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4. Bill, Hillary, Monica y la conspiración » «Hillary, no vas a creer esto»

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«HILLARY, NO VAS A CREER ESTO»

Un día antes de que se publicara la noticia, el 20 de enero, Bill Clinton recibió en la Casa Blanca al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Un día después de la publicación, el 22 de enero, se reunió con el líder palestino Yaser Arafat. Clinton trataba de actuar como presidente de los Estados Unidos, en medio de la avalancha de fango que amenazaba con sepultar su vida política, humana y familiar.

Entre esas dos reuniones, el día 21 de enero de 1998, poco después de las siete de la mañana, en las habitaciones privadas de la Casa Blanca, un atormentado Bill Clinton se sentó en la cama y despertó a Hillary: «No vas a creer esto…». Como dice el autor Jerry Oppenheimer, ahora el escándalo era público y sus vidas nunca volverían a ser lo mismo. Hillary Clinton describe así la situación en su libro de memorias Historia viva: «Bill me dijo que Monica Lewinsky era una becaria que había conocido dos años antes (…). (Bill) dijo que (Monica) había malinterpretado su atención, lo cual era algo que yo (Hillary) había visto suceder docenas de veces. Era un escenario tan familiar que no me costó nada creer que las acusaciones eran infundadas (…). Le pregunté a Bill una y otra vez sobre aquella historia, pero él siguió negando cualquier comportamiento improcedente por su parte (…). Por qué (Bill) sintió la necesidad de engañarme a mí y a otros es parte de su propia historia, y será él quien deba contarla a su manera».

Hillary publicó su libro de memorias en 2003. Ya era senadora de los Estados Unidos y en su cabeza estaba la posibilidad de optar algún día a la presidencia. Necesitaba poner por escrito una visión personal de lo ocurrido que resultara prudentemente autoexculpatoria, pero sin sonar demasiado ridícula; un argumentario con el que encontrar una soportable vía de escape cuando se lanzara a luchar por la Casa Blanca y fuera inevitable que le preguntaran por aquel episodio una y otra vez. Cada palabra del libro está elegida con extremo cuidado para salvar los muebles familiares que se puedan salvar y mantener lo más intacta posible la opción política de futuro. Dejar que Bill diera las explicaciones sobre por qué mintió resulta hasta conmovedor, como si quisiera hacer creer al mundo que ella nunca le pidió esas explicaciones.

Pero, subiendo un escalón en el análisis, la verdadera personalidad de Hillary Clinton aparece de forma transparente pocos párrafos después, cuando vuelve a mezclar lo familiar con lo político. Valga la redundancia. «Creí a mi marido cuando me dijo que las acusaciones no eran ciertas, pero comprendí que nos enfrentábamos a otra horrible e intrusiva investigación justo en el momento en que pensaba que nuestras preocupaciones legales habían acabado. También sabía que el peligro político era muy real». El peligro político… En una situación como esa, en la que la vida entera de cada miembro de una familia está haciendo equilibrios al borde de un precipicio, la catástrofe personal y familiar que se produce deja poco espacio para cualquier otra preocupación que no sea sobrevivir al desastre personal… salvo que se sea un Clinton, y la política sea un miembro más de la familia.

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