Sophie

Sophie


Capítulo 7

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Supongo que la desesperación que sentía por Luca, era mi manera de buscar libertad. Luca me hizo sentir libre. Fue una sensación muy parecida a la que siento cuando estoy bajo el agua, ahí abajo, con el agua cubriendo mi cuerpo estoy en otro espacio, en un hoyo negro donde solo existo yo… y ahora él. Donde no había choferes, guardaespaldas, padres, hermanos, donde solo había libertad para sentir, y luchar. Donde era libre, así me hizo sentir Luca… libre.

Cada vez era más imperiosa la necesidad de sentir sus manos en mí, su cuerpo con el mío. Que su boca me diera un poco de oxígeno para respirar. Que fuera rudo, imparable, con esa garra que aparecía en sus ojos antes de cualquier competencia, era imparable, era el mejor. El agua era suya cuando entraba en ella, yo quería eso, quería ser suya cuando entrara en mí.

Besar a Fabio era bueno, incluso los besos de Daniel que ya se proclamaba a los cuatro vientos como mi novio eran buenos, pero el de Luca… el de Luca me caló.

―Señorita Jones ¿Esta con nosotros?

Guie la mirada hacia dónde provenía la voz. El señor Harrison me veía con el ceño fruncido y las manos en la cintura.

―Si… disculpe.

Sentí todas las miradas del grupo en mí. La de Luca me quemó, la de Kurt me congeló. Era un maldito martirio estar en la misma clase que mi hermano, afortunadamente solo eran dos.

― ¿Entonces? ―Se quejó el señor Harrison.

― Entonces, ¿qué? ―contesté confusa. ¿Qué diablos me perdí?

―Obviamente no está con nosotros señorita Jones. Tal vez le ayude a concentrarse una visita a las oficinas. Recoja sus cosas y vaya a visitar al director, por favor.

Metí la laptop a la mochila y me dirigí a la puerta, al pasar cerca de mi hermano, susurró―: A Alex le va a encantar esto.

―Deja de joder, Kurt.

 

Mis ojos cayeron hasta sus tentadores labios. Luca tenía una boca carnosa, podía imaginar sus labios besando mi cuello como en mis sueños, de hecho, no había parado de pensar en eso, en sus labios recorriendo mi cuello, mi cara. Mi respiración se hizo rápida y temí un espectáculo orgásmico a la mitad de la escuela. Estás “malditas hormonas” como decía Alex, estaban haciendo estragos en mi cordura.

Se recargó en la pared y siguió platicando con mi hermano. Quien fuera Kurt para poder tener acceso a él sin limitaciones. Me imaginé empujándolo contra la pared, aquí, ahora, en público. Una sonrisa maliciosa apareció en mi mente, la fantasía dio un giro y lo vi empujándome contra la pared enfrente de mi hermano, sin importar nadie. Su lengua recorriendo mi piel, mi cuello…

Mi respiración se agitó nuevamente, ahora acompañado de un calentamiento de cuerpo entero. Cambió su peso de pierna e inmediatamente sentí esa pierna entre las mías, sus dedos enterrándose en mi piel haciéndome daño porque no podía estar lo suficientemente cerca de mí. Tuve que pasar saliva, estaba muy tentada a hacer esos pensamientos realidad.

― ¿A quién te comes con la mirada? ―Viri siguió mi mirada antes de que yo pudiera evitarlo―. ¡Iiiuuu! Por favor dime que ves a alguno de los amigos de Kurt. El incesto es demasiado, incluso para nuestra familia.

― ¡Dioses, eres una retorcida! ¿Cómo se te ocurre?

Pasé a su lado y me encaminé hacia el estacionamiento, el chofer del día ya nos esperaba con las puertas abiertas.

 Solo mi hermana tenía pensamientos más retorcidos que los míos. En tres pasos me alcanzó.

―Peores cosas han pasado. Kurt se está poniendo muy bueno.

― ¡Viridiana Northman―Carter Jones, ¿estás loca?! ―La carcajada de Viri interrumpió el escalofrío que me recorrió de arriba abajo. Qué ocurrencias tenía mi hermana.

 

― ¿Cómo que te sacaron de clase? Ya decía yo que eso de los noviecitos solo los iba a distraer… ―Como era de esperarse, Kurt se hizo cargo de informarles que tenía nuevo novio―. La escuela es lo más importante, Sophie ―Me repitió Alex por enésima vez.

Volteé a ver a Owen buscando apoyo, mantenía la mueca seria, pero podía ver la sonrisa en sus ojos. Con Owen siempre se podía contar.

―Yo creo que eso ya quedo establecido, Alex. Ahora es el momento de encontrar soluciones, si Sophie baja de calificaciones en la siguiente evaluación, se acabaron los novios. ¿Estamos, Princesa?

Owen era un angelito por fuera y demonio por dentro. Asentí a regañadientes. No tenía más opción.

―Sí, Api ―negó con una sonrisa en el rostro, ¡Owen era lo más!

―Es en serio, Princesa. Si bajas de calificaciones, se acabaron los noviecitos. No creas que me engañas con esa cara de inocencia, seguro ya estás imaginando como salirte con la tuya.

―Nooo, Api ―Su sonrisa se amplió, me dio un beso en la frente y salió de la biblioteca. Alex seguía con el ceño fruncido. Solo esperaba que mi madre llegara pronto, solo ella era capaz de dominar a la bestia―. ¿Ya me puedo retirar? Tengo tarea.

Use el tono meloso patentado de mi hermana. A ella le funcionaba perfecto.

―Sophie…

¡Uy! y mi papá atacó de vuelta con el tono de voz mimoso, no había manera que me resistiera a eso.

―Perdón, pá. Te prometo que no vuelve a suceder ―suspiró y se recargó en su silla. La culpa apareció por la puerta grande, no podía fallarle a mi padre y pensando en tonterías lo estaba haciendo.

― ¿Qué paso?

―Nada, pá.

¿Qué le iba a decir? ¿Qué estaba encaprichada con uno de los hijos de sus mejores amigos? ¿Y que el mocoso, ni siquiera me hacía caso?

―Ay, Sophie. ¿Qué voy a hacer contigo? Eres igualita a tu madre, solo que en versión dos punto cero.

Me salté mi práctica para evitar más problemas con mi papá –y para evitar toparme con Luca―, me dediqué a estudiar en la biblioteca mientras Alex trabajaba. Era cierto que iba un poco atrasada en la escuela, no podía bajar de calificaciones, Kurt mantenía el primer lugar de la clase, yo tenía como mínimo que ser la segunda.

Kaira llegó y nos preparamos para cenar. En casa todos manteníamos horarios diferentes, pero cuando se trataba de la cena, todos teníamos que estar sentados en la mesa.

― ¿Ya le contaste a Ami que te sacaron de clase?

¡Iba a matar a Kurt! ¡¿Por qué no dejaba de joder?!

―A ti qué te importa, ¡deja de meterte conmigo!

―Chicos… ―Owen trató de contenernos, pero parecía que solo necesitábamos un pretexto para que la bomba explotara.

―Decidí que voy a empezar mi vida sexual ―No sé si mi hermana lo dijo para salvarme el pellejo, o porque de veras ya no podía con las hormonas.

En un instante el comedor quedo en silencio. Mi hermana era casi dos años menor que nosotros, era una niña. Ni siquiera yo había empezado, no por falta de ganas, era por falta de oportunidad, siempre estábamos acompañados.

―Viri, ¿no te parece que estás muy chiquita para empezar con esas cosas?

Incluso Owen que era el más relajado de nuestros padres, se le fue el color.

― ¿A qué edad empezaste tú, Api?

Owen era un hombre que volteaban a ver las mujeres, siempre relajado, de buen humor, seguro, y supongo que era bien parecido. Ahora parecía fantasma, fue chistoso ver como mi hermana hacia sudar hasta las piedras.

―Ese no es el punto Viridiana.

Hoy no era el día de mi papá, primero le corren a su hija mayor de clases, y después la menor le anuncia que ya quiere coger.

―Solo quiero saber ―le respondió con tono de ‘soy inocente de todos los cargos’―, ¿Tu empezaste más grande que yo? ―Alex carraspeó, le dio un trago a su bebida y miró hacia las estrellas. ¡Cobarde!

―Ay, Viri. Ahora si los hiciste sufrir. ―Kaira rio bajando la tensión del comedor, le siguió Owen y finalmente se les unió Alex―. No es importante la edad en que nosotros empezamos, chiquita. Aquí el punto es, si tú estás preparada o no. ¿Ya te sientes preparada para iniciar tu vida sexual? Acuérdate que no solo es hacer por hacer, todo tiene sus consecuencias.

Kurt y yo seguíamos la plática entre mi mamá y Viri como en un partido de tenis; Viendo como pasaba la pelota enfrente de nuestras narices, pero sin meter las manos. No había duda, mi hermana era la más cabrona de los tres.

―Sí. Ustedes me lo han repetido varias veces, y también han dicho que es normal, divertido y que todo mundo lo hace. Yo ya quiero. Ustedes, ¿no?

Empecé a sudar frio cuando Viri se dirigió a Kurt y a mí. Me mojé los labios pensativa, no podía dejar sola a mi hermana, era la única de los tres que tenía las agallas para decirlo de frente.

Respiré coraje y me uní a la campaña de mi hermana―. Sí, yo también ya quiero. Pero no he tenido oportunidad, siempre estoy acompañada. ―No fue queja, pero si sugerencia. Necesitábamos nuestro espacio. Ya era hora.

Alex dejó los cubiertos en la mesa, Owen se limpió la boca con la servilleta, y Kaira le dio un buen trago a su vino. Pobrecitos, les quitamos el apetito.

Volteé a ver a Kurt para que se uniera a la campaña, el muy cobarde negó despacio y siguió comiendo. No se podía contar con él. ¡Claro! Como él ya cogía con cualquier cosa que se le atravesara, ¿para qué ayudar a sus pobres y sobreprotegidas hermanas?

― ¿Qué les parece si nos dejan platicarlo y después lo volvemos a hablar? Nos agarran con hambre y cansados, así no se vale.

Owen hizo un guiño, y volvió a su cena.

Nuestras demandas eran completamente justas, considerando que ellos jugaban siempre que podían, y que nosotros fingíamos no saberlo.

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