Satisfaction

Satisfaction


II. Los buenos muchachos » Nick Mason. Pink Floyd

Página 20 de 56

© Bertrand Guay / AFP AFP

 

 

Nick Mason

Pink Floyd

(Birmingham, Inglaterra, 1944)

Black and blue

And who knows which is which and who is who.

Up and down

And in the end it’s only round and round. And round.

‘Haven’t you heard it’s a battle of words’

The poster bearer cried.

‘Listen son’ said the man with the gun,

‘There’s room for you inside.

“Time” (Pink Floyd, 1973)

El 2 de julio de 2005, los cuatro miembros de Pink Floyd tocaron juntos por última vez. Bob Geldof, músico y activista social, los había invitado a ser parte de una constelación de estrellas que participaron en el concierto Live 8, con motivo de la cumbre del G8 en Londres. La relación entre el guitarrista David Gilmour y el bajista Roger Waters no era la mejor desde mediados de los ochenta, cuando la banda estuvo inmersa en un sonado pleito jurídico por los derechos de la marca (pelea iniciada por Waters). Pero Geldof y la filantropía fueron más fuertes y lograron lo imposible gracias al baterista Nick Mason, quien consiguió mediar entre los fuertes temperamentos de Waters y Gilmour. Nunca los seguidores de Pink Floyd habían vivido 33 minutos más delirantes que aquellos que tuvieron lugar durante el espectáculo que brindó la banda en el Hyde Park de Londres, con motivo del Live 8. Tres años más tarde el teclista Richard Wright falleció de cáncer y con él se esfumaron los sueños de volver a ver a los Floyd juntos. Pero ¿en qué radica la grandeza de esta banda?

Cuando Pink Floyd dio sus primeros pasos en 1966, el rock vivía momentos de cambio. Desde el 65 el sonido no era el mismo gracias a The Who, The Kinks y los Stones. Las notas amplificadas, la actitud ruda de los músicos en los escenarios, una nueva moda, un nuevo discurso estético y una novedosa puesta en escena creativa se habían apoderado de un género que parecía inmóvil en 1963, cuando todo un país tarareaba “Love Me Do”. Pero cuando cuatro estudiantes de Arquitectura en Cambridge decidieron llevar hasta los límites de la imaginación su propuesta musical, ni ellos ni nadie se imaginarían que sería además parte angular de un concepto que cambió para siempre el desarrollo del rock. Y esto se debe a que en 1967 el álbum

Piper at The Gates of Dawn ayudó a conformar un nuevo estilo: la psicodelia.

Nick Mason fue parte de ese renacer estético que vivió el rock el mismo año en que The Beatles presentaron el álbum

Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. En su papel de baterista, tuvo el privilegio de ser testigo de cómo el joven y alucinado Syd Barrett, uno de los fundadores de Pink Floyd, se inventó un concepto que abrió la mente creativa de toda una generación gracias a experimentar, a romper moldes, a probar y, sobre todo, a estar muy drogado para crear. Pero la locura pudo más y Barrett terminó separado del grupo por cuenta de sus adicciones. En 1968 llegó el guitarrista David Gilmour, y junto a él Pink Floyd emprendió un cuerdo y largo viaje que los llevó a crear obras majestuosas. El punto más alto:

Dark Side of The Moon (1973), el disco que catapultó al genio de Roger Waters como uno de los más grandes visionarios y compositores del rock. El álbum que elevó el estatus de ingeniería de sonido, que todo lo pudo.

Tras el éxito de

Dark Side, la banda creó otras tres obras majestuosas entre 1975 y 1979:

Wish You Were Here,

Animals y

The Wall. Pero el ego pudo más y Waters encegueció. Desde las sesiones de

The Wall, trataba a sus compañeros como sus músicos de sesión. Gilmour y Wright estaban cansados de eso, pero seguían dando la lucha, tenían que comer y mantener a sus familias. Para Mason no fue una situación cómoda, pero siempre fue muy diplomático y trató de contener los embates de la codicia de Waters. Sin embargo, todo se fue al piso el día en que Roger Waters, su amigo, su compañero de andanzas juveniles, no solo sacó de Pink Floyd al teclista Richard Wright, sino que en un ataque de megalomanía decidió que él era el dueño de la marca. Y a pesar de la amistad que los unía, Mason tenía claro que en los negocios nada es personal. Una corte inglesa falló en contra del bajista, por lo que a partir de 1985 Pink Floyd se convirtió en un trío con ganas de dar la pelea, liderado por Gilmour.

Y así pasó. En 1987 lanzaron el álbum

A Momentary Lapse of Reason. Vinieron una extensa gira y ventas millonarias del álbum, y después un largo receso en el que Mason pudo disfrutar de su pasión por los carros. En 1994 volvieron al ruedo con el álbum

TheDivision Bell, tal vez uno de los mejores discos creados por Pink Floyd. La fuerza creativa del trío Mason, Gilmour y Wright demostró que la edad y los cambios no son obstáculos para producir buenas obras si la inventiva y la libertad pueden estar presentes, lejos de dictadores e impostores. Y acá, como siempre, Nick Mason, siguiendo muy juicioso los sueños de Gilmour, se convirtió en pieza clave de este trabajo. En el video

Pulse, grabado durante una de las presentaciones del álbum en Londres, se observa a Nick Mason en su máximo esplendor. Un baterista lírico que llenó de color las atmósferas sublimes creadas por Wright.

Tras la gira del álbum, Gilmour y Wright emprendieron proyectos en solitario entre 2006 y 2008. Mason se dedicó a la escritura y lanzó en 2006 una de las primeras biografías de Pink Floyd,

Inside Out. Un libro sincero, abierto, con muy buena información. Me atrevo a decir que es uno de los más sensatos y lúcidos libros biográficos del rock, ya que es común observar en la literatura del rock publicaciones cargadas de odio, resentimiento y celos. Tras el éxito obtenido con el libro, Mason decidió liderar el proceso de remezclas y masterización de todo el catálogo de Pink Floyd, presentado a escala mundial a finales de 2011.

En junio de 2014, Nick Mason tiró una bomba atómica al mundo del rock: Pink Floyd lanzaría un álbum en estudio a finales de ese año. La noticia causó gran revuelo. En diciembre llegó el trabajo

The Endless River, disco que recopila material inédito en estudio de las sesiones de 1994, con nuevos arreglos a cargo de David Gilmour y Nick Mason.

The Endless River nació del final del tema “High Hopes” de

Division Bell (1994), canción que cerró de manera magistral lo último que conocimos de Pink Floyd en estudio. “The nights of wonder, with friends surrounded, the dawn mist glowing, the water flowing, the endless river”. El álbum comienza entre sonidos experimentales y una conversación al estilo del cierre de

Dark Side of The Moon, donde una voz lejana enuncia: “The sum is greater than the parts”. Luego el bajo del órgano introduce a “Things Left Unsaid”, pieza instrumental recuperada de las sesiones del 94, como será la constante en todo el álbum.

Tras los 4 minutos y 27 segundos más esperados por un fanático de Pink Floyd, el segundo corte nos sumerge en un viaje de 40 años. “It’s What We Do” es un matrimonio entre “Shine on You Crazy Diamond” y “Welcome to the Machine”, ambas de

Wish You WereHere (1975). El disco trae 18 canciones, en su mayoría de dos a cinco minutos de duración, con varios referentes al pasado y legado del grupo. Es inevitable no asociar el tema “Skins” con

Momentary Lapse of Reason (1987). En “Anisina” hay guiños a

Dark Side of the Moon. “Allons-Y (1)” cuenta con claras referencias a “Young Lust” y “Another Brick in the Wall Pt. 3”, ambas del álbum

The Wall (1979). Larga vida David Gilmour y Nick Mason por devolvernos un poco de la felicidad perdida en el tiempo.

Nick Mason: el arte de la diplomacia en el rock

Entrevista hecha en abril de 2011

¿A qué le atribuye el cambio que tuvo Pink Floyd con el álbumDark Side of the Moon?

Éramos una banda

underground hasta el lanzamiento de

Dark Side y después nos empezaron a ver como intelectuales del rock. Podríamos trazar una línea directa entre el comienzo de nuestro reconocimiento y nuestra política pública de arrasar prácticamente con todo –en el buen sentido–. Fue justo en ese momento cuando nos tomaron en serio.

¿Cuál es la magia deDark Side of the Moon?

Creo que el factor clave fue la mezcla de romanticismo y abstracción de la realidad. Cuando la música logra crear pinturas que se quedan en nuestra memoria, consigue su cometido. Eso pasa con

Dark Side, es un cuadro inmortal.

Cuando piensa en canciones de sus primeros trabajos, como “Interstellar Overdrive”, ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza?

Es maravilloso oír esas grabaciones de Syd. Su habilidad como compositor en ese momento era única. Él fue grandioso en muchos sentidos, pero también fue importante haber sobrevivido sin él. En algún punto dudamos de si podríamos hacerlo, pero finalmente lo logramos.

¿Cómo se gestóPiper at the Gates of Dawn,álbum debut de la banda?

El álbum surgió de una serie de canciones que tocábamos en vivo. Cuando entramos a los estudios de Abbey Road pensamos: “Bueno, ahora grabemos un puñado de temas pop”. Lo verdaderamente interesante fue darnos cuenta, un año después, durante las sesiones de

Saucerful of Secrets, de que habíamos logrado una obra maestra con

Piper porque hicimos lo que quisimos. En este disco, que se construyó con total libertad, tuvimos además como inspiración a The Beatles.

¿Es verdad que Paul McCartney solía ir a ver cómo componía Syd Barrett?

Así es. Era extraño, pues fue el único de The Beatles que se apareció un par de veces en el Estudio Uno de Abbey Road, donde grabamos

Piper.

Al año siguiente de haber grabadoPiper at the Gates of Dawn, durante las sesiones deA Saucerful of Secrets(1968), ustedes hicieron una canción que se puede catalogar como obra maestra: “Set the Controls for the Heart of the Sun”.

Sí, con esa grabación Roger demostró ser un gran compositor. Es una de mis favoritas.

¿Recuerda cuántas horas de estudio utilizaron para el álbumSaucerful of Secretsy luego, paraUmmagumma?

Muchas. De hecho, creo que experimentar con música, algo en lo que fuimos afortunados en nuestro tiempo, nos permitió tener plena libertad en el estudio. No estamos en una carrera contra el reloj tratando de crear éxitos. El punto era hacer obras de arte por medio de la experimentación constante.

Uno de los discos menos mediáticos del grupo fueObscured by Clouds(1972); cuéntenos de este trabajo...

Veníamos de hacer piezas extensas en

Meddle como “Echoes”, y la verdad es que queríamos meternos con otros ritmos, como el R&B. En ese momento, muchas bandas inglesas querían hacer lo mismo. Por ejemplo, Ten Years After lo estaba haciendo muy bien y nos inspiró. El disco es una especie de homenaje a las bandas que oíamos a finales de los sesenta, cuando esta nave despegó.

Tal vez le han hablado mil veces de esto, pero quiero que me cuente cómo fue esa última vez que vieron a Syd Barrett, durante las sesiones deWish You Were Here.

Fue extraño. Creo que Syd apareció para catalizar y concretar finalmente lo que el disco terminó siendo.

El comienzo del fin para Pink Floyd fue durante las grabaciones deThe Wall. ¿Qué recuerdos tiene de esos días?

Recuerdo las grabaciones de unos casetes que nos enseñó Roger. Aunque eran bastante malas, la idea que nos presentó era muy interesante. Pese a que ese proyecto –que después sería su primer disco en solitario– era musicalmente atractivo, decidimos trabajar

The Wall, Rick fue el primero en mostrarse descontento, ya que sentía que desde el álbum

Animals (1977), Roger imponía sus ideas sin consultarnos.

A la hora de grabarThe Wall, ¿generó dificultades el carácter biográfico de la obra, íntimamente relacionado con la infancia de Roger Waters?

El sentimiento era que podíamos trabajar el álbum y modificarlo, por más de que el trasfondo estuviese íntimamente relacionado con Roger. Era una historia que comprendíamos a la perfección porque somos de la misma generación que tuvo que vivir el dolor de la guerra, e incluso el problema de la educación. Lo que no esperábamos del disco era el entorno en el cual se desenvolverían las sesiones. En algún momento, después de que Roger apartó a Rick de la banda, alcancé a pensar que yo sería el siguiente en salir.

¿Por qué decidieron relanzar todo su catálogo si ya lo habían hecho en los noventa?

Tenemos un gran catálogo que implica un viaje a un momento y a una generación. Mantener vivo y en buen estado el legado de la música del siglo XX en formatos físicos, con componentes diferenciadores, era un gran reto, y lo logramos tal como lo planificamos. En el proceso, por ejemplo, descubrí demos que incluso no recordaba que existían, como una versión jazz de “On the Run”, de

Dark Side. Cuando lo escuché, juraba que era otra banda.

Entonces podemos decir que estas ediciones son más que una oportunidad de mercadeo...

Sí, claro. Debes tener en cuenta que hace 50 años todo se veía efímero. Los artistas pensaban que su música estaría vigente semanas, tal vez meses, antes de desaparecer. Creo que hay una gran biblioteca musical con lo que se ha grabado en los últimos 60 años.

La veo como algo necesario, si me permite decirlo, en parte para que las nuevas generaciones entiendan el legado de Pink Floyd.

Esta es, sin duda, una buena oportunidad para todo tipo de público. Inevitablemente, ciertos sonidos marcarán a las generaciones siguientes. Gran parte del rock, por ejemplo, está marcada por el R&B y por artistas de los años veinte y treinta. En muchos años comprenderemos el valor de mantener viva la música de los sesenta, setenta y ochenta.

Discografía selecta

Pipet at the Gates of Dawn (1967)

Atom Heart Mother (1970)

Meddle (1971)

Dark Side of the Moon (1973)

Wish You Were Here (1975)

Animals (1977)

The Wall (1979)

A Momentary Lapse of Reason (1987)

The Division Bell (1994)

Pulse (1995)

Banda sonora

“See Emily Play”

“Echoes”

“Fearless”

“Time”

“Us and Them”

“Shine on You Crazy Diamond”

“Dogs”

“Comfortably Numb”

“Run Like Hell”

“High Hopes”

Ir a la siguiente página

Report Page