Sushi

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A Fowell le vino al pensamiento el fugu, el pez globo con la vesícula biliar venenosa, que había comido en compañía de unos compañeros de trabajo en Honolulú, durante la conferencia. Era la ruleta rusa japonesa: si seccionas la vesícula, el veneno se expande por la carne del pescado en un abrir y cerrar de ojos. Se trata de un veneno que no tiene ningún sabor. En caso de comer un trozo de fugu mal preparado, el comensal perece en la silla. El cocinero debe tener un certificado especial para poder extirpar la vesícula del pescado. El certificado estaba colgado en la pared del restaurante donde Fowell había comido con sus compañeros. Con todo, había sido emocionante comer aquel pescado. La carne estaba cortada en filetes transparentes que venían presentados en forma de una grulla en un plato pintado. Los motivos del plato podían verse a través de la carne: un rojo vivo y un azul intenso.

El modo en que el asesino había dispuesto las víctimas le hacía pensar a Fowell en la forma de aquella grulla.

2 DE SEPTIEMBRE

Parece como si la vida cotidiana no llegase a este hotel. Siento un deseo intenso de ver a un niño. Llevo días sin ver a uno, ni en la calle ni en el hotel. Me siento encerrada en esta caja con aire acondicionado, mirando vísceras, plástico manchado, tierra empapada, caras seccionadas…

Se me hace insoportable saber que un cuchillo cortó por la mitad el melancólico rostro de Trina. De todos los otros asesinatos, ése es el que se me hace más difícil de aceptar, es el que más me turba, quizá porque es la única víctima femenina.

¡Sólo llevo tres días aquí y me parecen tres semanas! Sin duda se debe a que no consigo dormir. Me he pasado un rato por el bar, pero Gerardo Silva y Jack Fowell estaban enfrascados en una conversación tan embarazosa que he regresado de inmediato a mi cuarto. La cosa iba de mujeres japonesas. Bertus Hogenelst le estaba contando algo a Robynne Green sobre su charla con el padre de Hendrik Mechanicus, una de las víctimas. Parece ser que Mechanicus estaba obsesionado con las mujeres japonesas. Fowell ha confesado que a él le pasa lo mismo y se ha lanzado a filosofar de ello con Silva. Silva había salido hoy y al parecer había tenido tiempo para mirar a las mujeres, Fowell había llamado a una masajista a su habitación. En resumen, la cosa iba de que a los dos les «gustaría probarlo» con una japonesa. Robynne se indignó y le preguntó a Fowell si por casualidad pensaba que las japonesas tenían la raja horizontal. Hogenelst se partía de risa. Fowell comentó que por fortuna el feminismo aún no había echado a perder a las mujeres japonesas. Ja, ja.

Mi caligrafía es espantosa. Tengo que escribir deprisa, al hilo de mis pensamientos. Mochizuki me ha dejado entrever hoy que disfruta dejándome fuera de juego. Es una persona desagradable. Con esa corbata a rayas ancha y demasiado larga que le cuelga ridícula entre las piernas.

Watanabe también es digno de observación, con su aire envarado. Sólo puede mover el cuerpo hacia delante o hacia atrás, a la altura de la última costilla. Durante la comida bebió un vaso de tonyu con una caña que él mismo había traído de casa, mientras que en el hotel habían dispuesto aquel enorme buffet. Mochizuki también lleva siempre consigo una bolsa con la comida. Hoy Watanabe ha comido caqui, una fruta sanguinolenta y poco apetitosa. Ya tenemos bastante con todas las vísceras y la sangre que estamos obligados a ver. Se fue metiendo los trozos en la boca con parsimonia, después de haberse tomado su tiempo pelando y dividiendo la fruta en trocitos, con gran esmero. Recogió las pieles cuidadosamente y las puso exactamente en el centro de un plato, mientras que las semillas que iba extrayendo con un palillo las colocaba al lado formando una montañita. Después de cada bocado, se limpia la boca con una servilleta de papel que saca del montoncito pulcramente colocado al lado del plato. Watanabe está totalmente ensimismado mientras come.

En cuanto a Mochizuki, comía de una caja envuelta en un furoshiki, una bolsa de tela con un nudo en la parte superior. Es probable que su mujer le haya preparado el almuerzo.

Me pregunto cómo serán las esposas de esos dos.

Bertus Hogenelst ha estado en la Casa Japonesa-Neerlandesa. Gerardo Silva le ha hecho una visita al compañero de Irina Skoynich. Esta tarde he ido con Mochizuki a casa de una tal frau Fischer. Mi misión era observar.

Esta noche, después de la cena, Jack Fowell nos convocó inesperadamente para una demostración de cortes. Bertus Hogenelst fue el único que no pudo asistir; se estaba entrevistando con el padre de Hendrik Mechanicus. Fowell quería demostrar que el asesino tenía que ser una persona habituada a cortar. ¡Y vaya si nos convenció! Es bueno en su trabajo, eso salta a la vista. Siempre resulta fascinante mirar y escuchar a gente que sabe mucho de algo. Nos habló de la técnica de filetear el pescado y lo diestros que eran los japoneses en esa materia. Señaló que el asesino bien podía ser un japonés. ¡Dios nos libre de eso, porque hay más de catorce millones de japoneses en esta ciudad!

Así pues, la reunión ha sido incluso hasta llevadera, eso hasta que Jack Fowell empezó a hablar de las japonesas, claro está.

Por la tarde fui a comprar un bolígrafo. Regresé con un puñado de ellos, de la marca Animal Backstyle. Le he prometido a Matthijs que le compraría un par de docenas.

Otra vez volvía a haber interferencias en la línea que impedían hablar con tranquilidad. Echo de menos a Matthijs, mi amor. Me gustaría arrimarme a su mejilla mofletuda y sonrosada.

Son las tres menos cuarto y el sueño se resiste a visitarme. El periódico informa de que se ha llegado a un acuerdo sobre el reparto de las aguas pesqueras entre China y Japón. The Far East Network hablaba de la devaluación del yen y en la tele he visto algo sobre los maltratos que reciben conejos y cobayas en las escuelas primarias. Por lo que me ha parecido entender, se han establecido puntos de información regionales para tal propósito; una especie de líneas telefónicas para niños. Estuve zapeando y me enteré de que los culebrones japoneses a menudo tratan de madres jóvenes enfermas de cáncer. Las relaciones amorosas imposibles y los consiguientes suicidios por partida doble son otros de los temas preferidos. No he logrado entenderlo todo porque los actores hablaban muy rápido.

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