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4. Bill, Hillary, Monica y la conspiración » Proteger al presidente de sí mismo

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PROTEGER AL PRESIDENTE DE SÍ MISMO

Llama la atención que todo un presidente de los Estados Unidos no pudiera conseguir un empleo en la Casa Blanca para alguien de su supuesta confianza. Se produjo un movimiento de varias personas con altos cargos en el edificio presidencial para evitar la cercanía entre Bill y Monica. Pretendían proteger al presidente de sí mismo. Para Monica todo era un desastre: ni estaba con Clinton ni tenía trabajo debido, precisamente, a su relación con Clinton.

El presidente hizo intentos por colocar a Monica en alguna empresa privada en Nueva York. Un día se reunieron en la Casa Blanca para hablar del asunto. Él la recibió con un beso en la frente. Monica recibió una llamada de la embajada de Estados Unidos ante la ONU. La entrevistaron. Tiempo después le ofrecieron un empleo. Monica se tomó varias semanas antes de rechazar la oferta. Clinton había movido los hilos, pero Monica tenía otros planes. Quería un buen empleo en el sector privado, y facilitado por Bill como compensación por lo ocurrido entre ambos.

Para entonces, noviembre de 1997, Bill Clinton tenía que prestar declaración por el caso de Paula Jones. Para que se entienda la verdadera intensidad de esos interrogatorios, incluso tratándose del presidente de Estados Unidos, es suficiente saber que le pidieron a Bill Clinton que elaborara una lista de todas las mujeres con las que hubiera tenido alguna relación, o hubiera propuesto tenerla, o hubiera intentado tenerla mientras era fiscal general de Arkansas, gobernador de Arkansas y presidente de los Estados Unidos. Es decir, durante toda su vida política. Clinton rechazó aquel cuestionario por «irrelevante». Su respuesta fue «ninguna».

A mediados de noviembre, Monica insistió varias veces en ser recibida por el presidente. En una ocasión esperó en el aparcamiento de empleados de la Casa Blanca bajo la lluvia. La fiel y discreta secretaria Currie la acompañó finalmente hasta el despacho privado. Monica seguía sin renunciar a reavivar la relación con Bill. Volvió a proponerle un rato de sexo oral, pero Clinton, otra vez, rechazó la oferta. Minutos después recibía en la Casa Blanca al presidente de México Ernesto Zedillo para una cena de Estado.

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