Twister

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Entran en la caseta de madera donde se halla instalada una bomba de agua, y cierran la puerta. El interior está lleno de tuberías. Bill y Jo se aferran a ellas, uno a cada lado de la pequeña construcción, mientras escuchan aterrados el ulular del viento.

Interior de la caseta de la bomba

Vemos cómo la fuerza del viento destroza la caseta, cuyas tablas acaban elevándose hacia el cielo, dejando poco a poco al descubierto a Bill y Jo. Finalmente, la pequeña construcción ha desaparecido, y ellos quedan expuestos a la fuerza del tornado, mientras se sujetan aún a una tubería, en un intento desesperado de salvar sus vidas.

Sus pies

Son arrastrados hacia arriba, y pierden el contacto con el suelo.

Sus cuerpos

Son elevados por el vórtice, hasta que se encuentran cabeza abajo, sujetos todavía a la tubería.

Sus manos

Aferran las tuberías, a la vez que se sujetan el uno al otro, luchando por sus vidas. La tubería cede y empieza a soltarse del cemento.

Sus manos

Se separan inexorablemente, mientras la tormenta tira de ellos hacia arriba.

Sus rostros

Sus rostros están contraídos debido al esfuerzo. El sonido del viento es atronador, y entonces de forma súbita cambia… La luz también es diferente. Ahora es de un fantasmagórico color azul pálido.

Sus cuerpos

El viento disminuye su fuerza a medida que la luz se hace azulada. Entonces Bill y Jo, liberados de la fuerza que los dominaba, caen al suelo. Se miran, perplejos, sin comprender lo que ha sucedido.

Vista desde arriba. El ojo

El techo se aleja destrozado en grandes fragmentos. Ellos miran hacia arriba, se hallan justo bajo el centro del tornado, un brillante y turbulento círculo azulado. El ojo de Dios. La visión sólo dura un instante; luego el tornado sigue su marcha. Resplandor de un rayo, atemorizador y maligno que los hace agachar instintivamente, abrazándose, mientras el viento adquiere nueva fuerza.

La imagen se oscurece a causa de la tierra y los residuos que vuelan alrededor.

Primer plano de Bill y Jo

Abrazados fuertemente, rodeados por el caos más absoluto.

Luego, lentamente, todo se calma.

A continuación se hace un profundo silencio.

El tornado ha pasado sobre ellos.

Siguen abrazados. Se miran, y aproximan aún más sus rostros.

JO: Lo conseguimos…

BILL: La caja con los instrumentos funcionó.

JO: Era una buena idea.

BILL: Sí… (De repente, incómodo.) Bueno…

Aparta la mirada de ella, y rompe ese momento de aproximación después de haber estado tanto tiempo enfrentados. Jo también deja de mirarlo.

JO: Tenemos mucho que hacer ahora.

BILL: Sí…

JO: Quiero decir… que tengo que conseguir esa subvención para trabajar en el nuevo sistema de alerta y tener por fin un laboratorio más grande… y tú tienes que empezar a analizar los datos de los ordenadores…

BILL: ¿De veras?

JO: Sí, claro, tenemos que generar modelos a partir de los datos recogidos, y yo tengo que dirigir el laboratorio…

BILL: No. Tú puedes hacerte cargo del análisis. Yo dirigiré el laboratorio,

JO: No creo que…

BILL: ¿No lo crees?

JO: No, no lo creo.

BILL (hace una pausa, y luego): ¿Es que siempre tienes que hacer las cosas difíciles?

JO (pensando antes de contestar): Bueno, me casé contigo…

En ese momento desaparece la tensión que había entre ellos y, en medio de un paisaje desolado, se echan a reír. El tornado se disipa en la distancia… Y desaparece.

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