Trump

Trump


3. Ruta hacia la Casa Blanca » Negros: ¿qué tenéis que perder?

Página 64 de 157

NEGROS: ¿QUÉ TENÉIS QUE PERDER?

Para no repetir el ridículo, días después el renovado equipo de campaña de Trump se aseguró de que hubiera algunos negros en lo que en la jerga televisiva se conoce como el «tiro de cámara»: bien situados para ser captados por los objetivos y salir en televisión cerca del candidato. Los colocaron salteados en la pequeña tribuna en la que había varias decenas de asistentes a un nuevo mitin. Los necesitaba en la foto para lanzar el mensaje: «¿Qué vais a perder probando algo nuevo? Si ya vivís en la pobreza, si vuestros barrios están deprimidos, si vuestros jóvenes no tienen empleo, ¿qué demonios tenéis que perder (votándome)?». Más que una apelación parecía una bronca a los millones de negros americanos que a aquellas alturas de la campaña parecían a años luz de entregar su voto a Donald Trump. Y se vino arriba: «Al final de mi mandato de cuatro años como presidente, os garantizo que tendré el 95 por ciento del voto afroamericano. Os lo prometo».

Quizá eso pudiera ocurrir después de un eventual primer mandato de cuatro años en la Casa Blanca, pero a esas alturas de la campaña, con las elecciones ya a la vista, las encuestas mostraban que el 85 por ciento de los afroamericanos registrados para votar apoyaban a Hillary Clinton, y solo el 2 por ciento a Trump.

El hombre que había apostado todo su empeño político a seducir a los trabajadores blancos de clase media y media baja, se había dado cuenta (con un año de retraso) de que le faltaban votos; de que solo con los blancos ya no es fácil ganar elecciones en Estados Unidos, como ocurría algunas décadas atrás; de que las minorías raciales tienen un poder político creciente, especialmente en determinados estados en disputa, esos que se ganan o se pierden por un puñado de votos.

«Si los votantes afroamericanos le dan una oportunidad a Donald Trump, el resultado para ellos será fantástico». Trump, hablando de sí mismo en tercera persona del singular. «Quiero que nuestro partido vuelva a ser la casa de los afroamericanos».

Su equipo de campaña trataba de convencer a los votantes negros de que la propuesta más permisiva de Hillary Clinton hacia la inmigración es, en realidad, un grave problema para ellos, porque limita su acceso a los servicios sociales, pone en riesgo sus puestos de trabajo y mantiene bajos los salarios, porque los inmigrantes ilegales siempre están dispuestos a trabajar a cambio de menos dinero. El argumento era exagerado o, incluso, falso, según los demócratas, pero era políticamente inteligente en medio de la campaña. Y también servía para convencer a aquellos inmigrantes hispanos que ya llevaban años en Estados Unidos y que creían amenazado su nivel de vida por la masiva llegada de más personas (competidores en el mercado de trabajo) desde sus propios países. Los colaboradores de Trump empezaban a pensar con la cabeza, en vez de con el hígado, y el propio Trump parecía haberse dado cuenta de que quizá alguien que no fuera él podía tener ideas útiles.

Para buscar el efecto que aquel «nuevo Trump prominorías» podía tener en los votantes, las televisiones americanas se lanzaron a entrevistar a los pocos negros o hispanos que acudían a los mítines del candidato republicano. «Es hora de que los afroamericanos despertemos», manifestaba en Detroit Carl Nichols, de raza negra y seguidor de Trump. «Mi ciudad parece una zona de guerra por culpa de los demócratas, que han gobernado aquí durante cincuenta años. ¡Demos una oportunidad a este hombre! Los negros ya se la hemos dado a Obama y no ha funcionado». Otra seguidora de raza negra, Marquetta Colbert, se mostraba convencida de que Trump «hace lo que promete». Ray Flores, hispano, se sumaba al entusiasmo: «Es hora de acabar con la división que la administración Obama ha perpetuado, y Hillary Clinton solo nos puede llevar más allá por el camino de las desesperación».

Trump organizó entonces una reunión con algunos seguidores latinos. Y desde el grupo de asesores del candidato se empezaron a filtrar mensajes que hacían pensar que estaban revisando su postura sobre una de las viejas promesas de Donald Trump: la deportación de once millones de inmigrantes ilegales que se supone que viven y trabajan en Estados Unidos. Nada más estrenarse como nueva asesora de Trump, Kellyanne Conway fue entrevistada en la CNN. Le preguntaron si seguía en pie esa promesa electoral. La respuesta desató los rumores: «Ya se decidirá».

Ir a la siguiente página

Report Page