SOCIOS

SOCIOS


Alfonso M. R.

Aunque todo lo que está sucediendo parece un despropósito, nada sucede por casualidad y todo tiene sentido. Decía el maestro Jesús que hasta los pelos de nuestra cabeza están contados.

Cuando era joven, me dijeron que Dios actúa en el mundo a través del cada ser humano. Si eso es cierto, es evidente que no estamos aquí quedarnos cruzados de brazos. Si queremos que este planeta vuelva a ser el jardín del Edén que todos deseamos, debemos participar activamente en ese proyecto.

El siguiente cuento de T. de Mello nos da una idea de cuál es nuestra labor:

< Goldberg poseía el más hermoso jardín de la ciudad y, siempre que pasaba por allí, el rabino le decía a Goldberg: “Tienes un jardín que es una preciosidad. ¡El Señor y tú sois socios!”

“Gracias, rabino”, respondía Goldberg, a la vez que hacía una reverencia.

Y así durante días, semanas y meses… Al menos dos veces al día cuando se dirigía a la sinagoga o regresaba de ella, el rabino decía lo mismo: “El Señor y tú sois socios”.

Hasta que a Goldberg empezó a fastidiarle lo que, evidentemente, pretendía ser un cumplido por parte del rabino.

De manera que la siguiente vez que el rabino dijo: “El Señor y tú sois socios”, Goldberg replicó: “Tal vez tengas razón. ¡Pero tenías que haber visto este jardín cuando era el Señor su único propietario”>

Si queremos recuperar el paraíso perdido, hemos de hacer nuestro trabajo. Debemos cuidar el jardín que tenemos encomendado.

 A veces nos sentimos frustrados porque no logramos que la semilla de la consciencia germine en las personas que nos rodean, pero nuestro trabajo ahora es hacer germinar esa semilla en nosotros. Este es nuestro jardín y ese es el que debemos cultivar para que dé frutos.

No hay mejor enseñanza que el ejemplo. Si deseamos un mundo nuevo de paz y de amor, empecemos por poner paz y amor en nuestra vida y en nuestro entorno.

Un abrazo, amigos, en la Presencia Yo Soy.


Report Page