Terror

Terror


Capitulo 4

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Un terrorista no es simplemente un vándalo. Siempre tiene un propósito, y el nombre que generalmente le da a ese propósito es «justicia». No importa si el concepto de «justicia» del terrorista no tiene nada que ver con el del resto del mundo. De hecho, es precisamente cuando la mayoría general no demuestra ningún interés en los propósitos del terrorista, o incluso se opone a ellos, cuando empiezan las bombas y los incendios y los ataques y las carnicerías. Desde el Weather Underground hasta los Contras, pasando por los nacionalistas servios, los defensores del Derecho a la Vida que ponen bombas en las clínicas abortistas, el PLO, los Panteras Negras, el IRA, el Ku Klux Klan y el Irgun Zvai Leumi, siempre hay una causa por la que matar o destruir.

La causa no necesita ser una justicia inmediata. A veces puede tratarse de una venganza por algo que ocurrió hace generaciones, como cuando los armenios asesinaron a los diplomáticos turcos de hoy porque miles de turcos asesinaron a miles de armenios hace mucho tiempo. Ninguno de los asesinos originales seguía con vida, y muchos de los vengadores ni siquiera habían nacido cuando se produjeron las masacres. No importa. Los feudos de la sangre sobreviven en la sangre, y los católicos irlandeses aún siguen vengándose de Oliver Cromwell.

A cualquier hawaiano sobreviviente de extracción polinesia nunca le faltará algún agravio que vengar. La historia contiene muchos. En los siglos transcurridos desde que el primer barco haole ancló en una de las islas, el saldo del balance es claro. Los invasores trajeron a los hawaianos religión, turistas, un lenguaje escrito, la sífilis y la viruela. A cambio se llevaron las propias islas. Las cifras cuentan la historia. Cuando el capitán Cook visitó por primera vez Lahaina, había medio millón de nativos hawaianos. Un siglo más tarde apenas quedaban la décima parte. El arco iris étnico que es la población actual de Hawai contiene colores de la mayor parte de los países de Europa, Asia, África y las Américas, pero los tintes polinesios se están destiñendo rápidamente; y de la organización política de los hawaianos originales no queda absolutamente nada. Los americanos se ocuparon de eso. Misioneros, comerciantes y aventureros se combinaron para aniquilar la cultura hawaiana y reemplazarla por el comercio y el cristianismo. Derribaron el gobierno de los reyes (que los americanos empezaron a ejercer sin embargo en nombre del propio rey), y lo reemplazaron con una república hawaiana (para la cual los americanos dictaron las leyes); luego, también en nombre del pueblo hawaiano, pidieron la anexión a los Estados Unidos, y la humillación final llegó cuando el Congreso Americano rechazó la petición.

Tras décadas de limbo, los Estados Unidos aceptaron a regañadientes las islas del Pacífico, pero transcurrieron más décadas aún antes de que a Hawai le fuera concedida la última gracia de la condición de estado.

Sí, hay montones de agravios que los hawaianos étnicos pueden esgrimir…, los pocos que sobreviven, rodeados por un mar de paks y haoles.

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