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1. ¿De quién fue la culpa? » La escena de celos en Aspen

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LA ESCENA DE CELOS EN ASPEN

Esquiaban por la mañana, hacían vida social por la tarde e iban de fiesta por la noche. Allí departían con quienes ya eran sus iguales: millonarios de cualquier país del mundo, llegados a Aspen, porque es el lugar en el que hay que estar. Algunas personas que dicen haber visto a los Trump aseguran que «pasaban juntos el 99 por ciento del día, pero… en el 1 por ciento restante Donald estaba muy ocupado» con una mujer que era bella, como su esposa; que era rubia, como su esposa; pero que no era su esposa. Marla estaba allí. En Aspen también esquiaba una guapa miss Georgia.

El episodio ha tenido varias versiones, según quien lo cuente. Una versión indirecta asegura que Marla y Donald coincidieron en una fiesta organizada por la presidenta de una importante empresa americana. Y entonces apareció Ivana. El triunvirato amoroso se convirtió, de inmediato, en el centro de atención. Todos sabían lo que pasaba. O lo suponían. Algunos asistentes, quizá deseosos de asumir un protagonismo que no les correspondía, filtraron a la prensa que Ivana y Marla llegaron a intercambiar algunas palabras en un restaurante llamado Bonnie’s, el lugar de moda para almorzar en Aspen. Un local para ver y ser visto.

Después, Ivana y Donald salieron juntos del restaurante. Ivana hablaba, mientras Donald trataba de tomar distancia de ella. De repente detuvieron la marcha para ponerse los esquís. Fue entonces cuando el público asistente al espectáculo de una pareja que se rompía en directo pudo observar cómo Ivana abroncaba a Donald gritando de forma fácilmente audible por los demás, mientras movía los brazos a espasmos, como si estuviera muy alterada. Lo estaba. Dicen que la bronca duró unos veinticinco minutos, el equivalente a una eternidad, tratándose de lo que se trataba. Hubo algún intento de Ivana por arrimarse a su todavía marido, pero fue rechazada.

La segunda versión matiza la primera, aunque no la desmiente, sino que la complementa. Además, esta versión cuenta con el relato en primera persona de las dos protagonistas. Según contó Marla a la prensa tiempo después, e Ivana confirmó en una entrevista en televisión, en efecto se encontraron en Aspen. Ivana asegura que ella no había oído hablar antes de su rival, dato más que cuestionable porque el rumor era creciente desde hacía tiempo. Según Ivana, ella y su marido estaban en la habitación del hotel. Sonó el teléfono y ambos lo cogieron a la vez en distintas estancias de la suite (había dos teléfonos supletorios). Llamaba un amigo común. Él y Donald hablaron de una tal Marla o «Moola», según entendió con dificultad Ivana. «¿Quién es Moola?», preguntó después Ivana a su marido. «Es una chica que va detrás de mí desde hace dos años», respondió Trump con su descaro natural. «¿En serio?», insistió Ivana. «¡Sí, sí! Va detrás de mí», presumió Donald.

A la mañana siguiente, día de Nochevieja, la pareja esquiaba cuando Ivana vio que Donald descendía montaña abajo junto a una mujer de pelo oscuro. Luego le dijeron que era una amiga de la tal Moola. «La vi después haciendo cola en el restaurante». Ivana se acercó: «¿Le puedes dar a Marla el mensaje de que quiero mucho a mi marido?». Ivana se fue de allí de inmediato sin darse cuenta de que justo detrás estaba la propia Marla, que la detuvo para presentarse: «Yo soy Marla, y amo a tu marido. ¿Le amas tú?». Ivana asegura haber respondido con contundencia: «¡Piérdete! ¡Amo a mi marido!».

Otras versiones ofrecen aspectos algo más cómicos de la escena, como que Ivana en realidad preguntó a una joven si era «Moola». La joven, en efecto, era Marla, pero como no se llama Moola dijo que no. Así lo relata el periodista Timothy O’Brien en su libro TrumpNation.

Un supuesto testigo presencial asegura que la situación fue algo más violenta, con Ivana entrando en el restaurante Bonnie’s: «¡Eh, tú, puta! ¡Deja en paz a mi marido!». Otros confirman estas palabras, aunque las sitúan al pie de la pista de esquí, junto al hotel y no en el restaurante. Y otros están dispuestos a jugarse su dinero afirmando que tal encuentro se produjo en lo alto de la montaña, con Trump a pocos metros. Y que cuando Donald observó la escena, se ajustó los esquís y se lanzó pista abajo lo más rápido que pudo, en modo huida. Pero Ivana es mucho mejor esquiadora que él (de hecho se dedicó profesionalmente al esquí), y emprendió la persecución de su marido, al que dio alcance de inmediato. Cuentan que la experimentada esquiadora llegó a ponerse de frente a su marido y de espaldas a la pista mientras ambos continuaban el descenso, y le apuntaba con el dedo índice muy cerca de la cara, en gesto extraordinariamente agresivo.

También Trump quiso dar su versión de este episodio tiempo después. Donald sitúa el combate entre las dos mujeres entre el restaurante y la pista de esquí, donde se preparaban. «Yo estaba como un idiota, esperando, mientras Marla e Ivana estaban allí. No hubo gritos, aunque obviamente se podía apreciar una cierta fricción entre ambas», cuenta pavoneándose de que dos mujeres casi llegaran a las manos por él. Y, como no podía ser de otra forma, Trump despeja el balón bien lejos de su área con el chascarrillo de rigor: «Había allí, a mi lado, un hombre gordo, que debía pesar 150 kilos. No era, precisamente, un hombre guapo. Y me dijo: “Podía ser mucho peor, Donald; vengo a Aspen desde hace veinte años y jamás he tenido una cita”. Nunca olvidaré esas palabras, porque fueron un alivio para mí».

Y el detalle más interesante, como estrambote del suceso: cuentan que las dos mujeres vestían el mismo modelo de ropa para esquiar. Los dos trajes eran regalo de Trump.

Donald se irritó mucho cuando Ivana empezó a contar la historia por las televisiones americanas y la demandó por romper el acuerdo de confidencialidad que había firmado.

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