Sophie

Sophie


Capítulo 14

Página 15 de 60

 

14

 

― ¡¡¡Kaira!!! ¡Kaira, ven acá!

Hablando de malos momentos, este se llevaba la guirnalda. Luca cubría mi desnudes con su cuerpo mientras un Alex totalmente fuera de razón caminaba y gritaba a todo pulmón.

―No pasa nada. ―Me aseguró Luca. Pobre, nunca lo vi tan pálido como ahora.

―Yo creo que si pasa ―dije al mismo tiempo que una risa tonta y nerviosa se escapaba por mis labios.

― ¡Kaira! ―Volvió a gritar mi papá.

Luca y yo rompimos la unión a regañadientes, sabíamos que nos esperaba una pequeña inquisición. Me anudaba la bata cuando escuché―: Frank. Tengo a uno de tus hijos desnudo y cogiendo en mi tina de hidromasaje, ¿te molestaría venir por él?

Alex era ciertamente estricto, le gustaba tener el control, pero nunca frio, ni venenoso, ni prepotente, nunca como le habló a Frank.

― ¿Qué pasa? ―Kaira entró por las puertas corredizas justo cuando Luca abrochaba su pantalón―. ¡Oh!

Si, ¡Oh!

Regresó por donde vino cerrando las puertas de cristal. Con pesar vi como Alex discutía moviendo las manos sin control, Kaira intentaba calmarlo, pero le fue imposible. Ni siquiera la llegada de Owen lo tranquilizó.

―Podemos irnos ―pidió/sugirió Luca―. Vámonos, yo tengo ahorros, nadie tiene por qué meterse con nosotros.

―Yo también tengo dinero, Luca. No se trata de eso. ―Supe que mi tono de voz no fue el adecuando cuando dio un paso atrás. Su semblante se endureció, sus ojos se enfriaron―. No quise decirlo así… ―Mi justificación murió al verlo cerrarse.

Se recargó en la pared, cruzó los tobillos, y esperó la batalla, no volvió a verme. Eso pasaba por olvidarme que Luca era el hombre que nadie rebasaba, el que no sabía lo que era ser el segundo. Un mortal y sanguinario tiburón.

Mi madre entró custodiada por Owen y Alex.

―Luca, ¿me permites hablar con Sophie a solas?

―No necesitas pedirle permiso, Kaira. ¡Luca, sal!

―Papá, por favor.

Nunca había visto a mi padre tan enfadado, las aletas de su nariz no paraban de subir y bajar. No había rastro de cariño en su mirada.

―No, Sophie, no ―Alex susurró mi nombre con dolor, y por primera vez en mi vida me avergoncé de mi misma. Yo le causé ese dolor.

Daba un paso hacia mis padres cuando sentí la mano de Luca entrelazarse con la mía.

―Nos vamos a casar ―anunció fuerte y claro. ¿Qué era esto? ¿El siglo XVIII? Solté la mano de Luca y le rogué con la mirada.

―Por favor, Luca. ―Sus doradas pupilas se dilataron, poco a poco el dolor las coloreó―. Sophie… ―Su voz también se tintó de dolor. Muy en el fondo supimos que lo nuestro se pausó desde el mismo instante en que apareció Alex.

Dejó ir mi mano, aunque no la locura.

―Me voy a casar con ella –les advirtió a mis boquiabiertos padres.

Nos siguió a la oficina de Alex en silencio, Owen se le acercó y me tranquilizo ver que le daba una palmada en la espalda. Era bueno que alguien guardara la calma.

― ¿Qué paso? ― ¡Lo que faltaba! Kurt bajaba medio adormilado acompañado de Viri―. ¿Qué haces aquí? ―Le preguntó a Luca. Le llevó un par de segundos sumar dos más dos―. ¡Eres un cabrón de mierda!

El golpe de Kurt cayó con toda su fuerza y directo al ojo de Luca. Ni siquiera metió las manos, Luca aceptó el golpe altivo.

― ¿Qué haces, imbécil? ―Fue la primera vez que deseé ser hija única―. ¡No lo toques! ―bramé mientras revisaba el ojo de Luca que ya empezaba a hincharse.

Sin detenerme con el llamado de Alex y Kaira me dirigí a la cocina, ese ojo necesitaba hielo. La adrenalina corría por mi cuerpo haciendo estragos en mi raciocinio, no medí las consecuencias de lo que pasaba, fue hasta que escuché la enfadada voz de Frank que reaccioné.

― ¡Controla a tus hijos, Alex! Mira cómo le dejó la cara.

―Te recuerdo que estamos en mi casa, Frank. El que no debería estar aquí, es él ―puntualizó Alex señalando a Luca.

Intenté dirigirme a el dueño de mi corazón, pero Viri me detuvo. Frank y Alex parecían estar a dos segundos de los golpes.

―Es mejor que todos nos tranquilicemos ―terció Owen―. Vamos a dormir lo acontecido y mañana hablamos con más calma.

 Diana tomó el brazo de Luca, pero no logró moverlo. Luca tenía el modo suicida encendido.

―Estoy enamorado de ella ―afirmó con la cabeza en alto. Frank sacó humo.

―No, Luca. Eso que crees que es amor, va a destruir todo tu trabajo.

Luca no pestañeó con las palabras de su padre, me veía fijamente a mí. A lo lejos escuché a Diana murmurar―: No sería amor, si no lo hiciera.

―Su trabajo ―afirmó nuevamente Frank, ahora viéndome a mí.

Fue la primera vez que veía realmente a Frank, descubrí que mi percepción de él era errónea. Frank quería bien a su hijo.

Todos voltearon a verme esperando mi reacción. ¿Qué podía decir? ¿Yo también? En efecto, yo también. Pero este no era el momento de jalar el gatillo.

―Por favor vete ―Le rogué.

― ¡No, no me voy a ir! Esto es entre nosotros dos y lo vamos a resolver los dos. Yo te quiero, nunca te voy a dejar.

Debí mandar notarial sus palabras.

Lo amaba, de verdad que lo hacía, pero… todo se movió muy rápido.

―Ve, hablamos después ―rogué nuevamente.

― ¿Estás segura?

Asentí conteniendo las lágrimas que imploraban por salir, las de él, brillaban sin derramarse. Dio la media vuelta y salió del palacio, rogaba desde el fondo de mi corazón, que no fuera también de mi vida.

 

Las siguientes horas pasaron en una nube de confusión, regaños y un profundo hueco en el corazón.

En cuanto los Gardner salieron del palacio, mis padres me mandaron a mi habitación al mismo tiempo que ellos se encerraban en el estudio. Dejé pasar unos minutos, al ver que el regaño no iba a suceder en ese momento, seguí al instinto, ¡maldito instinto, me metía en muchos problemas!

―Es muy guapa... Gracias por eso, bruja ―Le reprochó Owen a mi madre.

Entre el estudio de Alex y la biblioteca había un panel que servía como un pequeño almacén cuando se construyó el palacio. Era un espacio que descubrimos mis hermanos y yo jugando a las escondidillas, era fantástico para esconderse, y para escuchar las conversaciones del estudio y la biblioteca sin ser vistos, el único inconveniente que tenía, es que si alguien bajaba por las escaleras principales eras descubierto sin remedio.

―Sabíamos que esto iba a pasar tarde que temprano ―trató de mediar mi madre.

―Pues sí, pero más valía que pasara tarde y no temprano ―se quejó Alex. Guardaron silencio por unos segundos, hasta que Owen finalmente dijo lo que nadie se atrevía a decir.

―La verdad es que yo esperaba que pasara antes, mis hijos se han comportado de lo más educado.

― ¡Owen!

―Es la verdad, Alex. Solo miren de quien son hijos. A su edad, nosotros ya habíamos cometido más de tres delitos. No seas ridículo y recuerda lo que es tener diecisiete años. Nadie puede controlar las hormonas a esa edad.

―Solo hay que enseñarles a tener cuidado ―coincidió mi madre con Owen.

―O a no hacerlo ―volvió al ataque Alex―. No voy a poder dormir en los próximos años.

― ¿Tan mal fue?

―No tienes idea Owen, me dieron ganas de sacarme los ojos en ese momento.

La carcajada de los tres bajo el nivel de estrés en mi sangre.

― ¡Que exagerado!

― ¿Exagerado? ―le contestó Alex a Kaira― Fue como ver una mini tú. Incluyendo los ruidos.

― ¡Oh, diablos!

Ahora la que rio fui yo, sin querer traumaticé a Alex.

―Estoy preocupado, el problema de Kurt está empeorando. Si sigue así, dentro de poco se nos va a salir de las manos. Y Viri está siguiendo sus pasos, no en el mismo ramo, pero está siguiendo sus pasos ― ¿De qué demonios hablaba Alex? ― Mis esperanzas estaban con Sophie, pero con esto…

―No seas dramático, Alex ―interrumpió las lamentaciones Owen―. Son adolescentes, ¿qué esperabas? ¿Partidos de ajedrez, coronas, y polvos mágicos toda la vida? Son unos chicos perfectamente normales con un poco de hormonas desbocadas, solo tenemos que…

Escuché pasos y me vi en la necesidad de salir de mi escondite y regresar a mi habitación. Si la suerte estaba de mi lado, era muy probable que solo saliera con un regaño.

Ir a la siguiente página

Report Page