Split
«¡NO!»
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«¡NO!»
Oía algo.
Un sonido real.
«Es de verdad.»
Saltó de la cama. Volvía a suceder. Venía del piso de abajo.
Daniel… con la sangre de Roy en sus manos…
«Pero está muerto… Lo maté…»
Andy ya estaba en el pasillo, con los calzoncillos puestos y los ojos muy abiertos. Él también lo había oído.
- ¿Qué ha sido eso? -susurró ella, que estaba a su lado. Tenía el corazón a mil, pero intentaba no temblar. Él echó un rápido vistazo a Mak, que llevaba puesta solo la ropa interior y una camiseta, pero no dijo nada. Él también estaba medio desnudo, así que, ¿qué iba a decir?
- Viene del respiradero de la puerta de atrás -dijo en voz baja-. Creo que alguien está intentando entrar. Voy a mirar.
Makedde lo siguió. Cuando él se giró y la vio, levantó la mano en señal de que se quedara donde estaba. Pero, por lo que pudo ver, ella no iba a quedarse en ningún sitio.
Bajaron de puntillas juntos.
Al final del pasillo se volvieron para mirar en la cocina. Por la parte que estaba abierta, podían ver el respiradero del balcón y la oscuridad que se extendía a partir de él.
Silencio.
Se acercaron.
Estaban a escasos metros de la puerta cuando un repentino «¡Buuu!» rompió el silencio y una espantosa cara verde emergió de la oscuridad para lanzar una gran frambuesa contra el cristal. Unos labios blancos se pegaron a la puerta y de ellos salió una lengua retorcida. Era un chico disfrazado y maquillado como un vampiro. Dejó una mancha en la puerta y a los pocos segundos se marchó corriendo entre las risas de sus amigos, que estaban escondidos.
- ¡Por Dios santo! -exclamó Andy-. ¡Eran solo niños!
Se desplomaron los dos juntos en un abrazo en la cocina, riéndose el uno del otro por verse en paños menores.
- ¡Tú estabas más asustado que yo! -le dijo Makedde, apenas capaz de articular palabra por la risa.
Se abrazaron cuando alcanzaron el sueño. Aquella noche, Makedde durmió profundamente.
No soñó.
