Sophie

Sophie


Capítulo 6

Página 8 de 61

 

6

 

Luca

Tenía siete años cuando me di cuenta que mis padres no tenían un matrimonio convencional. Probablemente pequé de inocente, pero para mí era normal que las familias no tuvieran una mamá y un papá solamente. Era verano, estábamos acampando cerca del Lago Betsy cuando vi que mis padres se preparaban para dormir en una misma tienda. Que durmieran juntos era normal para mis hermanos y para mí, lo que no fue normal, fue que los demás campistas armaran alboroto. Los niños con los que horas antes había jugado, ahora nos veían como bichos raros. Después de que Frank calmara a los campistas, y les asegurara que el día siguiente abandonábamos el campamento, se metió a la tienda de mi madre. Esa fue la primera vez que no veía dormir a Jasón con Diana, también la primera vez que noté que no se apellidaba Gardner, él se apellidaba Jade.

Recuerdo que ningún sonido provenía de la tienda de mis padres, recuerdo el olor de repelente de mosquitos, las ondulaciones grises en el lago, ardillas trepar por la corteza de pino, y a Gordon y a Fabio discutiendo con nerviosismo mientras Bruno y yo nos tomábamos de la mano en silencio. Lo que más recuerdo, es el intento de creer que mi vida no se había disparado fuera de las pistas seguras, y predecibles.

Regresando a casa Jasón intentó explicarnos el incidente, nos dijo que él era nuestro padre, que nos quería y quería a mi madre. Frank no explicó nada, él se limitó a decirnos que, si alguien preguntaba, dijéramos que él era nuestro papá, solo él.

La situación se sentía incómoda, sobre todo con Jasón, para mi él era nuestro papá.

Poco a poco todo volvió a su cauce, aunque siempre quedo presente la perdida de equilibrio, el nerviosismo, la vergüenza. Para mis padres era una tontería, ellos se veían como visionarios, siempre defendiendo la idea de que un adulto podía mantener simultáneamente más de una relación íntima, siempre y cuando todos los implicados estuvieran de acuerdo. Aunque nunca mostraron una postura pública.

Frank, Jasón y Diana mantuvieron su vida sexual para sí mismos; Nunca sugirieron que debía querer seguir su ejemplo. Y la casa volvió a disfrutar de una especie de camaradería. Desde entonces, y tal vez por el trauma, rechacé la idea de amor entre tres, mucho menos una relación abierta o de cualquier forma que Sophie tuviera en la cabeza.

No me pareció que estuviera enojada, más bien parecía confundida, extrañada. Para ella era diferente, ella y su familia tenían mucho dinero, incluso podían matar y nadie les iba a decir nada, mucho menos por tener una relación ‘monógama’ entre tres personas. Pero mi familia no, aunque vivíamos muy bien, no dejábamos de pertenecer a la clase trabajadora, para mí era diferente.

Y si a todo eso le agregábamos la promesa que le habíamos hecho a Kurt, era casi un hecho que Sophie y yo nunca tendríamos nada que ver en el ámbito amoroso.

<<En el deportivo, en el amistoso siempre podía contar conmigo>>, me engañé.

La verdad es que yo quería a Sophie, y no como la amiga de la infancia, o como la hermana de mi mejor amigo, no, yo la quería como se quiere a alguien que necesitas besar, abrazar, tocar, querer. Yo la deseaba.

―No te enfades ―Pedí acercándome nuevamente a ella. No me gustaba cuando se enojaba, me daban ganas de consolarla a besos, y no podía, no debía.

―Nooo Luca, ¿por qué me enfadaría?! Es más, estoy brincando de la felicidad.

La ironía tampoco le iba, eso también causaba que me dieran ganas de besarla. Y ni hablar de verla triste, cuando Sophie se entristecía me atravesaban mil cuchillos, me afectaba más a mí que a ella. No lo soportaba. Eso es lo que me tenía metido en este embrollo, la vi sufrir por esa estúpida carrera y perdí conciencia de todo, solo la urgencia de consolarla registro mi cabeza y cuerpo. Se sentía tan bien, tan suave, tan delicada entre mis brazos, entre mis labios.

―Sophie…

―Ahora te demuestro que feliz soy.

Porque a veces el destino es cruel, en ese momento salía mi hermano junto con sus amigos de la biblioteca. Sophie se atravesó en su camino y sin advertencia atrapó a Fabio por el cuello, y lo besó. Vi con codicia a mi hermano abrazarla por la cintura y darle un par de vueltas en el aire sin separarse de su boca mientras la bola de amigos vitoreaba la escena.

Sophie ya no volteó a verme, en cuanto logró separarse de Fabio se metió a la biblioteca sonriendo.

― ¡Esa niña me encanta! ―fanfarroneó Fabio. Tal vez mi falta de entusiasmo fue lo que llamó su atención, ya que dejó a sus amigos y se dirigió a donde Sophie me dejó plantado.

― ¿Luca?

―Mmm… ―Me vio, vio la entrada de la biblioteca, volvió a verme.

―Luca, estás consiente que Sophie y Viri son como nuestras hermanitas, ¿verdad? Esa carne está prohibida ―me advirtió como si fuera lo más obvio.

― ¡Tenias tu lengua en su boca hace un minuto! ¡No son nuestras hermanitas! ―Entrecerró los ojos y me analizó por un segundo. Un segundo le basto para saber qué es lo que pasaba―. ¡Joder, Luca! ¡Estás enamorado de Sophie!

―Vete a la mierda, Fabio.

Di dos zancadas antes de que me empujara hasta topar con uno de los árboles que enmarcaban la entrada de la biblioteca. Yo era un poco más alto que Fabio, definitivamente más fuerte, aunque en ese momento parecía que Fabio era un elefante y yo una pobre hormiga.

―Luca, no. ―Me miró, lo miré… bajé la mirada y me avergoncé. ¡Qué fácil era leerme! ― Joder ―murmuró antes de darle una patada a la tierra y alejarse. Algo me decía que esa noche me esperaba una de las famosas charlas de Gordon, Fabio solo confiaba en él para la solución de problemas, y el que estuviera un poco encaprichado con Sophie, era un gran problema.

Como lo predije, Gordon me esperaba en mi habitación a la hora de dormir.

―Ya sé, Gordon. No me jodas.

―Hay cosas que no se pueden remediar, ¿cierto? ―Lo estudié un poco, Gordon no era fácil, estaba sobre nuestras espaldas constantemente. No importaba que la universidad robara todo su tiempo, él se las ingeniaba para tener un ojo sobre nosotros―. Luca, sabemos que eres un cabrón que no conoce lo que es quedar en segundo lugar. Capitán de futbol, de rugby, del club de debate, y ni hablar de nadar porque no acabamos. Siempre has demandado perfección, eso es bueno ―Sonreí con la serie de cumplidos. No era de extrañar que fuera condenadamente bueno con las mujeres, sabia como lavar el cerebro―, Pero de esto sé más que tú, así que escúchame.

Me preparé para el sermón de la amistad, el honor de nuestra palabra, y la promesa que le hicimos a Kurt cuando sus hermanas empezaron a verse como dos apetitosas ninfas.

Fue una sorpresa cuando me dio la razón.

―Ya lo dije, hay cosas que no se pueden remediar. Pero hay que hacerlas bien, ellas se merecen que lo hagamos bien ― ¿Hagamos? ¿Ellas? No me dio oportunidad de hablar, él ya estaba a medio sermón―. El sexo es cuestión de química, de comunicación, de deseo, de entendimiento y no solo de desempeño físico y actitudes a la video porno casero. ¿Quieres ser buen amante? Habla con ella. No la beses como si estuvieras besando a Diana, si haces eso, nada va a pasar. No digas “por favor”, si Sophie dice “no” es “no”, además de que en una de esas terminas con las pelotas rotas, Sophie es cabroncita ―Sí, sí lo era―. si ruegas vas a parecer un chiquillo y dudo que cualquiera se quiera acostar con un mocoso. Nunca contestes el teléfono a la mitad de, y siempre sé atento; Es lo mismo servir un vaso de agua, que dos. Y lo más importante, siempre, siempre, usa condón ―Terminó su discurso levantándose de mi cama y dando un puñetazo en mi brazo―. Ah, y buena suerte con Kurt. Si se entera, estas muerto.

Ya caminaba afuera de mi habitación cuando grité―: No me quiero acostar con ella.

Su carcajada me acompañó durante las siguientes semanas.

Ir a la siguiente página

Report Page