Samantha

Samantha

✈Shͥirͣoͫ 1996
Samantha

Era un pequeño bar con algunas mesas y tres barras, dos independientes y la principal donde el barman preparaba y servía los tragos. Mis amigos y yo compartíamos una de las barras independientes, éramos un número impar, dos parejas y yo soltero. La noche avanzaba y además de las rizas y los chistes malos de mis amigos no sucedía nada interesante. Fue entonces que entre personas pasando y las luces del bar a punto de dejarme ciego la vi en la esquina de la otra barra con sus amigas; mirándome discretamente como yo a ella, cruzamos la mirada unos segundos y ella la aparto. Las miradas se repitieron barias veces, diría que la cantidad suficiente para que los cuatro sentados a mi lado lo notaran y comenzaran a comentarme como si yo no lo supiera. En algunos casos me miraba y bebía de su trago, en otros me sonreía. A mis 18 no sabía mucho más que lo que aprendí de las películas viendo a los galanes seducir damas invitándolas a un trago, y pues yo estaba seguro de que quería conquistarla y en ese momento me pareció una buena estrategia. Llame una mesera y le pedí que entregara a la chica de pelo negro y vestido de flores de la otra barra otro trago multicolor como el que estaba a punto de acabarse. La mesera hizo su trabajo y apunto a mi barra cuando entrego el colorido trago, yo levante mi cerveza en aras de brindis a la distancia. Unos minutos después salí a rematar, ya comencé una pelea y mi rival estaba justo en frente, no podía huir, tenía y quería enfrentarla. Me presenté educadamente y ella en una sonrisa fuera de control me dijo que su nombre era Samantha, le pregunte si con los nombres era suficiente o podíamos conocernos un poco más, ella dijo que si con la cabeza y una vez más hizo esa mirada directo a mi iris, penetrando todo mi ser y dejándome paralizado. Comenzamos a hablar sobre temas aleatorios y en poco tiempo el deseo nos impulsó a besarnos, oficialmente había encontrado mi droga, sus labios eran suaves y carnosos, le acaricié su mejilla y pude comprobar q su piel además de blanca era suave y delicada como sus labios y facciones, en la distancia que estaba su escote me dejaba tomar nota de que ella era el paquete completo, era la chica perfecta con todas las medidas acordes a mis gustos.
Samantha me cuenta que ella no es de la ciudad y estaba ahí porque era el cumpleaños de una de sus amigas y que rentaron una casa cerca de aquel bar. La noche avanzaba y nosotros no temíamos que se nos gastaran los labios, ya daban las 4:00am y finalmente la cumpleañera propuso la retirada para descansar. Samantha me pregunta si quería acompañarla y yo evidentemente respondí que si. Tomamos un taxi a la salida del bar, en unos pocos mintos estábamos fuera de aquel apartamento. Las amigas de Samantha entraron y subieron a sus dormitorios y nosotros nos quedamos afuera en la terraza. Era una terraza acogedora con su césped y su jardín bien atendido, tomamos asiento en una mecedora y un silencio se apodero de nosotros, la mire y le dije, -mañana ya no estarás aquí, aún restan unas horas para que salga el sol, ¿quieres aprovecharlas? Y ella respondió con un beso, yo la tome de la cintura y la puse sobre mi, después de algunos besos estire su escote y deje sus pechos descubiertos, hermosos simplemente ideales como los imaginaba ni grandes ni pequeños, dado las características de su piel, mi lengua eufórica lamia sin control y mis labios chupaban cada pezón empapándolos con saliva. Ella se levantó, se arrodillo a mis pies y desabrochó mi cinturón, mi verga estaba dura y palpitante, ella rápidamente la envolvió con sus labios y yo miré al cielo de esa noche, literalmente vi las estrellas. Cuando mi sangre hervía y no pude aguantar más las ganas, la levante del suelo y la subí a la mecedora de rodillas igual, pero yo estaba di pie sosteniendo su trasero, ella miro girando su cabeza y abrió sus piernas hasta que sus nalgas encontraron mi verga. Tome su vestido lo alce hasta su espalda, le pegue en sus blancas y macizas nalgas hasta q se pusieron de color rosa claro, ella gemía en cada golpe de mi palma y eso me excitaba más aún. Su hilo ya estaba húmedo cuando lo aparte para ver su coño, moje mis dedos en su boca y luego comencé a acariciarle el coño, era hermoso y su rostro mirándome mientras introducía mis dedos era exquisito, tome mis dedos empapados en sus fluidos y los chupe mientras ella me miraba como lo hacía, moje mi verga y la metí lentamente sintiendo lo apretado y caliente que estaba su cosita. La mecedora hacia su trabajo y yo aguantaba alejando mi mente e imaginación de la escena para no correrme prematuramente, ella gemía y sus fluidos ya corrían por sus piernas, volteó su rostro y me pidió que no me corriera dentro de ella, yo le dije que ya estaba a punto de correrme ella se levantó sin dudarlo y se metió en la boca mi verga y chupo como si de una cajita de jugo se tratara. Mis piernas temblaron en el acto, ella se levantó tras unos segundos y paso su dedo por su labio inferior recogiendo una gotita que se salió y la devolvió a su lengua. Después de terminar exhaustos subimos a su cuarto tomamos un baño y dormimos unas 4 horas, nos despedimos en la mañana y nunca más supe de Samantha.


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