Tanya

Tanya


VI - Tremula

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VI - Tremula

Pocos hombres habían hecho bramar su líbido con sólo un beso. Eric lo había logrado, sólo un choque de esos labios carnosos había hecho descender a Tanya a las profundidades del infierno.

Bajo la ducha, intentando sosegar su lascivia, aquella marea de sentimientos tortuosos que la habían embargado y que apenas la habían dejado dormir la noche anterior. Estaba enloqueciendo, necesitaba a ese hombre entre sus piernas, cuánto antes ocurriera, mejor. Si esa noche no se lo proponía, se abalanzaría sobre él y lo tomaría sin reparos. Desconocía si a Eric le ocurría lo mismo, sin embargo, había algo diferente en la forma en que ese hombre se dirigía a ella. Más allá de las insinuaciones, había confiado en ella, en que podría desempeñar un trabajo en un gran restaurant, la había tomado en serio, había entendido sus miedos cuando hizo referencia a las conversaciones con Janet, incluso la había consolado en el momento en que esta le comentó que se sentía inferior en la conversación. Era increíble, le estaba mostrando que todavía había especímenes masculinos que valían la pena.

Salió del baño envuelta con una toalla de color blanco, afuera, la lluvia se había descargado con todo su poder. Rápidamente se cambió, colocándose un pantalón de vestir negro junto a una camisa blanca, en la cual dejó los primeros botones desabrochados hasta la altura de los senos.

Se examinó en el espejo, ¡perfecto!, el encaje oscuro apenas sobresalía, la idea era insinuar, no dejar a la vista todo lo que deseaba que Eric devorara sin reparos. El celular sonó en aquel momento.

—¡Larita! ¿vas a venir hoy?

—Estoy en el hospital Tanya

—¿Qué? ¿estás bien? —el corazón a punto de salir de su pecho

—La maldita Marcia intentó suicidarse

—¡Mierda! ¿está bien?

—Todavía no lo sé, le prometí a Yan que me quedaría hasta tener noticias de ella, David y su mujer también están aquí

—¿No lo volviste a golpear o sí?

—No, claro que no, Tanya, no ando por la vida a puñetazos

—Sí, lo lamento, pero sería gracioso

—No, créeme no lo sería, te llamo más tarde, descansa.

—Gracias, nos vemos después

Podría haberle dicho la verdad a Lara, acerca de dónde iba a estar esa noche, pero no le pareció buena idea. Su prima seguramente se preocuparía y ya tenía suficientes problemas como para agregar uno más.

Una hora después, el timbre sonó, su acompañante había llegado. Dio un gran suspiró antes de abrir la puerta, tenía que controlarse. Giró el picaporte y su respiración quedó atascada en su garganta. ¿Era posible quedar cautivada cada vez que lo veía?

—¿Sabes? Estuve pensando...— Eric la empujó hacia el interior del departamento y cerró la puerta —¿por qué debo salir contigo cuando en realidad lo único que deseo es estar en tu cama?

Tanya temblaba, cada parte de su cuerpo volviéndose trémula ante la propuesta, esperando que ese hombre quisiera hacer suya todas las fantasías que rondaban en su cabeza.

Se embarcó en un beso profundo, mientras lo llevaba a la pared y lo aprisionaba.

—¿Estás seguro de eso? ¿aquí? —indagó mientras acariciaba el cuello del hombre y sus manos viajaban a la piel sonrosada bajo la camisa.

—¿Tienes algún problema?

—No hablaba de mí, sino de ti...— Eric presionó sobre la fina tela alrededor de uno de sus pezones

—Aquí es perfecto —su dedo pulgar delineó la boca y volvió a unir sus labios a los de la chica

Se alejó unos centímetros mientras Tanya cerraba los ojos y trataba de recomponerse. Sus párpados entrecerrados, mientras observaba como la chaqueta y la camisa de Eric iban al suelo. Los ojos grises absolutamente oscurecidos, su respiración profunda, mientras el hombre se quitaba el pantalón los zapatos y las medias y quedaba con un bóxer color blanco, la chica llevó su mano entre el pantalón y tocó su vagina libre de vello, húmeda y lista para recibirlo. Eric no se acercaba, su respiración galopante a escasos centímetros de ella.

—Hazlo, quiero que lo hagas

—¿Qué cosa?

—Tócate para mí, princesa

Tanya volvió a relamerse sus labios y no pudo evitar que los dedos juguetones fueran entre el pantalón de vestir y la tanga de encaje blanca, el dedo índice presionando sobre el clítoris se sentía genial, pero, no era sólo eso, la mirada agrisada sobre ella, como si se tratara de un animal salvaje en torno a su presa. Dio un pequeño gemido, Eric sonrió y se echó sobre la cama, presionó sus dientes sobre su labio inferior. Los dedos se volvían resbaladizos, yendo más profundo en su interior tomando velocidad mientras desprendía la camisa afelpada y presionaba uno de sus magníficos senos. Sus ojos conectaron con el impresionante hombre recostado en la minúscula cama, su piel suave, bañada con una fina capa de sudor, esperando, observando, al acecho.

Tanya temblaba, sus piernas abriéndose, recibiendo las falanges que le estaban proporcionando un placer más allá de lo imaginable, excitar a Eric era por mucho, la mejor experiencia sexual que había tenido.

El torrente de adrenalina y deseo hizo que sus piernas flaquearan, el castaño se levantó de la cama y presionó su boca contra la base de su garganta, su mano ingresó dentro del pantalón, apoyándose sobre los dedos de Tanya.

—Más profundo, ¿te gusta así, princesa? —la morena asintió, mientras la lengua de Eric se movía sobre su cuello hacia el escote, uno, dos, tres embistes y la mujer se corrió dando un suave gemido.

Le arrancó la camisa, los botones rodando por todas partes

—¡Oye! Es nueva

—No te preocupes, te compraré otra, lo prometo —susurró y mordió el lóbulo de la oreja, creando un cosquilleo que la hizo vibrar hasta la punta de los pies

Le dio media vuelta, afirmando su torso en la pared, sólo para desabrochar el sostén y llevar sus manos hacia adelante masajeando los sensibles pezones, haciendo que el trasero se empinara y buscara chocar con su miembro endurecido. Eran pequeños si se comparaban con la dimensión del seno, tomó uno entre su índice y su pulgar y comenzó a girarlo hacia un lado y hacia el otro. Su aliento profundo en el cuello le mostraba lo excitado que estaba, aun así, la experiencia desbordaba en todo esto, su control de la situación, la forma en que estratégicamente tocaba cada parte de su cuerpo como si se tratara de un instrumento. Era el hombre más fantástico con el que había estado por lejos. Las manos bajaron a la pequeña cintura y de un solo tirón el pantalón fue hacia el piso, las manos firmes se movieron entre las nalgas.

Estaba desesperada, ella no era una doncella, lo de Tanya no era el trato dulce. Dio media vuelta y sus dedos se deslizaron sobre los pectorales del hombre hasta su cuello el cual comenzó a poblar de besos húmedos, para luego dirigir su atención hacia el sur. Dio una pequeña caricia al ombligo y entonces, se dedicó a chupar el imponente miembro que parecía una roca. Recorría cada centímetro de piel, gozándolo, deseando que jamás terminara.

—Cariño, detente...— Tanya no hizo caso, sino que ahuecó sus mejillas sorbiendo más duro. Eric la jaló de sus hombros, haciendo que se irguiera.

—¿Qué? —preguntó confundida, a lo que el castaño respondió con un beso enloquecedor, llevando su lengua profundo dentro de ella y haciendo que caminara hacia la pequeña cama donde la lanzó

No fue amable, no era su estilo tampoco, no cuando la mujer se deshacía en gemidos y sólo rogaba por una follada.

—Me encanta tenerte así de caliente —Tanya sonrió e intercambió posiciones

—¿Te gusta?, créeme, todavía no has visto nada —abrió sus piernas y llevó la hombría de Eric a frotar su clítoris una y otra vez, excitándolo más de lo que ya estaba. Los ojos del hombre estaban en blanco, aferrados a la pequeña cintura, mientras Tanya guiaba su pene al interior de su ser.

El poderoso pene expandiéndola, llenando su canal, comprimiendo la carne alrededor de la hombría de ese ser maravilloso que la estaba colmando de sensaciones inimaginables, más allá del placer sexual. Se movió en círculos, adaptándose, gozando mientras Eric se enderezaba y comenzaba a chupar cada parte de su anatomía, haciéndola desfallecer.

El movimiento pausado, una y otra vez el vaivén de caderas que llevaban el miembro más y más profundo. Las manos de Eric se posaron en sus glúteos meciéndolos, contrayéndose en espasmos de pacer.

—Eres tan hermosa —las manos se movieron alrededor de su cuerpo para llegar al rostro— vamos, quiero verte cuando termines

Y Tanya se percató en ese momento que, pocas cosas, sería capaz de negarle a ese hombre. El embiste volviéndose rudo, preciso, directo al punto en que la hacía enloquecer y gritar. No importaban los vecinos, que oyeran, quería que todo el mundo fuera testigo del enorme éxtasis que Eric le estaba brindando. Cinco estocadas y, Tanya se corrió pronunciando el nombre de su amante tan estruendosamente, al punto de avergonzarse.

Su cuerpo agotado mientras Eric continuaba invadiéndola sin compasión. La tumbó sobre el colchón, y llevó una de las piernas a su hombro para penetrarla más profundo. Llevó su boca a uno de los pezones y lo retorció haciendo que un nuevo orgasmo hiciera a Tanya doblar su columna y deleitarse con la sensación entre dulce y dolorosa.

Media hora, la taladraba bestialmente, llevaba treinta minutos trabajando sobre su cuerpo, colmándola de orgasmos, de sudor, de besos, de caricias, de mordidas lujuriosas donde su boca tocaba. Eric se sentó en la cama y acomodó sus cabellos mojados, nuevamente tomó las piernas de la mujer y esta vez colocó ambas sobre su hombro izquierdo, juntas, haciendo que Tanya no pudiera moverse. Atacó nuevamente su entrada, embestida tras embestida, haciendo que la morena se sujetara de las sábanas o de los hombros musculosos de Eric. Fue maravilloso, sublime, escuchar el gemido ronco y sentir como el pene se expandía y el tipo se corría en su interior, impregnándola de su esencia.

Sus ojos parpadearon, había sido un descuido terrible, habían follado sin condón, jamás había permitido que un hombre la penetrara sin usar uno, pero, esto se había sentido totalmente diferente, marcándola de tal modo, que se sentía incapaz de pensarse con otro hombre después de él. Era una idiotez, lo sabía, pero, envuelta con esos brazos y el corazón palpitante junto al suyo lo percibió como su única posibilidad...

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