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22 Seguridad

La historia familiar de Jean Paul Getty fue tormentosa. Tras su muerte, se supo que en sus mansiones instalaba teléfonos con máquinas tragamonedas para impedir que la servidumbre, invitados y familiares hicieran llamadas gratis.

El relato más conocido sobre su tacañería gira en torno de una oreja: cuando tenía 16 años, su nieto John Paul Getty fue secuestrado en Roma. La mafia de Calabria le pidió al abuelo 17 millones de dólares a cambio de la liberación de su nieto. El multimillonario, con la fama de ser un trozo de hielo que jamás se derretía, pensó que aquello podía tratarse en realidad del autosecuestro de su nieto para sacarle dinero. Durante varias semanas ignoró la advertencia de la ’Ndrangheta, lo cual provocó que los secuestradores mutilaran una oreja al cautivo y se la enviaran. El abuelo sólo accedió a pagar dos millones de dólares que después cobraría a su nieto como un préstamo, con un cobro preferencial de interés de 4 por ciento.

John Paul Getty no logró pagar el adeudo a su abuelo. A los 25 años tomó un coctel de metadona, válium y alcohol que lo dejó paralítico, mudo y casi ciego hasta su muerte, 20 años más tarde. Apenas disfrutó la herencia que le había dejado su abuelo.

Aunque Carlos Slim nunca ha tenido que ponerle precio a la vida de nadie en su familia, su generosidad con otras víctimas de secuestros lo coloca en un plano más halagador que a Getty. Un año después de que el magnate entró en la lista de Forbes, en 1994, el banquero Alfredo Harp Helú, su primo, fue secuestrado por un grupo guerrillero mexicano y liberado tras nueve meses de negociaciones en las que Slim se mantuvo en comunicación con sus sobrinos, pese a que, por competencia económica, la historia personal con su primo se había vuelto tirante durante esos años.

Alfredo Harp permaneció retenido 106 días por un comando del EPR, organización clandestina que se mantiene activa hasta la fecha y que durante una época tuvo alianzas con grupos guerrilleros de otros países. Un par de años antes de este acontecimiento se descubrieron en Nicaragua planes de combatientes centroamericanos asociados con la ETA para secuestrar a diversas personalidades mexicanas. Una de éstas era Slim, quien a principios de la década de 1990 apenas comenzaba a volverse famoso en México y en Latinoamérica, tras la compra de Telmex.

El expediente 83/93 del Juzgado Quinto de lo Criminal de Managua, que consta de 45 tomos con 6000 hojas, incluía documentos incautados a los grupos subversivos. En junio de 1993 el periodista Gerardo Galarza consiguió el acceso a la ficha de vigilancia que los guerrilleros hicieron sobre el empresario tras seguir de cerca sus movimientos en la ciudad de México. Aunque tiene varias imprecisiones, resulta interesante porque en cierta forma muestra la aparente vida austera que llevaba en aquel entonces el que se convertiría más de una década después en el hombre más rico del mundo:

CARLOS SLIM HELÚ

Es descendiente libanés. Los medios lo mencionan como miembro destacado de la comunidad libanesa en México (junto con Alfredo Harp Helú, de la Bolsa Mexicana de Valores y asociación de casas de bolsa).

CS vive en la Reforma, entre Rocallosas y Apalaches, en la tercera casa de abajo hacia arriba.

Todos los días, a las 10 horas, pasa el carro de la basura en la esquina Rocallosas/Reforma. Un empleado sale a dejar la basura. El portero cierra el portón, después de haber salido. Tiene un jardinero (eventual, por horas) y por lo menos una empleada (unos 40-45 años).

Frente a la casa está una parada de camión Ruta 100. En su esquina hay un teléfono público. En la esquina opuesta Reforma/Rocallosas hay un stand de flores ocupado por uno, dos hombres (¿vigilantes?). Enfrente hay un teléfono público.

A la casa de CS pertenecen dos carros rojos (uno de ellos con placa ASA380); a veces está sólo uno de ellos. Al lado de la casa hay un terreno colindante con su residencia, donde están construyendo. El jardín de la casa llega hasta la Virreyes.

A CS le pertenece la casa de bolsa Inversora Bursátil (oficina Paseo de Las Palmas).

Según La Jornada también tiene Probursa. Esto no se confirmó. En relación con los negocios de CS, Excélsior («Portafolios» de octubre de 1987) menciona que éste fue un hábil en sus actividades. Mientras todos andaban mal, las acciones de CS superaron su cotización en relación a antes del crack.

CS compró la FUD a los Brener. Vendió Bicicletas de México a una empresa que también le pertenece (fue mencionado en los medios como un negocio no muy transparente).

Otras empresas que le pertenecen son Sanborns (tiendas), Lampazo, S. A., Aluminio, S. A., Peña Pobre y Loreto (fábrica de papel), Seguros América. Una foto de él aparece en Proceso (1988, sept.).

Ante este tipo de amenazas, y dado el secuestro de su primo Harp Helú, en el interior del emporio de Slim comenzaron las presiones para desarrollar un programa de protección ejecutiva. En 1994, año en que México vivió, además del alzamiento del EZLN, el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, así como otros crímenes políticos, un equipo de especialistas llevó a cabo estudios en las principales oficinas, casas y hangares de Grupo Carso y creó una fuerza de seguridad que contaba con aparatos antiespionaje muy modernos, de acuerdo con testimonios y documentos internos recopilados sobre esa época. Tanto Slim como sus hijos y sus principales socios fueron considerados personas que enfrentaban un riesgo criminal alto. A la mayoría se les dio desde cursos intensivos para el manejo de crisis y amenazas de bombas, hasta guardias especiales capacitados en vigilancia criminal y medidas de contravigilancia, así como vehículos blindados.

Para coordinar buena parte de esto, por las oficinas de Telmex apareció el consultor en seguridad Eric Lamar Haney, nacido en Rome, Georgia. Lamar fue sargento mayor comandante en el 5.º Batallón de la 87a Infantería y de la Brigada de Infantería número 193, apostados en Panamá por el ejército de Estados Unidos. De acuerdo con su curriculum vitae:

Se desempeñó como administrador de recursos humanos de una fuerza de más de 600 hombres; tuvo a su cargo el desarrollo y la implementación del entrenamiento individual de los mismos. Supervisó la administración y conducción de una fuerza de guardia compuesta por más de 85 elementos. Desarrolló, entrenó y dirigió en campaña la organización de francotiradores más exitosa del ejército estadounidense. Entre marzo de 1988 y marzo de 1990 participó y guió operaciones de combate en Panamá. Colaboró como examinador y experto en operaciones de contraguerrilla y antiterrorismo, en ejercicios militares de simulación de combate realizados como parte del entrenamiento de diversos ejércitos de Centro y Sudamérica. Habla el español con fluidez.

En 1992, antes de trabajar en Telmex, Lamar se encargó de la seguridad y la estructura de la guardia que cubrió la visita de Estado del príncipe de Arabia Saudita, Khaled Abdulaziz, a Londres. También fue instructor en jefe de armas de fuego para la Real Policía Militar de Arabia Saudita y fue jefe de turno de los operativos de protección para el príncipe Khaled y la familia real saudí durante los viajes que ésta realizó por Europa, Estados Unidos y las Bermudas. Tuvo a su cargo la seguridad del yate real durante las operaciones en puerto. También dirigió auditorías en empresas petroquímicas de Salomón Brothers y diseñó para éstas los programas necesarios para incrementar su seguridad. Otras acciones destacadas fueron la liberación en 1990 de un empresario petrolero capturado por el Ejército de Liberación Nacional, en Bogotá, Colombia. Una «proeza» más reseñada en su hoja de servicios es que después de la invasión de Estados Unidos «organizó y entrenó a los 60 hombres que integran el Estado Mayor Presidencial en la “nueva” República de Panamá».

La mayoría de los principales operadores de la seguridad de Slim son especialistas con currículos parecidos, además de ser extremadamente discretos. De todos los que han pasado por las áreas corporativas, el único con un alto perfil público es Wilfrido Robledo Rincón, un viejo conocido de los movimientos sociales mexicanos por haberse encargado, como titular de la Policía Federal Preventiva, de romper la huelga de estudiantes de la UNAM en 1999 y de perseguir a estudiantes de la desaparecida Escuela Normal Rural de El Mexe en Pachuca, Hidalgo, en el año 2000, dos casos emblemáticos de represión policiaca que para algunos se trata de acciones admirables y para otros son rasgos del régimen autoritario prevaleciente.

Robledo se enroló en su natal Oaxaca a la Marina Armada y durante el gobierno de Luis Echeverría fue ascendiendo hasta convertirse en ayudante presidencial. Luego trabajó en la campaña presidencial del también priista Miguel de la Madrid. Poco acostumbrado a dar entrevistas sobre su vida, Robledo concedió una al periodista Andrés Becerril para el periódico Excélsior, en la cual asegura que fue el mentor de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública federal durante el gobierno de Felipe Calderón. García Luna fue acusado por diversos actos de corrupción, así como por realizar montajes televisivos, como el de la falsa captura de Florence Cassez, una francesa acusada de secuestro y después liberada por una decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual consideró que hubo graves irregularidades en su proceso legal. «Es desde la Dirección de Protección donde se construye la célula básica de la PFP, que es también donde nacieron todos estos angelitos, como Genaro [García Luna], Facundo [Rosas] y todos los demás angelitos que ahora están dedicados a la seguridad en el país», le dijo Robledo al periodista de Excélsior.

Tanto García Luna como Robledo han presumido públicamente su admiración y su cercanía con Slim. Fuentes cercanas a ambos aseguran que ésta se dio en la década de 1990, a su paso por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el organismo de espionaje para el cual era imprescindible relacionarse con Telmex para las tareas de intercepción telefónica. Las otras dos personas que enlazaban a Carlos Slim con estos dos polémicos jefes policiacos son su fallecido hermano mayor, Julián Slim Helú, y su socio y amigo, el empresario Ignacio Cobo.

En una de esas extrañas coincidencias de la vida, en mayo de 2006, cuando Wilfrido Robledo estaba a cargo de la Agencia de Seguridad Estatal del gobierno del Estado de México, encabezado entonces por el ahora presidente Enrique Peña Nieto, dirigió un operativo contra comuneros y activistas de San Salvador Atenco que impidieron la construcción de un aeropuerto internacional en sus tierras. Más de 200 personas resultaron detenidas, una docena de mujeres denunciaron abusos sexuales de los policías bajo el mando de Robledo y dos jóvenes murieron a causa de proyectiles policiacos. Además, un centenar de activistas fueron golpeados brutalmente. En este operativo —el cual me tocó presenciar y cubrir como reportero—, el símbolo de la represión desmesurada por parte de la fuerza pública fue Jorge Salinas, un trabajador de Telmex simpatizante de La Otra Campaña del EZLN, el cual decidió ir al poblado cercano a la capital para apoyar a los comuneros, fue detenido y, una vez sometido, golpeado por lo menos en 34 ocasiones por un grupo de policías. Las cámaras del programa Punto de Partida de Denise Maerker captaron buena parte de esta golpiza y la transmitieron por Televisa.

Salinas es uno de los 60 000 trabajadores de Telmex, la empresa que detonó el emporio de Slim. Así, en mayo de 2006, dos personas que han trabajado para la riqueza del empresario se encontraron en Atenco, aunque en condiciones muy distintas para cada uno: Salinas estuvo varios meses incapacitado por las lesiones sufridas y después mantuvo su denuncia de la corrupción en el sindicato telefonista dirigido por Francisco Hernández Juárez, líder cercano a Slim. Por su parte, en 2014, ya con Enrique Peña Nieto como presidente, Robledo se retiró con honores durante una ceremonia pública encabezada por el secretario de la Marina, Vidal Francisco Soberón.

En cuanto al aeropuerto, en agosto de 2014 el presidente Peña Nieto anunciaría la reactivación del proyecto con una inversión de 169 000 millones de pesos. Y la persona designada para desarrollarlo sería un arquitecto llamado Fernando Romero, esposo de Soumaya Slim, una de las hijas del magnate, quien hará dupla con el prestigioso Norman Foster. El anuncio no provocó grandes polémicas en la opinión pública. «¿Qué habría pasado si un yerno de Emilio Azcárraga [dueño de Televisa] hubiera sido designado como arquitecto del proyecto?», preguntó un comentarista del satírico sitio digital mexicano www.SDP.com.

En abril de 2013 el periodista estadounidense Larry King entrevistó en Los Ángeles, California, a Slim durante la conferencia global del Milken Institute, un organismo creado para desarrollar lo que se conoce como «capitalismo humano». En la conversación, King preguntó a Slim sobre su seguridad en el contexto de la llamada guerra contra el narco vivida en el gobierno de Felipe Calderón.

—¿Qué hay de la seguridad? ¿Tienes mucha seguridad? —preguntó el periodista estadounidense al magnate mexicano.

—Sí, por algunas razones que tenemos, usamos seguridad, pero es importante decir que nunca he tenido problemas de inseguridad en mi vida. Jamás.

—Pero ¿es algo que te preocupa?

—¿Que me preocupa que nunca he tenido inseguridad? —contestó, mordaz, Slim.

—No, hemos leído acerca de los problemas que hay en México. ¿Alguna vez te ha preocupado tu seguridad personal?

—Hemos pasado por algunos problemas a causa del crimen y las drogas, pero ellos están ocupados en su negocio y ellos a veces tienen problemas con la policía y también entre ellos mismos.

—¿Y tú no crees que te afecte de algún modo?

—No hasta este momento. Yo supongo que es lo mismo que sucedió aquí, en Chicago, y en otras ciudades con la Ley Seca, en que la violencia no era contra la sociedad ni contra la gente, sino entre ellos y la policía.

—¿Y eso no te preocupa?

—Bueno, nos preocupa que Estados Unidos venda armas a los criminales. Hay una guerra y los dólares y las drogas se quedan en Estados Unidos, mientras que en México se quedan las armas y la violencia, como en Colombia.

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