Sorry

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Séptima parte » Después

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Después

Él habla de amor. Habla del amor único y verdadero. Y habla del sufrimiento. Dice que cualquier cosa que diga no tiene nada que ver con su pasado. Dice que, siendo niño, encontró el amor por primera vez. Dice que un hombre cuidó de él y lo castigó. Lo dice con una sonrisa. Ha olvidado que el ahora no tiene nada que ver con el pasado.

El lago de Constanza es como un espejo sin fondo. Estoy sentado en el suelo, con la espalda apoyada en el neumático trasero, y lo oigo hablar. Espero, sencillamente, que muera. Que el hambre lo consuma. Pero él es tenaz. No piensa morirse. Tiene planes de futuro, cuando todo esto haya acabado.

Habla del dolor, de la proximidad, del hambre y del placer. Dice que si no hubieran descubierto todo eso en su vida, no estaría vivo. Al hablar espera que yo reaccione. Yo permanezco sentado y guardo silencio. Me gustaría meterle la mano en la boca hasta la garganta, y llegar luego hasta su maldito corazón.

No he encontrado la cabaña. Hay un camping en el lugar en el que hace más de seis años nos adentramos en el bosque. No me detuve. Los ojos se me llenaron de lágrimas; tanto me afectó el hecho de que no quedara nada del pasado.

Ninguna cabaña, ningún recuerdo, todo se había borrado.

Él dice que no ve ningún motivo para disculparse. No sabe por qué tendría que disculparse. Todo se basa en el instinto. El mal es la sombra del bien, pero nadie piensa que tal vez el bien podría ser la sombra del mal. Entonces tose y pide agua. Una suave llovizna empieza a caer, yo levanto la cara y veo una gaviota. El ave aterriza en una de las rocas. ¿Acaso piensa? ¿Qué piensa la gaviota? Desearía ser una gaviota. No pensaría nada. Solo me alegraría de ser una gaviota.

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