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3. Ruta hacia la Casa Blanca » La apuesta de Rupert Murdoch

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LA APUESTA DE RUPERT MURDOCH

En 1996, el magnate de los medios Rupert Murdoch decidió jugarse el dinero (una parte de su inabarcable fortuna) en hacerle la competencia a la todopoderosa CNN. Tarea imposible, decían algunos. ¿Quién iba a robarle terreno a la primera cadena de noticias, cuya cobertura englobaba el ancho mundo, y que se había convertido en la referencia informativa permanente en los televisores que tienen en su despacho todos aquellos con algo de poder político, económico o social en cualquier parte de Estados Unidos y del planeta? Ese «quién» era Murdoch. ¿Cómo hacerlo? Con dinero (mucho), con paciencia (no mucha) y poniendo al frente a la persona idónea para el cargo: Roger Ailes.

Durante años había forjado sus habilidades televisivas en cadenas locales de poca monta, hasta que en los años sesenta consiguió empleo en el programa de emisión nacional The Mike Douglas Show. Entre los encargos de Ailes estaba gestionar entrevistas. Una de esas gestiones la hizo con el entonces candidato a la presidencia Richard Nixon. Se saludaron, se conocieron, se cayeron bien. Ailes empezó a trabajar para Nixon de inmediato. Inició así su carrera en política, en la que supo derrochar todos sus conocimientos televisivos y sus impulsos conservadores. Así lo hizo después al servicio de otros políticos republicanos, como Ronald Reagan o George Bush padre.

Cuando aterrizó en el proyecto de Murdoch puso en marcha una maquinaria extraordinariamente agresiva en términos televisivos y políticos. Agresiva, efectiva y exitosa. En apenas cinco años, Fox News se convirtió en líder de las cadenas de noticias, en una referencia inevitable en la información y la opinión de los americanos, y en una máquina salvaje de hacer dinero. Pero todo llega a su fin. Veinte años después, una mañana de junio de 2016, Gretchen Carlson había tomado una decisión.

Gretchen, cincuenta años, presentadora de Fox News, escritora, miss América 1989, graduada con honores en la Universidad de Stanford, estaba ante un momento muy delicado de su vida. Iba a denunciar a su jefe por acoso sexual. Llevaba nueve meses trabajando en silencio con sus abogados, pero había llegado el día de hacerlo público. ¿Sobreviviría a la potencia de fuego de Fox News? Sí, sobrevivió.

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