Satisfaction

Satisfaction


I. Los primeros padres » Roger Daltrey. The Who

Página 12 de 56

© Alex Barron Hough

 

 

Roger Daltrey

The Who

(Londres, Inglaterra, 1944)

 

Listening to you, I get the music

Gazing at you, I get the heat

Following you, I climb the mountain

I get excitement at your feet

Right behind you, I see the millions

On you, I see the glory

From you, I get opinions

From you, I get the story.

“We’re Not Gonna Take It” (Tommy, 1969)

 

La historia de The Who se remonta a Londres, a principios de los años sesenta; en esa época, la ciudad trataba de dejar atrás la huella imborrable de la Segunda Guerra Mundial, mientras los jóvenes ganaban terreno y se hacían sentir en una sociedad ultraconservadora. El rock and roll conquistaba oyentes en una escena dominada por el blues, el soul, el R&B y el jazz. Para esos adolescentes soñadores no había emoción más grande que oír la música de Elvis Presley, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis, Little Richard y Fats Domino. Luego fueron testigos de una creciente e interesante movida local, liderada por Tommy Steele, Cliff Richard, Lonnie Donegan, Adam Faith y Tommy Quickly, artistas ingleses que se dedicaron a imitar a los próceres norteamericanos y que alcanzaron la cima de la popularidad entre 1957 y 1960. Nadie alteraba el

statu quo de la música, los sonidos eran similares a ambos lados del Atlántico, hasta aquel memorable 5 de octubre de 1962, el día en que The Beatles lanzaron al mercado su primer sencillo: “Love Me Do”. En aquel momento todo cambió para esa generación y muchos jóvenes que soñaban con vivir de la música entendieron que era posible.

En la primavera de 1964, Roger Daltrey, Pete Townshend, John Entwistle y Keith Moon dieron vida a una de las bandas más importantes en la historia del rock: The Who. Daltrey, un rubio bonachón de ojos azules, vivió ese momento de manera intensa. Tenía 18 años cuando The Beatles cambiaron el curso de la música popular con su primer sencillo. Él estudiaba Artes en el Acton County School de la capital inglesa y soñaba con tener una banda de rock. Con conocimientos básicos de guitarra, invitó a John Entwistle, un compañero de clase con formación musical, a fundar una banda de R&B. Para poder soportar su creciente pasión por la música, Daltrey trabajaba en una fábrica de metales donde sacaba fuerza, ganaba dinero y se dejaba conquistar por la música de Eddie Cochran, Tom Jones, Johnny Kidd, James Brown y Ray Charles, entre otros, referentes determinantes para su banda. Por sugerencia de Entwistle, vincularon al grupo al guitarrista Pete Townshend, quien a la postre se convertiría en la pieza fundamental en el desarrollo creativo de The Who.

En su primera etapa, entre 1962 y febrero de 1964, se hicieron llamar The Detours y eran liderados y guiados por Daltrey; tocaban donde él quería y el repertorio que él decidía. Pero los cambios no tardaron en llegar. En febrero de 1964 pasaron a llamarse The Who. En abril ingresó el baterista Keith Moon y a partir de este momento empezó la convulsionada historia de una de las bandas más importantes de la historia del rock.

 

Only love

Can make it rain

The way the beach is kissed by the sea.

Only love

Can make it rain

Like the sweat of lovers’

Laying in the fields.

Love, reign o’er me.

“Love Reign O’er Me” (Quadrophenia, 1973)

“Love, Reign O’er Me”

Han pasado ocho años desde que The Who presentó su disco debut. Son una de las bandas británicas más grandes del momento, pese al temperamento volátil de sus integrantes, que les juega una mala pasada. Los cuatro miembros del grupo se encuentran en los estudios de grabación para dar los últimos retoques a lo que será el lanzamiento del álbum

Quadrophenia. Es el otoño de 1973 y con nueve años de arduo trabajo encima, The Who es ejemplo de supervivencia de los excesos de la década de los sesenta. Son superpotencia del rock gracias a los álbumes

The Who Sings My Generation (1965),

A Quick One (1966),

Sell Out (1967),

Tommy (1969) y

Who’s Next (1971). Pero todos los logros están a punto de desmoronarse.

Los funcionarios de los Olympic Studios en Londres se sorprendieron por los alaridos e improperios que provenían de uno de los cuartos de grabación, donde el guitarrista Pete Townshend y el cantante Roger Daltrey discutían airadamente, pues no se ponían de acuerdo en los tiempos de salida del álbum

Quadrophenia. Debía aparecer a mediados de octubre, pero a causa de un retraso en la impresión del cuaderno de fotos se pospuso su salida para noviembre. Con el

single “5:15” sonando en la radio, la banda centraba sus esfuerzos en ensayar una y otra vez las nuevas canciones. Pero Townshend no contaba, de nuevo, con la feroz resistencia de Daltrey, quien se oponía a iniciar la gira antes del lanzamiento del álbum. “Maldito bastardo, quieres boicotear esta gira, ¿verdad? Pues no voy a permitir que lo hagas. ¡Vete de mi grupo!”, le dijo Daltrey a Townshend, según lo cuenta el escritor Mariano Muniesa en uno de los múltiples libros sobre la banda. Como en los primeros años, cuando los Who transitaban entre el club Marquee y el programa

Ready, Steady, Go!, Townshend pensó que resolvería el problema enfrentándose a gritos con el cantante. El tema se resolvió gracias al bajista John Entwistle, quien evitó que se fueran a los golpes. Como era habitual desde 1964, un par de cervezas en un

pub terminaron por apaciguar los ánimos.

Si bien la tensa calma se mantuvo en las semanas posteriores a ese incidente, las cosas se complicarían por cuenta de un nuevo reclamo de Daltrey a Townshend, quien llegó dos horas tarde a un ensayo. Entre gritos e insultos, se fueron a los golpes. Primero pegó Pete y le rompió el labio superior al cantante. Daltrey, famoso desde su adolescencia en Sheperd’s Bush por camorrero y buen peleador, le respondió al compositor de los Who con un golpe tan fuerte que le hizo perder el conocimiento y lo mandó directo al hospital. El diagnóstico: conmoción cerebral y varios días de incapacidad médica. El perdón llegó con una caja de vino español de La Rioja.

La anécdota es un pequeño reflejo del voltaje que vivió una de las bandas más ruidosas y trabajadoras de todos los tiempos. Celebraron medio siglo de carrera artística sin dos de sus estandartes: el baterista Keith Moon (fallecido en 1978) y el bajista John Entwistle (quien murió en 2002). La primera pérdida puso a prueba al grupo, pero logró salir a flote con un nuevo baterista, Kenney Jones, de los Faces. Dos trabajos en la década de los ochenta,

Face Dances (1981) e

It’s Hard (1982), le dieron nuevo aire a la banda. Sin embargo, el oxígeno no aguantó mucho y a finales del 82 las piezas finalmente se desencajaron. En 2006, The Who volvió con un nuevo álbum,

Endless Wire. Su fama revivió gracias a que la serie de televisión

CSI utilizó como tema central la canción “Who Are you”. Tocaron en el Super Bowl en 2010, cerraron –contra todos los pronósticos– el fastuoso

show de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y fueron parte de la constelación de artistas del famoso 12-12-12 para recaudar fondos por la tormenta Sandy.

See Mee, Feel Mee, Touch Me, Heal Me…

Roger Daltrey se mantiene vigente como uno de los

frontmen más importantes de la historia del rock. Fue de los primeros cantantes en entender que, para conquistar la audiencia, había que actuar diferente y crear un estilo propio, como aquella famosa pirueta con el micrófono que lo hizo tan célebre. Solo él fue capaz de hacerlo girar un par de veces, sin enredarlo, lanzarlo al aire y tomarlo en las manos para continuar cantando.

Cuando se consolidó The Who, en febrero de 1964, Daltrey quería ser el director de orquesta que alineara al grupo con la influencia de la música que le gustaba. Decidía dónde tocar, cuándo tocar y el repertorio. Haber creado a la banda The Detours, en 1962, lo hacía merecedor de un estatus especial frente a sus tres compañeros. Pero

ad portas de la primavera del 64, un genio plantó para siempre la bandera de conquistador. El guitarrista Pete Townshend se apoderó del control creativo de la banda. Quería un sonido más fuerte, más crudo, menos pop. En esta lucha de poderes entre talento y fuerza, terminó por imponerse.

El cable a tierra entre dos temperamentos feroces lo puso el bajista John Entwistle, el ser conciliador y el más músico de los cuatro Who. En abril de ese año las piezas del grupo se completarían con la llegada de Keith Moon, el loco, el genio y uno de los mejores bateristas de todos los tiempos. En el verano del 64, con el nombre de High Numbers, los músicos lanzaron dos sencillos: “I’m The Face” y “Zoot Suit”, producidos por Pete Meaden, quien les había sugerido cambiar de nombre para tener más vínculos con la creciente cultura

mod. Hubo buena recepción por parte de los circuitos locales donde la banda se presentaba, pero había un descontento no manifiesto por algunas decisiones sobre los intereses de la banda en cuanto a sonido y letras. Pero un golpe de suerte estaba a punto de llegar, sin que los cuatro músicos de The Who lo buscaran. “Eran realmente buenos, en particular cuando se alejaban del R&B”, recuerda Andrew Oldham, muy cercano a Meaden, quien por aquel entonces lideraba el rumbo de los Stones y estaba a punto de dar un golpe mediático con “(I Can’t Get No) Satisfaction”.

Gran parte del éxito que obtuvo The Who tras las aventuras del verano del 64 se debe a la dupla de mánagers que decidieron apostar por su talento. Hablamos de Chris Stamp y Kit Lambert, dos empresarios visionarios y

hustlers que creyeron al ciento por ciento en Daltrey y compañía desde la primera vez que Lambert los vio actuar como teloneros de The Kinks. “Creo que no solo debemos hacer una película sobre esta banda, debemos manejarlos”, le dijo Kit a Stamp, quien se encontraba en Irlanda trabajando en una película. La llegada de la dupla se gestó en agosto de 1964, tras una serie de incidentes y descontentos ya mencionados con Pete Meaden y Helmut Gordon. “Se empeñaban en revisar hasta los más mínimos detalles de cualquier puesta en escena, lo cual molestaba mucho al grupo”, recuerda Richard Barnes, amigo de Pete Townshend, en el libro

The Who, de Mariano Munesa. Tras indemnizar a la dupla que lideró los rumbos de la banda, Stamp y Lambert se hicieron con el control y la primera decisión que adoptaron fue volver a usar el nombre de The Who. El 10 de agosto de 1964, los High Numbers dejaron de existir y la historia del rock se reescribiría. Y de qué manera.

Andrew Loog Oldham, en el libro

Stone Free (Escargot, 2013), recuerda el momento en el que la dupla Stamp-Lambert tomó el control de esa empresa frenética llamada The Who: “Con la excepción de The Beatles y Dave Clark Five, cada banda exitosa de los Swinging Sixties eran un desastre como negocio. Una bomba de tiempo de deudas acumuladas con el fisco, impuestos atrasados, sobregiros en los bancos, demandas por paternidad y una cantidad de dinero invertida en coches deportivos, drogas, etc. Dave Clark Five funcionaba porque la banda era uno, Dave Clark. Él producía y dirigía, y no le reportaba a nadie. Y claro, The Beatles; ganaron tanto dinero que ni siquiera cuando enfrentaron problemas legales por sus canciones se vieron amenazados”.

Con su primer sencillo, “I Can’t Explain”, grabado a finales de noviembre del 64 e inspirado en el sonido crudo de “You Really Got Me”, de The Kinks, The Who se abriría un camino de posibilidades para coexistir en un ecosistema muy competitivo de bandas de rock gracias a Shel Talmy, un productor norteamericano que decidió invertir su dinero en ellos. En el libro

Stone Free, Andrew Oldham recuerda las palabras de Talmy la primera vez que vio a The Who: “Me tomó 30 segundos darme cuenta de que ellos eran la mejor banda de rock and roll que había escuchado. Los firmé para producirlos en mi compañía, invertí mi dinero en ellos y viajé a Estados Unidos con el tema que Townshend había grabado”.

Por aquella época, The Beatles, sin tener corona, eran los reyes. Nadie los igualaba; tal vez solo The Rolling Stones. En octubre de 1965, The Who obtuvo el reconocimiento mediático esperado gracias al tema “My Generation”. Era la tercera banda británica que conquistaba el difícil mercado norteamericano, tras la invasión de Lennon-McCartney y Jagger-Richards, y el secreto estaba ligado a la dupla Stamp-Lambert. “Kit le mostró a Townshend nueva música y literatura clave para su formación. Le aconsejó que se alejara de las canciones de amor que se le facilitaban a The Beatles”, recuerda Oldham en

StoneFree. Otro aspecto determinante para la banda en esta nueva etapa fue el respaldo que obtuvo Townshend por parte de su padre, Cliff, quien vio con buenos ojos para las finanzas de su hijo la llegada de Stamp y Lambert.

The Who grabó obras memorables para la historia del rock entre 1965 y 1982, pero el camino al éxito fue más duro de lo esperado. Las luchas internas contra las ideas de Townshend, más las locuras de Moon, llevaron a Daltrey a ser despedido de su propia banda en más de una oportunidad. Acostumbrados a solucionar diferencias a punta de gritos y golpes, el cantante pronto entendió que debía mantenerse sobrio si quería que la banda funcionara. Y así lograron una sincronía admirable que tuvo su punto más alto en 1969 con el lanzamiento del álbum

Tommy, el primer trabajo conceptual del rock, el cual presentaron ese año en Woodstock. Al cabo de un par de meses, en el Festival de la Isla de Wight, The Who tocó las puertas del cielo ante 500.000 personas, gracias a una actuación inolvidable. “En ese momento era difícil producir algo innovador, en la medida en que los Stones y The Beatles lo habían hecho todo. Por eso decidimos alentar a Pete a componer una ópera. Luego iríamos por todo el mundo alquilando espacios para ópera, eso nos daría un componente diferenciador, pues The Beatles no lo habían hecho”, recuerda Stamp, citado por Oldham en el libro

Stone Free.

La llegada de los setenta mostró a The Who junto a los Stones como las dos grandes bandas sobrevivientes de los convulsionados seis años en los cuales pulieron su arte. Con los cuatro Beatles trabajando como empresas solitarias, la nueva década supuso cambios en el mapa del rock. La llegada de propuestas con estilos musicales diversos, eclécticos y atractivos, como Led Zeppelin, Black Sabbath, Deep Purple, Genesis, Yes, Emerson, Lake & Palmer y King Crimson, le dio al rock un nuevo aire, con amplio apetito para la industria del disco. Un ambiente feroz y competitivo que logró sacar lo mejor del genio compositor de Townshend. Tras el éxito de

Tommy, en 1971 lanzaron

Who’s Next, álbum que según el gran ingeniero de sonido Alan Parsons, “es la máxima muestra de ingeniería de sonido avanzada de la década, el mejor disco producido en la historia del rock”. Luego en 1973 con

Quadrophenia, disco conceptual dedicado a la cultura

mod, Townshend y compañía dejaron en nuestra memoria un disco alucinante que mutó al séptimo arte. Los mediados setenta suponen un reto mayor para la estabilidad del grupo por cuenta del frenético temperamento de Moon.

The Who by Numbers (1975) y

Who Are You (1978) fueron los últimos trabajos editados junto a Moon, quien falleció el 7 de septiembre de 1978 a causa de una sobredosis.

The Who, la banda que se inventó el concepto del rock, pionera en discos conceptuales –considerados precursores del punk–, campeona mundial en destruir instrumentos y amplificadores, certificada por Guinness Records en 1976 por el

show más ruidoso de los setenta, era una familia de cuatro temperamentos explosivos que lograron sobrevivir gracias a que uno de ellos se mantuvo sobrio: Roger Daltrey.

Roger Daltrey: detrás de sus ojos azules

Entrevista hecha el 14 de octubre de 2013, con motivo de los 50 años de The Who

Para Andrew Oldham, que hizo posible el sueño

 

But my dreams

They aren’t as empty

As my conscience seems to be

I have hours, only lonely

My love is vengeance

That’s never free.

“Behind Blue Eyes” (Who’s Next,1971)

 

Hace 50 años que trabaja junto a Pete Townshend. ¿Cuál es el secreto para que este matrimonio se mantenga?

Dejar de vernos cuando no estamos trabajando (risas…). Nuestra amistad es profunda. Cuando una relación de estas características funciona bien, en gran parte se debe a una especie de reacción química. Eso lo puedes apreciar cuando estamos en el escenario tocando nuestras canciones. Este tipo de conexión solo la he tenido en mi vida con Pete Townshend, John Entwistle y Keith Moon. Entre todos había un vínculo muy fuerte, casi telepático.

Se mantienen de gira. ¿Hay nuevas canciones en el horizonte?

No sé cuántas giras más nos quedarán por delante. Me gustaría pensar que si Pete llegara a escribir más canciones, la gira tendría sentido para ambos. Es algo que le dará valor agregado a su música. No digo que el asunto con The Who esté terminado, me encantaría hacer una gira de despedida. Es un craso error decir o pretender que esto nunca suceda.

¿Fue inspirador lo que hicieron los Stones para conmemorar su medio siglo de vida artística?

Sí, están en buena forma. En nuestro caso, celebramos el lanzamiento de la primera grabación a finales de 2014. Pero realmente eso no importa mucho, es otro año más de vida en nuestra carrera. El año pasado tocamos en Estados Unidos e Inglaterra

Quadrophenia por sus 40 años y fue fantástico.

¿Por qué nunca han tocado en Suramérica?

Siempre me he quejado de ello, me parece muy triste y se lo he manifestado a Pete en varias oportunidades. Sé que nuestra música es conocida y muy apreciada en varios países de la región.

Bandas como los Stones, Rush y AC/DC tienen muy buena acogida en Brasil y Argentina. Tal vez eso los motive a considerar el tema…

Seguro. Insisto en que me encantaría hacer una gira suramericana, y espero que eso pase antes de que dejemos de un lado los

shows. Disfruto tocar mi música en todo el mundo y seguro allí tendrá una recepción especial.

La única vez que se presentó en Suramérica fue en Cali, Colombia, en 1992, junto a David Gilmour de Pink Floyd y Phil Manzanera de Roxy Music. No fue un evento muy afortunado…

No, todo fue muy confuso. En un momento no sabíamos qué teníamos que hacer. Era un acto de caridad o ecología, si mal no recuerdo, pero nunca logramos sacar adelante la idea principal para la cual nos contrataron. Pero la pasamos muy bien, nos atendieron de la mejor manera, la gente de Cali es muy amable. Somos músicos que lo único que nos gusta hacer es tocar nuestras canciones, y eso hicimos.

En 50 años de carrera ha vivido infinidad de historias. ¿Le gustaría publicar sus memorias, como lo hizo Pete Townshend enWho I Am(2013)?

No, ahora no. No digo que nunca lo vaya a hacer, pero por el momento no lo tengo planeado. Me emociono a veces y me dan ganas de escribir, pero luego vuelvo y me desanimo. Lo que pasa es que, si lo hago, voy a herir a mucha gente.

Como sucede en el libroLife, de Keith Richards. Mick Jagger no sale muy bien librado.

Sí, por lo mismo que te decía anteriormente, hieres a mucha gente. Creo que llevo un libro interesante en mi vida, pero hay algo en las biografías que no me convence. Pienso que las mejores obras biográficas son aquellas escritas por alguien con una mirada distante a ciertos hechos.

¿Le gustó el libro biográfico de Pete Townshend?

No lo he leído, y por ahora no lo leeré. Salgo de gira con él, trabajo con él, somos amigos, así que decidí no leerlo para evitar contaminarme de mala vibra por algo que diga o deje de decir.

Debería leerlo…

¿Realmente crees que debería? Pienso que no. Tal vez algún día lo haga, pero no ahora que debo trabajar con él y estoy seguro de que lo mejor es no hacerlo.

La última gira de conciertos de 2013 tuvo muchísimo éxito en Estados Unidos, con excelentes reseñas en revistas especializadas.

El

tour fue maravilloso y muy exitoso. La banda tocó muy bien cada noche que se presentó. En parte creo que

Quadrophenia, al ser una pieza conceptual e histriónica, exige mucho de parte de los músicos; fue un reto grande llenar las expectativas del público y lo logramos. En 30 años no habíamos obtenido tantos comentarios positivos de la prensa, decían que era lo mejor que habían visto de The Who desde mediados de los setenta.

¿Es complicado llenar el vacío rítmico que dejó el bajista John Entwistle?

Hemos dejado de interpretar algunas piezas exigentes en las que él se destacaba. Habría sido maravilloso tenerlo, es algo en lo que siempre pienso, pero la vida no funciona así. Sin embargo, el tema con la música es que una vez que se inventó, cualquiera, con cierta habilidad, puede tocarla. Así que hemos llenado ese vacío de la mejor manera.

¿Qué extraña de principios de los setenta, tras el éxito que obtuvieron conTommy?

La libertad. Éramos una banda muy trabajadora; demasiado, diría yo. A ratos nos tomaban como una banda de medio tiempo, pero no lo éramos, teníamos diferencias normales. Me gustaba trabajar todo el tiempo con ellos, había una química especial. En la medida en que tocas más y experimentas más, la música mejora. En mi caso, me volví más creativo.

¿Cómo hizo para mantenerse sobrio al lado de tres lunáticos?

(Risas…) Alguien tenía que estarlo. Así de simple. Alguien tenía que estar pendiente de que todo estuviera en su sitio cuando las cosas se desordenaban. Y estuvo bien hacerlo. Además, hay que tomar en cuenta que los cantantes no podemos abusar de ciertas cosas, por mucho que lo desees, pues eso inmediatamente se ve reflejado de manera negativa en la voz. En ese sentido, los guitarristas la tienen más fácil, ya que lo único que hacen es cambiar las cuerdas. Los cantantes no podemos hacerlo.

La muerte de Keith Moon dejó un gran vacío en el grupo. ¿Cree que si él hubiese hecho más aportes en composición, tal vez habría sobrevivido a sus adicciones?

No sé. Cuando revisas su trabajo, te das cuenta de que siempre se gestó desde un ambiente problemático. Él creaba esas dificultades para inspirarse y escribir. Si Keith hubiese tenido una vida feliz, habría escrito la mitad de la música que compuso. Pero no creo que eso hubiera funcionado.

Luego deciden contratar al baterista Kenney Jones, quien venía de trabajar junto a Rod Stewart y Ronnie Word, en otra banda de alto voltaje, los Faces. ¿Fue la elección correcta?

Creo que Pete nunca lo admite, pero elegimos al baterista equivocado. En la gira de

It’s Hard (1982) las cosas se complicaron mucho.

Como en el famososhowjunto a The Clash en Nueva York…

Sí, terminamos haciendo una versión chachachá de “My Generation”. Lo más triste de todo ese episodio fue que tuvimos que disolver la banda.

¿Por qué no funcionó Kenney Jones?

Cuando tocó en la gira del 79 lo hizo de maravilla, pero lamentablemente no podía seguirle el ritmo y la intensidad a The Who. Él estaba acostumbrado a Los Small Faces y luego a los Faces, a la música básica y alegre, donde todo era muy fácil. Kenney no podía aguantar dos horas, dos horas sólidas e intensas de energía, rock y trabajo duro. Cuando notamos que quitó el pie del acelerador, sabíamos que no iba a funcionar.

¿Qué baterista habría funcionado?

No sé, teníamos que pensar en alguien que estuviera disponible. Tal vez Carl Palmer, pero estaba tocando con Asia. O alguien como Simon Phillips, que habría funcionado bien.

Ir a la siguiente página

Report Page