndonos, nena— Ella obedeció.

Vio sus cuerpos ondulando juntos, fue testigo de su cara retorcerse en la dulce y caliente agonía, y vio la suya, también. Cuando él levantó una de sus piernas con su mano, separando sus muslos, vio su polla deslizarse con suavidad dentro de ella.

—Mírame joderte. Mira cuán fácilmente me tomas en tu interior.

Ella estaba sorprendida por lo guapa que se consideraba de esa manera, sorprendida de cuán diferente Braden le había hecho ver las relaciones. Se le ocurrió que tal vez, a pesar de haber tenido relaciones sexuales con otros hombres, incluso chicos que a ella sinceramente le habían importado, nunca había realmente tenido relaciones íntimas con nadie antes de Braden.

Ella había amado más que todo ver la cara de Braden cuando se corrió, nunca había sido tan consciente de conducir a un hombre a otro plano, aunque sea sólo por unos pocos momentos.

Después, se acostaron conversando, dejando que el ventilador de techo enfriara sus cuerpos después del sexo que había aumentado la sudoración.

—Entonces— él dijo, — ¿El día después de mañana?

Ella suspiró, le había dicho durante el desayuno que pronto su retiro llegaría a su fin, cuando llegó aquí, no tenía idea de que su retiro para escribir se convertiría en un refugio sexual, también. Asintiendo con la cabeza contra la almohada, ella contestó.

—Sí.

Él se quedó en silencio por un momento, luego suavemente encontró su mirada.

—Te voy a extrañar, copo de nieve.

Tentación se filtró a través de ella, la tentación de decir lo que estaba pensando. Tal vez yo podría quedarme aquí contigo para siempre.

Pero entonces recordó que él ni siquiera vivía allí, su verdadera vida, su mundo real, estaba en Los Ángeles y su mundo real estaba en Seattle. Al igual que el jardín secreto de Riley y Sloane, esto se trataba simplemente de un escape, y esta aventura sería sólo un breve aunque poderoso interludio en su vida real. Así que en cambio, dijo:

—Voy a echarte de menos, también. Este ha sido... un tiempo bastante increíble para mí.

—No sólo para ti, copo de nieve—, él dijo en voz baja, y su corazón se elevó.

Ella sonrió, extendió su mano y encontró la de él. Dios, iba a extrañar sólo estar cerca de él, sólo ser capaz de mirar en sus ojos oscuros o tocarlo cuando sentía el impulso.

Él se levantó sobre un codo hacia su costado. —Déjame robarte por un tiempo mañana, sólo medio día. Para algo de esquí y almorzar. Luego puedes escribir toda la tarde. Además, he oído que todo trabajo y no jugar hace a Laura una chica aburrida— Él sonrió. — ¿Qué dices?

—Yo digo que si alguna vez fui una chica aburrida, eso fue antes de llegar aquí. Pero aparte de eso, suena como una oferta que no podría rechazar.

—Bien. De lo contrario, tendría que atarte en algunas raquetas de nieve y hacerte dormir con los peces— Sus cejas se redujeron ligeramente, como si pensara en ello. —Después del deshielo de primavera, es decir— agregó con una risa suave y sexy.

Ah, cómo desearía que ellos todavía estuvieran aquí después del deshielo de primavera. Pero tenía dos noches más en sus brazos, y un día de diversión con él mañana, por lo que se recordó de nuevo ser una niña grande, actuar como un adulto, y disfrutar de estos últimos días con él todo lo que valga la pena.

—Lo estás haciendo bien, copo de nieve.

La telesilla poco a poco los llevó hacia la cima de la montaña, y Laura sonrió hacia Braden, respondiendo con un beso. Ella pensó que nunca había compartido un momento más romántico con un hombre, con virgen nieve cayendo a su alrededor, la soledad del paseo en la telesilla haciéndola sentir como si estuvieran solos que en una concurrida estación de esquí.

Ellos habían comenzado temprano, Braden ayudándola a armar su equipo de invierno de su amplio vestidor, con la promesa, cuando ella preguntó, de que la ropa de esquí femenina pertenecía a su madre y a otros miembros de la familia que la habían dejado atrás para su reiteradas visitas. Los esquís de su madre habían estado almacenados allí, también, y él le aseguró a Laura que estaba bien pedirlos prestado.

—Sobre todo porque los compré para ella— él había añadido con un guiño. Una vez que tomaron posesión de las pistas de Vail, se habían quedado sólo en las pistas azules y verdes, más fáciles, y hasta ahora, ella todavía no se había caído.

—Me alegro de haber venido de esquí por lo menos una vez antes de volver a casa— dijo ella. —A pesar de querer conseguir terminar mi libro esto es agradable.

Él lanzó una sonrisa suave. — ¿Estás esperando por eso? ¿Regresar a casa?

Ella respondió con honestidad. —De alguna manera sí, en otras no. Será bueno ver a Mónica, y mi mamá. Pero voy a echarte de menos a ti... a nosotros.

Él se inclinó por otro beso suave, su lengua presionando ligeramente entre sus labios entreabiertos, e incluso ahora, un simple beso del hombre hacia hormiguear su coño.

—Pero todas las cosas buenas deben llegar a su fin, ¿verdad?— él dijo. Parecía más ligero sobre su partida de lo que había estado la pasada noche en la cama y ella suponía que eso sellaba su destino, si alguna vez hubo alguna duda.

Se había encontrado a sí misma pensando en la mamá de Braden, dado que llevaba parca de la mujer y que estaba usando sus esquís. Cuando Tommy casualmente había traído a colación a la familia de Braden en la cena la otra noche, Braden había cambiado rápidamente el tema, así que ella y Braden nunca lo habían discutido.

—¿Ves mucho a tu familia? ¿Viven en Los Ángeles?

Él se encogió de hombros, mirando hacia adelante a los pinos cubiertos de nieve que salpicaban la zona rocosa de la montaña que en ese momento atravesaban.

—Veo a mi madre cada dos semanas, pero a mi papá... eh, no a menudo. — ¿Por qué no?— preguntó ella pero su expresión se había vuelto un poco distante, rápidamente, por lo que ella añadió —Quiero decir, si no te importa decírmelo.

—Ellos se divorciaron cuando yo tenía once años y nunca perdoné a mi padre. Él era un bebedor y un tramposo. Ellos creen que yo no lo sé, pero lo hago.

El corazón de Laura se contrajo de repente al imaginar a su fuerte, dominante Braden como un niño pequeño, teniendo su corazón roto por las heridas de su padre. Dejó escapar un suspiro, sin saber qué decir.

—Wow. Lo siento. Mi papá murió cuando yo era una adolescente, un ataque al corazón, pero me siento bendecida de que mis padres tuvieran un matrimonio feliz.

La mirada de Braden cambió brevemente de nuevo a ella, pero él aún hablaba de la materia de manera casual.

—Yo no conozco a mucha gente con matrimonios felices duraderos. Todavía no, supongo. Ha habido una gran cantidad de divorcios en mi familia.

—La mamá y el papá de Mónica están juntos y parecen felices.

Él inclinó su cabeza hacia atrás, ofreciendo una sonrisa irónica.

—La oveja blanca de la familia— Pero al menos su humor parecía restaurado.

—Así que supongo que es por eso, que eres un soltero de treinta y cinco años— dijo burlándose suavemente pero también seria.

—Probablemente sí. Y el por qué seré un soltero de cuarenta y cinco años de edad e incluso un soltero de cincuenta y cinco años de edad...— Su voz se apagó en una risa suave ella se unió pero parte de ella se sintió triste. Sabía que algunas personas nunca se casaban ni encontraban un compañero y vivían una vida satisfactoria y si alguien era capaz de eso, ella sospechaba que era Braden. Sin embargo, todavía sonaba solitario, sobre todo cuando pensaba en la vejez.

—Debe gustarte mucho ser soltero si planeas permanecer así para siempre— ella ofreció con cautela.

Pero él sólo se encogió de hombros en su manera de hombre-de-mundo.

—Es a lo que estoy acostumbrado, y tiene un montón de ventajas. No tienes que ser responsable de nadie más. No tienes que preocuparte por las complejidades del matrimonio y la familia. Y puedo dormir con quien yo quiera y cuando quiera— Luciendo completamente de regreso a su estado normal, le dio a su cabeza una inclinación desenfadada mientras él la miraba a los ojos. —Piensa en ello, copo de nieve, si yo fuera de los que se casan, ya estaría casado y lo nuestro nunca hubiera sucedido.

Un pensamiento aleccionador que apretó el estómago de Laura.

—Tú no sabrías lo que es ser follada en la ventana donde cualquier persona puede verte— él continuó, el timbre de su voz cayendo a un nivel sensual y seductor. —No sabrías lo que es estar con dos hombres a la vez. Infiernos, todavía ni siquiera hubieras jugado con un vibrador.

Ella dejó escapar el aliento, un poco aturdida.

—Dios, tienes razón— Parecía impensable ahora, como las experiencias de la semana pasada ya se habían tejido tan profundamente en su existencia que se sentía como si hubieran sido parte de la trama de su vida por mucho tiempo. Y se dio cuenta de nuevo que había empezado a parecer normal, todas las cosas salvajes que ellos habían hecho, pero sólo con Braden. No podía imaginar eso sintiéndose normal, o correcto, con nadie más.

A medida que la rampa de descarga entró en la vista y ella levantó las puntas de sus esquís, lista para deslizarse abajo, le pareció que debía haber tenido todos estos deseos oscuros flotando en algún lugar dentro todo el tiempo y simplemente nunca lo supo hasta que Braden le había ayudado a encontrarlos. De pie para esquiar lejos de la telesilla, no podía dejar de lamentar que el viaje hubiera terminado.

Para el momento en que Laura se sentó a escribir a finales de la tarde, se encontró sintiéndose un poco melancólica, pero también perceptiva y por primera vez, se permitió la libertad de estar totalmente satisfecha, incluso entusiasmada, de que Braden hubiera abierto su más profunda, más oscura y más aventurera sexualidad.

Sin embargo, si había tenido cualquier esperanza de que él pronto anunciara su infinito amor por ella, su conversación anterior lo había aplastado. Tenía la sospecha royendo de que se había enamorado de él, pero de alguna manera sabía ahora que podría manejar separados los caminos como el adulto que se recordaba a sí misma que era. Lo que habían compartido había sido increíble, alucinante, y que altera la vida, pero ella entendió completamente a partir de hoy que él no era el tipo de hombre que se adjunta a las mujeres. Y no albergaba ilusiones de que una semana de sexo caliente y escabroso fuera a cambiar eso.

Y eso estaba bien. La vida seguiría. Ella iba a estar bien.

Y así estaría la tía Mimsey. Y así Riley. La historia actual de Riley estaba empezando a llegar a su fin, y Laura se sentía como si Riley hubiera aprendido mucho acerca de sí misma en este libro, Laura había recogido de su propia personalidad, mientras lo escribía.

Mientras Laura escribía, un secreto colosal se abrió camino en la pantalla del ordenador, algo que ni siquiera ella había conocido hasta que se había dado cuenta que Edna era el criminal. Mimsey le explicó a Riley que muchos años antes, cuando era joven, ella y Edna habían sido amigas, pero luego, en la escuela secundaria, Mimsey agresivamente había robado el novio de Edna. No sólo eso, él había resultado ser el amor para toda la vida de Mimsey y ahora difunto esposo, Walter, el querido tío de Riley.

Edna, al parecer, le había guardado rencor durante toda su vida, y todos los crímenes que había cometido fueron mal intencionados para culpar a Mimsey. En cuanto a Hawthorne, resultó que Edna y él se habían entregado a una aventura salvaje que había terminado mal, por lo que golpear al jardinero había parecido una manera conveniente para Edna de levantar una sospecha mucho mayor hacia Mimsey cuando sus otros débiles intentos habían fracasado.

A pesar de la conmoción de descubrir que Edna estaba aparentemente loca, las emociones de Riley se enfocaron en lo que había aprendido de su tía.

Riley se sentó frente a la tía Mimsey en la mesa del porche trasero, completamente aturdida. ¿La dulce y dócil tía Mimsey había sido una ladrona de novios en la escuela secundaria? Parecía imposible.

Sin embargo, por otro lado, suponía que había sido destinado así. Ella nunca había conocido a dos personas que se quisieran más el uno al otro que Mimsey y Walter antes de su muerte. Así que tal vez, pensó, incluso si una relación parece un poco ilícita al comienzo, esta podría valer la pena y tener un final significativo. Quizás la vida no era cortar y secar, blanco y negro, como Riley siempre había pensado.

—¿Estás bien?— Tía Mimsey preguntó, apoyando su taza de té para tomar la mano de Riley.

Riley asintió con la cabeza, todavía un poco adormecida.

—Sólo es duro imaginarte como una chica que iba detrás del chico de una amiga. No es que te quiera menos por ello— dijo rápidamente. —Simplemente estoy... tratando de envolver mi mente a su alrededor.

—Piensa en ello como esto— dijo su tía. —La forma en que te sientes con Sloane, no importa cuánto lo niegues; eso es lo que yo sentía por mi Walter, incluso entonces, yo no quería ser esa clase de chica, pero era más grande que nosotros dos.

Riley asintió sombríamente, aunque todavía no se sentía cómoda admitiendo su afecto por Sloane.

—Yo entiendo. Supongo que solo estoy... empezando a darme cuenta de que hay lados de ti que no conozco.

La tía Mimsey lanzó una sabia y aseguradora sonrisa.

—Bueno, por supuesto que los hay, querida. Todo el mundo tiene secretos. Todo el mundo tiene deseos que no se pueden empujar hacia abajo. No podemos hablar de ellos, pero existen en silencio, en el fondo, y la vida continúa.

Esa noche, Laura y Braden prepararon una comida rápida de hamburguesas y papas fritas, cansados después de esquiar. El ambiente era relajado, cuando se sentaron a la mesa, pero Laura no pudo dejar de recordar que se iba por la mañana. De alguna manera su partida se había colado a pasos agigantados.

—¿A qué hora es tu vuelo?

Ella arremolinó una papa en el kétchup.

—Once y cuarto.

—Eagle es un aeropuerto pequeño. Si llegas temprano, te irá bien. Te llevaré.

Ella contuvo el aliento ante la oferta, ante la oportunidad de pasar un poco más de tiempo con él. Pero entonces se imaginó la angustia de los besos en el aeropuerto, prolongando el doloroso final de todo esto. Haría mejor si se iba por su cuenta y, además, era más práctico.

—No—, dijo ella explicando, — tengo que devolver el auto de alquiler o tú tendrás que arreglártelas con los dos.

—No me importa. Podía devolver el coche por ti y conseguir que Tommy me recoja.

Pero ella se mantuvo firme.

—No es necesario—, dijo mirando hacia abajo a su plato, luego tomando un gran bocado de su hamburguesa que la distrajera de la leve torpeza de la negativa.

Él sonaba reticente pero dijo —Bien, si estás segura.

Ella trató de hablar a la ligera. — ¿Cuándo te vas?

Él suspiró y se reclinó en su silla. —Creo que voy a quedarme un par de días más a descansar, ver la nieve y vegetar un poco— Luego sonrió burlándose de ella. —Tú me has agotado.

Ella esbozó una sonrisa sexy, pensando que esperaba agotarlo de nuevo, por lo menos una vez más, antes de que saliera el sol.

—Entonces, ¿cómo va el libro? ¿Venciste tu grave bloqueo de escritor?— Daba la impresión como si él pudiera tener una mezcla de emociones sobre esto, sospechaba que él esperaba que estuviera yendo bien, pero también tomaría algo de orgullo arrogante saber que no había logrado hacer mucho en medio de todos sus traviesos juegos.

—Te diré que está casi terminado, y estoy muy contenta. Tengo que escribir el último capítulo después de que llegue a casa, pero no tomará mucho tiempo y de hecho estoy cumpliendo mi fecha límite— Una frívola especie de risita se le escapó. —Nunca he escrito un libro tan rápido. Y quién hubiera pensado que podía hacerlo en medio de una extravagancia salvaje y loca.

Braden soltó una rica carcajada y le dijo —Debo ser bueno para tu creatividad.

Y ella pensó: No tienes ni idea, cariño.

Después de la cena, anunció que iba a empacar. Agarró el CD en el que había salvado su archivo del libro, y luego corrió por las escaleras antes de que comenzara a verse demasiado deprimida.

Ella realmente iba a estar bien sin él, pero decir adiós sería una tortura. Cada pieza de ropa que arrugaba dentro de su maleta, cada pequeño artículo, incluso los clips del pelo y los calcetines sucios, conducían más a casa. Lo peor fueron los elementos que Braden le había dado, el kimono puramente negro, el conjunto color champán, el corsé de terciopelo. En cierto modo, parecía extraño que se los llevara, no podía imaginar usarlos para otro tío. Sin embargo, se sentiría igual de extraño dejarlos atrás, eran regalos del hombre que a ella le importaba, y aunque se quedaran en su cajón de ropa interior para siempre, cuando los viera la llevarían de regreso en su mente, de vuelta a los días más gloriosos de su vida.

Sin embargo, no empacó el conjunto rojo de sujetador y bragas de Mónica, el conjunto que se había puesto para él en la cámara web cuando él era sólo palabras en una pantalla. Ella quería estar guapa y sexy para él en esta su última noche juntos. Después de una ducha rápida, se puso el encaje rojo, luego se puso encima su camisola de algodón estándar y los shorts de correr, pensando en darle una sorpresa un poco más tarde.

Sin embargo, cuando se dirigió hacia las escaleras, fue ella quien se llevó una sorpresa caliente.

Braden estaba en una fina colcha extendida junto a la ventana llena de estrellas, hermosamente desnudo, su erecto y majestuoso pene preparado para ella. Dos copas de vino llenas descansaban cerca, y una gran variedad de velas punteaban el suelo a su alrededor, como más estrellas brillantes en la sala con luz tenue.

Pero sus ojos se quedaron sobre su hermoso hombre, sus ojos oscuros, y su expresión dominante. Él no sonreía.

—Quítate la ropa copo de nieve.

Ir a la siguiente página

Report Page