Tanya

Tanya


V - Mi jefe

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V - Mi jefe

Tanya se encontraba frente al enorme restaurant ubicado en la zona más coqueta de Londres. Imponente, era la única palabra que podría definir el lugar, tuvo temor por unos instantes de que la dirección no fuera la correcta, sin embargo, cuando vio el deportivo estacionarse supo que estaba en el lugar correcto. Bueno, después de ver a Eric enfundado en ese traje negro pensó totalmente lo contrario. El único lugar donde debía estar era en una cama con ese hombre mientras la hacía gemir muy alto.

—No estaba seguro si vendrías —agregó el castaño, mientras la morena cruzaba la calle y se encontraba con él

—¿Y por qué no lo haría? —Eric se encogió de hombros

—No lo sé pensé que Lara te haría cambiar de opinión...

—Ella jamás se metería en mis asuntos, además, piensa lo que quieras, pero, le caes bien...

—Bueno —agregó dándole un abrazo— vamos, voy a presentarte con James

Ingresaron y rápidamente se dirigieron a la cocina donde su amigo estaba preparando la vajilla y las guarniciones para algunos platillos

—Tanya, te presento a James Marcus, chef principal y dueño de Le Mont Blanc

Una sonrisa destellante, calidez, gentileza, fue todo lo que emanaba de ese moreno de profundos ojos café que tenía, por lo menos, quince centímetros más de estatura que Eric.

—Es un gusto conocerte Tanya, ven, hablemos

Los tres se dirigieron a una de las mesas, el local estaba cerrado aún.

—Bien, ¿qué es lo que buscas en este empleo?

—¿La pregunta no sería al revés? ¿qué busca usted de mi en este empleo? —James sonrió y se miró cómplicemente con Eric

—Sí, debería ser a la inversa, pero me gusta que mis empleados me sorprendan

—Bien, en ese caso, lo que busco es respeto y una buena paga

—¡Bien!, eso es, me gusta tu personalidad, trabajamos de 9 a 19 todos los días, los turnos son rotativos, empezarás como camarera, o prefieres ayudante de cocina

—¿Así de fácil? —preguntó la chica llena de asombro

—¿Por qué? ¿tienes alguna objeción? —Tanya negó rápidamente —Eric me ha comentado que eres muy responsable y que aprendes rápido, por lo que voy a confiar en su palabra, por cierto, no respondiste a mi pregunta...— la mujer tocó la mano de Eric por debajo de la mesa, apretándola, el sólo la acarició tiernamente, recibiendo el agradecimiento

—Si soy honesta, preferiría como ayudante —Tanya no tenía nada en contra del otro puesto, sin embargo, nunca se consideró demasiado buena interactuando con la gente, sólo cuando se trataba de hombres claro está

—Bien, serás mi asistente en la cocina, pero, prepárate, porque soy muy exigente

—No me molesta la exigencia, siempre y cuando vaya separada del maltrato —añadió firmemente a lo que el hombre asintió

—No podría estar más de acuerdo contigo. Un gusto conocerte, hermosa —James estrechó su mano a lo que la morena inmediatamente respondió

—Gracias por esta oportunidad

—Bueno, es temprano, todavía, amigo, ¿algo para tomar? —Eric, quien había estado en silencio, captando cada detalle de la conversación negó sonriendo

—No esta vez, debo irme, tengo asuntos que atender en la empresa, tú, ¿quieres que te lleve?

—Sí, vamos, nos vemos mañana James

—Adiós Tanya, ¿Eric puedo hablar un minuto a solas contigo?

Tanya salió del lugar y esperó cerca del auto

—¿Qué estás haciendo? —indagó James en tono divertido

—¿De qué hablas?

—Tú nunca haces nada por nada, dime ¿qué está pasando con ella? —Eric negó en forma despreocupada

—Nada... todavía

—Lo suponía bastardo, sin embargo, me resulta inverosímil que hagas algo por alguien que sólo te interesa por unas horas, ¿o esto es diferente?

—No, no lo es, pero su prima es la novia de Yannick, y.… si me lo preguntas... la chica me cae bien, estaba demasiado triste y yo sólo... quise levantarle el ánimo, además de que me parece malditamente caliente...

—Bueno, eso nadie puede negarlo...

—¿Qué? ¿te gusta? —James enarcó una ceja

—No, no estoy interesado en ella de ese modo, ¿por qué?

—Nada, es sólo que...

—¿Celoso?

—¿De qué carajo estás hablando? —el atisbo de molestia hizo que James riera

—Sólo fue una pregunta ¿sí?, olvida que la hice, anda, vete, la chica está esperándote...

Entre molesto y confuso Eric se retiró del lugar, Tanya observó el rostro del hombre, su semblante había cambiado

—¿Estás bien?

—Sí, sólo... olvídalo, vámonos de aquí...

¿Qué era lo que lo irritaba?, él no era del tipo que se ponía celoso, ni mucho menos haría escenas por una desconocida, por una mujer que sólo había entrado en su vida algunas horas atrás...

—Tengo que ir a la oficina ahora, pero, me gustaría salir contigo más tarde... ¿estás de acuerdo con eso?

Tanya se arregló su cabello el cual se había electrizado por el cuero del auto.

—Depende...

—¿Depende?

—¿Es un lugar decente? —sí, humor y belleza, Tanya era un combo completo

—Absolutamente decente, Srta. Ramos

—Bien, acepto entonces, nos vemos más tarde, y.… en verdad, te agradezco esto... —Eric se cruzó de brazos y asintió levemente

—No hay por qué, sólo... no me decepciones...— Tanya no sabía que connotación tenía esa frase, sin embargo, supo que debía responder con toda honestidad

—No lo haré, lo prometo —y no pudo evitarlo, se acercó al hombre y plasmó un beso en sus labios. Eric acunó sus mejillas y la escrutó

—Nos vemos más tarde, princesa

Tanya descendió del vehículo con una sensación rara en su pecho. La había llamado “princesa”, no era una palabra que sentía que la calificara, sin embargo, viniendo de la boca de Eric llenaba su pecho de alegría. Debía tener cuidado, esto se volvía peligroso, a cada paso, se acrecentaba...

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