Satisfaction

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II. Los buenos muchachos » Robert Plant. Led Zeppelin

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© Nicilás Tavira / Notimex/ AFP

 

 

Robert Plant

Led Zeppelin

(West Bromwich, Inglaterra, 1948)

 

All I see turns to brown,

as the sun burns the ground

And my eyes fill with sand,

as I scan this wasted land

Trying to find, trying to find where I’ve been.

“Kashmir” (Led Zeppelin, 1975)

El 9 de noviembre de 2014, una noticia publicada por el diario inglés

Mirror escandalizó al mundo del rock: “Robert Plant rechaza multimillonaria oferta para reunir a Led Zeppelin”. A los pocos días, el mismo diario tuvo que rectificar y aceptó hacer una donación en nombre de Plant para una fundación que lucha contra el cáncer. Este hecho, que en palabras del filósofo coreano Byung-Chul Han corresponde a la típica

shitstorm (tormenta de mierda), es el reflejo de cuán bajo puede caer una sociedad mediatizada y narcotizada por la tecnología. Lo que para gran parte del sector y fanáticos de la música es un anhelo, para un medio de comunicación se convirtió en una bomba mediática para generar presiones innecesarias. “La posibilidad de juntarnos nuevamente es cero”, comentó Plant a un diario inglés, a los pocos días del suceso con el

Mirror, cuando todavía corrían rumores sobre una posible reunión del grupo.

Desde diciembre del año 2007, cuando los tres miembros vivos de Led Zeppelin –Jimmy Page, John Paul Jones y Robert Plant–, en compañía de Jason Bonham (hijo del difunto baterista John Bonham), se presentaron en el O2 Arena con motivo de un homenaje a Ahmet Ertegün (fundador de Atlantic Records), la prensa aguardaba el momento en el que se anunciaría lo que parecía un imposible tras la muerte de Bonham en 1980. Pero la noticia nunca llegó, pese a la insistencia de Jimmy Page por reunir a la banda. El tema volvió a cobrar relevancia en 2014, cuando se lanzaron algunas de las nuevas ediciones de los álbumes clásicos de Led Zeppelin. Page daba constantemente declaraciones a la prensa y de paso presionaba a su amigo Plant para un posible regreso del grupo, pero el cantante mantuvo silencio, habló solo lo necesario en ese tiempo y fue enfático en callar todo rumor sobre una reunión de Led Zeppelin, un par de semanas antes de presentar su nuevo disco, que salió en noviembre de 2014.

Plant necesitaba concentrarse en la producción y promoción de

Lullaby and... The CeaselessRoar y evitar, a toda costa, que una crisis mediática con la marca Led Zeppelin de fondo truncara sus planes. Hay que recalcar también que Jimmy Page siempre necesitó a Robert Plant como ese oxígeno vital para mantenerse creativo y activo –salvo fugaces episodios con la banda The Firm en los ochenta y con The Black Crows en los noventa–, pero en cambio Plant no ha necesitado a Page para demostrar que su creatividad está intacta y más allá de su legado con Zeppelin, ya que ha logrado construir una carrera en solitario que varios

frontmen envidian.

Y no es para menos, pues el hombre detrás de la grandeza vocal de melodías inmortales como “Whole Lotta Love” y “Black Dog”, de Zeppelin, ganó en 2009 cinco premios Grammy por el disco

Raising Sand (2007), álbum en el que contó con la participación de Alison Krauss. ¿Había llegado a su techo?, se preguntaba Page, que lo deseaba de vuelta en Zeppelin. Pues muy equivocados estaban todos los que demeritaban la capacidad creativa de Plant. Basta con revisar lo realizado por el cantante inglés desde el álbum

Dreamland (2002). Hay una carrera sólida en ascenso, con propuestas innovadoras y arriesgadas como la de 2010, cuando revivió a la Band of Joy para su aclamado noveno álbum en estudio y el cuarto del nuevo milenio, un disco con el que viajó en el tiempo y se dio el lujo de mirar hacia los primeros días de su carrera, antes de llegar a Led Zeppelin.

Tras una maratónica gira mundial entre 2011 y 2012, Robert Plant encontró en su pasión por conocer el mundo y la nostalgia por su natal Black Country, en Inglaterra, los elementos necesarios para construir, tal vez, el mejor disco de su carrera en solitario, un álbum que tomó del trabajo

Mighty Rearranger (2005) varios elementos. Y no es la afirmación exagerada de un seguidor: la crítica especializada en Inglaterra y Estados Unidos aseguró que

Lullaby and... The Ceaseless Roar fue el disco del año, además de que reivindicó la labor de un compositor que lucha por un arte que merece ser apreciado como una obra completa.

Lullaby and…The Ceaseless Roar es un disco étnico y ecléctico que toma elementos del folk, el blues, el rock, la música celta y la música country. El aporte y trabajo de los Sensational Space Shifters, nueva banda de Plant, ha sido fundamental para darle al álbum ese toque de modernidad y pertenencia con el momento actual de la música. Son músicos jóvenes de la escena del Jazz, el trip-hop, el blues y el rock. “Perdido en América, cegado por la luz neón”, es uno de los estribillos del tema “Turn It Up”, eje central de la nostalgia por su hogar en Inglaterra y de donde se construyen las once canciones del disco. Solo hay un cover en el álbum, “Little Maggie”, tema tradicional del siglo XIX, reinterpretado por Plant gracias a su pasión por el Bluegrass.

El disco fue grabado en los estudios Real World de Peter Gabriel, acertada decisión de Plant pues quien mejor que el exvocalista de Genesis para darle algunos trucos para adaptar la música étnica a los sonidos del rock. Y justamente gracias a Gabriel podemos encontrar un lazo muy fuerte entre

Lullaby… y la banda sonora de la película

La última tentación de Cristo, obra maestra que grabó Peter Gabriel en 1988. Gran paso para Robert Plant quien ha decidido dejar en el baúl de los recuerdos el legado de Led Zeppelin para moverse hacia adelante, como lo hacen los tiburones, sino mueren. Y Plant no quiere morir condenado al pasado de “Stairway To Heaven”.

La carrera a la cumbre no ha sido fácil para Plant. Desde sus inicios en Inglaterra a finales de los sesenta en la Band of Joy y su determinante llegada a Led Zeppelin en agosto del 68, cada paso que ha dado ha sido con la sabiduría y determinación de un hombre que cree en la búsqueda de la verdad a través de la música. Entre enero de 1969, fecha del lanzamiento del álbum debut de Led Zeppelin, hasta el 15 de agosto de 1979, cuando el álbum

In Through the Out Door se presentó a escala mundial, Plant y Zeppelin tocaron las puertas del cielo a un precio que el cantante no estaría dispuesto a volver a pagar. Por eso, tras la muerte de John Bonham el 25 de septiembre de 1980, no solo se cerró un ciclo para una banda; para Plant, se abrió una nueva puerta de posibilidades donde la marca Zeppelin solo cabía mientras fuese estrictamente necesario, como sucedió en la terrible reunión de Live Aid en 1985.

Las comparaciones son odiosas, pero Plant, a diferencia de Page, supo reinventar su camino a partir del álbum

Pictures at Eleven, lanzado a escala mundial en 1982, al que lo siguieron obras excepcionales como

The Principle of Moments,

Shaken ‘n’ Stirred y

Now & Zen, trabajos con los que Plant labró un interesante camino en los ochenta. A principios de los años noventa presentó los aclamados

Manic Nirvana y

Fate of Nations, antes de caer en la tentación de volver a tocar junto a Jimmy Page. La ocasión se dio en 1994, para una serie de

shows desconectados para la cadena MTV. El resultado fue el extraordinario álbum

No Quarter, en el cual Page y Plant dieron nuevos aires a algunos clásicos de Zeppelin como “Gallows Pole”, “Thank You” y “Kashmir”, un álbum que lleva el sello Plant y su fascinación por la música étnica, la misma que en 2015 lo llevó a ser catalogado como uno de los artistas más interesantes y versátiles de la escena musical.

Whole Lotta

Robert Plant

Entrevista hecha en 2007

Mighty Rearranger(2006) fue un álbum que rompió con todo lo que usted había hecho hasta entonces. ¿Cómo describe el resultado final del disco?

El álbum es una especie de manifiesto de una persona que tiene algo que decir. Si lo analizamos en su conjunto, es un grupo de pensamientos, experiencias, historias y vivencias que se fueron acumulando por años. Cuando finalmente descubrí qué quería y cómo quería plasmar estas ideas, pasé muchos meses pensando cómo darle forma a esta música que necesitaba letras, ideas, un trasfondo sólido. Se me ocurrió que un manifiesto sería la forma ideal.

¿Fue complicado encontrar la línea argumental del álbum?

Encontrar qué decir desde la teoría o la insinuación en una pieza de tres minutos no es una tarea fácil. Es complicado el escenario cuando tienes tanta información de tus experiencias u opiniones de algo que posiblemente esté preconcebido o, de pronto, que viene de la nada. El disco es sobre todas las piezas que han golpeado el subconsciente de Robert Plant y por eso tomó mucho tiempo hallar el norte conceptual.

El sonido del álbum es ecléctico. Se perciben sonidos de diversas partes del mundo. Cuéntenos un poco al respecto.

La música del álbum surge gracias a una serie de artistas eclécticos que entienden perfectamente lo que quiero plasmar con mis ideas y que, además, tienen la capacidad de cubrir varios espectros musicales; en ese sentido, nos hemos complementado. Desde el punto de vista técnico, tomamos sonidos de diversos lugares del este y el oeste y los grabamos de la manera más rudimentaria posible, pero usando lo mejor de la tecnología. Muchas veces tenemos la música en frente de nosotros y no sabemos cómo usarla.

¿En qué radica su fascinación por la diversidad?

La diversidad me estimula. Es una forma inusual de establecer cómo quieres tocar la música hacia la verdad. Ninguno de nosotros quiere otra cosa sino buscar la verdad en la música. No podemos quedarnos estancados en los mismos sonidos siempre. Es importante evolucionar, pero sin ser superficiales.

¿Qué lugares fueron determinantes para el sonido del álbum?

Pasamos tiempo en el norte de Malí, en Marruecos, en algunas partes de África del Norte y en el Sahara occidental, donde es posible tener encuentros mágicos con sonidos poco usuales de tribus o pueblos que aún conservan la mística de resistirse al paso del tiempo. A esto le sumamos una serie de sonidos del rock occidental africano, que ayudaron a darle una forma casi cósmica al álbum. Nuevos lugares a dónde ir, nuevos sonidos por descubrir; eso es fascinante.

¿Un álbum étnico pensado para otro tipo de audiencia?

Cuando te cansas de algo, tienes que parar y dejar lo que hiciste por años. El conformismo es el beso de la muerte y estás acabado si te quedas ahí. Es simplemente otro rol, otro reto. Es un disco honesto y lleno de gracia por el alma en sí de sus canciones. No pretendo vivir de la gloria del pasado ni tampoco que mi música sea para el mismo tipo de audiencia que solía ir a los conciertos de Led Zeppelin.

Apartarse de la gloria y sombra de Led Zeppelin fue una decisión de vida, prácticamente...

Decir adiós a los grandes escenarios, a los gratos momentos y los mejores recuerdos de aquellos días junto a Jimmy Page fue algo determinante para proyectar mi carrera de otra manera. Fue una parte esencial de evolucionar y de entender que un matrimonio que no es del todo santo no funciona. No podía quedarme estancado pensando que quería vivir por siempre lo que viví con Page y Led Zeppelin, así que tenía que parar y moverme hacia adelante.

¿Le preocupa lo que dice la prensa sobre sus álbumes? Recuerdo que en 2002 lo criticaron por sacar un disco decovers...

No me preocupa mucho lo que diga la prensa sobre mi música o sobre si Robert Plant está ganándose de nuevo a su público. En el caso de

Dreamland, fue un gran trabajo en el que pude interpretar canciones de músicos que admiro y respeto y que, en algunos casos, nadie había reinterpretado. Los periodistas suelen decir que si uno hace un disco de

covers es porque se ha quedado sin ideas, lo cual es absurdo y fuera de toda proporción, ya que este nuevo disco es lo opuesto. Y cuando llegas con nuevo material que propone o se sale de esquemas del pasado, entonces dicen que estás traicionando tus raíces o tu esencia. Si cada vez que voy a grabar un álbum tengo que pensar en qué tipo de producto le puede gustar a la prensa, pues simplemente no estaría en este negocio.

¿Con qué criterios seleccionó la banda que lo acompaña en el álbum?

Cuando quiero formar una banda necesito que me brinde algo en común con mis ideas, como una confederación. Me trato de juntar con músicos que sean hábiles y tengan imaginación, que tengan apetito por el cambio. Hablé con Charlie Jones, quien tocó conmigo en los noventa, y le pedí que me ayudara a conseguir músicos poderosos. Sugirió a Clive Deamer, baterista de Portishead, a quien admiro mucho por su capacidad de experimentar. La banda poco a poco se fue formando de una manera fuerte, ecléctica y talentosa.

Supongo que elegir al guitarrista fue un tema bastante complicado...

Para esta banda pensé en alguien que no se pareciera en absoluto a Jimmy Page y menos que hubiera sido influenciado por él. Necesitaba un guitarrista hábil, con actitud y elocuencia. Así que llamé a unos amigos de la Transglobal Underground para que me recomendaran un guitarrista con habilidades para tocar música étnica, blues y música del norte de África. Intenté que Porl Thompson, de The Cure, con quien toqué en los noventa, se quedara, pero decidió tomar otro rumbo. Me sugirió a Skin Tyson, de la banda Cast, quien encajó perfectamente en lo que yo quería para la nueva banda.

Se nota un trabajo muy dedicado en la parte vocal. ¿Tuvo mucho que ver el tipo de técnica y estudio?

Es un disco honesto, vivo, desde la técnica de grabación en sí. Steven Adams es un gran ingeniero, que logró entender desde el momento en que empecé a cantar cómo tomar diferentes aspectos y ángulos de mi voz, desde la técnica de grabación, sin alterar el sonido natural que quería proyectar.

Pero ¿hay algún truco o secreto que permita proyectar la voz en una forma tan pura y, a la vez, misteriosa?

No hay trucos. Es usar la voz desde diversos ángulos para contar la historia en una forma íntima. Por eso hay temas donde por momentos se me siente como en el medio, como si estuviera contando una historia. Todo el proceso de hacer este disco y como canté, estas canciones, fue una especie de juicio a ver si funcionaba. En el momento de grabar no pienso mucho en si funcionará o no, solo trato de contar una historia sin necesidad de sobreactuarme. Hay que dejar que la voz haga su trabajo de manera gentil y natural, y eso es lo que hace el productor.

¿La influencia de Bob Dylan fue clave en el álbum?

De cierto modo, sí. Muchas canciones requerían diferentes elementos. Para mí es relevante que una vez que tienes una idea sepas hacia dónde va. La referencia del blues y Dylan se presenta en la manera como él les ha dado vida a ciertos temas en diversos trabajos, sin la necesidad de imitar pero sí revisando cuidadosamente las raíces de los estilos, la forma como se debe cantar, incluso la lírica. Por eso, para “Somebody Knocking” tomé como referencia el tema “High Water (for Charly Patton)”, del álbum

Love and Theft, de Dylan. La naturaleza de la canción se da para diseccionar el ánimo del tema.

Hoy, si se mira en un espejo, ¿qué piensa?

Me miro a los ojos con seguridad, pero no niego que hay momentos en los que me pregunto si estoy seguro de lo que estoy haciendo con mi carrera. También veo que aparece una clara imagen que me muestra que no sé dónde estaré en un futuro, pero que si no arriesgo en lo que creo podré perderlo todo.

No hay mucha nostalgia en sus palabras.

Mi tiempo ha pasado por las temporadas en las que he mirado mi éxito. Trato de estar seguro del lugar donde me encuentro y de tomar las precauciones necesarias para que el éxito no me avasalle.

¿Qué significó Led Zeppelin en su vida?

Lo veo como un periodo de mi vida totalmente cautivador, lleno de excitación, en el que llevamos al límite nuestras habilidades como músicos y encontramos una especie de nido donde refugiamos nuestra energía. Haces lo que debes hacer en el momento en que lo debes hacer. Fue un espacio maravilloso para experimentar. Lo veo como un gran romance en el que crecí y me volví un adulto muy racional, en medio de un ambiente que me permitió visitar lugares que nunca me habría imaginado conocer. Fue lo que fue, y me siento satisfecho de lo que pasó.

Discografía selecta

Led Zeppelin

II (1969)

Led Zeppelin

IV (1971)

Led Zeppelin

Physical Graffiti (1975)

The Honeydrippers

Volume One (1984)

Robert Plant

Now & Zen (1988)

Robert Plant & Jimmy Page

No Quarter (1994)

Robert Plant

Dreamland (2002)

Robert Plant & Alison Krauss

Raising Sand (2007)

Robert Plant

Band of Joy (2010)

Robert Plant

Lullaby and... The Ceaseless Roar (2014)

Banda sonora

1. “Whole Lotta Love” (Led Zeppelin)

2. “Black Dog” (Led Zeppelin)

3. “Kashmir” (Led Zeppelin)

4. “Sea of Love” (The Honeydrippers)

5. “Tall Cool One”

6. “If I Were a Carpenter”

7. “29 Palms”

8. “Big Log”

9. “No Quarter” (Led Zeppelin)

10. “Since I’ve Been Loving You” (Led Zeppelin)

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