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HOMBRE: ¡Vaya, Bea, qué sorpresa! No te esperaba. Como dijiste que me llamarías antes de venir… ¿A qué se debe tu visita?

MUJER: Hombre, después de tantos años de amistad, no creo que haga falta llamarnos con cinco

días de antelación para tomar un café contigo y charlar un poco…

HOMBRE: ¡Claro, desde luego! Pero me habría gustado saber que venías para comprar unos pasteles y tomarlos con el café.

MUJER: Da igual. Si quieres bajamos al bar de la esquina y nos tomamos allí el café.

HOMBRE: Vale, pero dame cinco minutos para arreglarme un poco.

MUJER: La verdad es que he venido para contarte una noticia de Ana.

HOMBRE: ¿Sí? ¿Le han ofrecido un trabajo mejor? Me dijo que estaba pensando en cambiar de trabajo.

MUJER: No, qué va. Es una bomba. Se casa este verano en México.

HOMBRE: ¡No me digas! ¿Hablas en serio? ¡Ana se casa! Si ni siquiera sabía que tenía novio.

MUJER: Es mexicano y llevan saliendo un año. Me lo presentó ayer y me contó que ya está empezando a mandar las invitaciones de boda. Me pidió tu dirección.

HOMBRE: Me alegro mucho por ella, pero esta boda es lo que me faltaba. Se casa un amigo íntimo

en junio y me va a salir carísimo comprar los dos regalos, el hotel y el viaje en avión a México…, y

con el miedo que me da volar… A lo mejor no voy…

MUJER: A Ana le haría mucha ilusión que fueras. Además, conozco un par de páginas web con

ofertas para viajes de última hora. Seguro que encontramos un vuelo barato, aunque no sea directo y tengamos que coger varios aviones. La verdad es que me apetece mucho ir.

HOMBRE: Bueno, me lo pensaré, aunque yo preferiría un vuelo directo. En cuanto me llegue la invitación te llamo. ¡Y vamos de una vez a tomar ese café!

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