Trump

Trump


6. ¿Por qué? » Los sesenta y tres millones de Donald Trump

Página 141 de 157

LOS SESENTA Y TRES MILLONES DE DONALD TRUMP

Y así, Donald, conseguiste el voto de más de sesenta y tres millones de ciudadanos de los Estados Unidos de América. Uno tras otro. Uno junto a otro. Fueron sesenta y tres millones de voces escritas en una papeleta, o señaladas a través de alguno de los sistemas informáticos utilizados para votar, y que fueron recogidas por los medios de comunicación americanos después de tu victoria, como las que acabamos de leer. Voces que ya se consideraban a sí mismas inaudibles, porque creían que su gobierno había optado por ignorarlas. Voces de los pueblos y de las ciudades, Donald. Voces de ancianos y de jóvenes. Y voces de un cruce de razas y creencias que optaron por el voto visceral; por votar a voz en grito, a la espera de que, esta vez sí, el establishment y la élite pusieran el oído. Y lo pusieron. A la fuerza. Y resultó atronador. Estrepitoso. ¿Verdad, Donald?

Tú, Donald, y esos desconocidos ciudadanos llamados Linda Norman, Henry Craig, Donna Hastly, Hossana Crowell, Ron Sexton, Marilyn Weydert, Marc Gratkowski, Samantha Styler, y todos los demás, hasta sesenta y tres millones, derrotasteis a Hillary y a Obama, al Partido Demócrata y al Republicano, a la prensa y a los gobiernos europeos, a los sondeos y a la ideología (la dictadura, como os gusta llamarlo) de lo políticamente correcto, a las élites y a los que van de listos. No quedó piedra sobre piedra. No dejasteis en pie uno solo de los mitos electorales que se fueron apilando sobre la mesa de historiadores, sociólogos y analistas políticos a lo largo de los doscientos cuarenta años de democracia ininterrumpida en Estados Unidos. Todo es nuevo desde el 8 de noviembre de 2016. Las claves han cambiado. Los que os sentíais derrotados de por vida, ganasteis. Los que se consideraban dueños vitalicios de la victoria, perdieron. Nada fue como parecía. Lo conseguiste, Donald.

Las mujeres, aparentemente humilladas por tus cretinas palabras hacia el género femenino, apenas modificaron su voto. Solo perdiste un 2 por ciento de mujeres frente a lo que había conseguido el anterior candidato republicano, Mitt Romney. Y tu rival, Hillary, la defensora de los valores feministas, que aspiraba a romper el «techo de cristal» para ser la primera presidenta de la historia, tuvo incluso un 1 por ciento menos de votos de mujeres que Barack Obama. ¡Qué éxito más increíble, Donald! ¡Decir lo que dijiste de las mujeres y, sin embargo, conseguir su voto para ser presidente!

Sin embargo, a ti, Hillary, las mujeres te abandonaron. Es cierto que las mujeres negras, no. Ellas te siguieron con fidelidad y te votaron casi en el 95 por ciento de los casos. Incluso las hispanas te creyeron, Hillary. Ellas te votaron casi en un 70 por ciento. Pero no eran suficientes. Porque las de tu raza, las mujeres blancas, se fueron con él: votaron por Donald Trump en un 53 por ciento. Sí, votaron por aquel que dijo que «cuando eres una estrella, las mujeres te dejan hacerles lo que quieras (…). Las puedes coger por el… y hacer lo que quieras». Sí, Hillary, votaron por aquel que te insultó en los debates, diciendo que eras nasty (asquerosa, repugnante, desagradable). Sí, Hillary, en total votó por Donald el 42 por ciento de las mujeres. Ellas te abandonaron.

Y te abandonaron los hombres. ¿Qué les habrás hecho a los hombres, Hillary? Apenas conseguiste el 41 por ciento del voto masculino, mientras que él, Donald, el macho alfa, se llevaba el 53 por ciento de la testosterona electoral disponible. Quién podía pensarlo…

Y también te abandonaron los jóvenes, Hillary. Sí, es cierto que te votaron más a ti que a Donald. Pero habían votado mucho más a Barack de lo que te votaron a ti. Perdiste cuatro puntos de votantes menores de veintinueve años. ¿Por qué, chicos? ¿Por qué lo hicisteis? ¿Por qué huisteis de Hillary? ¿Por qué, sobre todo, en Florida y en Pennsylvania, donde más os necesitaba? Allí no podía ganar sin vosotros, frente a una mayoría de personas de más de sesenta y cinco años que entregó a Trump la victoria y los votos electorales en disputa.

Y también te abandonaron las clases medias, Hillary. A Barack le había votado hace cuatro años el 60 por ciento de los que ganan menos de 50 000 dólares al año. ¿Por qué a ti solo te votó el 52 por ciento? ¿Y por qué el 41 por ciento de los americanos que gana menos de 30 000 dólares al año entregó su voto a un multimillonario fanfarrón? ¿Por qué? Ellos conforman la clase media trabajadora de Estados Unidos. Ellos son de los vuestros. Tú los conoces muy bien. Bill los conoce muy bien, porque vivió entre ellos, nació con ellos y creció en sus barrios. Y fueron ellos quienes le dieron la presidencia en 1992 y a ti la posibilidad de ser la primera dama y luego senadora. Y ahora, Hillary, resulta que un hombre de negocios y muy rico se erige en representante de la clase trabajadora. Los tiempos están cambiando.

Ir a la siguiente página

Report Page