Satisfaction

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V. Antes del fin » Steven Wilson. Porcupine Tree / Blackfield / No - Man

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Steven Wilson

Porcupine Tree / Blackfield / No - Man

(Londres, Inglaterra, 1967)

 

When I was 13 I had a sister for 6 months.

She arrived one February morning, pale and shellshocked,

from past lives I could not imagine.

She was 3 years older than me,

but in no time we became friends.

We’d listen to her mix tapes;

Dead Can Dance, Felt, This Mortal Coil…

She introduced me to her favourite books,

gave me clothes, and my first cigarette.

Sometimes we would head down to Blackbirds moor

to watch the barges on Grand Union in the twilight.

She said “The water has no memory.”

For a few months everything about our lives was perfect.

It was only us, we were inseparable.

But gradually, she passed into another distant part of my memory,

until I could no longer remember her face, her voice, even her name.

 

We have got

We have got the perfect life...

“Perfect Life” (Steven Wilson, 2015)

15 de marzo de 2015: en el

top 5 de la lista de discos más vendidos en Inglaterra aparece el álbum

Hand. Cannot. Erase, del músico británico Steven Wilson. Por primera vez en muchos años, un artista asociado a la corriente del rock progresivo les pisaba los talones a bandas masivas y comerciales, como el caso de los Foo Fighters. En el mundo del arte, la desgracia de un genio es ser incomprendido o reconocido tardíamente. A Wilson algo de eso le sucedió por un largo periodo de tiempo, pero en 2015 los medios de comunicación por fin se percataron de su existencia y relevancia. Músico, productor, ingeniero de sonido, fundó varias agrupaciones, entre ellas No-Man, Porcupine Tree y Blackfield. La creatividad, la libertad, la independencia y la constante experimentación son algunos de los valores presentes en la carrera de Wilson, aspectos que muy pocos músicos en la actualidad han sabido desarrollar paciente y exitosamente, cuando lo que importa es el arte y no la venta de discos.

Steven Wilson ha demostrado en más de 25 años de carrera artística que la lucha del arte en pro del arte tiene sentido. Lo suelen comparar con Brian Wilson, de Los Beach Boys, en cuanto a su capacidad creativa y su visión a la hora de producir. Dicen también que es una especie de Frank Zappa que ha decidido rodearse de los mejores músicos del momento para plasmar sus ideas musicales, sin necesidad de ser el protagonista o principal referente. Hoy, Wilson es el heredero y cabeza visible de una generación de grandes compositores que tienen en él una luz frente a un recambio generacional que pide a gritos nuevos aires, nuevas ideas, nuevos compositores que propongan algo nuevo en un muy estático y poco cambiante mundo del rock.

En 1987, cuando Steven Wilson dio sus primeros pasos como artista, el rock se encontraba en una fase de transición extraña, apartado de los grandes medios, de las listas radiales, de la rotación constante en MTV y sin mayores novedades que destacar en el saturado mercado musical. Incluso algunos estudiosos del rock aducen que entre 1981 y 1990 la novedad en cuanto al rock estuvo en las manos de bandas y artistas independientes, como The Smiths y The Stone Roses en el Reino Unido, y Pixies, Sonic Youth y R.E.M. en Estados Unidos. Estos artistas rescataron la creatividad y la novedad sin afanes comerciales, y con la premisa de la independencia como caballo de batalla. California se destacaba con agrupaciones de la corriente hair metal, como Guns N’Roses o Skid Row, mientras los viejos dinosaurios de los sesenta permanecían vigentes, lidiando sabiamente con la modernidad y el inclemente paso del tiempo. No verse obsoleto o pasado de moda era el reto para agrupaciones como The Kinks, The Who, Queen y los Stones, los grandes sobrevivientes del rock en los años ochenta.

Al comienzo de la década de los noventa las grandes casas disqueras, como Polygram, Warner, Sony y EMI, hacían su agosto gracias a una camada de artistas que abusaban del uso indiscriminado de sonidos pop y el auge de MTV para promover sus canciones. Era como una especie de conjuro que le dio forma de consumo masivo a la música, donde la calidad o el talento primaban menos y la necesidad de vender, vender y vender era la tónica frente al arte creado en ese momento. En Inglaterra, Phil Collins era el dueño de la radio comercial y las propuestas de rock eran menospreciadas por la industria. Los músicos con talento sobrevivían tomando la música como un

hobby y no como una forma de vida. Con ese contexto y con los implementos necesarios en su casa-estudio, así como el buen aprovechamiento de las nuevas tecnologías de grabación, Steven Wilson crearía en 1987 el grupo Porcupine Tree, para dar forma a sonidos y raíces musicales que lo habían marcado desde muy joven, con el objeto de luchar por un arte independiente, un arte que recuperara del olvido la esencia del buen rock y del buen gusto.

En 1992 aparece en las tiendas especializadas de rock progresivo de Londres el disco

On the Sunday of Life, de la banda Porcupine Tree, que más que un conjunto de músicos era el proyecto unipersonal de Steven Wilson. El álbum era un compilado de grabaciones realizadas entre 1988 y 1991, donde todos los instrumentos de las canciones fueron interpretados por Wilson. El sonido de las canciones de

On the Sundayof Life rescata el legado del rock progresivo y psicodélico de los años setenta y propone una nueva e interesante forma de componer rock mediante el virtuosismo de un multiinstrumentalista que, además, hizo las veces de ingeniero de sonido. Este hecho llamó la atención del productor inglés Richard Allen, dueño del sello independiente Delerium. Impactado particularmente por el sonido del tema “Radioactive Toy”, Allen comentó que “en esa canción estaba la semilla para crear una gran banda de rock, solo había que exponerla a una audiencia más amplia y darle soporte financiero”.

Lo que había nacido como un proyecto en solitario, a finales de 1993 tomaría forma de banda con el ingreso del teclista Richard Barbieri, exmiembro del grupo Japan; Colin Edwin en el bajo y Chris Maitland en la batería, músicos contratados por Wilson para las presentaciones en vivo de

Up the Downstair, primer álbum oficial de Porcupine Tree para el sello Delerium. La química entre los cuatro miembros del grupo fue inmediata y Wilson descubrió que sus composiciones podían tener mejor forma con el soporte de músicos que complementaran sus ideas. El apoyo de estos artistas, más que una decisión coherente, fue una necesidad para Wilson respecto de la importancia que tiene el trabajo en equipo. Atrás quedaron sus aspiraciones de convertirse en el nuevo Mike Oldfield.

Con una carrera consolidada y con Porcupine Tree en forma y andando, Wilson sacó tiempo para emprender ideas con No-Man, agrupación que surge casi paralela a Porcupine Tree como puente entre el rock virtuoso y el pop culto. Es una especie de sombra amigable que siempre ha acompañado a Wilson, con la cual ha grabado seis álbumes y ha tenido la participación de grandes talentos, como Robert Fripp, líder de King Crimson, el músico que más lo ha marcado en toda su carrera y para quien tuvo el gusto de remasterizar algunos de los mejores trabajos de Crimson, como

Red y

Lizard. Wilson suele afirmar que No-Man fue el proyecto que le permitió ser un músico mucho más riguroso que en Porcupine Tree, por el nivel de exigencia de las composiciones hechas junto a Tim Bowness, el coequipero con el cual sacó adelante este proyecto.

Entre 1995 y 1997, Porcupine Tree grabó dos discos más para el sello Delerium:

The Sky Moves Sideways y

Signify. En este último trabajo, Wilson dejó de un lado la megalomanía y la necesidad de controlar todos los procesos de composición y grabación, lo que le permitió a la banda ser más libre, que sus músicos hicieran aportes significativos para la evolución de la idea musical con la cual se concibió la agrupación. La prensa en Estados Unidos comenzó a reseñar los trabajos de Porcupine Tree y algunas presentaciones en Nueva York y Boston generarían buenos comentarios para el grupo. En 1999, con el sello Snapper como representante, Steven Wilson y Porcupine Tree lanzaron el trabajo

Stupid Dream, con el que demostraron toda la grandeza que tenían como conjunto. Descubrieron un potencial melódico a través de canciones pop que en otro momento no habría sido posible crear. Ese componente fue determinante en la evolución del grupo y en los proyectos alternos que Wilson emprendería a partir de 2000, como Blackfield (junto al músico israelí Aviv Geffen). Respecto a Porcupine Tree, empezó el nuevo milenio con

Lightbulb Sun, el disco más Beatle y melódico que Wilson haya grabado en toda su carrera.

Entre 2002 y 2009, Porcupine Tree grabó grandes trabajos, como

In Absentia (2002),

Deadwing (2005) y

Fear of a Blank Planet (2007). A mediados de 2010 el DVD

Anesthetize, una impecable producción audiovisual grabada en Holanda durante la gira del álbum

Fear of a Blank Planet, se convirtió en el mejor testimonio en vivo de la banda. Porcupine Tree adquirió connotaciones de banda masiva, agotó entradas para sus conciertos en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y otros países de Europa. Algunos de sus discos los han editado y comercializado sellos asociados a la Warner Music Group, como Lava y Roadrunner Records, lo cual les ha permitido llegar a más países. Así mismo, Steven Wilson comenzó a enfocarse en su carrera en solitario. Empezó con el álbum

Insurgentes (2008), continuó con el trabajo

The Raven that Refused to Sing (2013), que lo elevó a la categoría de genio, y siguió con

Hand. Cannot. Erase (2015), que lo terminó de consolidar como la estrella del rock progresivo actual.

Dream Theater, Radiohead, Marillion y Opeth han aprovechado la experiencia de Steven Wilson como productor y músico usando elementos que ya son distintivos de la banda, como las atmósferas psicodélicas, baterías de la escuela

crimsoniana, conceptos audiovisuales para videoclips promocionales, venta y mercadeo directo de sus productos, sin intermediarios y con beneficios para su comunidad de seguidores, como exclusividad en lanzamientos,

bootlegs, MP3,

wallpapers, etc. El anonimato se terminó hace mucho tiempo para Steven Wilson y sus proyectos son universales, así como sus pensamientos e ideas sobre la música. Mensualmente, en la revista

emusician.com se pueden leer artículos sobre ser músico, la industria, la ingeniería, los avances, las nuevas tecnologías. Justamente desde hace cinco años, Wilson se ha convertido en el ingeniero y productor preferido de músicos que han decidido remasterizar piezas clásicas de los setenta. King Crimson, Jethro Tull y Emerson, Lake & Palmer son algunas bandas que han entregado sus catálogos a la visión y sabiduría de Wilson, el genio que el rock estaba esperando.

El insurgente del rock

Entrevistas hechas en 2004 y en 2011, en la ciudad de Nueva York

¿Qué lo motivó a fundar Porcupine Tree, en un momento en el que pocos artistas creaban bandas de rock experimental?

Porcupine Tree surgió de la motivación de dejar atrás ese pasado oscuro de los años ochenta y de disfrutar al ciento por ciento lo que se hacía. Debe recordar que la década de los ochenta fue en general una época en que la música experimental desapareció por completo. Luego, en los noventa, apareció una corriente de artistas que decidieron apostar por estos sonidos y por eso hoy se puede ver una tendencia interesante.

¿Qué estilos influenciaron el sonido de Porcupine Tree?

La psicodelia, el space rock, el jazz rock, el rock progresivo y el hard rock son los principales referentes musicales en los cuales se desarrolló Porcupine Tree. Es un sincretismo sonoro de todo lo que escuché de adolescente a finales de los sesenta y principios de los setenta. Siempre he creído que esa época fue la edad de oro del rock, en la que se produjeron grandes álbumes. Básicamente, lo que hice fue darle un aire más contemporáneo.

¿Cree que Porcupine Tree redefinió el concepto de música experimental al abrirle un espacio a lo que posteriormente se expandió en los años noventa?

Fuimos una de las pocas bandas claramente influenciadas por la música hecha dos décadas atrás. No estábamos interesados en lo comercial o lo de vanguardia en aquel momento. A finales de los ochenta hubo una pequeña ola de músicos que prefirieron mirar más hacia el rock contemporáneo y no a lo actual. Adicionalmente, a principios de la década de los noventa, hubo grupos innovadores como Massive Attack o Aphex Twin, a los que no les interesaba ser comerciales, las listas ni llegar a audiencias masivas. En la escena del rock estábamos nosotros y Nirvana, que barrieron con los excesos de los ochenta y toda esa onda artificial. Hay una nueva ola de integridad e innovación en torno al rock.

En el sonido de Porcupine Tree hay muchas referencias a guitarristas como Robert Fripp y David Gilmour.

Indudablemente, uno de los músicos que más me han marcado es Robert Fripp. No solo es un músico extraordinario, sino que también es un tipo con visión e ideología, que tiene posiciones y pensamientos muy claros frente al negocio de la música y lo que debe ser una banda. Para mí, la mayor fuente de inspiración musical vino de Frank Zappa, Miles Davis y Brian Wilson. Nunca me impresionaron tanto los guitarristas virtuosos.

Es decir, que usted se ve más como un compositor que como un guitarrista...

Honestamente, debo decir que yo nunca me he considerado un guitarrista como para recibir una sola influencia. Nunca estuve tan interesado en la guitarra a lo largo de mi formación musical, pues siempre me gustó ser más una especie de compositor y productor, pero para eso la guitarra es una herramienta que te ayuda. Los músicos no son los que más me inspiran. Creo que me he nutrido más de productores y compositores, al igual que de gente con una visión artística.

¿De dónde viene el nombre del grupo?

Esa es la única pregunta que nunca respondo; lo lamento.

On the Sunday of Life(1991), el disco debut de Porcupine Tree, es un compilado de sus primeras grabaciones entre 1988 y 1990. ¿Qué buscaba con este “manifiesto”?

En ese proyecto decidí dejarme llevar por la necesidad de plasmar un pop psicodélico con instrumentaciones atmosféricas. Fue parte de entretenerme, pasarla bien con lo que hacía, tomar elementos de la música que me gustaba y ver qué salía de todo eso.

¿Por qué decidió interpretar todos los instrumentos sin ayuda de otros músicos?

La banda fue más un manifiesto de amor que un proyecto con un objetivo definido en sus inicios. No llamé a otros músicos porque, en realidad, no creía que alguien estuviera interesado en participar conmigo en este estilo de música; además, no conocía a alguien que compartiera esa pasión por el rock de los sesenta y setenta. Tampoco creía que algún sello estuviera interesando en grabar mi música y promoverme, y mucho menos imaginaba que podía llegar a tener una audiencia. Así que fue un proyecto algo egoísta en sus inicios, pero luego todo tomó otro rumbo.

Lo que empezó como una banda en solitario, en 1993 tomó forma de grupo. ¿Qué lo llevó a buscar el apoyo de otros músicos, como Colin Edwin o el exintegrante de Japan, Richard Barbieri?

Contar con el apoyo de Colin, Richard y Chris Maitland no fue una decisión, fue una necesidad. Cuando empecé este proyecto era más un acto de amor, lo hacía yo solo y no tenía idea de si debía hacer audiciones para las grabaciones de los otros instrumentos o si había necesidad de promocionar el álbum. Fue más bien un proyecto egoísta, si se puede decir, que me absorbió por completo y después requirió la seriedad y gestión de una empresa, como lo es una banda de rock.

En un periodo de siete años grabó discos interesantísimos, comoUp the Downstair,The Sky Moves Sideways,SignifyyStupid Dream, con los que Porcupine Tree demostró toda su grandeza como conjunto.

Lo primero que diría es que en cada disco de Porcupine Tree hubo cambios con respecto al anterior. Si miras el primero y lo comparas con

Signify (1996), verás diferencias muy marcadas, pero la principal diferencia de

Stupid Dream (1999) es que cambiamos el concepto de la canción pop. Yo me dediqué a trabajar mucho más la parte vocal, las armonías vocales

. Stupid Dream fue un disco más trabajado en la parte de composición, ya que los otros álbumes estaban enfocados en una combinación de elementos experimentales con armonías vocales.

En sus primeros años, el nuevo milenio nos dejó un disco en el que usted experimentó con su lado más melódico y dejó un poco de lado los sonidos progresivos. ¿Qué representa para su historia el álbumLightbulb Sun?

Creo que

Lightbulb Sun (2000) marcó una diferencia determinante en nuestro sonido, aunque el cambio de sello disquero también tuvo que ver con esto. Así mismo, entre 1999 y 2000 el rock experimental, psicodélico y progresivo ganó estatus gracias al trabajo de bandas como Radiohead, Dream Theater y Tool. Esto fue fundamental para nosotros porque se empezó a tomar en cuenta nuestro sonido y el grupo comenzó a tener reconocimiento comercial, si así lo queremos llamar, aunque esto nunca ha sido el objetivo de Porcupine Tree. De todas maneras, mientras más nos conozcan, mejor.

Luego, enDeadwing, recuperan sus raíces...

Sí,

Deadwing (2005) es un disco mucho más progresivo que los anteriores y la verdad estoy a gusto con el resultado de este trabajo. Además el aporte de Adrian Belew, de King Crimson, fue determinante para lograr los resultados esperados. Tiene momentos fuertes, similares a los hechos en temas como “Trains” o “Blackest Eyes”, de

In Absentia (2002), y retoma un poco de la psicodelia que habíamos perdido desde 1996.

Paralelo a Porcupine Tree, usted creó el grupo No-Man, junto a Robert Fripp y el teclista Tim Bowness. ¿Qué buscaba con este proyecto?

No-Man es el proyecto que me permitió ser músico profesional. Fue mi primer proyecto serio, donde conocí cómo es el negocio de la música y pude experimentar con 24 bases musicales, siete días a la semana, e invitar a grandes maestros como Fripp. Sin esta banda yo creo que Porcupine Tree no habría existido, porque No-Man me dio el espacio y el tiempo para diseñar lo que Porcupine Tree sería en un futuro cercano.

¿Cómo le ha ido con Blackfield, una banda totalmente opuesta al sonido de No-Man?

Me siento muy a gusto porque ahí puedo expresar mi fascinación por el pop, por The Beatles y The Beach Boys. Trabajar junto a Aviv Geffen ha sido determinante para abrir mis posibilidades sonoras y melódicas.

Usted dio sus primeros pasos como productor con Fish, exvocalista de Marillion, artista que usted admira profundamente.

Así es. Ese año, otros músicos que conocían mi música me llamaron para que los ayudara a producir sus trabajos. El primer proyecto que hice en ese sentido fue con Fish, en 1996. Fue emocionante porque crecí oyendo Marillion en los ochenta y me encantaban el grupo y la voz de Fish. Para ese disco del 96, él quería que le ayudara a crear un nuevo concepto para su música, con lo cual pudo redireccionar su arte. Me llamó porque buscaba sonidos más experimentales.

En 2010, Robert Fripp lo buscó para remasterizar gran parte del catálogo de King Crimson. Cuéntenos de esta experiencia.

Es un orgullo muy grande. King Crimson es una de las bandas que más me apasionan y creo que Robert entendió a tiempo que las grabaciones se podían mejorar. Uno de los grandes logros fue demostrarle que

Lizard (1970) es una obra maestra, tal vez el mejor disco que grabó el grupo. A Robert no le gustaba este álbum, pero cuando escuchó la mezcla final cambió de opinión. Imagínate lograr eso en un artista que admiras y, además, es alguien tan particular como él. Es tomar el cielo con las manos.

¿Se ve en un futuro cercano dedicado única y exclusivamente al trabajo de productor?

En este momento no lo sé, pero no creo. De hecho, he rechazado muchas ofertas para producir bandas o reeditar trabajos de hace 30 o 40 años porque estoy con cinco proyectos en este momento que espero que perduren, pues de lo contrario no habría tenido sentido darles vida. Adicionalmente, estoy enfocado ciento por ciento en mi carrera en solitario.

El arte es un aspecto fundamental en sus trabajos. Hablemos un poco de eso.

Respeto a los músicos que cuidan la imagen de sus bandas, y en parte todo el concepto que ves en los discos de mis cinco proyectos son ideas que van de la mano de esta necesidad de cuidar lo gráfico. En los primeros álbumes de Porcupine Tree, la mayoría de las ideas eran mías. Contrataba a un fotógrafo, le explicaba la idea y él la resolvía. En otros discos, como

In Absentia, la imagen viene asociada a la música del álbum y el proceso fue mucho más complejo, ya que involucró a un equipo de diseñadores gráficos. En el álbum

Deadwing el tema cambió porque todo el concepto visual viene de

scripts que hecho para algunos cortos. La parte gráfica me interesa por el componente enigmático que se le puede dar a un disco. Recuerde un poco lo que pasaba en los sesenta, que la gente se perdía en el arte de los vinilos; eso es lo que he tratado de hacer con Porcupine Tree. La parte gráfica es esencial y me permite jugar con productos mucho más ambiciosos.

Ahora que anda tan metido en su carrera en solitario, ¿tienen futuro Porcupine Tree y Blackfield?

No lo sé. En este momento estoy enfocado en una serie de proyectos en solitario y en la remasterización de algunos álbumes de King Crimson y Jethro Tull. El tiempo lo dirá. Vivo el presente.

Discografía selecta

Porcupine Tree

Signify (1996)

Porcupine Tree

Stupid Dream (1999)

Porcupine Tree

Lightbulb Sun (2000)

Porcupine Tree

In Absentia (2001)

No-Man

Together We’re Stranger (2003)

Blackfield

Blackfield (2004)

Porcupine Tree

Fear of a Blank Planet (2007)

Steven Wilson

Grace for Drawing (2011)

Steven Wilson

The Raven that Refused to Sing (2013)

Steven Wilson

Hand. Cannot. Erase (2015)

Banda sonora

“Lightbulb Sun” (Porcupine Tree)

“Blackfield” (Blackfield)

“Anesthetize” (Porcupine Tree)

“Trains” (Porcupine Tree)

“Radioactive Toy” (Porcupine Tree)

“Perfect Life”

“Drive Home”

“Stranger by the Minute” (Porcupine Tree)

“Luminol”

“Insurgentes”

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