Tanya

Tanya


IV - Cazador

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IV - Cazador

Tanya tomó el autobús rumbo al departamento de Yannick esa noche, el humor no era el mejor, pero Lara le había pedido que la acompañara. Era increíble que el hombre quisiera conocerla.

Eres la única familia que tengo aquí, él quiere conocerte —al principio, Tanya pensó que se trataba de una broma, pero, no hubo risas de por medio, esto era real y aquel hombre acaudalado e intocable quería con su prima más que encuentros sexuales, estaba claro como el agua.

Rio por unos momentos, sobre todo, recordando que su prima le había dicho que le tocaría a ella alguna vez. Había una chance en un millón de que eso sucediera y, Lara había gastado la posibilidad.

Un par de chicos no le quitaban los ojos de encima, ella les dio una sonrisa pícara y se volteó hacia el paisaje que se visualizaba a través del vidrio. El pantalón vaquero tatuado al cuerpo dejaba poco a la imaginación, revelando cada centímetro del cuerpo esculpido, a eso le sumaba una blusa color rojo con un escote prominente y zapatos de tacón alto. Todo engalanado por un tapado a la rodilla color carmesí, el cual, iba perfectamente ceñido a su figura, sus ojos con un suave difuminado grisáceo iluminando su rostro, haciendo que la parte angelical se dejara entremezclar con sus atributos que incitaban al pecado.  Rara vez usaba perfume o algún tipo de fragancia, le gustaba el olor de la piel luego de la ducha, el suave aroma a jabón. Sus labios apenas adornados con un suave brillo color rosa, lucían pulposos con una pequeña línea al medio del inferior que los hacían más que apetitosos. Acomodó su cabello y bajó del bus. Estaba en el centro de Londres, caminó hasta el edificio y se identificó.

—¡Tanita! ¡llegaste!

—Sí así es —abrazó a su prima y reparó en ella— Diablos, tu cabello está todo revuelto.

—Lo siento, es que...— se carcajeó al ver como el cerebro de su prima trataba de buscar excusas

—No me lo digas, soy la primera en llegar ¿no es así? ¿qué pasa? ¿te atrapé en medio de un rapidín?

—¡Tanya! —adoraba avergonzarla, sobre todo cuando su prima se animaba a hacer cosas locas, cosas que sólo Yannick Tolman la animaba a hacer

—Ya, no te avergüences, sólo péinate un poco, estás bien así...

Lara corrió hacia el baño mientras ella ingresaba y quedaba maravillada por la extensión del lugar y su belleza

—Tú debes ser Tanya —tuvo que parpadear varias veces, sí, definitivamente su prima se había sacado la lotería

—Sí, encantada de conocerte, mi prima me ha hablado mucho de ti...

—Bueno, yo podría decir lo mismo —estaba mal, pero la sonrisa de ese hombre la llevó prácticamente a tener un orgasmo, quien diría que se trataba del loco inseguro que tenía miedo a salir de su departamento, aunque tratándose de ese Dios griego lo mejor era mantenerlo cautivo en la habitación todo el tiempo posible —ven, toma asiento, el resto de los invitados llegarán pronto

La morena sonrió, totalmente obnubilada

—Me alegro de que les haya ido bien con tu hermano

—No te imaginas —agregó Yannick con algo de hartazgo acercándole  una copa de champagne —ni siquiera empezamos con eso, David es un bastardo como pocos, esto apenas comienza

—¿Tú crees que tome represalias en contra de Lara?

—¡No! ¡nada de eso ocurrirá! Tengo abogados excelentes, es más hoy los conocerás, también a mis amigos Janet y Eric, son geniales, te caerán bien sobre todo Eric, es de lo más divertido, seguramente debes haberlo visto en algún programa de televisión, suelen invitarlo a hablar de negocios y eso, no es que tenga mucha idea, pero supongo que lleva la seducción en la sangre...

—No...realmente no lo he visto

Tanya no era idiota, sabía de quien se trataba, lo había visto en programas de moda y de negocios, Lara le había hablado de él, lo guapo que era. Hubiera querido negar que tenía cierta inquietud por conocerlo, pero no era hipócrita y la curiosidad había entrado en juego desde el momento en que se enteró de que estaría allí esa noche.

La noche transcurrió rápido, una hora después llegaron Janet Atkinson, Alejandría Paz y los abogados de Yannick.

—¿Eric? —preguntó Lara y Yannick le dijo algo al oído que la hizo reír

Tanya sabía de qué se trataba todo esto, el tipo habría conseguido alguna cita seguramente, bueno, tampoco es que se pondría a llorar de decepción ni mucho menos, habría otras posibilidades para conocerlo.

—Tienes una visión impresionante aquí —agregó la mujer señalando el ventanal de 360 grados —como si todo Londres estuviera a la vista de tus ojos

—Bueno, en parte lo está, el balcón es amplio también puedes aproximarte si gustas —repitió Yannick sin sacar las manos de su prima mientras esta luchaba por controlarlo

—¿Un consejo? —añadió la chica poniéndose de pie— trae una correa —Lara rio y bajó la mirada mientras Yannick reía

La conversación de Janet con los abogados y Alejandría era de lo más aburrida, o, tal vez, la hacía sentir demasiado ignorante. Odiaba sentirse inferior, y ellos, sin quererlo, lo habían logrado. Eran gentiles y habían tratado de integrarla, no obstante, no había podido quitar la idea de que no encajaba en ese lugar. Era hermosa, nadie que tuviera ojos podría decir lo contrario, sin embargo, el hueco en su autoestima hacía que difícilmente se relacionara con hombres más allá del sexo mientras que, sus congéneres, la miraban por encima del hombro, no era el caso de Janet, y mucho menos de Alejandría, sin embargo, el balcón parecía un mejor lugar para pasar la noche.

Se dirigió hacia afuera, el viento soplaba suavemente, aunque era demasiado frío para estar allí mucho tiempo, las luces del departamento de un amarillo opaco, tan suaves que permitían que toda la luminosidad de la ciudad pudiera apreciarse desde aquella porción de cemento. Llevaba media hora allí, cuando una voz grave e increíblemente sexy la sacó de sus pensamientos

—¿No tienes frío? —echó un vistazo a la enorme figura que se paró a su lado, más alto y hermoso que cualquier hombre que hubiera visto en su vida, incluso más que el novio de Lara.

—No, estoy bien así —la leve sonrisa de lado, perfecta, la mandíbula delicadamente perfilada. Tanya reprimió las ganas de tocarlo, de corroborar que era real

—Para ti —dejó en las manos de la mujer una copa de champagne

—Gracias, soy...

—Tanya Ramos, tu prima te acaba de presentar, yo soy...

—Eric Marcus, Lara también me ha hablado de ti...

—Espero que hayan sido cosas buenas —la morena hizo una mueca dubitativa

—Mmmm, no realmente, pero nada que me incomode

—¿En serio? —enarcó una ceja, esperando que hablara —anda, dime, ¿qué te dijo de mí?

—Lo obvio, que eras guapo, hablador, egocéntrico

—Vaya, sí que no se molestó en guardar nada...

—¡No! ¡Espera! Se pone mejor— agregó con ironía —señaló también que eras oportunista, holgazán, sabelotodo y.… un gran amigo...

—Bueno, supongo que la última pesa más en la balanza que el resto

—Al menos para Lara, es la más importante —rieron por un instante y tomaron nuevamente de la copa de champagne —dijo también que eres ... un cazador —los ojos glaciales brillaron mientras tomaba un sorbo sin despegar la vista de la mujer

—Es bastante gracioso, cuando salí con ella mencionó algo parecido de ti también...

Tanya se cruzó de brazos mientras el frío hacía de las suyas y ella quería enredarse en torno al hombre para obtener su calor. Eric se quitó la chaqueta y la colocó sobre sus hombros

—¿En serio? ¿tu abrigo?, pero sí eres todo un caballero —ironizó, a lo que Eric dio una pequeña risilla

—Lo soy ¿ves?, soy una caja de sorpresas, ¿llegaste hace mucho?

—No tanto, hace una hora...

—Y puedo preguntar ¿por qué estás sola con este frío aquí? —Tanya se encogió de hombros

—Lara está ocupada con los invitados y ... con tu amigo, el resto están discutiendo cuestiones de negocios y yo sólo...

—Te aburren

—No, no es eso, es que... realmente no entiendo lo que hablan...— Eric asintió levemente

—No te preocupes, a mí me sucede todo el tiempo...

—¿En serio? —indagó con sorpresa, parecía una broma, teniendo en cuenta de que cada vez que hablaba denotaba inteligencia y conocimiento

—¡Claro! Yannick y Betty Boop tienen talento innato para los negocios, yo no...

—¿Cómo le llamas a Janet?

—¿Nunca viste la caricatura?, colócale el cabello rubio ensortijado y Janet luce igual que ella, curvas pronunciadas, tetas asombrosas y culo sublime, parece una conejita de Playboy —Tanya negó con la cabeza y comenzó a reír

—Tú no eres un cazador

—¿No?

—Eres un bastardo

—Sí bueno, tal vez, Larita debió comentarte eso también...— agregó mientras con su dedo índice enredaba un bucle del cabello de la chica y lo estiraba— Me encantan las mujeres con cabello largo

—¿Aunque no se parezcan a Betty Boop?

—Te equivocas, Janet es hermosa, pero, nunca estuve interesado en ella así, es... demasiado masculina, aguerrida, como si fuera a golpearte si no eres buen chico...

—¿Y piensas que yo no?

—No, creo que tú también lo harías, pero a ti... te imagino más con un látigo y un traje de cuero... —Tanya dejó la copa vacía sobre el balcón de cemento, su cuerpo hormigueando de emoción y necesidad

—¿Hace mucho que trabajas junto a Yannick?

—De toda la vida, nuestros padres fueron mejores amigos y, heredamos esa relación

—¿Tienes hermanos?

—No, soy hijo único, bueno, mejor dicho, la segunda esposa que tuvo mi padre tenía un hijo y en verdad, lo estimo, podría decirse que es como mi hermano, lo mismo ocurre con Yannick.

—¿Y con tu madre?

—Bueno, es... algo complicado, cada vez que me ve terminamos discutiendo, dice que soy... demasiado parecido a mi padre...

—¿Y es así?

—No lo creo, tal vez físicamente, pero en lo demás...

—Al menos tienes la posibilidad de verla, aunque sea, de discutir con ella, yo no veo a mis padres desde hace cinco años

—¿Nunca regresaste a tu país?

—No, y nunca lo haré, ellos... mejor cambiemos de tema...— la incomodidad en el tono de voz, la diversión dejando paso a la tristeza, Eric rápidamente le dio un golpecito en el hombro dando ánimos

—Ok, cuéntame algo más de ti, ¿a qué te dedicas? —quizás no era la mejor pregunta para levantar el ánimo

—Yo... estoy desempleada ahora mismo

—Vaya, eso es bastante malo, pero, tal vez pueda ayudarte, ¿en qué te destacas?

—Soy buena limpiando y follando, pero creo que las actividades no son compatibles —Eric rio con ganas, la soltura de su respuesta lo hizo sentir incluso contrariado

—Bueno, en ese caso, tal vez debería contratarte como mi mucama, estoy interesado en tus dos talentos...

—Muy gracioso —agregó sin amedrentarse

—¿Qué?, tú fuiste la que hiciste que mi imaginación volara a la escena, en serio, dime, ¿qué hacías en tu anterior empleo?

—Era mucama Eric, trabajaba en el Park Union y no estaba mintiendo cuando te dije que son las únicas dos cosas para las que soy realmente buena —la seriedad en la respuesta le mostró al hombre que había un borde en ello

—¿Sabes? James, el medio hermano del que te hablé, ha empezado un emprendimiento gastronómico hace algunos meses, y está necesitando personal, digo, si tú quieres...— los orbes avellana se colmaron de emoción y de sorpresa

—¿En serio? ¿harías eso? —Eric se encogió de hombros

—Claro ¿por qué no?, si puedo ayudarte...— Tanya lo abrazó con todas sus fuerzas, amando su calor, su aroma a vainilla, la suavidad de sus mejillas, la calidez de sus manos recorriendo su espalda, fue un segundo de conciencia lo que la hizo separarse

—Perdona, es que el día ha sido una mierda y tú me alegraste, toma, vas a resfriarte —Tanya se retiró el abrigo y se lo colocó a su dueño

—¿No tienes frío?

—No, contigo a mi lado... tengo calor de sobra —relamió sus labios y arregló su cabello, era demasiado, no podía resistirlo, esa fue señal suficiente para que Eric la hiciera retroceder, llevándola hacia la baranda de cemento, aprisionándola contra su cuerpo

—¿Todo lo que dices tiene una connotación sexual para ti?

—¿Lo tiene? —indagó con cara de inocencia —¿o tal vez los hombres son demasiado pervertidos y ven sexo en cada cosa que digo? —Eric enarcó sus cejas divertido

—¿Te funciona eso de tergiversar las cosas? ¿hacerte la inocente?, lo lamento cariño, conmigo no resultará— Tanya se movió un poco abriendo una de sus piernas, dejando que el bulto de los pantalones del hombre rozara con su sexo, luego lanzó un suave gemido en su oído

—¿No soy una chica buena acaso? —las palpitaciones de Eric aumentaban cada segundo que pasaba al lado de la mujer, no podía pensar, no lo había hecho desde el momento en que Lara le dijo que no se acercara a ella. Aquel cuerpo que parecía tallado a mano era irresistible, ningún hombre con sangre en las venas podría verla y resistirse a ella.

Se unieron en un beso necesitado, lejos de la dulzura de cuento de hadas, con sus lenguas llenas de una pasión que desbordaba, fueron sólo unos minutos, pero Tanya podría haberse quedado atada a ese hombre por horas.

—Eres una maldita

—Lo soy —entrecerró sus ojos tratando de recuperarse del beso, mientras que las manos no se detenían y se esparcían por todo su cuerpo— ¡Diablos!, en verdad eres hermoso

—¿Gracias? —respondió Eric divertido y avergonzado al mismo tiempo

—Hice que te sonrojarás

—Sí, lo hiciste, también hiciste que esté duro en medio del balcón del departamento de mi mejor amigo —Tanya hizo que el chico se alejara de ella, tenía miedo, si las cosas seguían su curso no se contendría, y no quería arruinar la velada de su prima y su novio

Volvieron al interior del departamento, con la vista de Lara sobre ellos, mientras Yannick la golpeaba con el codo.

—La cena está lista —agregó la morena, con rostro de piedra, mientras que Eric se quitaba el abrigo

La velada se desenvolvió en tranquilidad entre risas y anécdotas.  Lara parecía un tomate, Tanya la hacía avergonzarse a más no poder, siempre había tenido esa capacidad. El rostro de Eric lo decía todo, Yannick estaba seguro de que eso pasaría. Tanya era el tipo de mujer que volvía loco a su amigo, bueno, era la clase de chica que podía poner de cabeza a cualquiera, pero Eric tenía especial debilidad por las morenas, y, si a eso le sumaba que parecía una diosa, el desenlace era más que predecible.

—Es tarde, debemos irnos— agregó Lara tomando su abrigo, luego de la cena

—Yo las llevaré

—No es necesario Eric, podemos...— ahí estaban, los ojos de cachorrito tierno de Tanya, Lara no podía creer que todavía tuvieran efecto en ella —está bien, nos iremos contigo

—¡Sí! —exclamó bajito, dando saltitos de felicidad que cohibieron a más de uno y que hicieron reír por enésima vez a Eric

El fuego dentro del vehículo era tal que Lara deseó que la tragara la tierra. Las miradas, la forma en que cada caricia invitaba a más.

—¿Sabes qué? Eric me ofreció trabajo

—¿Sí? ¿a cambio de qué? —la mirada escrutadora sobre el espejo retrovisor hizo que Eric se remojara los labios y le diera una respuesta pícara

—Eso duele Larita, puedo hacer cosas desinteresadas también ¿lo sabes verdad? —Lara negó con la cabeza

—Sí claro, sólo hay que apelar a tu gran corazón, ¿verdad? —el guiño de ojo del chico la hizo maldecir por lo bajo

Lara descendió rápidamente, se sintió tan estúpida saludando y siendo ignorada por completo.

—Puedo pasar a buscarte mañana si gustas, puedo presentarte con James

—No, está bien, sólo dame la dirección

—Te la enviaré por WhatsApp

—En verdad te agradezco esto, no tienes obligaciones conmigo

—Escucha —Eric se desabrochó el cinturón de seguridad y se puso de costado para acercarse a Tanya— el “gracias” es genial, pero, no me vendría mal un...

Sujetó el rostro del hombre y se hundió en su boca nuevamente, un deseo tan fuerte, tan manifiesto. Gimió en el beso, cuando los labios de Eric resbalaron sobre su mandíbula hacia su cuello. Debía pararlo, por algún motivo, sentía que hacerlo en el Mustang negro no era lo que anhelaba, no con ese hombre. Lo deseaba en una cama, montarlo hasta dejarlo sin aliento y que no pudiera moverse por días

—Será mejor que me vaya— la respiración entrecortada, Eric asintió rápidamente

—Sí, cuídate...

Con el pecho lleno de una emoción inenarrable Tanya subió las escaleras corriendo, sólo para llegar al departamento y encontrarse con Lara sentada en su cama, esperándola

—Debemos hablar

—¿Qué? ¿vas a regañarme? ¿no tengo derecho a salir con él?

—Deja de decir idioteces, claro que sí, sólo cuídate ¿sí?, no es un hombre que se enamore ni que quiera estar en una relación estable

—Lari, sé que te preocupas, pero, deja de hacerlo, sobreviví sin ti ¿ves?, cálmate, todo estará bien. Dios, jamás creí que fuera tan impresionante

—Te lo dije

—Lo sé, es sólo que cuando vi a Yannick no creí que existiera un tipo más apuesto y de pronto ¡zas!, aparece este castaño de ojos grises que me deja sin aliento y con una calentura irrefrenable

—Tanya —Lara quería regañarla, pero apenas podía controlar la risa —no seas grosera

—Ok —levantó sus manos— no diré una palabra más, hasta mañana

—Hasta mañana

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