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Prologo
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Prologo
La lluvia caía sobre la ciudad de Londres, las nueves negras y las grandes gotas de agua pegando en las espaldas de los habitantes. Usando sus abrigos largos cafés y sus paraguas de diferentes estilos hacia que cada vez aquel chico misterioso se pusiera tenso.
Han pasado años desde que él no sentí tan nervioso y temido por alguien, pero el dinero realmente era necesario.
El bar estaba alumbrado por un enrome farol que se encontraba fuera de este. El sonido de la lluvia aturdió los oídos de aquel joven. Sus manos no paraban de sudar dentro de sus bolsillos y mientras con sus botas de cuero se acercaban más al bar su mente no paraba de pensar con el hombre con quien se encontraría en tan solo unos segundos.
La puerta del bar se abrió haciendo que el caliente aire chocara con la frente del joven quien aparentaba ser fuerte. No tardó tanto cuando se percató con la mirada de un señor aproximándose a los cuarenta y cinco. Supo de inmediato que era el cuándo vio al hombre quien le regaló una media sonrisa.
El chico se dirigió hacia el con pasos largos tratando de ocultar su ansiedad. Empapado el chico se sentó a su lado mirando hacia las botellas de alcohol que se encontraban frente a él.
─ ¿Quieres algo de beber? Yo invito ─ ofreció el hombre con melena rubia. El chico negó aunque moría por tener el sabor de cerveza en sus labios.
─ Solo quiero saber el trabajo ─ el chico se estremeció cuando la mirada del hombre se endureció ante él.
─ Parece ser muy urgente ─ contestó el hombre dando un sorbo a su Martini.
─ Si ─ el chico apretó la mandíbula haciendo crujir sus muelas.
─ Okay ─ el hombre dejó el Martini en la mesa ─. Solo quiero que hagas una única cosa, muchacho, solo una cosa ─ el chico confundido solo permanece quieto ante él ─. Mira ─ sacó una foto doblada a la mitad cual había permanecido guardada por durante varios meses atrás.
─ ¿Una fotografía? ─ pregunta el chico tan confundido como nunca había estado.
─ No solo es una fotografía, es tu trabajo ─ el extiende la fotografía doblada hacia el muchacho quien la toma intrigado ─. Vas a hacerla sufrir, la vas a hacer llorar, le destruirás la vida ─ el hombre exige tensando todos y cada uno de sus músculos al recordar a aquella muchacha ─. Después de los meses cumplidos vendrás hacia a mí y me la entregaras, ¿entendido?
El muchacho no entendía a qué demonios se refería
─ No entiendo ─ dice él aferrando la foto más a él.
─ Lo harás ─ responde él ─. Mientras tanto cumple con el contrato que te he mandado a firmar.
─ Lo que no entiendo es ¿por qué…
El muchacho no logra terminar cuando el hombre rubio dice:
─ Ella misma te lo dirá ─ menciona cuando se levanta del cómodo asiento. Una vez antes de salir el hombre acomoda su gorro en su cabeza y menciona ─: Nos vemos en un mes para el primer pago.
El sale y cuando desaparece el chico mira la fotografía y no puede evitar abrir los ojos un tanto irreal. El la conocía y ella a él. Él no podía creer por lo estaba a punto de hacer. Pero qué más da cumplir con un trato más.
Lo que él realmente no sabía era que su vida podría cambiar radicalmente aceptando aquel contrato.
Un secreto maldito.
Una verdad prohibida.
Un amor sin vida.
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