Sarah

Sarah


Capítulo 3

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Capítulo 3

Llevaban una semana saliendo, viéndose todos los días y entre ellos crecía ese cariño, pero había algo en Sarah a pesar de todo ella no confiaba, ese día habían quedado de ver una película en casa de Raúl, algo hogareño, solos.

Llegaron y se pusieron a ver la película en la sala, pero Sarah se sentía algo incomoda, así que no prestaba atención a la película, él la interrogo sobre sí le pasaba algo, ella dijo que no, se empezaron a besar y todo termino en una entrega total.

Ella quedó maravillada y él también desde ese día no hubo una sola ocasión en la que no aprovecharan para estar juntos. Todo parecía fluir de maravilla, hasta que un día, él accidentalmente encontró en la recámara de Sarah una corbata, era de Saúl, tal vez ese día cuando Sarah le pidió que se escondiera en la recámara la había dejado.

Raúl molesto se la mostró a Sarah y salió sin escuchar nada, todo lo vivido hasta ese día se echaba a perder por esa corbata, como era posible, que ella no la hubiera visto.

Le marco repetidas ocasiones sin obtener respuesta, no era posible que él pensara lo peor de ella, pero y que diría sobre esa corbata, como justificarla.

Esa noche no podía dormir pensando en Raúl y en que podía decir sobre esa corbata. Se durmió pasada la media noche.

Al otro día se despertó, bañó y se fue a trabajar, seguía marcándole a Raúl sin obtener respuesta. Al salir del trabajo ahí estaba Raúl, de inmediato lo fue a ver. Este la abrazó solamente, la besó y no la dejó hablar. Ella pensó que extraño es esto, pero bueno, así dejo las cosas.

Él le pedía a ella en repetidas ocasiones que fueran a visitar a sus padres, pues quería presentarla como su novia, pero ella por esa inseguridad que tenía, no accedía, hasta que un día que había fiesta decidió acompañarlo.

Llegaron, ella observó a la familia de él, eran personas de clase, muy propias y educadas. Raúl la presentó con sus padres, abuela y tíos que se encontraban ahí.

Rápidamente empezaron con el bombardeo de preguntas, ¿cuánto tiempo tienen de novios? ¿se van a casar? entre otras preguntas más, Sarah y Raúl sólo sonreían y no decían nada. Todos bailaban se divertían, pero Raúl estaba serio, ella lo besó y la esposa de un tío exclamó ¡¡wow!! es la primera vez que veo que alguien bese a mi sobrino, rápidamente todos voltearon.

Sarah se empezó a sentir algo incomoda así que le pidió a Raúl que mejor la llevara a su departamento y así lo hizo, se despidieron de la familia y se ausentaron de la fiesta.

Llegaron al departamento conversaron un momento y él se retiró. Todo parecía fluir a la perfección.

Paso el tiempo y ella empezaba a creer en el amor, a confiar en Raúl ciegamente, ya nada le podía impedir entregarse a un más, pues ese hombre era detallista, caballeroso, no tenía vicios, era el hombre perfecto.

Poco a poco se fueron mezclando uno en la vida del otro, sin darse cuenta ya eran más que sólo novios, un día de la nada decidieron que vivirían juntos, pues sentían que ya no podían estar el uno sin el otro, así que ella se mudo al departamento de él. Pues él no dejaba de decirle te amo, es más, ella jamás había escuchado tantos te amo como ahora.

Todo parecía perfecto, se despertaban y acostaban juntos, no había razón para desconfiar de nada, sin embargo con la convivencia ya más cercana, Raúl mostraba que su carácter no era el mismo de siempre, que no todo era miel sobre hojuelas.

Sarah empezó a creer que se había precipitado al irse a vivir con él, pues ambos llegaban del trabajo y la convivencia ya no era tan sana. Él siempre con asuntos de su empresa, poco tiempo le dedicaba y ponía atención, ella se sentía un objeto más de la casa.

Un día decidió hablar con él, expresarle su sentir, pero él le dijo que exageraba que nada de lo que decía era verdad, ella le dijo que requería un poco más de atención que de lo contrario terminaría por irse, él la abrazo y le dijo que esa no es la solución, pero sí eso es lo que quieres adelante.

Ella pensó: Raúl no me ama como dice, pues le da lo mismo si estoy o me voy, creo que esto no es lo que quiero para mi vida, así que antes de seguir equivocándome me iré.

Al otro día sin pensar en nada más que en sí misma empacó sus cosas dejándole una carta a Raúl, donde le decía que le agradecía todo el tiempo que le había dado, pero que ella buscaba algo más que ser un objeto decorativo de su departamento.

Cuando Raúl llego, leyó la carta y la rompió, no le marco al celular, ni salió a buscarla, se limito a continuar con su vida, era como sí Sarah hubiera sido una más, ese amor del que le hablo al iniciar la relación, parecía que se había esfumado.

Sarah en cambio pensaba en Raúl todos los días se lamentaba el haberlo dejado, quizá debió esperar más tiempo, si lo amaba ¿porqué lo dejó? se preguntaba, apenas había pasado un mes y ella decidió ir a buscarlo a su departamento.

Tocó el timbre nadie abría, cuando se disponía a irse, Raúl abrió la puerta, pero no estaba solo, con él estaba una mujer y un pequeño, quedo impactada, él más. No supo que hacer más que irse llorando. Al poco rato Raúl le marco diciéndole que no lo volviera a buscar porque había regresado con Rebecca y que iba a formar una familia con ella y su hijo.

Sarah repitió sus palabras. —¿Hijo? nunca me hablaste de un hijo, ¿porqué lo ocultaste? ¡me engañaste!, eres igual que Saúl,

El le respondió: —No fue así, no sabía que ella estaba embarazada cuando nos dejamos.

Ella le dijo: —Pero me dijiste que te engaño.

—Así es —dijo Raúl—, pero el pequeño es mi hijo y le daré una familia. —Sarah quedo devastada.

Lloraba y lloraba sin encontrar consuelo, pero eso no era lo peor, había algo que le preocupaba más, su período no llegaba, pensaba es el estrés, la tristeza, eso debe influir. Dejo pasar dos semanas más, fue a una farmacia y compró una prueba de embarazo, lo que temía, resultó positivo, ¿qué iba a hacer? le diría a Raúl que sería padre o mejor se ocultaría de él.

Se armo de valor y le habló a Raúl para decirle que tenía que hablar con él, Raúl se mostraba grosero y sin ganas de verla, pero aceptó. Se encontraron en un café, ella iba invadida por tristeza, rencor, sentimientos encontrados, él indiferente, le dijo…

—Y bien ¿qué quieres? no tengo tiempo, así que dime rápido lo que me tengas que decir.

—¡Estoy embarazada! —fueron las palabras de Sarah.

Raúl sintió un balde de agua sobre su espalda ¡¡eso no puede ser posible!! —¿Estás segura Sarah?

—Claro que sí —dijo Sarah—, y no estoy aquí para que regresemos, sino para que sepas que serás papá y te hagas responsable con lo que implica todo esto.

Él le dijo: —Está bien haré todo lo posible por apoyarte, pero no te aparezcas por mi departamento ni hables con nadie de mi familia, no quiero que Rebecca sepa nada, si lo sabe se va a ir con mi hijo y no quiero perderlos, espero me entiendas.

Sarah con el alma en pedazos pero mostrando fuerzas le dijo está bien.

Y así empezó una tortura para Sarah, pues sentía la necesidad de estar cerca del papá de su bebé y sin embargo este no estaba porque ya tenía su propia familia, pero esto no le impedía escribirle y que este sólo la ignorara y le dijera que no lo molestara, que lo dejara hacer su vida, que no lo buscara y que por favor no se apareciera. Ella se sentía triste, destrozada, no había nada que la consolara excepto, ese bebé que esperaba, él era su refugio en esos días tristes.

Un día ella le escribió, él le respondió y le dijo que tal vez lo mejor era que ese bebé no naciera por el bienestar de ella y por la tranquilidad de él, pues así Rebecca jamás sabría que él iba a ser papá, esas palabras fueron las peores que Sarah podía escuchar y a su vez las que le dieron la fuerza para continuar adelante a pesar de saber que sólo estaría ella con el bebé.

Se preguntaba ¿cómo era posible que ese hombre al que ella había creído el 'hombre perfecto' hubiera resultado el peor de todos? se lamentaba haberse equivocado y aún más que fuera el papá del hijo que esperaba.

Por si fuera poco en su trabajo hubo recorte de personal y había personas con más antigüedad que ella, así que la despidieron sin dudar un minuto, pensaba que haré ahora sin trabajo y embarazada no me darán empleo tan fácil.

Al siguiente día se dispuso ir a buscar empleo, sin obtener resultados benéficos, sin embargo no dejo de buscar, sus días eran tristes desconsolada pensando en ese Raúl que mientras ella se la veía dura para salir adelante, él seguramente estaba tranquilo y feliz, pensaba —digo que estoy embarazada y que se acabe su matrimonio o callo. —Un día por azares del destino se encontró con Scarlett la hermana de Raúl, esta se le quedo viendo y le dijo ¡Oh por Dios estas embarazada¡ ¿es de mi hermano, verdad.? Sarah no supo que hacer y se soltó a llorar.

Scarlett la tomo de la mano y le dijo ven vamos a tomar un café, tomaron asiento y Sarah confesó todo, entre lágrimas que la desgarraban por dentro.

Scarlett la abrazó y le dijo: —No llores más, mis papás sabrán de esto y él tendrá que afrontar su responsabilidad —Sarah dijo no, por favor él me ha pedido no decir nada, prefiero seguir así, él está feliz con su familia no vale la pena, aparte se ha cansado de decirme que aún cuando llegara a separarse de Rebecca jamás formaría una familia conmigo.

Scarlett le dijo: —Él no es feliz porque sabe que tendrá un hijo contigo, lo hemos visto triste, pensativo, algo le aflige y ahora sé que es, no la lleva bien con esa Rebecca y ella le exige mucho, siempre lujos, cosas innecesarias y le da poco amor.

Sarah dijo: —Eso es lo que él eligió y a decir verdad no me importa saber de su vida, ha sido muy malo conmigo y a su bebé no lo quiere conocer, me ha dicho que jamás tendrá tiempo para verlo, que no será un padre para él y que no le dará su apellido porque no tendría caso —Sarah al decir todo esto lloraba sin consuelo, Scarlett la abrazaba para mitigar un poco el dolor, pero no había nada que consolará a Sarah excepto ese bebé que le daba todas las fuerzas necesarias para no derrumbarse más.

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