Terror

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Capitulo 12

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Lo que hace que una bomba-H estalle es lo que hace brillar al Sol. Es la fusión de dos átomos del elemento más ligero, el hidrógeno, en un átomo del segundo elemento más ligero, el helio. A eso se le llama una reacción «termonuclear» y, como indica el prefijo «termo», ocurre tan sólo bajo la aplicación de una gran cantidad de calor.

También tiene que existir una gran presión. Esas condiciones se hallan fácilmente en el núcleo de una estrella como el Sol, donde el inmenso peso de la propia estrella aplasta su núcleo hasta un punto crítico…, y, al mismo tiempo, apisona el proceso explosivo, de modo que, desde nuestra confortable distancia de ciento cincuenta millones de kilómetros, el Sol se nos aparece sólo como una brillante luz, sin ningún asomo de la violencia que arde en su interior.

Tales condiciones no existen de forma natural en ninguna parte de la Tierra, ni siquiera en su interior. Para hacer que una bomba-H funcione, tienen que ser creadas artificialmente. Sólo hay una forma práctica de conseguir eso, primero hay que detonar una bomba atómica normal de plutonio o uranio-235, y utilizar los furiosos calor y presión resultantes para desencadenar la reluctante (pero enormemente más poderosa) reacción de fusión.

Ése es el «secreto» básico de la bomba-H. El resto es ingeniería.

La ingeniería, por supuesto, es enormemente compleja.

Por un lado, el hidrógeno en una bomba de hidrógeno no puede ser exactamente el elemento familiar mostrado en la tabla periódica de Mendeleiev. En ella posee la estructura más simple posible para cualquier átomo, un protón en su núcleo, un electrón en su órbita; ése es el elemento que constituye el agua que bebemos, y es abrumadoramente la sustancia más común en el universo. Se puede conseguir que el hidrógeno ordinario se fusione, pero sólo en el núcleo de una estrella. Para propósitos militares, su reacción es demasiado difícil de iniciar, y demasiado lenta.

De todos modos, la mayoría de los elementos existen en formas isotópicas…, es decir, en formas que contienen el mismo número de electrones y protones que la forma simple, pero con uno o más neutrones añadidos en su núcleo. Químicamente, los isótopos son lo mismo. Físicamente, son más pesados que la forma simple, debido a los neutrones añadidos. El hidrógeno posee dos isótopos significativos. Con un neutrón añadido, se le llama deuterio; con dos, tritio.

Tanto el deuterio como el tritio se fusionarán más fácilmente que el hidrógeno simple. De hecho, son el combustible que hace que la bomba-H estalle.

Sin embargo, no es fácil trabajar con ellos. Ambos son gases, lo cual presenta problemas de almacenamiento y compresión hasta el punto de fusión. El tritio, además, es venenosamente radiactivo.

Hay una elegante solución a esos problemas. El elemento metálico litio se fisiona fácilmente cuando es bombardeado por neutrones (es decir, en presencia de la explosión de una bomba-A), y cuando se escinde produce todo el tritio que uno necesita. Además, el litio se combina muy bien químicamente con el hidrógeno, para producir el compuesto hidruro de litio…, o (para seleccionar los isótopos más efectivos de esos dos elementos) el deuteruro de litio-6. En su forma más manejable, el deuteruro de litio-6 es una pesada arena grisácea; es fácilmente almacenable…, y, cuando se produce su fusión, violentamente explosivo.

Ése es el primer problema resuelto. Hay otros.

La sobrepresión en las inmediaciones de la explosión de una bomba-A es ciertamente adecuada para comprimir el deuteruro de litio; la radiación que brota de ella es suficiente para prender la reacción de fusión. Desgraciadamente, los dos efectos se producen en orden equivocado. Primero se necesita comprimir el combustible; luego hay que prenderlo con calor y radiación. Pero la radiación viaja más rápido que la onda de choque. Si se deja que actúe por sí misma, la reacción se iniciará demasiado pronto, expandiendo los elementos de la fusión antes de que el estallido haya podido tener tiempo de comprimirlos.

Solución: situar un amortiguador de metal pesado entre el detonador de la bomba-A y el combustible de la bomba-H, de modo que el combustible se vea protegido de la radiación el tiempo suficiente como para poder ser comprimido. (Ya que estamos en ello, el escudo puede hacerse de uranio…, de hecho, pueden hacerse tantas partes del dispositivo como sean posibles de uranio. Normalmente no explosivo [y así comparativamente barato], el uranio-238 servirá, puesto que bajo esas condiciones él también se fisionará y añadirá su energía al estallido. Esto no es despreciable; quizá la mitad de la energía de una bomba-H procede de la fisión del uranio y el plutonio que contiene).

Siguiente problema: si la onda de choque en sí golpea el deuteruro de litio directamente, lo más probable es que simplemente estalle en vez de comprimirse. Tiene que haber una forma de convertir esa energía explosiva hacia fuera en una presión hacia dentro.

Solución: llenar los espacios por otro lado vacíos en torno al deuteruro de litio con alguna sustancia —un poliestireno adecuadamente absorbente servirá— que la explosión de la bomba-A convertirá instantáneamente en plasma muy caliente que aplastará con violencia el combustible de la bomba-H.

Luego, para asegurarse de que el deuteruro de litio se fusione rápidamente, hay que introducir en su núcleo (del mismo modo que uno asegura una sombrilla de playa clavando su palo en un bidón lleno de arena) una estaca de uranio-235 o plutonio fisionables, de modo que la explosión secundaria de esa estaca prenda de inmediato el deuteruro de litio.

La bomba está completa.

Son posibles muchos refinamientos. Si se desea reducir la precipitación radiactiva para conseguir una bomba (relativamente) «limpia», hay que retirar tanto uranio como sea posible y reemplazarlo por otro metal pesado que no se fisione fácilmente…, digamos tungsteno. Si se desea que la precipitación radiactiva sea aún más intensa, hay que reemplazarlo por cobalto. Si se desea poder ajustar el tamaño de la explosión al blanco —lo que se llama «explosión a la medida»—, basta arreglar las cosas para bombear tanto deuterio y tritio como se desee en el momento de armar la bomba. Puede construirse una bomba-H tan grande como se desee simplemente añadiendo más ingredientes. Se han conseguido ya un centenar de megatones. No existe ningún límite superior conocido al tamaño de una bomba-H, excepto, quizá, el límite de Chandrasekhar al tamaño máximo de una estrella.

Una bomba-H no necesita ser muy grande. Un cilindro no mayor que un cubo para la basura doméstico puede contener una que estalle con la fuerza de veintitantos millones de toneladas de TNT, lo suficiente para aniquilar la mayoría de las ciudades…

Y suficiente también para abrir la ladera de un volcán submarino.

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