Satisfaction

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I. Los primeros padres » Eric Clapton. Yardbirds / Cream / Blind Faith

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© Larry Busacca. Getty Images North America. AFP

 

 

Eric Clapton

Yardbirds / Cream / Blind Faith

(Ripley, Inglaterra, 1945)

Would you hold my hand

If I saw you in heaven?

Would you help me stand

If I saw you in heaven?

I’ll find my way

Through night and day,

’Cause I know I just can’t stay

Here in Heaven.

“Tears in Heaven” (Eric Clapton, 1992)

“Clapton is God”, se podía leer en un grafiti pintado, a mediados de 1967, en las calles de Londres, cerca de la estación del metro de Islington. Ese año, el guitarrista daba cátedra de virtuosismo en Cream, banda que cambió el curso del rock, en parte por sumarle a su música elementos del jazz. El talento de los otros músicos de este supergrupo –el baterista Ginger Baker y el bajista Jack Bruce– también fue clave en ese proceso de transformación. Dos años antes de la aparición del grafiti en Londres, el talento de Clapton cautivó al músico John Mayall, el padrino del blues inglés. Tras un corto periplo en los Bluesbreakers, Clapton abandonó el barco a mediados de 1966, del cual formó parte John McVie, posteriormente bajista y fundador de Fleetwood Mac. Clapton no se sentía a gusto en una banda donde era un segundo, un empleado que seguía las órdenes del jefe Mayall. Basta con observar la portada del álbum

John Mayall with Eric Clapton (1965), en la que el guitarrista aparece leyendo una historieta. Desinteresado, displicente, como quieran llamarlo. Simplemente, no había sentido de pertenencia.

Eric Clapton buscaba más protagonismo, aportar más como compositor, innovar, arriesgar, salirse de lo común, y por eso se hizo a un lado. Tal como sucedió en 1964 con Los Yardbirds, su primera banda, la que le dio nombre, estatus y reconocimiento en Londres. Su salida se produjo por diferencias creativas con Keith Relf y Paul Samwell-Smith, líderes y motores creativos del grupo. Según lo dice Clapton en su biografía, “la banda había perdido el norte blusero para volverse más comercial a causa del tema ‘For Your Love’”. Si en 1967 Clapton saboreaba las mieles de la fama, también se acercó a las puertas del infierno. En el documental

Beware of Mr. Baker (2012), el baterista Ginger Baker, fundador de Cream, no escatimó en atacar a Clapton. Si bien era el guitarrista que él quería para la banda, sentía que su carácter era débil y sucumbía ante su poderoso ego.

Pero a Clapton le agradaba Cream, se sentía a gusto tocando con Jack Bruce, motor creativo del grupo y pieza fundamental en su andamiaje. El guitarrista pensó que para sopesar las cargas de ego sería una buena idea incluir a Steve Winwood, muy reconocido en el Reino Unido por su trabajo en la Spencer Davis Group y en Traffic. Le apodaban el niño genio del rock y su voz soul era una de las más interesantes de la escena en aquellos años. Pero Baker se opuso. Demasiado talento junto en su grupo. Eric no soportó los embates de Baker y se apartó de Cream. Decidió crear su propia banda, donde tuviera el control creativo y sin la necesidad de soportar los ataques del heroinómano Baker. Blind Faith nació a finales de 1968, producto de una serie de ensayos de Clapton junto a Steve Winwood. Lo irónico de la historia es que Ginger Baker logró ser parte de esta banda, que duró poco menos de seis meses.

La década de los setenta empezó muy movida para Clapton. Entre decepciones amorosas, su reciente adicción a la heroína y el alcohol, su carrera estuvo en riesgo. Pete Townshend, líder de The Who, desempeñó un papel crucial en revivir y sacar del hueco al guitarrista. El famoso

Rainbow Concert de 1973 revivió al “dios de la guitarra”. Ese renacer se volvió una constante en la vida de Clapton. De ese renacer hubo momentos muy altos, gracias a trabajos como

461 Ocean Boulevard (1974) y

Slowhand (1977), donde viene la inmortal “Cocaine”, cedida por su amigo J.J. Cale. El final de los setenta estuvo marcado por altibajos. Si bien lanzó un par de trabajos en estudio, no contaron con la respuesta comercial que la disquera Polydor esperaba. Un nuevo cambio se veía venir, que no fue del todo malo para el guitarrista.

Clapton revivió en la década de los ochenta, pues se supo adaptar a una época donde el pop era el rey. Para los artistas que iniciaron su carrera en los sesenta, uno de los periodos más complicados para plasmar sus ideas fueron los ochenta. Genesis y Yes dejaron atrás al rock sinfónico para conquistar audiencias con melodías pop. Queen se volvió un mega fenómeno mundial cuando aplicaron la misma fórmula pop en

The Works (1984) y

A Kind of Magic (1986). Así que Clapton entendió cuál era el camino a seguir si quería vender discos, ser reconocido. Buscó un buen aliado estratégico en Phil Collins, baterista y cantante de Genesis, quien desde principios de los ochenta había iniciado una exitosísima carrera en solitario. Gracias a los buenos aportes de Collins, Clapton grabó obras interesantes como

Behind the Sun (1985) y

August (1986). Varias canciones incluidas en estos discos sonaron constantemente en la radio como “She’s Waiting” y “It’s in the Way that You Use It”, canciones que mostraron una faceta más pop y menos cercana al blues.

Pero los logros de los ochenta fueron tibios si se comparan con lo que Clapton vivió a principios de los noventa. En 1993, el álbum

Unplugged obtuvo tres premios Grammy: álbum del año, mejor canción y mejor vocalista masculino. Irónicamente, el éxito de ese trabajo está marcado por trágica muerte de su hijo Conor, en 1991. “Tears in Heaven” fue el resultado del duelo de un padre abatido por una pérdida tan dolorosa y dramática como lo fue la de Conor. El tema se incluyó en el

Unplugged y fue determinante en el éxito del disco, el más vendido hasta la fecha en la carrera del guitarrista.

Respecto a Eric Clapton el personaje, el músico, el ser humano, el padre, el hombre con virtudes y defectos, vale la pena decir que su historia de vida es fascinante y dolorosa. En el libro

Clapton: la autobiografía (Global Rhythm, 2010), el guitarrista abre su corazón y saca los más dolorosos secretos de su vida. Cuenta que lo criaron su abuela Rose y su marido Jack Clapp, tras ser abandonado por su madre, quien huyó de las islas británicas enamorada de un soldado canadiense. En la temprana adolescencia, Clapton notó que algo no andaba bien en su casa. Demasiados susurros y secretos. Cuando descubrió que su madre lo abandonó, cayó en una fuerte depresión que amainada con ayuda de la guitarra, instrumento que se convirtió en su refugio, en su motor de vida. Clapton está conmemorando 50 años de carrera. Se mantiene activo, creativo y constantemente de gira. En su trabajo en estudio más reciente,

Old Sock (2013), regresa a sus raíces melódicas y al virtuosismo de su guitarra.

La crema de Clapton

Entrevista hecha en 2010.

Usted trabajó en 2006 con J.J. Cale, en un disco que brilló por la poca promoción que se le hizo, pese a ser una pieza fundamental en su carrera. ¿Con su nuevo disco busca saldar, en parte, cuentas pendientes con su socio?

Cuando J.J. Cale y yo terminamos de grabar

TheRoad to Escondido (2006), cada uno se dedicó a su agenda privada y no promocionamos el disco ni lo presentamos en vivo. El resultado del álbum fue bueno, pero no del todo, porque yo quería lograr un sonido más cercano a los primeros discos que John (Cale) grabó en los setenta. Volver al estudio de grabación junto a él era la opción de crear el disco que yo estaba soñando hace mucho tiempo y de ahí viene la motivación detrás de

Clapton. Siempre hay deudas pendientes por saldar.

Sabemos que el proceso no fue del todo fácil...

Fue complicado y lleno de atmósferas enrarecidas. Recuerdo que cuando terminamos

The Road to Escondido le dije a J.J. que quería grabar un álbum en su casa, con sus equipos, para lograr el sonido que venía buscando desde hacía mucho tiempo, más clásico, menos moderno. No quería la ayuda de otros músicos o bandas de apoyo. Al principio, John lo dudó, pero al final aceptó, aunque se negó a componer nuevas canciones. Durante un año traté de escribir sin mayor éxito. Logré algunos

grooves en la onda de J.J. pero no en mi estilo y eso me desanimó.

¿Pensó en abandonar el proyecto?

No. Intenté componer de nuevo, pero sin éxito. No me rindo tan fácilmente. Así que en medio del pánico que eso me produjo, pensé que podría incluir algunos

covers de los años cuarenta en el disco. Creía que sería genial escuchar a John cantando “Autumn Leaves”, (canción popular francesa inmortalizada por Nat King Cole en 1956) o “Rockin’ Chair”, de The Mills Brothers, lo cual sería un reto mayor, porque estaba seguro de que él no querría hacerlo; cantar versiones de viejos temas no es lo que más le gusta hacer a J.J.

Entonces, si las sesiones no fluyeron como usted esperaba, ¿por qué insistió en grabar el disco junto a J.J.?

Le dije que el sonido que habíamos logrado en esos primeros días de grabación no era el que me imaginaba. Esperaba una reacción comprensiva y propositiva. Me sorprendí cuando él, sin dudarlo y con un tono visceral, me dijo una tarde, tras unas sesiones bastante convulsionadas, que se regresaba a su casa y que si necesitaba algo más para el álbum, le enviara los

tapes.

Difícil situación, supongo.

No era nada personal, J.J. no se sentía bien y estaba retirado del negocio; su aporte fue por la amistad que nos une, no por un compromiso comercial, lo cual fue un honor.

Cuando Cale abandonó el proyecto, usted decidió cambiar el enfoque del disco y para ello tuvo que asociarse con músicos como Allen Toussaint y el trompetista Wynton Marsalis. Háblenos de su aporte.

Siempre me gustó la música vieja, y el aporte de Allen y Wynton fue fundamental para lograr el sonido que imaginaba. Siempre voy en otra dirección cuando quiero crear nuevas canciones y el resultado de

Clapton se debe a su aura especial.

Después de oír varias veces el disco, nos remonta a otra época. Es un trabajo nostálgico, que hace más lento el tiempo.

En canciones como “Travelling Alone”, “River Runs Deep” y “Milkman”, quería que la gente al cerrar los ojos se trasladara a la Inglaterra de la posguerra. Para mí era fundamental mostrar no solo canciones que me marcaron, sino la importancia de la radio como compañía inseparable de muchos músicos en formación. Oír programas como el del

Tío Max fue determinante para tener un oído selecto desde joven. Sin duda, mi música es el reflejo de una edad de oro que no volverá y que pocos tuvimos la fortuna de vivir.

Supongo que no fue fácil lograr el sentido nostálgico que tiene el disco.

El reto con estos temas no era cantarlos tal cual se crearon. Son canciones que me sé de memoria hace 60 años. Incluso, a pesar de que nunca me ha gustado mi canto, creo que en este disco logro buenos momentos en las tonalidades bajas. Debía volverlas modernas sin que perdieran su esencia.

¿Qué tanto tuvieron que ver los músicos que lo acompañaron con el resultado final del disco?

El aporte de J.J. Cale, Wynton Marsalis y Allen Toussaint fue fundamental. Son músicos que llevan la tradición del blues y el jazz en la sangre y saben perfectamente qué deben hacer. Es un disco del cual estoy muy orgulloso porque pese a que el proyecto inicial era otro, dejé que el eclecticismo fluyera de manera natural para rendirles, al mismo tiempo, un emotivo homenaje a mis héroes, la razón por la cual sigo contando historias a través de la música.

Supongo que lo que tuvo que vivir con J.J., durante la grabación deClapton, le trajo recuerdos de sus años junto a The Yardbirds o Cream, cuando los procesos eran algo conflictivos.

Sí, siempre tengo el pasado como referente. Los años con The Yardbirds fueron de experimentación y de tener la firme convicción de que iba a tomar el mundo con mis manos, mientras que con Cream necesitaba un cable a tierra que me ayudara a mantener la mente ocupada. Cada disco tiene sus particularidades. No compararía este trabajo con alguno de la década de los sesenta. Son otros tiempos.

En su autobiografía, usted todo el tiempo hace referencia a cómo la música lo salvó, especialmente en aquellos momentos en que se sentía avasallado por el silencio o los murmullos de sus familiares. Esa guitarra que su abuela Rose le regaló fue determinante para su vida.

La música siempre fue un elemento sanador, no solo en aquel tiempo de confusiones familiares y existenciales. En los años setenta, durante los momentos más complicados de mi adicción a la heroína, o cuando intentaba desesperadamente tener a Patty, si no hubiera sido por la música, no habría salido de ese infierno.

Discografía selecta

 

Yardbirds

For Your Love (1965)

Cream

Fresh Cream (1966)

Cream

Disraeli Gears (1967)

Blind Faith

Blind Faith (1969)

Derek and The Dominos

Layla and other Assorted Love Song (1970)

Eric Clapton

461 Ocean Boulevard (1974)

Eric Clapton

Slowhand (1977)

Eric Clapton

Behind the Sun (1985)

Eric Clapton

Journeyman (1989)

Eric Clapton

Unplugged (1992)

Banda sonora

“Crossroads” (Cream)

“Badge” (Cream)

“Presence of The Lord” (Cream)

“Let it Rain”

“Cocaine”

“Forever Man”

“Bad Love”

“Layla” (

Unplugged)

“Change the World”

“Riding with The King” (B.B. King)

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