Victoria

Victoria


Había vuelto de Holanda para pasar unos días de vacaciones en España. Mi amigo Rodolfo, me estaba esperando en el aeropuerto. Servicial como siempre, se ofreció a llevarme las maletas hasta su coche. Cada vez que volvía, Rodolfo, me dejaba quedarme en su apartamento. No estaba casado, y su posición económica era elevada. Yo, por mi parte, no me podía quejar, pero no podía permitirme los excesos que el sí tenía. Nos dimos un fuerte abrazo. Éramos amigos desde la infancia, y nunca habíamos tenido mal rollo entre nosotros. Como cada vez que venía, se permitía el lujo de celebrar una fiesta en su casa. A mucha gente no la conocía. Y otras eran acompañantes de otras que si conocía. El caso, es que el alcohol y la música nunca faltaban. Y como no, mujeres bonitas. A decir verdad, nunca supe si las pagaba o venían porque querían. Como era de esperar, esa noche nos esperaba otra de sus fiestas. El apartamento era muy grande. Más grande de lo que el necesitaba. Pero decía que para eso ganaba el dinero. Disponía de tres cuartos de baño, cinco habitaciones, una gran cocina y un amplio salón donde fácilmente entraban cincuenta personas. Sobre las ocho de la tarde, comenzaron a llegar los invitados. Hombres y mujeres por igual. Los saludaba efusivamente los conociera o no. Yo me encontraba en la cocina, tomando una cerveza y una porción de pizza. Rodolfo llegó con dos mujeres, a cada cual más exuberante. - Javi, tío, -dijo Rodolfo- Te presento a Carla y Victoria. Carla, una pelirroja con cara de niña, muy alta. Vestía unos pantalones de cuero ajustadísimos, con una camiseta verde militar. También ajustadísima. Tanto que sus voluminosos pechos parecían que fueran a estallar. Victoria, una chica morena, menos llamativa que su amiga, vestía un ligero vestido azul hasta las rodillas. Aunque su escote era prominente. Los labios carnosos y su mirada cautivaron a Javi. La velada transcurría entre presentaciones y risas por doquier. Aunque Javi no quitaba ojo a la chica morena. Cada vez que se reía con algo que decía el que tenía a su lado, sus labios formaban una linda sonrisa. Ella se dio cuenta de que Javi la observaba y cada vez que podía le miraba también a él, y le sonreía. Siendo casi las doce de la noche, muchos de los invitados fueron yéndose a otros lugares a seguir con la fiesta. Para suerte de Javi, Victoria seguía en el apartamento. Sentada en el sofá, hablando con su amiga Carla y otras dos mujeres. Rodolfo, no desaprovechó la ocasión. - Esta noche me tiro a la pelirroja. –me dijo riéndose- He visto como os miráis la morena y tú. Solo te digo una cosa. Ten cuidado. No es lo que parece. Si me permites un consejo, y te apetece, deberías ir a por la rubia de al lado. - Te agradezco el consejo. –se rio Javi Dicho esto, Rodolfo se acercó a la pelirroja. Le dijo algo al oído, que Javi no logró escuchar, y se fue. A los dos minutos, la chica se levantó ante las risas de sus amigas, y desapareció por el pasillo. Más gente se marchaba. Javi permanecía de pie, con una copa, a escasos metros del sofá. La chica morena, Victoria, le miró. Sonrió. Y se levantó. Llegó hasta donde estaba Javi. - Hola –le dijo con una voz muy suave - Hola –contestó Javi admirándola - Imagino que tu amigo te ha dicho que tengas cuidado conmigo. –le dijo - Imaginas bien –contestó Javi - Entonces… ¿te da igual? –preguntó - Sí, claro. –contestó - ¿Me llevas a una habitación? –preguntó tocándole una mano. Aquello calentó a Javi, que dejó el vaso en la mesa, y agarró por la cintura a Victoria. Caminaron por el pasillo, escuchando las risas de los invitados que aún quedaban. No entendía porque se reían. La llevó hasta su dormitorio, cerró la puerta y la miró. Estaba preciosa con ese vestido. Hacía que su tez morena resaltase aún más. Ese bronceado de playa, le gustaba mucho. Ella le pidió que le bajase la cremallera del vestido. Se dio la vuelta y Javi comenzó a bajarlo. Llegaba casi hasta el culo. Ella terminó de quitárselo. Dejando una imagen ante él, que le provocó una erección. El minúsculo tanga de color negro dejó a la vista una hermoso trasero firme. Como el pantalón empezaba a molestarle, se lo quitó a la vez que su ropa interior. Se acercó a la muchacha y le desabrochó el sujetador. Unos hermosos pechos quedaron al descubierto. Supuso que eran operados nada mástocarlos mientras reposaba su pene erecto sobre el trasero de Victoria. Ella jadeaba de placer mientras le pellizcaba los pezones. Entonces comenzó a bajar su mano hacia su sexo. De pronto su excitación, le cayó al suelo. Cuando con su mano, rozó algo que no debería estar allí. Palpó más detenidamente, y se dio cuenta de porque las advertencias de su amigo. Victoria tenía pene. Se retiró de ella. - ¿Qué pasa? –preguntó ella atónita. - Joder… -dijo cuándo se dio la vuelta- … tienes polla… - Pues claro… -dijo con sorpresa-… ¿Qué te esperabas? ¿No te lo dijo tu amigo? - Me cago en mi vida… -dijo llevándose las manos a la cabeza-… no… no me dijo eso. Me dijo que tuviera cuidado. Que me recomendaba a la rubia. - Vale tío… -dijo mientras se tapaba los pechos con su vestido arrugado-… ya te vale. - Joder, perdona –dijo algo incómodo- no me lo esperaba - Nada, tranquilo. Estoy acostumbrada. Me visto y me voy. –dijo dándose la vuelta para vestirse. Por alguna razón inesperada, Javi, sintió un fuerte calor. Y su excitación volvió a subir. Sobre todo al ver de nuevo ese culo firme. Suspiró varias veces, e indeciso, se acercó a Victoria. Le tomó por sorpresa. - ¿Qué haces? –preguntó ella - No lo sé. –dijo mientras la besaba en el cuello Comenzó a dejarse llevar. Volvió a pegar su pene, otra vez erecto, entre sus nalgas y volvió a entretenerse con los pezones. Un nuevo jadeo de Victoria, le puso más cachondo. Ella movía sus caderas para sentir la dureza entre sus nalgas. - Te lo voy a preguntar de nuevo…-dijo ella excitada-… ¿estás seguro? - No. No estoy seguro. Pero me has excitado. Es la primera vez que me excita una trans – contestó Entonces, tomó una de las manos de Javi y la deslizó lentamente por su vientre. Se detuvo un instante, para ver la reacción de Javi. Este le hacía movimientos con su cintura, a modo de rozarse con su culo. Le palpitaba tanto que le dolía. Ella, continuó bajando su mano hasta su pene. Estaba también erecto. En el primer contacto, Javi retiró la mano. Pero el mismo, volvió a deslizarla. Le retiró el tanga y el pene de Victoria salió del golpe. Javi se lo apretó. Notó el calor de su falo en la mano. Y casi por instinto, le masturbaba. Ella se retiró un poco para liberar el pene de Javi de entre sus nalgas y también empezó a tocárselo. Desde los testículos hasta el glande. Javi estaba totalmente entregado. Le tumbó en la cama boca arriba y ella se quitó el tanga. Se subió encima de él, y juntó su pene contra el de Javi. Se rozaban mientras le besaba y sus pechos chocaban contra él. Estando fuera de sí, Victoria, se deslizó y tomó su pene por la base. Lo elevó e introdujo en su boca. Una pequeña succión y casi estuvo a punto de llegar. Ella lo sabía y paró. Deslizaba su lengua por todo el pene. Subiendo y bajando. Entreteniéndose en la punta y saboreando sus flujos. Javi, vio cómo se introducía un dedo por el ano. Por un momento estuvo a punto de parar esta locura. Pero nuevamente, la situación le excitó más. Victoria palpó cuan dura tenía la polla de su amante, y decidió colocarle un preservativo. Javi sabía lo que iba a pasar. Ella se colocó encima y con cierta habilidad y muy despacio fue penetrándose el culo con la polla dura de Javi. La respiración de Javi era agitada y, como si de una mujer de verdad, se tratase, comenzó a lamerle los pezones mientras Victoria lo cabalgaba. De vez en cuando deslizaba su mano hacia el pene de Victoria y lo masturbaba con rapidez. De pronto los gemidos eran altos. Tanto, que pensó que hasta los del piso más bajo los oiría. Antes de lo esperado, Javi tuvo un fuerte orgasmo. Victoria, divertida, aceleró el ritmo. La cara de Javi era más parecido al dolor. Aunque sabía que estaba gozando de lo lindo. - Ahora me toca a mí –le dijo Victoria Javi le miró asustado. - Tranquilo, no te voy a romper el culo. Basta con que me la chupes un poquito. –le dijo No obstante, agradecido por el placer, le mostró su ano colocándose a cuatro patas. Ella rio divertida. Lubricó con saliva el agujerito y lo estimulaba acariciándolo. A la vez que con la otra mano le masajeaba los testículos. Notó a Javi tembloroso. Sin embargo descubrió que volvía a tener una erección. Poco a poco fue introduciendo un dedo en el ano. Dio un respingo, pero enseguida se relajaba. Metía el dedo y lo sacaba. Lo chupaba y volvía a meterlo. Javi se aferró a su almohada. De repente notó como algo más grande le tapaba el agujero. Supuso que sería la polla de Victoria. Un fuerte dolor hizo que gritara. Victoria cesó su empeño de penetrarle. - ¿Estás bien? –preguntó - No…-dijo-… eso ha dolido - Lo sé. La primera vez duele. Aunque has conseguido aguantar más de lo que me esperaba. Javi se giró y vio el pene erecto de Victoria cubierto por un preservativo. No supo cuando se lo puso. - ¿Quieres que sigamos? –preguntó Victoria masturbándose para no perder la erección Indeciso, Javi, se dio la vuelta y puso su cara frente a la polla de Victoria. Le sacó el preservativo y primero, con la lengua, la pasó por el rosado glande. Ella suspiró. Volvió a lamerle el glande y acabó metiéndoselo en la boca. Era la primera vez que se metía una. No sabía hacerlo. La primera succión, hizo daño. - No tienes que hacerlo tan fuerte. Solo un poco para hacer vacío. –le explicó Poco a poco iba teniendo más práctica y veía como Victoria cerraba los ojos de placer. Viendo que se le daba mejor, y encima le estaba gustando, decidió ponerse más cómodo. La puso de pie al borde de la cama, mientras él se quedaba sentado. Cada vez eran más duraderas las succiones. Incluso intercaló bruscos movimientos de masturbación cerca de su cara. - No pares ahora…-ahogó un gemido-… por dios no pares ahora… Javi se sintió más excitado que al principio. Mientras su mano masturbaba el tronco, su boca se entretenía con la punta. Notó como Victoria se ponía tensa. Unos espasmos le alertaron de que se iba a correr enseguida. No quería dejar de lamer el glande que pasó de un color rosado a uno morado. Hasta que dentro de su boca notó su líquido caliente. Un primer impacto le ahogó. Los gemidos de Victoria le obligaban a continuar. Su mano, aun cansada, incrementó la velocidad y, Victoria terminó derramándolo todo por la cara de Javi. - Para ser la primera vez, has hecho que me corra de lo lindo. –se dejó caer en la cama. - La verdad es que me ha gustado mucho. –confesó. - Tendremos que hacer algo con esa nueva erección que tienes. –dijo riéndose.

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