Sarah

Sarah


Capítulo 4

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Capítulo 4

Había pasado una semana de aquel encuentro con Scarlett, alguien llamo a la puerta, se preguntó ¿quién podrá ser? hace meses que nadie me visita. Abrió la puerta y era Saúl que había ido a ofrecerle ayuda, que él sería un padre para ese bebé que esperaba, pero ella rechazó todo apoyo, no quería saber nada de hombres, tan sólo quería estar sola con su bebé. Se recostaba pues el cansancio ya era mucho y sentía que no podía más estar de pie, la nostalgia la invadía y sólo ponía música para olvidar la tristeza y sentirse mejor.

Los días pasaban ella seguía sin empleo, trataba de prepararse para recibir a su pequeño, trataría de tener todo lo necesario. Salió de compras, se dirigió al departamento de bebés, observo toda la ropa que había, se dirigía de un lugar a otro buscando que comprar, todo le gustaba, de pronto vio a una pareja eligiendo ropa, su nostalgia regreso y con ella las lágrimas, no podía superar esa situación así sola, sin nadie a su alrededor para darle un abrazo. Compró de prisa y regresó a su departamento a encerrarse, no pudo más y le escribió mensajes a Raúl, sacando todo ese dolor que la consumía.

Raúl le respondió le dijo: —Lo siento, no puedo hacer nada, por más que quisiera no puedo estar contigo y el bebé —Sarah se sentía una estúpida por buscar a ese mal hombre.

Al día siguiente de la nada llego Raúl, ella se sorprendió, ¿qué hacía ahí? ¿para que fue? ¿qué quería? sí sus palabras habían sido contundentes, no iba a estar con ellos, entonces ¿para qué fue?

Raúl le dijo: —Puedo pasar.

—Adelante —dijo ella, quien no pudo más y se abalanzo a sus brazos, Raúl no la rechazó, le acarició la panza y le dijo: —No puedo estar con ustedes, pero sé que es mi bebé y haré todo lo que pueda por venir a verlos, tal vez de prisa, pero vendré —Sarah no pensaba en nada, pues a pesar de todo, ella se sentía feliz. Raúl se fue y ella no sabía que había pasado.

Así continuaron las visitas de Raúl, Sarah seguía sin decir nada, pues se conformaba con las limosnas del tiempo que les daba a ella y a ese pequeño que aún no nacía.

Las visitas de Raúl eran frecuentes, pero siempre que se iba, Sarah se ponía triste por desear tenerlo junto y sin embargo no estaba a su lado. Cuando tocaba el tema sobre sí habría la posibilidad de hacer una vida juntos, él la evadía, por eso se quedaba callada sin decir nada.

Un día, de pronto se empezó a sentir mal, le habló a su amigo Gustavo para que la acompañara al hospital, al parecer aquel pequeño ya iba a nacer. Le marco a Raúl el cual le dijo que no se preocupara que todo iba a salir bien, esas fueron todas sus palabras. Sarah sufrió durante la transición en lo que nacía el bebé, no le prestaban la atención suficiente hasta que aquel bebé ya no tenía latidos, de inmediato la metieron a quirófano. Sarah estaba muy débil pero pudo ver a su pequeño y de inmediato cayó en un sueño profundo, producto de la anestesia aplicada.

Cuando despertó pregunto por su pequeño y le dijeron que en un momento se lo llevarían para que lo amamantara, cuando vio al bebé se soltó a llorar de la felicidad que sentía. Al otro día fueron dados de alta, su amigo Gustavo nunca se separo de su lado, él los llevo a su departamento, los dejo ahí en compañía de una enfermera que el mismo había contratado para que no estuvieran solos.

Pasaron los días y Sarah no recibía ninguna llamada de Raúl, ella se sentía triste, se preguntaba cómo es posible que no le importe saber sobre su hijo, trataba de estar lo más tranquila posible. Un día de pronto llamaron a la puerta la enfermera abrió, era Raúl que al fin se había dignado a ir. De inmediato se dirigió a la recamara a verlos, Sarah se soltó a llorar, él trato de consolarla y le dijo tranquila ya están bien, me da gusto verlos bien, disculpa que no haya venido antes, tuve unos problemas en el negocio, pero aquí estoy, regreso en cuanto pueda.

Pasaron 4 meses para que se volvieran a ver, ella se preguntaba ¿qué pasa con Raúl? porque es así, porque sí me dijo que me amaba de pronto de la nada dejo de sentir ese amor, tal vez nunca me amo y sólo me utilizó, se hacía una y mil preguntas, mientras aquel pequeño crecía. Un día hablaron porque aquel pequeño aún no tenía una identidad oficial y era necesario hacerlo ya, pero Raúl se rehusaba a hacerlo, por temor a que Rebecca se enterara, pero no sabían lo que estaba por venir.

Un día Sarah salió al parque a dar una vuelta con su pequeño y justo frente a este estaba un café y ¡oh sorpresa¡ vio a Rebecca en compañía de otro tipo, estaban tomados de la mano y de pronto se dieron un beso, de inmediato tomo evidencias y se las envío a Raúl, quien no dijo nada, sin embargo al paso de los días se enteró que Raúl se había separado de Rebecca, entonces ya no había impedimento para que este se negara a darle su apellido a su hijo, pero no fue así, a pesar de eso, se seguía negando, Sarah lloraba y pensaba que ya no podía seguir así, que debía tomar cartas en el asunto, de pronto recibió llamada de Raúl quien le decía que pasaría por ellos al día siguiente para que fueran a registrar al pequeño, Sarah no dudo en decir que sí.

Al otro día muy temprano paso Raúl por ellos, este iba acompañado por sus padres y abuela, quienes estaban muy emocionados de saber que Raúl tenía otro hijo. La abuela le dijo a Sarah sé que no tengo derecho, pero sí se puede llámalo Raúl como su papá y como mi difunto esposo, Sarah sólo sonrió, sin decir nada. Al fin pasaron a registrarlo y ella sin pensar lo llamó Héctor Raúl, la abuela se fue muy feliz, diciéndole a Sarah que cuando quisiera fuera a visitarla con el pequeño.

Raúl siempre permaneció callado, Sarah no sabía que pensar, el ambiente entre ellos se había vuelto tenso. Raúl de la nada tomó la decisión de irse del país, eso sorprendió mucho a Sarah, pero no dijo nada y aceptó que este se fuera, tal vez esto sería lo mejor poner distancia de por medio.

Se llego la primera navidad que ella pasaría con su pequeño, quien ya tenía un año, ese día Sarah estuvo feliz y a su vez triste por seguir solos, pero no era por falta de pretendientes, ya que Sarah tenía varios. Ramón un chico trabajador, amable, tierno que era su amigo desde hacía años y quería formar una familia con ella, pero esta lo rechazaba. Jaime otro pretendiente un excelente hombre, con solvencia económica quien también la pretendía, pero ella no deseaba estar con nadie más que con su pequeño y sí a pesar de todo seguía pensando en Raúl, decía él tiene que volver con nosotros, sé que así será.

Habían pasado los meses desde que Raúl se fuera del país, en ese tiempo tan sólo unos mensajes se habían escrito, nada relevante, de hecho más peleas que buenos mensajes entre ellos. Pero ese día recibió un mensaje Sarah, donde le decía que acababa de llegar e iría a visitarlos, ella se emocionó a pesar de las peleas por mensajes, en ese momento nada le importaba excepto saber que lo vería después de esos meses.

Raúl llegó, vio a su pequeño, Sarah lo observaba pues el pequeño Héctor Raúl recibió a su papá como si siempre hubieran estado juntos, como si convivieran diariamente, jugó con su hijo, hasta que este cayó rendido y se durmió. En ese momento, Raúl no dejó pasar el momento para estar con Sarah y ésta con él, ambos lo disfrutaron mucho, era como si el tiempo no hubiera pasado, como aquella primera vez en la que se entregaron al amor.

Todo iba bien hasta que Raúl tuvo que irse dejando a Sarah como siempre, con esa incertidumbre de ¿qué va a pasar entre nosotros? él no le decía nada y ella tampoco lo interrogaba, se despidieron.

Así se mantuvieron los encuentros entre ellos durante un mes aproximadamente y nuevamente cuando Sarah trataba de saber que pasaría con ellos, él simplemente evadía el tema, ella se sentía usada, desvalorizada y se preguntaba a sí misma ¿qué estoy haciendo con mi vida? no me puedo permitir más este juego donde él se va y regresa cuando quiere sin que yo pueda rechazarlo.

Al siguiente día Sarah se propuso hablar con Raúl, pero nunca pudo comunicarse con él, de pronto sintió coraje, impotencia por no localizarlo, porque se ocultaba así de ella, que era lo que realmente significaba para él, por qué la buscaba en la cama pero no para formalizar una relación y tener una familia normal, todos esos cuestionamientos terminaban en llanto, llanto desmedido en el que lo maldecía y se maldecía a si misma por ser tan cobarde de no poder alejarse de él, pero sentía que lo amaba a pesar de todo el daño que él le había causado ella no podía dejarlo y menos porque era el papá de su hijo.

Al otro día, cual inmaduro que era Raúl, respondió los mensajes de Sarah diciéndole que se tranquilizara que había una razón por la cual no le había respondido, que se la diría, pero que le prometiera que no le iba a decir nada, esta aceptó, pues bien Raúl le confesó que se había ido a casar a escondidas de su familia con una chica que había conocido en España, que era una gran mujer y que se había venido con él a Colombia. En ese momento Sarah no supo que decir ni que hacer, simplemente se soltó a llorar, pero no le dijo nada a Raúl, sólo se limitó a felicitarle, en ese momento ella sintió que era momento de agarrar las riendas de su vida y dejar todo, sin importarle nada, sólo huir para olvidar.

Así lo hizo pidió cambio de lugar de trabajo para estar alejada de Raúl, ella ya no podía seguir sufriendo por una persona que no le daba nada, que tan sólo la dañaba, no podía seguir con un hombre para el que no sabía que significaba realmente, simplemente tendría que irse, poner tierra de por medio y limitarse a lo básico dar información del pequeño cuando Raúl así lo quisiera.

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