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EL PENE PRESIDENCIAL

El caso de Paula Jones aporta un documento muy destacado a la historia del país más poderoso del planeta. La señorita Jones registró en sede judicial una declaración jurada en la que aportaba detalles muy prolijos sobre la anatomía genital del comandante en jefe. Jones aseguraba en esa declaración que fue citada por Clinton en la habitación de un hotel en Little Rock, la capital de Arkansas. Y allí, el entonces gobernador extrajo su virilidad del interior de sus pantalones. Jones declara que «observé brevemente el pene erecto de William Jefferson Clinton en una suite del hotel Excelsior el 8 de mayo de 1991. Es la única vez que vi su zona genital, y nadie me la ha descrito, ni he leído nada a este respecto». «Este respecto» es la zona genital de Clinton.

Después, Jones pasa a describir de forma puntillosa y detallista las circunstancias y dimensiones de ese tal «respecto». «El pene del señor Clinton está circuncidado y me pareció corto y delgado: trece o catorce centímetros de largo, o menos, y con una circunferencia parecida a la de una moneda de un cuarto de dólar, o poco más». La precisión es fundamental si se quiere dar un testimonio creíble. Es de suponer que la pretensión última de los letrados de Paula Jones era que el juez ordenara un informe forense para que Bill Clinton mostrara su órgano genital erecto ante algún experto que tomara las medidas pertinentes y eso sirviera de prueba en un juicio. En pos de ayudar lo más posible a la administración de justicia, la declaración jurada de Paula Jones aporta un dato definitivo en su quinto punto: «el eje del pene del señor Clinton se inclina, o se tuerce, de derecha a izquierda o, desde el punto de vista de un observador, de izquierda a derecha mirando de frente al señor Clinton. En otras palabras, la base del pene del señor Clinton, visto por un observador que esté frente al señor Clinton, estará más a la izquierda que la cabeza del pene».

No había error posible. Con estos datos tan escrupulosamente explicitados cualquiera podría identificar a Clinton viendo su pene, sin necesidad alguna de mirarle a la cara. Paula Jones firmó de su puño y letra esta declaración jurada enviada a un tribunal de justicia de los Estados Unidos de América. La declaración fue entregada en el registro del notario Robert C. Lockhart con fecha 26 de mayo de 1994, exactamente a las 10.15 horas. Ni antes ni después.

Los médicos de Bill Clinton emitieron un informe contradiciendo la descripción que Paula Jones había realizado de la anatomía del presidente. Su abogado, Robert Bennett, se limitó a glosarlo con estas palabras: «En cuanto a tamaño, forma, dirección, cualquier cosa que sea lo que una mente desviada quiera inventar, el presidente es un hombre normal». Pero ¿qué es normal, cuando nos referimos a lo que nos referimos? Monica Lewinsky añadió alguna información suplementaria. En una de las sesiones de interrogatorio se mostró dispuesta a describir aquello que conocía extraordinariamente bien. En su muy informada opinión, y teniendo en cuenta las comparaciones que su experiencia le permitía establecer, Bill Clinton tenía un pene «normal» o, al menos, «cercano a la normalidad». Se ignora qué reacción pudo provocar esta opinión en el presidente.

Por algún motivo, Paula Jones no denunció el caso hasta pasados tres años, y cuando Clinton ya estaba en la Casa Blanca. Sus abogados tardaron apenas minutos en recorrer todas las cadenas de televisión detallando la historia, y a finales de 1998 Bill Clinton decidió poner fin a aquel suplicio político-judicial pagando a la demandante 850 000 dólares, aunque sin ofrecer sus disculpas ni reconocer ninguna conducta equivocada.

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